Pueblos originarios

Con "i" de "indio": testimonios recogidos en Chubut develan la herencia colonial de la palabra aprendida

Por Daniel Leonidas Loncon*.

"Acá no queremos indios malos que se pelean"; "en la primaria mis compañeros usaban la palabra indio como forma de insulto hacía mí persona, por ser pobre y de tez morena"; "siempre se dirigían hacia mi persona de esa manera, indio o india"; "siempre se usaba en el sentido despectivo, discriminatorio, pretendiendo ser descriptivo". Estos y otros tantos testimonios que aparecerán a lo largo de este artículo son parte de los más de veinte que fueron recopilados entre miembros de comunidades indígenas de diversas localidades de la Provincia del Chubut. Hoy, quienes son portadores de estas experiencias, en su mayoría son profesionales con estudios terciarios y/o universitarios y la evocación de la palabra "indio" está íntimamente vinculada a la escuela y es un recuerdo negativo, difícil de olvidar.

En muchas escuelas, cuando se enseñaba el abecedario y se colgaban imágenes con la inicial de una palabra en la pared del aula, la imagen para ilustrar la letra "i" era el dibujo de un "indio". Si, ése mismo que en este momento está imaginando: con una vincha, un arco con flechas, lanza y por supuesto, la infaltable pluma. Lamentablemente, tenemos que señalar que aún sigue ocurriendo y el afiche permanece pegado en la pared del aula por mucho tiempo, incluso años.

Sin embargo, la letra "i" de indio y su imagen no quedaban estáticas en lo alto de la pared, sino que bajaba, trepaba por los bancos, se metía en los cuadernos, retinas y subjetividades de los y las estudiantes; Luego salía al recreo, circulaba por los pasillos y cobraba forma en diversos juegos o al momento en que a los niños se les hacía poner en "fila india" o se les indicaba que debían permanecer "sentados como indiecitos".

Muchas veces, se define a las personas o a un conjunto de ellas por sus características, reales o imaginarias y no necesariamente por su esencia. La nominación y adjetivación por parte de quien posee la hegemonía del discurso es, en definitiva, un ejercicio de poder. Y la escuela definitivamente es un dispositivo de poder.

Si bien es conocido el uso de la terminología indio para denominar a los habitantes de estas tierras durante la llegada de la conquista española, su uso en estos territorios merece una especial atención por el objetivo que encarnaba y su eficaz utilización por diversos agentes y dispositivos estatales, entre ellos la escuela. Pero para comprender algunos discursos y prácticas del presente, es interesante indagar en algunas nociones que en el pasado sentaron las bases para su vigencia en la actualidad.

Descubrimiento. Los otros y nosotros

"En quinto grado, en una clase expresé que mi abuelo era mapuche, y un compañero señalándome con el dedo me dijo: ¡indio! y comenzaron a reírse de mí, y si bien la maestra les llamó la atención, yo sentí que la burla y la humillación fueron más fuertes que el reto".

En la carta que Cristóbal Colón envió a Luis de Santángel, fechada el 15 de febrero de 1493 y considerada el primer documento oficial donde Colón anuncia su "descubrimiento", es interesante señalar al menos cuatro aspectos que el almirante expone y que serán una especie de decálogo de las posteriores "conquistas" hasta nuestros días.

a). Cuando describe su llegada a un grupo de islas señala: "a la primera que yo hallé le puse nombre San Salvador a conmemoración de su Alta Majestad, el cual maravillosamente todo esto han dado; los indios la llaman Guanahaní". Un aspecto común que tienen las empresas de conquistas y colonización es el cambio de nombre y/o denominación, ya sea de los lugares físicos como de las personas, generalmente basado en un eurocentrismo acérrimo y una gran cuota de ignorancia. Un eurocentrismo no solo geográfico, sino también epistémico, como lo señala el sociólogo Aníbal Quijano. En muchos casos vemos como los relatos históricos comienzan a partir de una antojadiza fecha o hecho, en cada celebración de algún hecho vinculado a la hoy denominada Patagonia, se suele escuchar la frase: "gracias a los pioneros que vinieron e hicieron grande a esta tierra" por mencionar solo uno de ellos, este comentario presupone que la "grandeza", desde su punto de vista e interpretación, solo comenzó cuando llegaron a estos territorios una cantidad de personas que reunían las características para llevar a cabo dicha misión. Esto invisibiliza y omite deliberadamente cualquier tipo de presencia anterior y/o desarrollo social, cultural, espiritual, etc.

