Lara Andrés: "Actualmente el hogar es el lugar más peligroso para las mujeres"Entrevista de Lola Sánchez
Lara Andrés es graduada en Comunicación Social (UBA), especializada en políticas públicas y géneros. Publicó "De víctima a empoderada" e integra el Observatorio de las Violencias de Género (@ahoraquesinosv4) "Ahora que sí nos ven", una agrupación civil de mujeres que trabaja en la recolección de datos sobre femicidios y violencia machista en toda la Argentina. En una entrevista exclusia con El Extremo Sur destacó que "en las últimas estadísticas correspondientes a los meses de cuarentena el 70% de femicidios ocurren en el hogar de la víctima" y "la mayoría de los agresores son parejas, ex parejas o familiares".
Su labor en este espacio integra el movimiento de miles de mujeres que se organizaron colectivamente a partir del reclamo del primer Ni Una Menos en 2015 para acceder a cifras y estadísticas fiables sobre la violencia machista; un registro que hasta hace poco venía redactando el Ministerio de Seguridad con denuncias y polémicas de por medio.
Andrés enfatiza la necesidad de contar con datos e historias sobre las problemáticas de las desigualdades de género, y la importancia intachable de la acción colectiva en la lucha por los derechos.
Además, detalla los riesgos que supone la cuarentena para muchas víctimas que deben aislarse con sus agresores. El Observatorio registró, en las últimas estadísticas correspondientes a los meses de cuarentena, que el 70% de femicidios ocurren en el hogar de la víctima. Y la mayoría de los agresores son parejas, ex parejas o familiares.
Exhorta a la sociedad a meterse en los problemas "privados" y en la violencia que muchas mujeres sufren en sus hogares, así como el "estar alertas, ayudarnos, comprender a las familiares, a las amigas". Y expresa: "Obviamente la responsabilidad es del Estado, pero como sociedad civil tenemos que participar en la erradicación de las violencias de género".
¿Hace cuánto tiempo integrás el Observatorio?
Yo estoy en el Observatorio "Ahora que sí nos ven" hace un año aproximadamente; el Observatorio tiene cinco años y surge a partir del movimiento de Ni Una Menos en 2015. Había necesidad de construir cifras y estadísticas que puedan visibilizar los casos de femicidios. Yo me sumé por un interés personal, soy Licenciada en Comunicación Social, me especialicé en Políticas Públicas y Género y me interesaba poner en práctica y en militancia todo lo que había estudiado.
¿En qué consiste tu labor en este espacio?
Primero me sumé al Observatorio en un equipo de comunicación, que conformamos con otras compañeras, donde nos encargamos de hacer las campañas de comunicación y el programa de radio llamado "Modo Glitter", que sale los sábados por FM la Tribu, y hace algunos meses me sumé también al equipo que se encarga del registro de femicidios. Desde 2015 hacemos el relevamiento de los casos de femicidios publicados en los medios gráficos y digitales de todo el país; analizamos más de 150 medios. Tratamos de construir cifras que puedan visibilizar la problemática estructural de la violencia de género y en este caso particular la violencia extrema reflejada en los femicidios.
¿Qué antecedentes se observan en la recolección de datos sobre violencia de género antes del primer Ni Una Menos?
No había cifras oficiales, sí estaba la Casa del Encuentro, que es el primer Observatorio de una organización civil de mujeres, que desde 2008 aproximadamente venían relevando los casos de femicidio. A partir de 2015 hubo una fuerte visibilización y mediatización del tema y es ahí donde muchas organizaciones sociales, feministas y de Derechos Humanos nos subimos a la ola en relación a tomar el tema específicamente de los femicidios.
¿La violencia se ha incrementado durante la cuarentena? ¿Qué significa para las mujeres violentadas permanecer en el hogar aisladas?
