Política

Chubut deberá afrontar a partir de agosto vencimientos de deuda por U$S 48 millones

Chubut se aproxima como un tren de alta velocidad hacia una crisis más profunda de sus cuentas públicas. Dentro de apenas un mes, el Estado provincial deberá contar con los fondos suficientes para afrontar los pagos de los vencimientos de deuda correspondientes a agosto, septiembre y octubre. Ese total ascenderá a U$S 48 millones, mientras se estima que ingresarían apenas unos U$S 25 millones. Casi inevitablemente, esa encrucijada se traducirá en la disposición de una menor cantidad de fondos para Salud pública en medio de la pandemia y en una profundización de los atrasos salariales para empleados estatales y jubilados provinciales.

El mecanismo de garantía para el pago de la deuda que Chubut asumió cuando emitió los bonos en dólares instrumenta la acumulación de la "cesión" de regalías petroleras que cobra para hacer frente al pago de los vencimientos del mes en curso y los correspondientes a los dos meses posteriores consecutivos.

Esto significa que en agosto dejará de ingresar a las arcas provinciales un total de U$S 48 millones, que además quedarán inmovilizados para el pago correspondiente a agosto -3 millones de dólares-, a los que se sumarán otros 5,7 millones de dólares por vencimientos en septiembre y 39,6 millones de dólares correspondientes al pago previsto para octubre.

Por otro lado, en el mejor de los casos y como consecuencia de la implementación del "barril criollo" -que impactaría de manera alcista la recaudación de regalías petroleras de Chubut- a la provincia ingresarían alrededor de 20 o 25 millones de dólares por el cobro de esas regalías.

Este panorama se viene agravando desde que Chubut comenzó a endeudarse con la emisión del bono denominado BOCADE por un total de endeudamiento de 650 millones de dólares. Las complicaciones se profundizarán cuando concluyan en octubre los cuatro años de gracia que se habían acordado para que la provincia comience a pagar los vencimientos del capital.

Acumulación de pagos

A partir del mes de octubre próximo comenzarán a vencer los pagos por el capital del bono denominado BOCADE, que representarán cancelaciones de amortizaciones por 27.083.355 dólares. Sin embargo, dado que rige la garantía de regalías petroleras para cancelar dos vencimientos mensuales a futuro como mecanismo de garantía, el impacto del pago de amortización ya tendrá efecto en el mes de agosto.

En agosto próximo se deberán abonar 3 millones de dólares (2,3 millones de capital y 635 mil dólares por intereses), pero ese mismo mes se sumarán como garantía de futuros pagos vencimientos por 5,7 millones de dólares correspondientes a septiembre (5,5 millones por capital y 187 mil dólares por intereses) y se implementará la retención de regalías petroleras por los vencimientos a concretarse en octubre que ascenderán a 39,6 millones de dólares (27 millones de capital y 12,6 millones de dólares por intereses).

Lo que se avizoraba como un problema que estallaría a partir de octubre, en realidad comenzará a impactar en las cuentas públicas de Chubut desde el mes de agosto y se traducirá en una profundización de la crisis financiera y económica por la que transita la provincia, que no logra activar el funcionamiento del Estado e inclusive demorando aún más el pago de salarios y jubilaciones.

Se paga más de lo que ingresa

Tal como puede observarse en la tabla, Chubut ha tenido desde julio del año pasado vencimientos trimestrales acumulados -producto del mecanismo de garantía- que mes a mes superaron los ingresos por regalías petroleras que cobra la provincia.

Esa asfixia de las cuentas públicas no solamente se traduce en la pérdida del total de las regalías a manos del pago de los vencimientos de la deuda en dólares, sino que descompensa el resto de los ingresos provinciales de Chubut. Eso se traduce en dos meses de sueldos impagos para los empleados estatales (activos y pasivos).

En los meses de julio, agosto, septiembre y agosto de 2019 la provincia tuvo resultados negativos entre los ingresos por regalías y los pagos de la deuda. Resulta claro que las regalías no alcanzaron, debido al mecanismo de garantía, para afrontar los vencimientos de la deuda.

Ese panorama se descomprimió de manera relativa durante los meses de noviembre y diciembre del año pasado y durante los subsiguientes de enero, febrero y marzo de este 2020.