b). En la misma misiva, Colón señala en referencia a los habitantes "ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no, antes convidan la persona con ello, y muestran tanto amor que darían los corazones, y quieren sean cosas de valor, quieren sea de poco precio, luego por cualquiera cosica de cualquiera manera que se le dé por ello sean contentos". Inclusive el mismo almirante denuncia que intervino ante su tripulación por el aprovechamiento y abuso que éstos hacían en el trueque con los nativos. De ahí la famosa frase "nos quieren vender espejitos de colores".

El desconocimiento de los recién llegados, el respeto y la buena fe hacia los mismos, suelen ser tomados como ingenuidad y sometimiento, elemento que fue usado en las sucesivas conquistas para doblegar, dividir y dominar a los diversos pueblos. Actualmente, diversos territorios que en su momento fueron considerados un desierto, son codiciados por los "recursos" existentes en los mismos y nuevamente sus moradores son tentados con diversas promesas, que si bien suelen generar una gran expectativa en algunos representantes, no ocurre lo mismo con sus representados que, quizás de mirar cientos de años de trueques desfavorables, se han vuelto desconfiados, con justificada razón.

c). Continúa diciendo el almirante: "y no conocían ninguna secta ni idolatría, salvo que todos creen que las fuerzas y el bien es en el cielo, y creían muy firmes que yo con estos navíos y gente venía del cielo..." y "...es cosa muy singular para lo que espero que determinarán Sus Altezas: para la conversión de ellos a nuestra santa fe, a la cual son muy dispuestos". Si bien Colón no podía entender el idioma de los Arahuacos, afirmaba que los nativos estaban muy dispuestos a su fe.

Eduardo Galeano, quien revisó los Archivos de Indias, sostiene que en su diario del descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. La empresa capitalista y colonial que se iniciaba en estas tierras requería de la aprobación o visto bueno de un actor central por aquellos tiempos: la iglesia. Dicha influencia persistió y persiste hasta nuestros días. Vale la pena mencionar que en la Constitución de la Confederación Argentina del año 1853, en su artículo 2 establece que "el Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico y romano", en la última reforma constitucional del año 1994, el artículo 2 se mantiene igual. Asimismo, la Constitución del año 1853 establecía en su artículo 64, inc. 15 "proveer a la seguridad de las fronteras; conservar el trato pacífico con los indios, y promover la conversión de ellos al catolicismo". Más de 360 años habían pasado desde aquella alianza entre los conquistadores y la iglesia y aún permanecía intacta luego de más de tres siglos de presencia en estas tierras.

d). En otro apartado de su misiva el almirante señala: "y luego que llegué a las Indias, en la primera isla que hallé, tome por fuerza algunos de ellos para que aprendiesen y me diesen noticias de lo que había en aquellas partes". Ese período también inauguró un proceso de esclavitud y sometimiento no solo de los nativos sino también de millones de africanos que eran cazados en diversas regiones de su continente y comercializados para ser traídos a estas tierras. Muchos banqueros europeos amasaron una fortuna extraordinaria a costa del sufrimiento humano.

Ya en el año 1455, la Bula Romanus Pontífex del Papa Nicolás V, concedía a los Reyes de Portugal las tierras que descubriesen navegando hasta la India y, entre los propósitos divinos de la venganza contra los musulmanes -la secta del "nefandísimo Mahoma"- dicha Bula también contribuía al saqueo de África, la esclavización de sus habitantes y concedía al Rey Alfonso I (Rey del Congo) facultad para atacar a los sarracenos, gentiles, paganos y otros enemigos de Cristo combatiendo a ellos, sus reinos y lugares. Estos consejos los realizaba quien se consideraba "El Romano Pontífice, sucesor de quien tiene las llaves del reino celestial y Vicario de Jesucristo, discurriendo con cuidado paternal sobre todas las regiones del mundo y las cualidades de los pueblos que viven en ellas, y procurando y deseando alcanzar la salvación de cada uno de éstos, ordena y dispone saludablemente, con deliberación propicia, lo que estima ha de ser agradable a la Divina Majestad, para que las ovejas que de arriba le fueron confiadas se reduzcan al redil único del Señor y obtengan para sí el premio de la felicidad eterna, e impetra el perdón de las almas".