Nosotras hacemos el relevamiento de medios y presentamos informes todos los meses. Cuando salió el decreto del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, entendimos que teníamos que armar un registro particular en cuarentena. Desde un comienzo entendimos que era más riesgoso para las mujeres tener que estar aisladas en sus casas. Venimos trabajando con estadísticas que nos dicen que el lugar más peligroso para las mujeres es su propia vivienda. Presentamos el último registro a finales de junio y observamos que el 70% de los femicidios ocurren en la vivienda de la víctima. También observamos el vínculo con el agresor: el femicida en un 70% aproximadamente es la pareja o ex pareja. Esto nos dice que la cuarentena y el aislamiento pueden resultar más riesgosos. Según el análisis que estuvimos haciendo durante estos meses la cifra en comparación con otros años no muestra un cambio sustancial en las cifras. Es importante destacar que la casa es el lugar más peligroso para las mujeres. Es necesario implementar nuevas políticas para garantizar la protección.
El número de parejas o ex parejas femicidas no es menor, ¿esto de alguna forma va en contra de la imagen que se suele tener del femicida como el desconocido que nos ataca en la vía pública?
Por eso también es importante tener datos. Los datos permiten acercarse y mostrar la realidad. Los números que nosotras manejamos desmitifican esa idea que tal vez nos enseñan a todas de chicas de tener cuidado cuando salimos a la calle, cuando salimos a la noche. Obviamente hay inseguridad para las mujeres en la noche, en la calle, pero las cifras nos muestran que la mayoría de los femicidios suelen pasar en la casa y en manos de la pareja, ex pareja o familiar. En el último registro vimos que en el 12% de los femicidios el femicida es un familiar; solo en un 4% son desconocidos. Por lo tanto, nuestro círculo íntimo es nuestro lugar de riesgo, y los que nos matan son los que nos dicen amarnos. Esto desmitifica esa idea de que lo peligroso está afuera, lo verdaderamente peligroso está adentro.
¿Ves cambios de paradigma con el nuevo gobierno, que a primera vista plantea un trabajo más profundo en los derechos de las mujeres?
Tras la asunción del nuevo Gobierno y el decreto que jerarquiza lo que era el INAM a un Ministerio, lo que es el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, obviamente nosotras festejamos. De alguna manera jerarquiza e institucionaliza los reclamos y la lucha que venimos dando hace muchos años. Es importante tener un Ministerio a nivel simbólico, que pueda sentarse en la mesa del gabinete a discutir presupuesto. Tratamos de visibilizar y difundir las políticas que se estuvieron lanzando en relación a la cuarentena y al COVID, en relación al crecimiento de la línea 144, el nuevo protocolo de barbijo rojo en las farmacias de todo el país. Son medidas adecuadas que se aplicaron a raíz del contexto de pandemia y lo celebramos, porque tratan de dar respuesta a una problemática que es estructural, que no se va a solucionar de un día para otro o de un gobierno para el otro. La presentación del Plan Nacional de Acción contra la Violencia de Género ya demuestra cambios a la anterior gestión de gobierno, porque la configuración del plan se hizo de manera participativa, transversal, federal, se armaron foros regionales, foros en las que participamos las organizaciones y la sociedad civil.
¿Considerás que hay un cambio sustancial en este tratamiento de la violencia, comparado con el gobierno anterior, que protagonizó polémicas como el "festejo" de Patricia Bullrich al anunciar una baja en la cantidad de femicidios?
En el caso de Bullrich hay un tema central que es cómo se concibe y se trata el tema de la violencia de género. Si se centra en el Ministerio de Seguridad se está tomando como si fuera un problema de inseguridad y el problema de la violencia de género, las problemáticas a partir de las desigualdades de género no tienen que ver con un solo Ministerio. Por eso la creación de este Ministerio no sólo recoge los reclamos de la sociedad sino que también genera mesas interministeriales porque se entiende que es una problemática estructural que se debe tratar de una manera transversal. Eso es una gran diferencia respecto al anterior gobierno que lo tomaba como un tema de inseguridad, y veíamos a la ministra Bullrich festejar que bajaban las cifras olvidando que además de cifras hay otras desigualdades. Ahí sí hay un cambio sustancial en cómo trabajamos el tema del género y en ese caos particularmente las desigualdades de género.
