Patagonia

La nueva Argentina bicontinental debe vencer el asedio británico para ser potencia

Por Sergio Pintado (Sputnik).

El nuevo mapa bicontinental de Argentina hace más que incorporar los territorios de la Antártida, el Atlántico Sur y las Islas Malvinas; también es crucial para que Argentina tome conciencia de la cantidad de recursos minerales que le pertenecen y siguen amenazados por la ocupación británica.

Así lo dijo a Sputnik Mario Volpe, excombatiente de la Guerra de las Malvinas y experto sobre los reclamos de soberanía que Argentina mantiene sobre las islas y sus mares circundantes. El también vicedirector del Instituto Malvinas de la Universidad de La Plata destacó que con la adopción oficial del mapa -reconocido por Naciones Unidas desde 2016-transforma al país sudamericano "en una Argentina bicontinental, insular, antártica y marítima".

El especialista valoró que el Gobierno de Alberto Fernández haya oficializado el uso del mapa, que desde agosto incluye no solo el territorio terrestre argentino sino también las Islas Malvinas, las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur y la porción de la Antártida cuya propiedad es reclamada por Argentina previamente a la firma del Tratado Antártico. Con más de 6,5 millones de kilómetros cuadrados de plataforma continental y 2,8 millones de superficie continental emergida, Argentina supera incluso los 10 millones de kilómetros totales si se suma el territorio antártico.

Lo que vemos es que los argentinos tenemos poca conciencia marítima sobre el territorio", lamentó Volpe, destacando que la adopción del nuevo mapa oficial, que incorpora los territorios marítimos y antárticos en un color verdoso, busca darle "unidad" a toda la extensión para favorecer la conciencia bicontinental de los argentinos.

Volpe aclaró que la extensión de la plataforma continental no otorga derechos a Argentina sobre todo lo que haya en esas aguas, sino únicamente a los recursos naturales del suelo y subsuelo. Se trata de un ecosistema muy rico, destacó el experto, que mencionó la existencia de gran cantidad de crustáceos, reservas de gas y petróleo y nódulos polimetálicos que pudieran utilizarse como insumos clave para la industria de la aviación y la informática.

Esa diversidad puede constituir un verdadero tesoro para los argentinos, ya que estudios hechos en los últimos 25 años por la Comisión Nacional de Límite Exterior de la Plataforma Continental (Copla) sugiere que la explotación de materiales raros como el níquel, el cadmio o el manganeso puede reportarle un ingreso a Argentina de entre el 8% y el 40% de su Producto Bruto Interno (PBI) actual, sin contar las posibles exploraciones en busca de petróleo y gas natural.

Para Volpe, la importancia de esos recursos hace necesario que Argentina multiplique los estudios académicos sobre esa zona, dado que "no se puede defender lo que no se conoce".

El experto también valoró la iniciativa del Gobierno de Alberto Fernández en busca de un "plan integral" de defensa de la zona, que según el excombatiente debería incluir a las Fuerzas Armadas argentinas. Sin embargo, consideró que también se pueden adoptar medidas que, sin requerir grandes erogaciones, sirvan para desalentar las actividades ilegales en la zona. En ese sentido, mencionó el incremento de multas para la pesca ilegal en el Atlántico Sur.

El verdadero impacto de la ocupación británica

Para Volpe, una de las claves de generar una mayor conciencia bicontinental entre los argentinos es poner en real perspectiva la gravedad del conflicto diplomático entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas.

Como ejemplo, el excombatiente comentó que de los 10 millones de kilómetros correspondientes a Argentina si se cuenta el territorio antártico reclamado, el Reino Unido ocupa unos 3 millones. Sin contar la Antártida, la ocupación igual es de unos considerables 1,6 millones de kilómetros cuadrados. "Eso da la idea del conflicto Malvinas en su real dimensión, porque para muchos argentinos se trata solo de dos islas con 2.000 habitantes", comentó.

Para Volpe, la estrategia británica en la región tiene la apropiación de los recursos naturales de la zona como uno de los objetivos. Más allá de la milla 200 -donde culminaba la plataforma marítima antes de la extensión a 350 millas- los británicos "otorgan licencias ilegales para la pesca de calamar y otras especies" que incluso transforman a los habitantes de Malvinas "en la segunda población más rica del mundo en ingresos per cápita".

Es por eso que para el vicedirector del Instituto Malvinas es preciso que Argentina emplee una estrategia activa para desalentar tanto la pesca como la explotación petrolera de los británicos en el Atlántico Sur. "Tendríamos que ocupar las millas 201 y lugares estratégicos para disminuir la llegada del calamar a Malvinas", propuso.

La academia también podría aportar lo suyo, estimó Volpe, señalando la importancia de que Argentina ocupe el territorio marítimo con barcos destinados a estudiar los recursos naturales de la plataforma marítima.

Según Volpe, se trata de medidas "rápidas" que serían clave para "demostrar el firme interés que tiene Argentina en la defensa de la soberanía de Malvinas". El proceso de Brexit también podría jugar a favor de los argentinos, dejando a la pesca ilegal exportada por Malvinas a Europa fuera del mercado europeo y complicando a la economía de las islas al punto de obligar al Reino Unido a dialogar con Argentina sobre la soberanía de las islas, tal como lo reclama el Comité de Descolonización de Naciones Unidas.

El experto planteó la importancia de que la postura de Argentina sea secundada por otros países sudamericanos e incluso de la costa atlántica africana, dado que el Reino Unido continúa su estrategia de instalación de bases militares tanto en Malvinas como en las islas Ascensión y Santa Elena en el Atlántico. Volpe recordó que la militarización del Atlántico Sur también fue condenada por Naciones Unidas y que el avance británico pone en riesgo los recursos naturales de los países de esa región, así como las reservas de agua dulce de la Antártida, que según el experto el Reino Unido vigila de cerca con su política de ocupación.