Estas cuatro observaciones se realizan a los efectos de poder comprender las profundas raíces del sistema colonial que persiste hasta nuestros días. La herencia colonial y el racismo han penetrado y han moldeado profundamente la formación de los Estados Nación. Así como la creencia de que las personas pueden ser clasificadas en función de criterios biológicos marcó profundamente los campos del conocimiento y la ciencia occidental.

Immanuel Kant, reconocido e influyente filósofo alemán de la "Ilustración" del siglo XVIII, realizó una clasificación de los humanos en: blancos (europeos), amarillos (asiáticos), negros (africanos) y rojos (indios americanos), sobre éstos últimos decía "la raza de los americanos no puede educarse, no hay fuerza motivadora porque carecen de afecto y pasión". De igual forma, el uso de los colores asociado a características y adjetivaciones, ha constituido un universo simbólico que, de tan naturalizadas que están, a veces no reparamos en la enorme contribución que realizamos desde nuestro hacer y decir cotidiano. Veamos algunos ejemplos.

Se conoce como "jueves negro" a la caída de la bolsa de Nueva York y la posterior crisis bancaria en Estados Unidos en 1929. A partir de allí, se usa esta adjetivación para referirse a un comportamiento negativo en la economía mundial.

Una persona se encuentra en una situación desesperada luego de perder su empleo, dado a que estaba "en negro" es decir, sin las prestaciones de seguridad social, seguro de riesgo de trabajo, obra social ni tampoco indemnización por despido.

Muchas personas, al referirse de manera despectiva hacia algún sector social dicen que son unos "negros de mierda" y luego realizan la aclaración que no se refieren a los negros de piel, sino a los "negros de alma". La negritud como característica negativa, se traslada hacia las personas.

De igual forma, en Argentina el uso de la palabra "quilombo" es cotidiano, se la utiliza para referirse a un caos, desorden o descontrol. Inclusive la tan incólume Real Academia Española lo define como "lío, barullo, gresca, desorden". Sin embargo, esta palabra deriva de "kimbundu" en lengua bantú, y consistían en espacios comunitarios conformadas por africanos esclavizados que huían de los sitios en donde se encontraban cautivos. En Colombia estos lugares también se conocen como Palenque. Es decir que el nombre de un espacio comunitario de resistencia por parte de una población subalternizada y esclavizada, es usado con un sentido totalmente distinto y que a pesar de la generalización de su uso, existe muy poco conocimiento de su significado real. Todo ello amparado por la oficialidad de una institución que se erige como el guardián de la palabra y el correcto uso del idioma.

Las imágenes que sirvieron de soporte al relato histórico

"En una materia de ciencias sociales teníamos q dibujar a un mapuche o tehuelche, y una compañera me dijo: ¿para qué lo dibujas? Si te estás dibujando vos misma".

En el año 2014, un diputado provincial de Chubut, aspiraba a llegar a un cargo público para, según sus palabras, ayudar a su jefe político y "..para estar en el mangrullo y avisarle cuando vienen los indios". Dos años más tarde, el entonces Ministro de Educación de la Nación Esteban Bullrich, decía en Choele Choel, Provincia de Rio Negro: "...no puede haber independencia sin educación, y tratando de pensar en el futuro, esta es la nueva Campaña del Desierto, pero no con la espada sino con la educación".

Estas metáforas no guardan ingenuidad alguna, menos aun cuando provienen de tan execrables personajes que tristemente pertenecen al sector político que toma decisiones por el resto de los ciudadanos. Si un Ministro de Educación se atrevió a lanzar tan detestable frase, evidencia que aún la herencia colonial y el racismo gozan de muy buena salud.