Con la visibilización de los movimientos feministas y el crecimiento de redes de apoyo, ¿creés que hoy más mujeres se animan a realizar denuncias por violencia?
Yo creo que sí, que el tema está instalado mediáticamente y políticamente. Hoy no es un tema solo de las mujeres que salimos a la calle sino de toda lo sociedad en su conjunto. Creo que hace falta fortalecer las redes comunitarias en toda la sociedad. Es necesario que todos entendamos que la violencia de género es un problema estructural que nos compete a todes, no solamente a las mujeres. Falta todavía poder correr el eje y meternos un poco más. Ir en contra de esto de no meterse en las peleas, escuchar gritos y no meterse. Tratemos, de una manera segura, de meternos, de estar alertas, de ayudarnos, comprendamos a las familiares, a las amigas que sufren violencia. Obviamente la responsabilidad es del Estado, pero como sociedad civil tenemos que participar en la erradicación de las violencias de género.
El tema de la violencia de género está instalado mediáticamente. ¿Considerás que algunos medios de comunicación todavía transmiten ideas machistas?
Justamente el año pasado y en unió de este año hicimos un registro. Agregamos un capítulo acerca del tratamiento de los medios de comunicación acerca de los casos de femicidios o violencia de género. Vemos que si bien mediáticamente el tema está instalado se aborda de una manera incorrecta donde no solo se revictimiza a la víctima tratando de buscar argumentos o justificaciones de por qué "aparece" muerta.
Parece existir una tendencia a la victimización, pero también al sensacionalismo.
Es importante hacer eje en que las mujeres no "aparecen" muertas, las matan, y no las matan porque estaban en tal lugar o porque subía tales fotos a las redes, sino porque hay un problema estructural que tiene que ser tratado de la misma manera y con la complejidad que conlleva. Vemos que no sucede eso, sino que se cuentan los casos de femicidio de una manera amarillista, sensacionalista, como si fuera un caso particular de esa mujer. Olvidan contar las estructuras que permiten y que reproducen las violencias de género y que hacen que terminen en la violencia extrema que son los femicidios. Creemos que no se va a modificar de una manera espontánea, sino que hay que trabajar también en los medios de comunicación. Debería implementarse la Ley Micaela, para poder introducir la perspectiva de género en los funcionarios y a quienes están en los medios. Se está discutiendo ahora el cupo de participación femenina en los medios y particularmente feministas. Queremos periodistas feministas que puedan de alguna manera deconstruir estos sentidos que todavía se siguen reproduciendo de que la víctima es responsable, tratar de conmover a la sociedad; que lo que le pasó a esa niña, a esa mujer, nos puede pasar a nosotras.
¿En qué consiste la Ley Brisa? ¿Se implementa como debería?
Nosotras tenemos el registro hasta el mes de junio de 160 niñes que perdieron a sus madres, que quedaron huérfanos a partir de los femicidios. No hacemos el control sobre la implementación de la Ley, lo que sí intentamos es destacar la importancia de esa Ley, porque lo que hace es ayudar con una contención económica a aquellos niñes que quedaron huérfanos. Justamente ayer se cumplieron dos años de esta Ley, y justamente en el plan de acción que se publicó en el Ministerio vimos también que se va a trabajar en una contención económica no solo para los niñes sino también para las familias que fueron afectadas por casos de femicidio.
¿A qué creés que se deben las resistencias al feminismo?
