Opinión

La tragedia de Once no fue como la contaron y Aníbal no era La Morsa

Por Miguel Gaya*

En un par de días se supo, oficialmente y por los medios, algo que se sabía evidente para cualquier persona de bien: El freno de emergencia de la locomotora que se estrelló en Once fue desactivado por el maquinista. La Morsa no era Aníbal Fernández, sino (cuándo no) un agente de la SIDE. Más temprano que tarde los medios aceptarán lo que en cualquier momento dirá la justicia: Nisman se suicidó.

Estas tres verdades están siendo "reveladas" por los medios sin el mínimo rubor y sin ningún atisbo de responsabilidad por los daños infringidos a la verdad, la prensa y el sistema democrático.

Y nos preguntaremos (ya nos estamos preguntando) qué dirán los que acusaron de corruptos, narcos y asesinos a esa entelequia del mal conocida como "los K". Si aceptarán esa verdad y se harán cargo de que han sido manipulados y engañados.

Y nos engañaremos.

No fueron engañados ni manipulados. Desearon creer lo que le decían, y lo creyeron. Pero lo creyeron no para que esos hechos fueran verdad, sino para que operaran con el fin con el que fueron inventados: para evitar la gobernabilidad, para que el peronismo pierda las elecciones, para que gobierne el PRO.

Hasta que no entendamos que la gente cree todos los dislates que le dicen solo para crear el mundo que le pintan, no atinaremos a atender correctamente el problema.

No son tontos. Son algo infinitamente peor.

*Abogado y escritor.