Imágenes de la conquista del desierto, mangrullos, malones, indios salvajes y tantas otras, forman parte de un paisaje imaginario fuertemente arraigado en las subjetividades y discursos, no solo de quienes detentan la hegemonía del discurso, sino también de los destinatarios.

En el ámbito escolar las imágenes siempre han jugado un rol central al momento de acompañar los textos, y su eficacia radica en que produce un impacto visual muy movilizador a nivel personal y colectivo.

Mauricio Rugendas pintó en el año 1845 "El rapto de la cautiva", inspirado en el poema de Esteban Echeverría "La Cautiva". Este alemán, muy amigo de Domingo Faustino Sarmiento, contribuyó con esta obra a acentuar el contraste entre la civilización y barbarie que con tanto ahínco profesaba su amigo argentino que ése mismo año, publicaba su obra "Facundo, civilización o barbarie".

Juan Manuel Blanes, pintó en el año 1889 el cuadro "Ocupación militar del Río Negro en la expedición al mando del General Julio A. Roca", también conocida como "La Conquista del Desierto", esta pintura de 350 x 750 cm se encuentra en el Museo Histórico Nacional. Este pintor uruguayo, también realizó un retrato de Julio Argentino Roca.

Ángel Della Valle, pintó en el año 1892 "la vuelta del Malón" una obra pictórica que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Bellas Artes en la ciudad de Buenos Aires, y que fue pintado con el objetivo de ser enviado a la exposición universal que se realizaría en Chicago para conmemorar el cuarto centenario de la llegada de Colón a América.

Estas tres pinturas, han sido reproducidas hasta el hartazgo en libros, revistas y diversas publicaciones, han ilustrado centenares de libros y también, acompañaron las páginas de los libros de textos escolares cuando se trataba de hablar de los indios de Patagonia. Estas imágenes consolidaron y cimentaron las representaciones de los indios como seres salvajes, asquerosos, canallas, sucios, brutos, harapientos, crueles, piojosos, incapaces de progreso cuyo "exterminio era providencial y útil, sublime y grande" según el propio Sarmiento, padre del aula.

Varias generaciones crecimos bajo estas representaciones y características que se resumían en la palabra "indio". En muchas ocasiones, el apellido era un estigma, una marca que delataba tus orígenes y simplemente por ello debías sentir vergüenza, temor, ocultarlo y en algunos casos, cambiarlo. Es muy común escuchar en las generaciones de nuestros mayores afirmar que no quisieron transmitir el idioma, costumbres y espiritualidad propia de nuestro Pueblo por temor a que sus hijos y nietos sean maltratados y discriminados. Esas son algunas consecuencias de un racismo estructural que muchas personas e instituciones sostienen.

Hace poco tiempo, en un panfleto repartido en las escuelas de Chubut, una lista que disputaba la conducción gremial se quejaba de la conducción nacional de dicha asociación sosteniendo que los mismos "se creen que acá en el sur todavía estamos con la pluma y pretenden manejar las decisiones y el dinero de los afiliados chubutenses". En esta frase se puede distinguir claramente el uso simbólico que se le da a la palabra indio y sus características, dado a que el hecho de hacer alusión a la "pluma" indirectamente identifica a su portador, y al mismo como sinónimo de atraso, barbarie o salvajismo, en clara oposición a la civilización.

Estas representaciones sociales suelen establecerse en el imaginario social mediantes mensajes que, una vez consolidado en el imaginario colectivo, su producción y reproducción de manera acrítica va adquiriendo validez y veracidad por el solo hecho de que hay un consenso en torno al mismo. En este aspecto, los símbolos y frases juegan un papel central a la hora de representar, sin palabras o con una frase muy corta, un mensaje que la mayoría interpretará en el mismo sentido.

La razón en la noche de ignorancia. Las huellas de la discriminación.

"En todo momento se usaba de manera despectiva, para reírse de los miembros de las comunidades".