Hay una resistencia a los cambios. Muchas veces los cambios generan reacciones. Hay todo un movimiento que reacciona a partir del crecimiento de la lucha de las mujeres y los feminismos. En ese sentido, es algo bueno porque demuestra que los feminismos no son algo reducido ni parcial, estamos ocupando espacio, estamos ganando territorio, y eso genera reacciones, muchas veces de antiderechos. En realidad lo que se disputa no es feminismo sí o feminismo no; el feminismo. La disputa es por los derechos y la ampliación de los derechos. Llamemos a las cosas por su nombre: esos grupos reaccionarios son grupos antiderechos. Aunque les pese a muchos, los feminismos ya están instalados socialmente, inclusive para aquellas que no quieran reconocerse feministas. Estamos seguras de que en algún momento les va a llegar porque es una deconstrucción. Tenemos todo para seguir luchando y militando y no dejar que grupos antiderechos impidan el fortalecimiento de los derechos que ya tenemos conseguidos. No solo se trata de ampliar derechos sino de cuidar los que ya tenemos. Nos dimos cuenta de que muchas veces eso puede estar en jaque, así que me parece que todo este movimiento reaccionario surge a partir del fortalecimiento de los feminismos.
¿Qué mensaje enviarías a las niñas y adolescentes que hoy llevan a cabo gran parte de los cambios sociales y la lucha feminista?
Son las pibas las que cada vez nos enseñan más, lo de la revolución de las hijas está sucediendo. Tanto los pibes como las pibas demuestran que viven el cambio sin tanto cuestionamiento, van cambiando las cosas de forma natural. Lo más importante para trabajar cuando sos joven es el tema de lo colectivo. Los cambios no vienen solos sino a través de la organización, de estar en redes, y creo que las chicas más jóvenes ya lo están viendo. Para las más jovencitas, que se animen a disputar en casa, a disputar con papá, con mamá, que es lo que hemos transitado todas en algún momento. Va por ahí el cambio, a partir de colectivizar lo que nos pasa y darnos cuenta que donde nos sentimos incómodas a veces no somos las únicas, sino que es algo compartido. Para poder ver esto y cambiarlo hay que hacerlo de una manera colectiva.
Entrevista de Lola Sánchez
Lara Andrés es graduada en Comunicación Social (UBA), especializada en políticas públicas y géneros. Publicó "De víctima a empoderada" e integra el Observatorio de las Violencias de Género (@ahoraquesinosv4) "Ahora que sí nos ven", una agrupación civil de mujeres que trabaja en la recolección de datos sobre femicidios y violencia machista en toda la Argentina. En una entrevista exclusia con El Extremo Sur destacó que "en las últimas estadísticas correspondientes a los meses de cuarentena el 70% de femicidios ocurren en el hogar de la víctima" y "la mayoría de los agresores son parejas, ex parejas o familiares".
Su labor en este espacio integra el movimiento de miles de mujeres que se organizaron colectivamente a partir del reclamo del primer Ni Una Menos en 2015 para acceder a cifras y estadísticas fiables sobre la violencia machista; un registro que hasta hace poco venía redactando el Ministerio de Seguridad con denuncias y polémicas de por medio.
Andrés enfatiza la necesidad de contar con datos e historias sobre las problemáticas de las desigualdades de género, y la importancia intachable de la acción colectiva en la lucha por los derechos.
Además, detalla los riesgos que supone la cuarentena para muchas víctimas que deben aislarse con sus agresores. El Observatorio registró, en las últimas estadísticas correspondientes a los meses de cuarentena, que el 70% de femicidios ocurren en el hogar de la víctima. Y la mayoría de los agresores son parejas, ex parejas o familiares.
Exhorta a la sociedad a meterse en los problemas "privados" y en la violencia que muchas mujeres sufren en sus hogares, así como el "estar alertas, ayudarnos, comprender a las familiares, a las amigas". Y expresa: "Obviamente la responsabilidad es del Estado, pero como sociedad civil tenemos que participar en la erradicación de las violencias de género".
¿Hace cuánto tiempo integrás el Observatorio?
