Política

"Sin nosotras no hay democracia": legisladoras de Chubut contra la violencia política y los "machirulos"

Por Lola Sánchez

Desde los graffitis que celebraban el cáncer tras la muerte de Evita hasta las tapas de revistas y los memes que ridiculizan a las legisladoras, la violencia política contra las mujeres no es un fenómeno nuevo.

La violencia simbólica continúa calando hondo en el inconsciente colectivo y social, y continúa en cada discurso "inocente" en redes o medios como un mensaje que no es hacia una mujer sino hacia todas.

Desde el lenguaje, el humor, la sátira y los ataques directos el patriarcado reaccionario busca devolver a las mujeres al ámbito al que supuestamente pertenecen: la esfera de lo privado, lo doméstico. Para un sistema de opresión milenario, la participación de mujeres en el ámbito público es más bien una novedad.

Nota de hoy de La Nación


Originalmente se dispuso la separación tajante de lo público y lo privado como otra dicotomía posible de lo masculino y lo femenino.

Como todo movimiento disruptivo, los feminismos modificaron de raíz esta concepción y gracias a prolongadas luchas las mujeres lograron tomar posición en lugares de poder. Institucionalmente, en Argentina esta participación se inicia con la Ley 13.010 del sufragio femenino, promulgada el 23 de septiembre de 1947.

Por eso cada 23 de septiembre se recuerda el "Día Nacional de los Derechos Políticos de la Mujer".

La lucha feministas está lejos de lograr su objetivo final, ya que a pesar de las reglamentaciones legales e institucionales, en la práctica la carrera política de las mujeres se ve socavada por ataques que van desde la violencia simbólica como su forma primordial hasta la violencia física o económica.

El ataque a las mujeres en política con frecuencia tiene un trasfondo mucho más concreto que la mera crítica. Descansa sobre estereotipos de género y prejuicios, y busca desacreditar la capacidad de liderazgo del "sexo débil", noción que todavía circula en la mente de muchos legisladores y votantes.

Ley contra la violencia política

Ante la oleada de ataques con motivos de género que se desataron contra la ex presidenta y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y contra la ex diputada Elisa Carrió (por citar ejemplos paradigmáticos), la senadora Nacional por Chubut, Nancy González, redactó una Ley contra la Violencia Política, que la incorpora dentro de la Ley 26.485 de "Protección Integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales".

Reconocer la violencia política dentro de las violencias de género es otra manera de contribuir a la democracia plena y la integración de las mujeres a la esfera pública y los espacios de toma de decisión. Es además una vía de representación para los sectores de la ciudadanía que han estado históricamente al margen. Tener mujeres -y especialmente feministas- en las bancas asegura el trabajo en pos de los intereses de todos y todas.

Con motivo del 23 de septiembre, la senadora González brindó una charla junto a la diputada provincial por Chubut, Mónica Saso, en la cual invitaron a la reflexión colectiva, así como a alentar las prácticas de fortalecimiento de los derechos ya adquiridos. La actividad fue organizada por el Frente Nacional de Mujeres Irrompibles.

"Sin paridad no hay democracia completa"

El Extremo Sur dialogó con la diputada Saso sobre su experiencia en la política provincial y su trabajo junto a la senadora, bajo la idea firme de que una democracia sin paridad no es una democracia completa.

"La democracia con barreras de entrada a las mujeres en la política es una clara muestra de la desigualdad social; creo que la paridad es indispensable para la vida en democracia, y debemos trabajar en pos de una sociedad más justa, más inclusiva y más respetuosa de sus diversidades. Una sociedad donde la paridad no tenga que ser obligatoria por Ley sino por mandato social", expresó.

El antecedente de Bolivia

La Ley contra la Violencia Política que presentó la Senadora González no es la primera iniciativa de este carácter. El debate ya se encuentra instalado en América Latina, debido a las crudas reacciones de los sectores más conservadores tras la conquista de los espacios de poder por parte de las mujeres en democracia.

En nuestra región, el concepto apareció por primera vez en Bolivia en 2000 dentro de una reunión de concejalas en la Cámara de Diputados, con el fin de visibilizar reportes de acoso y violencia contra mujeres en municipios rurales. Este primer pantallazo fue fundamental para que, más tarde, la Asociación de Concejalas de Bolivia (Acobol), avanzara en materia legislativa al respecto. La propuesta fue formalmente presentada durante el período 2005-2006 como un trabajo conjunto de la sociedad civil, organizaciones y parlamentarias.