La liberación de fondos por regalías se produjo porque concluyeron las cancelaciones de deuda correspondientes al bono de BODIC 1 que había sido emitido en 2013 por el ex gobernador Martín Buzzi y que tenía vencimientos trimestrales de 14 millones de dólares.

A partir de febrero de este año comenzaron a decrecer los ingresos por regalías como consecuencia de la baja del precio internacional de petróleo, situación que se acentuó a partir de marzo debido al impacto de la pandemia de coronavirus y nuevas bajas del crudo a nivel mundial.

Los bonos de Buzzi y Das Neves

En julio debería volver a descomprimirse el impacto de la deuda sobre las regalías, ya que concluyen los pagos de los bonos Fideicomiso Financiero 2020, emitidos también por Mario Das Neves pero en 2010. En este caso representan cancelaciones trimestrales 4,2 millones de dólares.

En agosto comienzan a acumularse los vencimientos trimestrales que incluyen el pago de capital del BOCADE, emitido por Mario Das Neves en 2016; pero en septiembre se suman los 5,7 millones de dólares del vencimiento del BODIC 2 emitido en la gestión de Martín Buzzi.

Los 27 millones de dólares de cancelaciones dispararán nuevamente la deuda y significarán una suba a 48 millones de dólares mensuales.

Eso implica que Chubut cobrará menos por regalías, pero en paralelo esos ingresos no alcanzarán para pagar los vencimientos de la deuda en dólares y quedará desfasada mensualmente en casi 27 millones de dólares.

De allí que el gobierno provincial intente renegociar y pagar la deuda no solamente con regalías petroleras sino también con fondos de la Coparticipación Federal de Impuestos y otros ingresos corrientes provinciales.

Estallido de las cuentas públicas y ajuste

Haciendo proyecciones auspiciosas para los tiempos que corren, Chubut recaudaría alrededor de 21 a 25 millones de dólares por regalías. Claro que deberá pagar por vencimientos y acumular por el fondo de garantía un total de 48 millones de dólares. Pesará notablemente el desfasaje de 27 millones de dólares mensuales de incumplimiento de las condiciones -autoimpuestas por los anteriores gobiernos de la provincia- a la hora de emitir en el endeudamiento.

La premura del gobierno de Mariano Arcioni por renegociar la deuda no solamente apunta a sacarse de encima los vencimientos por casi tres años, sino también a poder disponer de fondos extra más allá de las regalías para pagar la deuda y mantener cubierto el mecanismo de garantía para vencimientos futuros.

Es de esperar que si no se avanzara rápidamente con la renegociación de la deuda y se generara un corrimiento hacia adelante de los vencimientos, las cuentas públicas chubutenses podrían estallar, con una profundización del atraso en el pago de salarios y sin que el Estado provincial pueda hacer frente a las necesidades básicas y el pago a proveedores.

De ahí que el gobernador ya haya anunciado el pago en cuotas del medio aguinaldo del primer semestre del año y busque evitar cualquier tipo de negociación paritaria con los gremios estatales. También procura congelar los sueldos con vistas a la segunda mitad de 2020. El propio ministro de Economía (Oscar Antonena) trazó su diagnóstico en público al afirmar que "existe una cantidad de personal excesiva en la administración pública".

Avanza un nuevo intento de ajuste sobre los empleados públicos, que en este caso tiene la particularidad de plantearse en el marco de una pandemia y una restrictiva cuarentena que podría extenderse por varias semanas más; lo que de alguna manera limita protestas y movilizaciones masivas en el territorio provincial.

Mientras se siga pagando la deuda, más allá de sus plazos renegociables, Chubut estará frente a un problema de difícil solución que se ahonda con cada devaluación del peso frente al dólar y queda delimitada por las oscilaciones del precio internacional del petróleo.

La provincia no posee demasiadas alternativas para solucionar sus problemas. Una opción es imponer un perverso y severo ajuste con congelamiento salarial -aún en medio de un proceso inflacionario de 42% interanual-. La otra sería que el Estado lograra obtener más ingresos mientras revisa y judicializa una deuda impagable, ilegítima y fraudulenta.