Yo estoy en el Observatorio "Ahora que sí nos ven" hace un año aproximadamente; el Observatorio tiene cinco años y surge a partir del movimiento de Ni Una Menos en 2015. Había necesidad de construir cifras y estadísticas que puedan visibilizar los casos de femicidios. Yo me sumé por un interés personal, soy Licenciada en Comunicación Social, me especialicé en Políticas Públicas y Género y me interesaba poner en práctica y en militancia todo lo que había estudiado.
¿En qué consiste tu labor en este espacio?
Primero me sumé al Observatorio en un equipo de comunicación, que conformamos con otras compañeras, donde nos encargamos de hacer las campañas de comunicación y el programa de radio llamado "Modo Glitter", que sale los sábados por FM la Tribu, y hace algunos meses me sumé también al equipo que se encarga del registro de femicidios. Desde 2015 hacemos el relevamiento de los casos de femicidios publicados en los medios gráficos y digitales de todo el país; analizamos más de 150 medios. Tratamos de construir cifras que puedan visibilizar la problemática estructural de la violencia de género y en este caso particular la violencia extrema reflejada en los femicidios.
¿Qué antecedentes se observan en la recolección de datos sobre violencia de género antes del primer Ni Una Menos?
No había cifras oficiales, sí estaba la Casa del Encuentro, que es el primer Observatorio de una organización civil de mujeres, que desde 2008 aproximadamente venían relevando los casos de femicidio. A partir de 2015 hubo una fuerte visibilización y mediatización del tema y es ahí donde muchas organizaciones sociales, feministas y de Derechos Humanos nos subimos a la ola en relación a tomar el tema específicamente de los femicidios.
¿La violencia se ha incrementado durante la cuarentena? ¿Qué significa para las mujeres violentadas permanecer en el hogar aisladas?
Nosotras hacemos el relevamiento de medios y presentamos informes todos los meses. Cuando salió el decreto del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, entendimos que teníamos que armar un registro particular en cuarentena. Desde un comienzo entendimos que era más riesgoso para las mujeres tener que estar aisladas en sus casas. Venimos trabajando con estadísticas que nos dicen que el lugar más peligroso para las mujeres es su propia vivienda. Presentamos el último registro a finales de junio y observamos que el 70% de los femicidios ocurren en la vivienda de la víctima. También observamos el vínculo con el agresor: el femicida en un 70% aproximadamente es la pareja o ex pareja. Esto nos dice que la cuarentena y el aislamiento pueden resultar más riesgosos. Según el análisis que estuvimos haciendo durante estos meses la cifra en comparación con otros años no muestra un cambio sustancial en las cifras. Es importante destacar que la casa es el lugar más peligroso para las mujeres. Es necesario implementar nuevas políticas para garantizar la protección.
El número de parejas o ex parejas femicidas no es menor, ¿esto de alguna forma va en contra de la imagen que se suele tener del femicida como el desconocido que nos ataca en la vía pública?
Por eso también es importante tener datos. Los datos permiten acercarse y mostrar la realidad. Los números que nosotras manejamos desmitifican esa idea que tal vez nos enseñan a todas de chicas de tener cuidado cuando salimos a la calle, cuando salimos a la noche. Obviamente hay inseguridad para las mujeres en la noche, en la calle, pero las cifras nos muestran que la mayoría de los femicidios suelen pasar en la casa y en manos de la pareja, ex pareja o familiar. En el último registro vimos que en el 12% de los femicidios el femicida es un familiar; solo en un 4% son desconocidos. Por lo tanto, nuestro círculo íntimo es nuestro lugar de riesgo, y los que nos matan son los que nos dicen amarnos. Esto desmitifica esa idea de que lo peligroso está afuera, lo verdaderamente peligroso está adentro.
¿Ves cambios de paradigma con el nuevo gobierno, que a primera vista plantea un trabajo más profundo en los derechos de las mujeres?