La enorme mayoría de los consultados señala su vivencia y/o experiencia en torno a la palabra "indio" con una carga discriminatoria muy marcada. Las burlas de los compañeros no solo eran una constante, sino que también los contenidos y el abordaje áulico contribuían y contribuyen aún a reforzar los estereotipos de los indígenas como salvaje, incivilizado, falto de cultura, etc.

Asimismo, el tratamiento de la temática indígena desde un lugar de ausencia aún mantiene una singular vigencia, se habla de nosotros ubicándonos en un pasado lejano y resulta muy absurdo que, entre quienes reconocen la existencia de las poblaciones indígenas del pasado, consideren que los contemporáneos no somos "puros", haciendo alusión a una filosofía del mestizaje tan vetusta como la idea de la pureza racial o quienes justifican el accionar genocida de los nefastos personajes de la generación del 80 diciendo que eran "hombres de su tiempo". Adolf Hitler y Jorge Rafael Videla también fueron "hombres de su tiempo" y no son reivindicados oficialmente. Detrás de la conquista militar de estos territorios hubo un claro intento de exterminio de la población indígena, mientras no se reconozca oficialmente ello, será muy difícil hablar de reparación histórica.

Tampoco falta quienes, inclusive desde organismos oficiales, niegan las identidades de personas por no tener apellido indígena. Realmente es muy preocupante que en estos días aún estemos discutiendo aspectos banales como éste o la legitimidad en el reclamo de territorios en función de la "argentinidad" de los indígenas cuando las Constituciones Nacional y provincial, reformadas hace más de 20 años reconocen la preexistencia de los pueblos indígenas en estos territorios. Es incorrecto y se incurre en una contradicción al pretender otorgar nacionalidades a los pueblos indígenas cuando los propios Estados reconocen su preexistencia.

En este sentido, sería mucho más fructífero estar abordando los incumplimientos constitucionales de más de 20 años al respeto a la identidad y a una verdadera educación bilingüe e intercultural, la participación en la gestión referida a los recursos naturales, la posesión y propiedad comunitarias de las tierras y fundamentalmente, la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano.

Otro testimonio señala: "el sentido siempre fue claramente despectivo, insultante. Las situaciones se daban ante algún conflicto, el término "indio" siempre estaba cargado de menosprecio, con una clara acepción racista". La referencia a la palabra indio, para señalar a la actitud de una persona frente a algún conflicto, encuentra su paralelismo con el ejemplo que vimos de la palabra quilombo, dado a que alguien quilombero en el lunfardo argentino es alguien problemático.

Muchas veces, el silencio frente a la discriminación ha operado como una estrategia de defensa, en donde se identifica claramente la agresión del otro pero por respeto o para no retroalimentar el circuito agresivo, no se contesta. En tal sentido, un testimonio señala: "en la escuela primaria murmuraban allá viene la india esa, yo iba a una escuela primaria en pleno centro de la ciudad y era pobre. Una vez salí a bailar y una persona me dijo, ¡qué cara de Mapuche tenés!...y no supe qué decir".

Claro que, desde tiempos remotos es sabido que donde hay opresión, hay resistencia. Es una legítima defensa frente al avasallamiento y al atentado contra la propia identidad y dignidad humana. Un testimonio describe que "durante mis estudios secundarios la palabra indio era utilizada para realizar ofensas, discriminar y menospreciar, de igual modo no le dada mucha importancia al decir de los demás, mi coraza era más fuerte y nada podía herirme". Resulta preocupante que el ámbito escolar, en donde los niños y jóvenes pasan una gran parte de su tiempo, resulte un lugar en donde se den las expresiones de discriminación y racismo.

Un estudio denominado "Mapa de la discriminación en Chubut", realizado por un Equipo de la Cátedra Libre de Pueblos Originarios de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco en el año 2014, en conjunto con el Instituto Nacional contra la Discriminación, la xenofobia y el racismo (INADI), estableció que casi el 40 % de los encuestados señaló al ámbito educativo en primer orden en cuanto a las experiencias de discriminación referidas a nivel socio-económico, aspecto físico, color de piel y obesidad/sobrepeso.

