Política

El mejor dotado de los conductores suicidas: Chubut sigue paralizada frente a la deuda

La gestión de Mariano Arcioni sigue paralizada frente a los costos sociales que provoca el pago de la cuantiosa deuda en dólares, y en paralelo se sigue endeudando en pesos para afrontar gastos corrientes. Chubut está frente a un abismo de consecuencias cercanas al colapso.

El gobernador no propone absolutamente nada para aumentar los ingresos del Estado. Vive a contramano de las necesidades de la población, y sólo le faltaría volver a tratar de imponer un ajuste del gasto público.

El gobernador tiene una imagen negativa entre los chubutenses que supera el 75% -la peor de toda la clase política provincial, en la que pocos se salvan del rechazo social-, y observa impávido una realidad que necesita de respuestas políticas firmes y arriesgadas.

Derrumbe y sueldos sin pagar

El derrumbe de los ingresos por regalías asfixiará más aún las cuentas públicas, mientras el pago de la deuda absorbe casi todo los dólares. Mientras tanto, los ingresos tributarios, nacionales y provinciales, se contraen al ritmo en que avanza la crisis económica por la pandemia.

Los estatales siguen sin cobrar sus sueldos de marzo y los trabajadores de la Salud se enfrentan al Coronavirus con los bolsillos vacíos y mínimos insumos.

Escenarios

El complejo panorama chubutense se enfrenta a tres escenarios posibles, todos enmarcados por una presión social creciente y muy cerca de un estallido difícil de contener.

Uno de ellos contempla renegociar rápidamente la deuda en dólares con el aval de Nación, obtener aval del 75% y estirar los plazos de vencimientos para conseguir un respirador artificial que pese a todo no garantizará la subsistencia.

Otro sería patear el tablero político y económico, defoltear la deuda y comenzar a cobrar mayores impuestos a las grandes empresas, terratenientes y fortunas provinciales.

El tercero sería languidecer en medio de una catástrofe económica y social, con una profundización de la crisis sin dimensiones previsibles; siempre a la espera de que Nación recambie el gobierno provincial y asuma una transición política con vistas a una nueva gestión para después de la pandemia.

Escenario renegociador "tutelado"

Aunque Arcioni y su ministro de Economía, Oscar Antonena, no dieron muestras claras de avanzar con celeridad en la renegociación de la deuda -más allá de haber contratado al JP Morgan y el Citi para iniciar el proceso-, esta parece ser la opción más posible para la clase dirigente de la política provincial.

El PJ chubutense elaboró un proyecto de ley para "suspender" el pago de la deuda durante el desarrollo de la pandemia de Coronavirus y busca que se habilite una rápida convocatoria a la asamblea de acreedores para que se corran los plazos de los vencimientos y se liberen por un tiempo los ingresos por regalías petroleras que decrecerían por la baja del precio del crudo.

En sintonía con los dichos del ministro de Economía nacional, Martín Guzmán -quien pidió a las provincias seguir endeudándose en dólares- los ex diputados Gabriela Dufour y Blas Meza Evans reclamaron la suspensión de la deuda y que el proceso sea "supervisado" por el Gobierno nacional.

"El ministro de Economía (Martín) Guzmán reunió a todos los ministros provinciales para coordinar y supervisar las condiciones en que se reestructurarán las deudas provinciales. Apareció un hecho que va a ayudar para que Nación le diga a Chubut que no puede seguir pagando la deuda sobre el sacrificio de los chubutenses, indicándole que se siente a renegociar y suspenda el pago", precisó Dufour.

La ex legisladora y ex ministra de Economía consideró que el Fiscal de Estado podía encontrar los mecanismos legales para liberar las regalías petroleras, pero no dio detalles sobre cómo hacerlo porque las mismas fueron "cedidas" en 2016 a los acreedores cuando se emitieron los bonos de endeudamiento en dólares.

La propuesta del peronismo provincial encolumnado con el Frente de Todos no incorpora ninguna investigación sobre los endeudamientos ni sobre el destino de los millonarios fondos en dólares tomados por Chubut; tampoco hace propuesta alguna sobre quitas en capital e intereses en el marco de esa renegociación con los bonistas.

Lo peor del proyecto es que de alguna manera legitimaría toda la deuda tomada y la daría por legítima más allá de su carácter "odioso" para las cuentas públicas provinciales.

Si Chubut logra abrir la renegociación con los bonistas y consigue el acompañamiento del 75% de los acreedores podría estirar los plazos de los vencimientos de la deuda en dólares durante dos o tres años.

