Cushamen: de campo de concentración en el siglo XIX al abandono estatal durante 120 añosPor Daniel Loncón.
La realidad que vive la localidad de Cushamen es sólo una muestra de lo que ocurre en muchos pueblos y comunidades que permanecen totalmente olvidados de las decisiones gubernamentales. La desidia y el abandono forman parte de una política estatal; y no es una casualidad o producto del destino que ello ocurra.
Cushamen -que cuenta a su alrededor con 17 parajes habitados por miembros de comunidades mapuche-tehuelche y con un gran porcentaje de adultos mayores- sufre las inclemencias de un temporal de nieve que ha dejado a la localidad sin servicios -energía eléctrica, agua, gas- y el impedimento de llegar con asistencia a los cientos de pobladores que habitan en los campos.
Cushamen es el lugar donde Miguel Ñancuche Nahuelquir se asienta junto a su gente luego de la conquista militar llevada a cabo por el Estado Argentino a fines del siglo XIX.
Lo que hoy conocemos como comunidades indígenas eran en esa época verdaderos campos de concentración en donde la población indígena quedó confinada luego de la conquista genocida que incluyó la matanza de personas, desmembramiento de familias, apropiación de niños y niñas para el servicio de las aristocracias locales y la exhibición de cuerpos en museos como trofeo científico.
Todo esto tuvo como fin la apropiación de los territorios aptos para la ganadería a gran escala y la población indígena fue confinada en lugares áridos y pedregosos, mesetas y grandes arenales. Aun así, nuestra gente logró permanecer en esos lugares, muchos de ellos hoy codiciados por la industria extractiva.
La nieve que cubrió el paisaje en estos días volvió a destapar las inequidades de siempre. La mayoría de los políticos o aspirantes a serlo hablan del "interior profundo", de la paisanada, del gauchaje, del reconocimiento a la gente del campo. Sin embargo, solo son expresiones que guardan un profundo desconocimiento de las reales condiciones de vida en esos lugares, a los cuales llegan por algunas horas en épocas de campaña electoral y casi siempre a la hora del asado. Hablan de reparación histórica cuando desconocen el genocidio fundante en estos territorios.
La urgencia de destinar recursos
Los representantes de la provincia del Chubut y quienes toman decisiones deben saber que es urgente destinar los recursos necesarios para resolver los problemas estructurales para minimizar los coyunturales. El mantenimiento de los caminos es crucial para mantener la comunicación de los pueblos con los centros de servicios o sanitarios de mayor complejidad.
La comuna y el hospital rural de Cushamen solo cuentan con un medio de movilidad y la policía no dispone de vehículos para movilizarse y los bomberos, con los escasos recursos que cuentan, solo pueden asistir a nivel local. Una simple emergencia puede transformarse en una tragedia debido a la ausencia de los recursos necesarios.
De igual forma, la provisión de energía eléctrica es un problema estructural, dado que los motores que se envían no cubren la demanda y constantemente deben ser reparados por una empresa con sede en la ciudad de Comodoro Rivadavia, distante más de 700 kilómetros.
Por otro lado, es urgente la puesta en funcionamiento de los puestos sanitarios que se encuentran en los parajes y que están cerrados por falta de personal y recursos, así como la provisión de medicamentos e insumos hospitalarios debido a las grandes distancias que deben recorrer para llegar a El Maitén o Esquel por caminos con escaso mantenimiento.
Recientemente se declaró la emergencia agropecuaria a raíz de la plaga de langostas que afectó la zona en los últimos años. El mejoramiento en la provisión y almacenamiento de agua, la realización de cuadros con mallines y pasturas, la compra de vientres y el arreglo de los corrales son solo algunas de las tantas deudas pendientes que se tiene con más de doscientos pobladores que son productores.
Finalmente es necesario reconocer el enorme trabajo y compromiso del personal de las diversas dependencias del pueblo que, inclusive con sueldos atrasados y sin insumos ni recursos, ponen todo lo que está a su alcance para poder sobrellevar esta situación.
Cushamen es solo una muestra dolorosa de la situación de pueblos y comunidades históricamente relegadas y abandonadas. La inequidad y la injusticia persisten desde su propio origen: un campo de concentración indígena luego de la conquista militar del Estado Argentino.
