Opinión

"Es preciso reconducir la nave Tierra": el hambre bíblico ya está aquí

Por Víctor Ternovsky (SPUTNIK).

La advertencia de la ONU de que el COVID-19 puede provocar una hambruna bíblica necesita una importante precisión: las masivas muertes por el hambre ya están aquí. Lo que vendría es un agravamiento de la ya de por sí escalofriante situación.

Link para escuchar la entrevista completa: mundo.sputniknews.com/popup/radio/?audio_id=71644307

Lo dijo a Radio Sputnik un gran especialista en la materia, José Esquinas, doctor en Ingeniería Agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid y doctor en Genética por la Universidad de California, quien trabajó durante varias décadas en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura [FAO].

Según nuestro interlocutor, "el número de personas hambrientas en el mundo es de 821 millones", muriendo anualmente de hambre y malnutrición 17 millones, "lo que significa 40.000 personas cada día, o una persona cada dos segundos".

Y ello ocurre mientras se produce "el 60% más de alimentos necesarios para alimentar a la humanidad", una comida que acaba perdida, desperdiciada, y hasta tirada a la basura en envases sin abrir, unas 1.300 millones de toneladas métricas anuales.

"El problema no es la falta de alimentos, ya que hay muchos más de los que necesitamos para alimentarnos. Están en el mercado internacional, pero no llegan ni a la boca ni a la mesa de los que tienen hambre. El problema es el acceso a los alimentos", apuntó.

Un problema que sí podría agravarse por la pandemia del coronavirus, pronosticándose que el número de hambrientos se duplicaría en los próximos años, fruto de "la restricción de movimientos y el cierre de fronteras por el COVID-19", explicó.

De acuerdo a José Esquinas, se prevé una escasez de alimentos, con lo cual empezaría a "haber acumulación de alimentos por parte de los que pueden comprarlos", estableciéndose "una situación de pánico".

"Todo eso lleva consigo también una fuerte volatilidad de los precios de los productos agrícolas en el mercado internacional, que en cualquier caso suben", señaló el experto, al citar el caso de la crisis financiera global de 2008 cuando "el precio de los alimentos básicos se duplicó e incluso se triplicó en pocos meses en el mercado internacional, lo que llevó a que el hambre en el mundo se incrementara en un 20%, y, obviamente, [a que] el número de personas que murieron como consecuencia de hambre y malnutrición, fuera mucho mayor".

Ello a su vez alimentaría la pandemia del COVID-19, ya que el hambre es un "caldo de cultivo en el que crecen las grandes enfermedades de la humanidad", subrayó.

"Si fuéramos capaces de eliminar el hambre, estarían resueltos muchos problemas", afirmó el especialista, quien enfatizó que es un desafío que se puede solucionar "perfectamente". Otra cosa es que a él no se le está dando "la prioridad necesaria", donde las cifras hablan por sí solas.

"El presupuesto regular para dos años de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cuyo objetivo principal es erradicar el hambre en el mundo, equivale a lo que los países desarrollados están gastando en comida de perros y gatos en una sola semana", recalcó.

"Estamos gastando en armamento 4.000 millones de dólares diarios, un dinero que permitiría dar de comer a los que mueren cada día de hambre, 40.000 personas, durante más de 120 años", agregó José Esquinas, al insistir en que invertir en combatir el hambre contribuiría "mucho más a la seguridad mundial" que los gastos que se están haciendo en armamento.

"Yo estoy convencido de que sin seguridad alimentaria no hay ni podrá haber nunca paz ni seguridad mundial", enfatizó.

Algo que, según el especialista, pasa por "estimular la producción local" -dado que "depender de los alimentos del exterior es sumamente peligroso"- cobrando "una especial importancia la agricultura familiar y el pequeño agricultor".

Una estrategia que tendría también un gran impacto ecológico. Y es que "la agricultura no es solamente producir alimentos, es también mantener el agua limpia, la tierra sana y viva, el aire puro".

En este contexto, José Esquinas llamó a no confundir la agricultura con el "sistema actual" en el que "el alimento se ha transformado en una mercancía", donde "producir esos alimentos que no consume nadie, que son un tercio de la producción mundial", se enmarca dentro de la lógica perversa de un sistema financiero internacional que es el que está "al mando de la 'nave' Tierra", y no el ser humano".

Una sobreproducción que requiere el uso cada año de "la cuarta parte del agua dulce del planeta" o "300 millones de barriles de petróleo", entre otras cosas que dañan enormemente el medio ambiente.

"Yo recuerdo cuando era niño y se me caía un trocito de pan al suelo, mi mamá, o mi abuelita, o mi papá decían: 'Pepe, cógelo, bésalo y cómetelo'. El alimento era sagrado", compartió el científico, denunciando que la humanidad atraviesa hoy una única crisis: "una crisis de valores, una crisis de ética".

"Estamos yendo en una dirección equivocada a toda velocidad, y es preciso reconducir la barca cuanto antes", sentenció José Esquinas.