Desde abril de este año y hasta el año 2026 los vencimientos ascienden a los 896,7 millones de dólares; de los cuales quedan pendientes de pago 99,7 millones de dólares en lo que resta de 2020.

Ese mecanismo de renegociación tutelada -al parecer elegida por el oficialismo y la oposición- daría respiro coyuntural a las arcas del Estado provincial pero no resolvería el problema de fondo a futuro, mucho más aún en un panorama de tanta incertidumbre mundial y volatilidad del precio internacional del petróleo. Las crisis recurrentes podrían volver a instalarse en la realidad económica y social chubutense.

Escenario de default y mayores ingresos

Dentro del desastre financiero ya existente y la escasa capacidad política de generación de nuevas alternativas, la posibilidad de decretar el default de la deuda en dólares y comenzar a construir un entramado de nuevos impuestos a las grandes empresas, los terratenientes y los poseedores de riquezas en la provincia termina convirtiéndose casi en una idea utópica.

En ese camino también se posicionó nuevamente la Mesa de Unidad Sindical (MUS), que con la dirigencia gremial estatal provincial propuso nuevamente un "impuesto extraordinario" a esos sectores antes mencionados.

Recuperar el rol del Estado

Si Chubut deja de pagar la deuda e inclusive investiga judicialmente sus orígenes y destinos, acoplándole a las arcas provinciales mayores ingresos por estos tributos excepcionales, posiblemente la provincia consiga una subsistencia mucho menos hostil que la actual. De todos modos nada garantiza que esas medidas terminen siendo suficientes frente los duros impactos económicos que está generando la pandemia de Coronavirus.

A sabiendas de que no están desarrolladas las salidas de fondo a un problema cíclico para una provincia rica en recursos naturales pero pobre en ingresos, las soluciones paliativas podrían posibilitar un tránsito menos asfixiante para los empleados públicos y los gastos necesarios del Estado.

Pensar en una estructura tributaria completamente diferente, en el marco de una recuperación estatal de empresas estratégicas -como las petroleras y las vinculadas al sector energético-, podría ser una salida mucho más profunda y dinámica en un mundo que viene generando mecanismos de cambio excepcionales frente a una crisis que aún no puede terminar de dimensionarse.

En el rol fundamental del Estado está la clave de la lucha sanitaria contra la pandemia y en su incidencia económica y productiva estará también la posibilidad de revertir las consecuencias de un modelo neoliberal estructurado desde la dictadura militar y potenciado en los años menemistas.

Escenario catastrófico

Seguir pagando la deuda en dólares con buena parte de las regalías petroleras -sin siquiera renegociar los plazos con quitas considerables- es casi suicida ante la posibilidad de un derrumbe precipitado de las tres principales variables que conforman los ingresos chubutenses. Además la provincia se sigue endeudando en pesos a corto plazo para poder pagar los salarios que siguen atrasados hasta más de un mes.

La baja del precio internacional del petróleo afectará las cuentas públicas, por lo menos hasta que se establezca un mecanismo de precio sostén en el barril criollo de crudo; aunque no habría que descartar una merma por ahora no cuantificable si sigue decreciendo la demanda mundial de petróleo.

Las regalías petroleras representan en Chubut alrededor del 33% de todos los ingresos de la provincia, pero en paralelo una porción importante va directamente al pago de la deuda.

El otro rubro significativo para las cuentas públicas son los ingresos por Coparticipación Federal de Impuestos que envía Nación, que se traducen en casi el 30% del total recaudado. Estos ingresos decrecerán producto del parate nacional, especialmente la baja del consumo que impacta de lleno en la recaudación del IVA y demás tributos cobrados por el Gobierno nacional.

Finalmente se sentirá el efecto de la pandemia en la recaudación de los impuestos provinciales, que representan el 19% de todos los ingresos anuales. Estos tributos seguramente se verán impactados por la baja de la recaudación.

Si estas tres variables se combinan a la baja, los alcances de la crisis de Chubut podrían ser devastadores para las cuentas públicas, tanto para los 40 mil empleados públicos y los cerca de 20 mil jubilados que cobran producto de los ingresos provinciales. Además se verán afectados todos los mecanismos de respuesta a la pandemia y la contención social que debe brindar el Estado.

Este sería el peor de los escenarios posibles, la catástrofe económica y social posiblemente no pueda ser equiparada a ninguna de las vividas en la historia reciente de la provincia.

Evitarla o aminorar su impacto dependerá del efecto positivo que consiga por lo menos algunos de los dos escenarios anteriores.