La Asociación se comprometió también a registrar mediante estadísticas los reportes que surgieran a partir de la formalización del concepto: para 2012 más de mil denuncias habían sido presentadas por mujeres en diversos cargos políticos. La dedicación de las activistas bolivianas dio origen a la Ley 243 contra el Acoso y la Violencia Política contra las Mujeres. Dicha Ley otorga protección a todas las mujeres que ejercen alguna función política. Define el acoso político como el "acto o conjunto de actos de presión, persecución, hostigamiento o amenazas", mientras que define la violencia política como las "acciones, conductas y agresiones que causen daño físico, psicológico o sexual" con el motivo de reducir o restringir el libre ejercicio de la función política en las mujeres, o bien obligarla a renunciar o modificar conductas de su mandato. Por lo tanto se entiende como una reacción generalizada que busca, a través de diversas estrategias, eliminar a la mujer de esa posición política, y de esta manera amenazar implícitamente a todas aquellas que vayan por el mismo camino.

Reglamentaciones argentinas

Las reglamentaciones argentinas en torno a la violencia política no se basan solamente en los casos de la región sino que también adhieren a convenciones internacionales como la CEDAW (Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discrminación contra la Mujer) y la Convención de Belem do Pará.

La Senadora Nancy González manifiesta en el Proyecto de Ley: "La autonomía que hemos conseguido las mujeres tiene un correlato social de violencia, que va en escala, tomando formas cada vez más manifiestas", lo que se observa en el aumento de femicidios y ataques contra las mujeres. El acceso y la visibilización de la mujer en ámbitos tradicionalmente masculinos llamados ‘públicos' atañe como respuesta un tipo de adoctrinamiento patriarcal propio de nuestra cultura. En este sentido, la política no es la excepción", detalla, dando a entender que todavía quedan desafíos por delante.

¿Un problema aislado?

Lejos de ser una problemática individual o el conjunto de ataques a un partido opositor, la violencia política contra las mujeres es una respuesta social y es una de las tantas formas de violentar la autonomía femenina. Esto queda claramente demostrado en el informe presentado por ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), sobre la situación de las mujeres políticas en Argentina.

Del estudio, que analiza la situación de mujeres en 11 provincias del país (incluida Chubut), se desprende que 8 de cada 10 encuestadas afirman haber vivido situaciones de violencia de género a lo largo de sus carreras políticas. Las más frecuentes son la violencia psicológica (50%) y la simbólica (28%). Cabe recordar la deuda que aún tiene la Ley argentina con estas expresiones patriarcales de índole simbólica y su constante desprestigio en comparación con violencias "más graves".

Por otra parte, "el 98% de las encuestadas identificaron al ámbito político como un espacio donde persiste la discriminación contra las mujeres. En relación con los factores que actúan como obstáculos para la participación de las mujeres en política, los más mencionados fueron los de tipo cultural: las responsabilidades familiares (91%), la cultura dominante y su concepción del rol de las mujeres en la sociedad (89%), y la falta de apoyo de los hombres (76%). En menor medida aparecen factores como la falta de recursos económicos (64%) y el temor por la integridad física (18%)".

Agresores y agresoras

Respecto a los agresores, el 63% de las encuestadas señaló que se trató de varones, 32% indicó que fueron violentadas por varones y mujeres y un 5% únicamente por mujeres. En cuanto a la procedencia de la agresión, un 71% mencionó a las redes sociales y un 67% respondieron que fue alguien de otro partido o de su propio espacio.

La senadora González destacó la necesidad de construir mayor sororidad entre mujeres, incluso de otros partidos, y de denunciar las actitudes machistas y agresiones, incluso dentro del propio partido. "Por esto es que muchas mujeres no se animan a meterse en la vida política, porque es dura, compañeras", expresó Nancy. "No solamente por los ataques exteriores que recibimos por ser mujeres sino también por los ataques interiores, porque cuando una mujer comienza su carrera, tiene que salvar montones de obstáculos, y los primeros son los machirulos que tenemos dentro de los partidos. Porque siempre nos cuestionan, nos indagan, y nosotras, ¿cuándo indagamos a los hombres? Nunca". Destacó la necesidad de dar el debate dentro de cada espacio como condición para el empoderamiento: "Necesitamos más mujeres empoderadas, más mujeres sin miedo, y más mujeres acompañadas por nosotras mismas, para que puedan seguir creciendo, para que puedan animarse".