Tras la asunción del nuevo Gobierno y el decreto que jerarquiza lo que era el INAM a un Ministerio, lo que es el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, obviamente nosotras festejamos. De alguna manera jerarquiza e institucionaliza los reclamos y la lucha que venimos dando hace muchos años. Es importante tener un Ministerio a nivel simbólico, que pueda sentarse en la mesa del gabinete a discutir presupuesto. Tratamos de visibilizar y difundir las políticas que se estuvieron lanzando en relación a la cuarentena y al COVID, en relación al crecimiento de la línea 144, el nuevo protocolo de barbijo rojo en las farmacias de todo el país. Son medidas adecuadas que se aplicaron a raíz del contexto de pandemia y lo celebramos, porque tratan de dar respuesta a una problemática que es estructural, que no se va a solucionar de un día para otro o de un gobierno para el otro. La presentación del Plan Nacional de Acción contra la Violencia de Género ya demuestra cambios a la anterior gestión de gobierno, porque la configuración del plan se hizo de manera participativa, transversal, federal, se armaron foros regionales, foros en las que participamos las organizaciones y la sociedad civil.
¿Considerás que hay un cambio sustancial en este tratamiento de la violencia, comparado con el gobierno anterior, que protagonizó polémicas como el "festejo" de Patricia Bullrich al anunciar una baja en la cantidad de femicidios?
En el caso de Bullrich hay un tema central que es cómo se concibe y se trata el tema de la violencia de género. Si se centra en el Ministerio de Seguridad se está tomando como si fuera un problema de inseguridad y el problema de la violencia de género, las problemáticas a partir de las desigualdades de género no tienen que ver con un solo Ministerio. Por eso la creación de este Ministerio no sólo recoge los reclamos de la sociedad sino que también genera mesas interministeriales porque se entiende que es una problemática estructural que se debe tratar de una manera transversal. Eso es una gran diferencia respecto al anterior gobierno que lo tomaba como un tema de inseguridad, y veíamos a la ministra Bullrich festejar que bajaban las cifras olvidando que además de cifras hay otras desigualdades. Ahí sí hay un cambio sustancial en cómo trabajamos el tema del género y en ese caos particularmente las desigualdades de género.
Con la visibilización de los movimientos feministas y el crecimiento de redes de apoyo, ¿creés que hoy más mujeres se animan a realizar denuncias por violencia?
Yo creo que sí, que el tema está instalado mediáticamente y políticamente. Hoy no es un tema solo de las mujeres que salimos a la calle sino de toda lo sociedad en su conjunto. Creo que hace falta fortalecer las redes comunitarias en toda la sociedad. Es necesario que todos entendamos que la violencia de género es un problema estructural que nos compete a todes, no solamente a las mujeres. Falta todavía poder correr el eje y meternos un poco más. Ir en contra de esto de no meterse en las peleas, escuchar gritos y no meterse. Tratemos, de una manera segura, de meternos, de estar alertas, de ayudarnos, comprendamos a las familiares, a las amigas que sufren violencia. Obviamente la responsabilidad es del Estado, pero como sociedad civil tenemos que participar en la erradicación de las violencias de género.
El tema de la violencia de género está instalado mediáticamente. ¿Considerás que algunos medios de comunicación todavía transmiten ideas machistas?
Justamente el año pasado y en unió de este año hicimos un registro. Agregamos un capítulo acerca del tratamiento de los medios de comunicación acerca de los casos de femicidios o violencia de género. Vemos que si bien mediáticamente el tema está instalado se aborda de una manera incorrecta donde no solo se revictimiza a la víctima tratando de buscar argumentos o justificaciones de por qué "aparece" muerta.
Parece existir una tendencia a la victimización, pero también al sensacionalismo.
