El mundo

Los médicos cubanos dan una lección al mundo

Por Marco Teruggi (SPUTNIK)

En Venezuela se encuentran más de 20.000 médicos y enfermeros cubanos. Llevan adelante miles de consultorios, centenares de centros de salud, y recorren a diario los barrios populares. Se trata de un despliegue masivo, reforzado por nuevas brigadas, que ha resultado central contra el COVID-19.

Es habitual ver a médicos, médicas, en los barrios populares de Caracas. Están vestidos de blanco, azul, golpean las puertas de las casas, suben escaleras, edificios, van planilla en mano, preguntan, aconsejan, anotan, derivan. Es un trabajo diario, una política de salud, que tiene en su centro la cooperación ofrecida por Cuba.

Ese trabajo entre ambos países no es nuevo. El doctor Reinol García Moreiro, jefe de la Misión Médica Cubana en Venezuela, sitúa el inicio de la Misión en el 2003, con antecedentes que se remontan a 1999, cuando tuvo lugar un deslave en el estado Vargas que dejó miles de víctimas: "ahí fue el primer gesto solidario". Hugo Chávez llevaba entonces un año en el Gobierno.

El despliegue de la Misión abarca más de 15.000 consultorios populares, 572 centros de diagnóstico integral (CDI), 586 salas de rehabilitación integral (SRI), 35 centros de alta tecnología y más de 20.000 colaboradores cubanos, entre médicos, enfermeros y técnicos en las diferentes gamas de la medicina.

Esa estructura fue reforzada y puesta al servicio para enfrentar la pandemia de COVID-19. "Los 572 CDI los hemos puesto en funcionamiento para esta situación, 398 están atendiendo el COVID-19, y el resto atienden las demás patologías de la población, pero tienen consultas respiratorias adaptadas a las salas de rehabilitación", señala García Moreiro.

De acuerdo con el jefe de la Misión, los servicios de las SRI fueron adaptados como centros de hospitalización, "y muchos CDI se han convertido en clínicas de terapia intensiva para atender estos pacientes". En total fueron dispuestas más de 4.000 camas para la atención de pacientes con COVID-19, de las cuales 2.000 están "dotadas con todas las tecnologías de terapia intensiva, médicos, enfermeros, técnicos preparados".

La reconversión a la lucha contra la pandemia fue acompañada con el despliegue de miles de médicos. Se los pudo ver desde el inicio, cuando todavía se desconocían los elementos esenciales de la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, recorriendo barrios populares en todo el país, explicando sobre la pandemia y detectando casos. Son, afirma García Moreiro, entre 12.000 y 15.000, venezolanos y cubanos, dispuestos para esa tarea.

Los médicos que salen de la zona roja reciben un reconocimiento por parte del equipo de trabajo del CDI María del Mar Álvarez, situado en la popular zona de Maternidad: pasaron 14 días seguidos con pacientes de COVID-19, y ahora ingresa otro grupo en su lugar. Mientras reciben los aplausos, otro equipo se alista para salir a recorrer uno de los barrios cercanos, ir casa por casa a realizar las visitas diarias.

El CDI ha sido remodelado recientemente. Su directora, la doctora Lilian González Rosales Verdesia, cubana, explica a Sputnik que se trata de un "CDI centinela", es decir aquellos dispuestos especialmente contra la pandemia: "Tenemos atención a pacientes con COVID-19 graves y moderados, contamos con un servicio de hospitalización y terapia con una disponibilidad de 12 camas".

Los pacientes que llegan con síntomas de COVID-19 pueden venir por cuenta propia, es decir por tener, por ejemplo, problemas respiratorios, falta de olfato y pensar que pueden ser positivos, o porque han sido derivados por los médicos cubanos luego de una visita en el recorrido por el barrio.

"El casa a casa es una experiencia cubana que aplicamos mucho en atención primaria de salud, que es un sistema preventivo, de promoción de salud, y el objetivo principal es llegar a tiempo ante cualquier situación epidemiológica y que los indicadores de morbilidad, mortalidad, letalidad, disminuyan", remarca el jefe de la Misión.

Ese método fue implementado desde el inicio de la cooperación cubano-venezolana. Tomó particular importancia ante la pandemia por permitir anticiparse en muchos casos a la expansión del virus, realizar pedagogía del cuidado, pruebas rápidas para detectar la presencia de focos.

"Se han hecho 87 millones de despistajes, pesquisas a pobladores, algunos han recibido tres y cuatro visitas de los equipos médicos buscando aparición de síntomas, patologías respiratorias, posibles complicaciones, pacientes que tienen enfermedades con morbilidad peligrosa en la asociación con la enfermedad, buscando niños, embarazadas, ancianos", explica García Moreira.