Por su parte, la diputada Saso destacó que nunca sufrió ataques mediáticos ni descalificación de compañeros, pero sí presenció maltrato hacia otras compañeras, "incluso hacia mi propia referente del espacio al que pertenezco", haciendo alusión a la violencia mediática contra Cristina Fernández de Kirchner.

"Es innegable que las mujeres constantemente vivimos actos que actualmente son considerados violencia de género y que son totalmente repudiables y por supuesto muy tristes, hace mucho daño a todos y todas", subrayó Saso.

"Todos los días luchamos contra la violencia machista", agregó, "y por eso quienes hoy ocupamos cargos públicos tenemos la enorme responsabilidad de trabajar para que esta brecha de desigualdades desaparezca, y que de una vez por todas haya una igualdad plena entre hombres y mujeres".

Sobre el tratamiento en medios de comunicación, han sido paradigmáticas las tapas de la Revista Noticias que tenían a Cristina Kirchner como protagonista, utilizando la violencia de género como medio de descalificación de sus políticas. Entre las tapas más repudiadas se encuentra una en la que la ex presidenta amamanta a Alberto Fernández y Sergio Massa, a modo de alegoría de la Virgen María. Otra portada muestra a Kirchner sin ropa con el título "La reina está desnuda", e incluso uno de estos gráficos la muestra de manera hipersexualizada bajo el título "El goce de Cristina".

"Creo que los medios tienen un ataque constante hacia las mujeres en todos los ámbitos, desde la política pero tambien hasta cuando hablan de temas sensibles como casos de abuso sexual", opinó Saso.

También se refirió a las numerosas tapas de revistas que "han mostrado a nuestra ex presidenta de las formas más degradantes e insultantes que hay, con absoluta falta de respeto y un desmerecimiento total de sus aptitudes como conductora de la nación. Eso me parece gravísimo, y si nos paramos desde ahí podemos tener innumerables ejemplos".

No sin nosotras

La protección de los derechos políticos de las mujeres conlleva la protección integral de la democracia y la participación de mujeres en sociedad. Siendo la mitad de la población, resulta urgente que estén representadas de manera adecuada en los espacios de toma de decisión.

En el proyecto de Ley, González sostiene: "La participación política de las mujeres enriquece y fortalece nuestra democracia. Reconocer y contar con herramientas que visibilicen los mecanismos que atentan contra la misma es parte de nuestro compromiso".

En este sentido, la diputada Saso avanza con un Proyecto de Ley para asegurar el cupo femenino en el Superior Tribunal de Justicia, institución que desde su creación en Chubut no ha tenido una sola mujer en los cargos más altos. Desde la concepción de que no hay Justicia sin las mujeres, se llevan a cabo diversos proyectos que buscan darle lugar a las profesionales y militantes en las bancas de las Cámaras y los Tribunales.

Para su implementación, Saso celebra la decisión política de la gestión actual de Fernández en materia de género: "La creación de un Ministerio de las Mujeres es una clara muestra de eso", sostiene.

"Sin dudas, creo que de a poco la mujer está teniendo mayor participación, si bien todavía nos cuesta todo el doble, siempre tenemos que tener dobles o triples credenciales para tener determinadas cuestiones a favor, creo que años atrás era impensado por ejemplo que exista paridad de género en las listas, hay avances que son imparables, porque el reclamo viene desde la propia sociedad, que se rebela y logra estos cambios de paradigmas".

Además, la diputada considera que es "fundamental la paridad en todos los ámbitos, necesaria para profundizar y mejorar la democracia, sistema de gobierno que hasta ahora ha demostrado ser el más justo: Las barreras de entrada de las mujeres para acceder a los distintos espacios de poder a la hora de ocupar cargos políticos van en detrimento de la democracia".

Si bien en Chubut hay paridad de género en las listas desde 2019, tanto la diputada como la senadora consideran que todavía hay sectores donde los cupos no son respetados o no han sido siquiera reglamentados, sumado a problemáticas estructurales como la violencia de género en la vida diaria de las mujeres, que ha aumentado considerablemente durante el Aislamiento Social Obligatorio.

Saso resume: "Todo esto es una muestra de la constante discriminación que sufrimos las mujeres, y sostengo que una democracia completa es una democracia paritaria".