El país

Volar con los cielos cerrados en Argentina

Por César Salvucci (SPUTNIK)

Desde fines de marzo, Argentina mantiene sus fronteras cerradas. Los radares en tiempo real muestran los contados aviones que vuelan los cielos argentinos y la fecha de reapertura es incierta. Sin embargo, hay vuelos denominados especiales, autorizados previamente por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

Cuando parecía que la reapertura de vuelos, al menos domésticos, se concretaría este 1 de octubre tras seis meses de cuarentena, la fecha vuelve a correrse. "Estamos atados al aislamiento social preventivo y obligatorio", explican desde Aerolíneas Argentinas a Sputnik.

Lo cierto es que la aerolínea de bandera durante todo el mes de septiembre solo tuvo seis vuelos a Madrid, 10 a EEUU (Miami y Nueva York), uno a Cancún, ocho a San Pablo, uno a Lima, cinco a Santiago de Chile y tres a Asunción. En tanto, la mayoría de vuelos domésticos se canceló y solo unos pocos despegaron para transportar médicos, carga y a aquellos que habían quedado varados.

¿Cómo se vuela en medio de la cuarentena?

Los extranjeros no pueden entrar a la Argentina. Sin embargo, desde el Gobierno repiten que los argentinos pueden salir del país y que solo dependen de las condiciones que imponga el país de destino. Para cualquier viajero es imprescindible consultar en tiempos de coronavirus las regulaciones migratorias y sanitarias en la página oficial del Centro de Viajes de IATA. Sin embargo, nunca está de más confirmar la información en organismos oficiales del país de destino.

Hay que ser conscientes de que comprar un vuelo hoy en día implica serios riesgos de cancelaciones. Afortunadamente, las aerolíneas intentan revertir esta desventaja ofreciendo políticas flexibles para cambiar fechas sin costo adicional.

Es altamente recomendable llegar al aeropuerto con al menos tres horas de anticipación. Si bien uno podría imaginar que el movimiento en los aeropuertos es menor, los escasos vuelos que despegan suelen ir llenos y tanto el check in, como el control de seguridad y migraciones demandan más tiempo que antes por el protocolo de distanciamiento, que hay que decir, pocas veces se cumple.

A la hora de embarcar, se respeta la política de subir al avión por grupos. Desde las últimas filas, hasta las primeras. Cada viajero debe haber completado previamente una declaración jurada donde da fe de que conoce que la OMS declaró la pandemia y de que se compromete a respetar una cuarentena de 14 días al regresar al país. De esta manera, el Estado busca también evitar reclamos y repatriaciones que queden varados alrededor del mundo como ocurrió particularmente durante marzo y abril.

México, por su parte, exige a todo viajero que ingrese a su territorio completar una declaración jurada respecto a su estado de salud. Luego, no hay más requisitos. No existen las cuarentenas preventivas para los viajeros y en los centros turísticos la vida transcurre con normalidad y escasez de mascarillas.

Lo más llamativo de este vuelo de Aerolíneas Argentinas 1370 con destino a Cancún ocurrió en el embarque. Llegando al final de la manga, antes de subir el avión, cada pasajero debe agarrar una bolsa con alimentos -snacks y sándwiches- y una botella de agua. Este será todo el servicio que recibirá a lo largo de casi 10 horas de vuelo. "Estamos siguiendo las recomendaciones de los organismos internacionales de salud", se disculpa el capitán por los altoparlantes de la aeronave antes de recomendar enfáticamente que los pasajeros "solo se levanten de sus asientos para ir al baño".

Al aterrizar, comienza el desembarque por la clase ejecutiva, obviamente, y luego fila por fila. Nadie puede levantarse de su asiento hasta que la fila delantera haya sido liberada. De esta manera se busca evitar que los pasajeros se aglomeren a lo largo del estrecho pasillo.

¿Cuándo vuelven los vuelos regulares?

La más reciente resolución enviada a todas las aerolíneas y operadores turísticos establece la "suspensión de los vuelos de transporte de cabotaje comercial regular, no regular y de aviación general" hasta el 12 de octubre, día en la que finaliza la nueva extensión de la cuarentena, fecha que probablemente sea extendida.

Desde el Ministerio de Salud de la Argentina explican a Sputnik que la decisión de reanudar los vuelos "se coordina" con el Ministerio de Transporte. En tanto, desde esta última cartera explican que el protocolo sanitario que funciona hoy para los vuelos especiales "no será igual [para los vuelos regulares] porque el volumen de pasajeros es diferente".

Todos apuntan a que la decisión de abrir los cielos argentinos depende de cómo evolucione la curva de contagios de COVID-19 y nadie se atreve a arriesgar una fecha.

Mientras que algunos opinan que los vuelos regulares de cabotaje comenzarán antes que los internacionales, son muchos los gobernadores de provincias argentinas que no ven con buenos ojos el turismo interno por el temor a una escalada de contagios y a que se desborde el sistema sanitario local.

Ante esta situación, no es descabellado pensar que por algún tiempo se mantendrá el sistema actual: vuelos específicos autorizados por la ANAC, con una serie de requisitos a cumplir por los pasajeros tanto para dejar la Argentina como para ingresar a destino.

La buena noticia es que en octubre Aerolíneas Argentinas tendrá más de 65 vuelos internacionales, mientras que American Airlines fue autorizada a operar vuelos diarios a Miami. Este es un salto cuantitativo frente a los 81 vuelos internacionales que habían sido autorizados para todas las aerolíneas en el mes de septiembre.

De embajadores y reencuentros amorosos

Los vuelos especiales tras los más de seis meses de cuarentena argentina llevan consigo historias de las más dispares. "Trabajo por Zoom, doy clases de gimnasia. Puedo trabajar desde cualquier lado y decidí ir a hacer un voluntariado a un hostel en Tulum", dice una pasajera entusiasmada a su compañero de asiento que acaba de conocer.

Entre los argentinos ansiosos por volver a recorrer el mundo, también sobresalen los mexicanos que quedaron varados cuando se decretó la cuarentena y que regresan a sus hogares tras medio año con una sonrisa debajo de la mascarilla.

Sin embargo, entre los pasajeros de este vuelo, destaca uno. Es el flamante embajador argentino en México que viaja al país azteca para asumir su cargo. Se trata de Carlos Tomada, exministro de Trabajo durante los Gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, quien también sufre los embates de los cielos cerrados.

El embajador no pudo viajar directamente a la capital mexicana. Abordó el vuelo en Ezeiza con destino a Cancún para luego hacer una conexión a la Ciudad de México. "¡Por poco no toma un vuelo directo!", comenta uno de los trabajadores de la Embajada que esperaba junto con él en la cinta de equipaje. "En pocos días vuelven los vuelos directos a la capital", agrega haciendo referencia a vuelos de Aeroméxico. Sorprendido por la mala logística, Tomada remata jocoso en medio de la larga espera: "¡De haberlo sabido, no viajaba!".

Como en un juego de mesa de estrategia, una pareja que vivía en Moscú eligió México como uno de los pocos lugares en el mundo que les permitía la entrada para finalmente poder reencontrarse. Él, argentino, ella rusa, la cuarentena interrumpió todos los planes y los mantuvo separados por medio año. Las vacaciones de ambos en Argentina quedaron frustradas cuando ella no pudo viajar al país sudamericano y él quedó varado en su tierra natal.

El protocolo está, las aerolíneas están listas y los viajeros tienen todo listo. Octubre será un paso más hacia la nueva normalidad para todos aquellos que ya tienen un pasaje aéreo o ven en la temporada de verano una posibilidad de tomar un respiro tras más de medio año de encierro.