Cuando las personas que fueron visitadas en su casa llegan al consultorio, remitidas por los médicos, se les realiza la prueba rápida de COVID-19, luego las conocidas como PCR o hisopado en caso de ser necesario, y, de ser positivos, son ingresadas o enviadas a otro sitio si no hay disponibilidad de cama. Todo es gratuito para los pacientes.

En Venezuela han ocurrido hasta el lunes 28 de septiembre 606 muertes por COVID-19, un total de 72.691 casos, y en Cuba 122 fallecidos y 5.457 contagios. "Lo fundamental es que hay voluntad política, de Gobierno, y participación del pueblo. Cuando esas cuestiones se unen y hay un sistema de salud que se pone en función de la situación esencial y primordial que hay en un momento en un país, eso da resultado", sintetiza el jefe de la Misión Médica Cubana.

Los números de Cuba y Venezuela contrastan fuertemente con los de países vecinos, como Brasil, donde al 28 de septiembre se contabilizan más de 142.000 fallecidos y 4,73 millones de casos, y Colombia con casi 26.000 fallecidos y 813.000 contagios.

"Cuba tiene control de la epidemia, y a pesar de tener muy pocos casos, actúa como si tuviera miles más. Se ha logrado a pesar del bloqueo estadounidense, a pesar de ser un país con escasos recursos. Y además Cuba está entre los 30 primeros países autorizados a la investigación de su vacuna, llamada Soberana", explica el jefe de la Misión Cubana.

García Moreiro destaca en el caso venezolano la situación de bloqueo que vive el país producto de las sanciones estadounidenses que afectan, entre otras cosas, los ingresos del Estado. Aún con ese contexto, sostiene el jerarca, "Venezuela está logrando una meseta en su situación epidemiológica y estamos convencidos que para finales de año tendremos una situación muy favorable".

Parte de las razones de los números tiene que ver con el despliegue de la Misión Médica Cubana, el desarrollo de un sistema de salud que, refuerza García Moreiro, es "para los pobres, los de clase media y para los ricos que también acuden a los CDI".

Otras razones para explicar la curva pueden encontrarse en la decisión temprana de llevar adelante la cuarentena, la consolidación de alianzas con países como China y Rusia que, ante la pandemia, aportaron a consolidar las capacidades del sistema de salud venezolano, golpeado por los años de retroceso económico.

A principio de septiembre llegaron a Venezuela seis brigadas Henry Reeve, provenientes de Cuba, integradas por 93 profesionales de la salud. Fueron repartidas en seis regiones del país para reforzar la Misión Médica y el conjunto de la política de salud contra la pandemia.

Se trató del segundo envío de brigada de salud al país desde el inicio de la pandemia: el primer grupo vino por cinco meses, integrado por "científicos y personas de avanzados conocimiento en el manejo de enfermedades e investigaciones", explica García Moreiro.

Las brigadas Henry Reeve nacieron en el año 2005: fueron creadas a partir de la idea de ir a socorrer las víctimas del huracán Katrina que golpeó a Estados Unidos, ayuda que fue negada por el entonces Gobierno de George W. Bush.

Las Henry Reeve, especializadas en situaciones de desastre y epidemias graves, no son las únicas brigadas cubanas que están en diferentes partes del mundo. La política de cooperación en materia de salud por parte de Cuba lleva décadas: sus primeras misiones médicas estuvieron en Argelia a principio de los años 60, luego de que el país africano lograra, tras años de guerra, su independencia de Francia.

La política de brigadas médicas tuvo un lugar central ante la crisis mundial por el coronavirus: las brigadas Henry Reeve están hoy, indica García Moreiro, repartidas en más de 40 países del mundo: "Son médicos que salvan vidas como las salvaron en Turín [Italia], en Andorra, en Azerbaiyán, en África, en las diferentes regiones de América".

Estados Unidos ha presionado para que diferentes países no abran sus puertas a la llegada de las brigadas cubanas. Una acción que también se ha desplegado por diferentes medios de comunicación para intentar desprestigiar la política de cooperación cubana. "Nos acusan de políticos, de ser soldados, de ser servicios de inteligencia, son nefastas mentiras", explica García Moreiro a Sputnik.

Las campañas no lograron detener el despliegue médico cubano, y las brigadas Henry Reef han sido recientemente registradas al Premio Nobel de la Paz. "El premio sería un honor", señala García Moreiro, "un reconocimiento del mundo, sobre todo de quienes han recibido la atención desinteresada de nuestros médicos que han ofrendado sus vidas en todas las latitudes en función de ayudar a erradicar esta situación epidemiológica que tiene el mundo".

En el caso de Venezuela, la cooperación cubana lleva muchos años. Uno de los reconocimientos centrales es dado por la gente en los barrios populares, en los tratos al ver llegar los grupos de batas blancas de la mano con dirigentes comunitarios, el reconocimiento de un trabajo diario cerca de quienes lo necesitan, un despliegue que volvió a mostrarse central ahora ante la pandemia.