Por Daniel Loncón.
La realidad que vive la localidad de Cushamen es sólo una muestra de lo que ocurre en muchos pueblos y comunidades que permanecen totalmente olvidados de las decisiones gubernamentales. La desidia y el abandono forman parte de una política estatal; y no es una casualidad o producto del destino que ello ocurra.
Cushamen -que cuenta a su alrededor con 17 parajes habitados por miembros de comunidades mapuche-tehuelche y con un gran porcentaje de adultos mayores- sufre las inclemencias de un temporal de nieve que ha dejado a la localidad sin servicios -energía eléctrica, agua, gas- y el impedimento de llegar con asistencia a los cientos de pobladores que habitan en los campos.
Cushamen es el lugar donde Miguel Ñancuche Nahuelquir se asienta junto a su gente luego de la conquista militar llevada a cabo por el Estado Argentino a fines del siglo XIX.
Lo que hoy conocemos como comunidades indígenas eran en esa época verdaderos campos de concentración en donde la población indígena quedó confinada luego de la conquista genocida que incluyó la matanza de personas, desmembramiento de familias, apropiación de niños y niñas para el servicio de las aristocracias locales y la exhibición de cuerpos en museos como trofeo científico.
Todo esto tuvo como fin la apropiación de los territorios aptos para la ganadería a gran escala y la población indígena fue confinada en lugares áridos y pedregosos, mesetas y grandes arenales. Aun así, nuestra gente logró permanecer en esos lugares, muchos de ellos hoy codiciados por la industria extractiva.
La nieve que cubrió el paisaje en estos días volvió a destapar las inequidades de siempre. La mayoría de los políticos o aspirantes a serlo hablan del "interior profundo", de la paisanada, del gauchaje, del reconocimiento a la gente del campo. Sin embargo, solo son expresiones que guardan un profundo desconocimiento de las reales condiciones de vida en esos lugares, a los cuales llegan por algunas horas en épocas de campaña electoral y casi siempre a la hora del asado. Hablan de reparación histórica cuando desconocen el genocidio fundante en estos territorios.
La urgencia de destinar recursos
Los representantes de la provincia del Chubut y quienes toman decisiones deben saber que es urgente destinar los recursos necesarios para resolver los problemas estructurales para minimizar los coyunturales. El mantenimiento de los caminos es crucial para mantener la comunicación de los pueblos con los centros de servicios o sanitarios de mayor complejidad.
La comuna y el hospital rural de Cushamen solo cuentan con un medio de movilidad y la policía no dispone de vehículos para movilizarse y los bomberos, con los escasos recursos que cuentan, solo pueden asistir a nivel local. Una simple emergencia puede transformarse en una tragedia debido a la ausencia de los recursos necesarios.
De igual forma, la provisión de energía eléctrica es un problema estructural, dado que los motores que se envían no cubren la demanda y constantemente deben ser reparados por una empresa con sede en la ciudad de Comodoro Rivadavia, distante más de 700 kilómetros.
Por otro lado, es urgente la puesta en funcionamiento de los puestos sanitarios que se encuentran en los parajes y que están cerrados por falta de personal y recursos, así como la provisión de medicamentos e insumos hospitalarios debido a las grandes distancias que deben recorrer para llegar a El Maitén o Esquel por caminos con escaso mantenimiento.
Recientemente se declaró la emergencia agropecuaria a raíz de la plaga de langostas que afectó la zona en los últimos años. El mejoramiento en la provisión y almacenamiento de agua, la realización de cuadros con mallines y pasturas, la compra de vientres y el arreglo de los corrales son solo algunas de las tantas deudas pendientes que se tiene con más de doscientos pobladores que son productores.
Finalmente es necesario reconocer el enorme trabajo y compromiso del personal de las diversas dependencias del pueblo que, inclusive con sueldos atrasados y sin insumos ni recursos, ponen todo lo que está a su alcance para poder sobrellevar esta situación.
Cushamen es solo una muestra dolorosa de la situación de pueblos y comunidades históricamente relegadas y abandonadas. La inequidad y la injusticia persisten desde su propio origen: un campo de concentración indígena luego de la conquista militar del Estado Argentino.