Así como violenta fue la conquista y la colonización, el proceso de descolonización implica también un proceso violento. La descolonización es, como dice Frantz Fanon "un proceso histórico, que no puede ser comprendido, sino en la medida exacta en que se discierne el movimiento historizante que le da forma y contenido". Implica un proceso que conlleva desaprender muchos contenidos que guardan una lógica colonial y que se han internalizado en pensamientos y se traducen en conductas y prácticas sociales.

Para algunas personas las demandas históricas y actuales de los pueblos indígenas le resultan muy exigentes, extemporáneas y se conforman diciendo que ya estamos "integrados" y que debemos mirar para adelante. Uno mira con simpatía tan buenas intenciones pero, en honor al conocimiento oral de nuestra historia como Pueblo y de nuestra gente, no podemos mirar solo para adelante, ya que correremos el riesgo de desconocer la historia y sus consecuencias y perder el rumbo, y cometer el error del hermano del medio de la fábula de Silvio Rodríguez que, de solo mirar el horizonte, "este chico listo no podía ver / la piedra, el hoyo que vencía a su pie / y revolcado siempre se la pasó / y se hizo viejo queriendo ir lejos / a dónde no llegó".

Consideraciones finales

La mayoría de las personas consultadas cuyo testimonio forma parte de este texto pasó por al menos 2 o 3 instituciones escolares en el transcurso de su educación primaria y secundaria. Ello no obedece a razones estrictamente personales o familiares, sino que la mayoría de la zona rural de la provincia, carece de establecimientos de educación secundaria, por lo que una vez finalizados los estudios primarios, hay que trasladarse a otra localidad para continuar la escolarización obligatoria. La migración educativa se suma a la laboral y ello contribuye a un vaciamiento de los territorios que muchas veces es seguido de cerca por particulares y empresas que pretenden apoderarse de los mismos.

Es importante señalar que quienes gentilmente compartieron su testimonio, hoy pueden hacer un proceso reflexivo y analítico de sus experiencias educativas en torno a su identidad étnica. Estas vivencias que en la mayoría de los casos fue dolorosa y ha dejado huellas en términos de discriminación, hoy representan una cabal muestra de que es una necesidad imperativa y existe la oportunidad para revertir esas prácticas y discursos.

Para lo cual, es fundamental que las instituciones educativas y sus actores (ministros, supervisores, directivos, docentes, auxiliares y personal operativo) reconozcan y tengan en cuenta la variable identitaria en la vida de su comunidad educativa, así como asumir un rol activo para contribuir a una educación en un marco de respeto, la no discriminación y la revalorización, reconocimiento y promoción de los derechos, saberes y conocimientos tradicionales existentes.

Estos y otros derechos no son una opción, sino un deber según lo establece la legislación vigente, dado a que están contemplados desde hace más de veinte años en diversas normativas de carácter provincial, nacional e internacionales a los cuales Argentina ha adherido.

Las instituciones educativas y la sociedad en su conjunto pueden contribuir a desterrar viejos paradigmas de relación con las comunidades indígenas basadas en el paternalismo, o en el peor de los casos, bajo una ideología racista ya que, como sostiene la Organización de las Naciones Unidas, todas "las doctrinas políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados pueblos o personas o que las propugnan aduciendo razones de origen nacional o de diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales, son racistas; científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas".

Los pueblos indígenas somos sujetos políticos, tenemos la mayoría de edad para decidir sobre nuestra existencia y queremos contribuir a la sociedad de la cual formamos parte. Actualmente, nos encontramos en un proceso de recuperación territorial, de nuestra historia, idioma, espiritualidad y nuestra forma de ver, ser y estar en este mundo.

Es una responsabilidad del Estado reconocer y reparar los errores, omisiones y tergiversación histórica, territorial, social, política y espiritual que tanto daño ha causado a muchas generaciones de nuestra gente.

Las experiencias del pasado debieran servir como antecedentes para no repetir los errores a futuro. Ya no se trata de conquistar, pacificar ni cristianizar. No se trata de integración, se trata de equidad, no se trata de compasión, se trata de justicia.

* Cátedra Libre de Pueblos Originarios de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.