Es importante hacer eje en que las mujeres no "aparecen" muertas, las matan, y no las matan porque estaban en tal lugar o porque subía tales fotos a las redes, sino porque hay un problema estructural que tiene que ser tratado de la misma manera y con la complejidad que conlleva. Vemos que no sucede eso, sino que se cuentan los casos de femicidio de una manera amarillista, sensacionalista, como si fuera un caso particular de esa mujer. Olvidan contar las estructuras que permiten y que reproducen las violencias de género y que hacen que terminen en la violencia extrema que son los femicidios. Creemos que no se va a modificar de una manera espontánea, sino que hay que trabajar también en los medios de comunicación. Debería implementarse la Ley Micaela, para poder introducir la perspectiva de género en los funcionarios y a quienes están en los medios. Se está discutiendo ahora el cupo de participación femenina en los medios y particularmente feministas. Queremos periodistas feministas que puedan de alguna manera deconstruir estos sentidos que todavía se siguen reproduciendo de que la víctima es responsable, tratar de conmover a la sociedad; que lo que le pasó a esa niña, a esa mujer, nos puede pasar a nosotras.
¿En qué consiste la Ley Brisa? ¿Se implementa como debería?
Nosotras tenemos el registro hasta el mes de junio de 160 niñes que perdieron a sus madres, que quedaron huérfanos a partir de los femicidios. No hacemos el control sobre la implementación de la Ley, lo que sí intentamos es destacar la importancia de esa Ley, porque lo que hace es ayudar con una contención económica a aquellos niñes que quedaron huérfanos. Justamente ayer se cumplieron dos años de esta Ley, y justamente en el plan de acción que se publicó en el Ministerio vimos también que se va a trabajar en una contención económica no solo para los niñes sino también para las familias que fueron afectadas por casos de femicidio.
¿A qué creés que se deben las resistencias al feminismo?
Hay una resistencia a los cambios. Muchas veces los cambios generan reacciones. Hay todo un movimiento que reacciona a partir del crecimiento de la lucha de las mujeres y los feminismos. En ese sentido, es algo bueno porque demuestra que los feminismos no son algo reducido ni parcial, estamos ocupando espacio, estamos ganando territorio, y eso genera reacciones, muchas veces de antiderechos. En realidad lo que se disputa no es feminismo sí o feminismo no; el feminismo. La disputa es por los derechos y la ampliación de los derechos. Llamemos a las cosas por su nombre: esos grupos reaccionarios son grupos antiderechos. Aunque les pese a muchos, los feminismos ya están instalados socialmente, inclusive para aquellas que no quieran reconocerse feministas. Estamos seguras de que en algún momento les va a llegar porque es una deconstrucción. Tenemos todo para seguir luchando y militando y no dejar que grupos antiderechos impidan el fortalecimiento de los derechos que ya tenemos conseguidos. No solo se trata de ampliar derechos sino de cuidar los que ya tenemos. Nos dimos cuenta de que muchas veces eso puede estar en jaque, así que me parece que todo este movimiento reaccionario surge a partir del fortalecimiento de los feminismos.
¿Qué mensaje enviarías a las niñas y adolescentes que hoy llevan a cabo gran parte de los cambios sociales y la lucha feminista?
Son las pibas las que cada vez nos enseñan más, lo de la revolución de las hijas está sucediendo. Tanto los pibes como las pibas demuestran que viven el cambio sin tanto cuestionamiento, van cambiando las cosas de forma natural. Lo más importante para trabajar cuando sos joven es el tema de lo colectivo. Los cambios no vienen solos sino a través de la organización, de estar en redes, y creo que las chicas más jóvenes ya lo están viendo. Para las más jovencitas, que se animen a disputar en casa, a disputar con papá, con mamá, que es lo que hemos transitado todas en algún momento. Va por ahí el cambio, a partir de colectivizar lo que nos pasa y darnos cuenta que donde nos sentimos incómodas a veces no somos las únicas, sino que es algo compartido. Para poder ver esto y cambiarlo hay que hacerlo de una manera colectiva.