El país

Un testimonio audiovisual de urgencia para apoyar el reclamo de vivienda digna

Por Pedro Perucca

Compartimos una breve charla con el documentalista Ernesto Gut a cuento de la gran circulación que tuvo en las últimas semanas su corto Guernica. Tierra para vivir, un testimonio audiovisual de urgencia para apoyar el reclamo de vivienda digna en gran ocupación de tierras del municipio de Presidente Perón, y por el estreno de Acampe Originario, su documental de 2020 sobre las luchas por sus territorios de los pueblos originarios de Formosa.

Desde Sonámbula dialogamos con Ernesto Gut, documentalista integrante del colectivo El cine por asalto y de Documentalistas Argentinos (Doca). Debutó como director con el documental Cuarenta balas: El caso Fischer-Bufano (2015), luego dirigió Una historia de Madres (2017) y Candomberos de dos orillas (2018), para la que también hizo guión, fotografía, cámara y montaje. En esta breve charla nos enfocamos en sus dos últimos trabajos, el documental Acampe Originario (2020), un film sobre la situación y la lucha de los pueblos originarios de Formosa, y particularmente sobre el Acampe de las etnias Qom, Pilagá, Wichí y Nivaclé realizado en pleno centro de Buenos Aires en el año 2015 (un tema particularmente importante para recordar en un nuevo aniversario de la colonización española de América) y un corto sobre la ocupación de tierras de Guernica, filmado, editado y distribuido de urgencia para apoyar la lucha por la vivienda digna.

-¿Cómo fue la experiencia de grabar en Guernica, cómo surgió la preocupación y cuál te parece que es la perspectiva de la ocupación, ante la intransigencia de la provincia? ¿Qué repercusiones está teniendo el corto Guernica. Tierra para vivir, indiscutiblemente oportuno?

-El cortometraje Guernica. Tierra para vivir fue realizado de manera urgente, ante el inminente desalojo que en ese momento, afortunadamente, no se produjo. La realidad que plantea la toma de Guernica es la inmensa envergadura de la problemática habitacional en esta larga crisis que estamos viviendo. Y revela también que hay solución: nuestro país es gigante, tierras sobran, la cuestión es que no deben ser puestas al servicio de los negocios inmobiliarios sino para dar solución al problema de vivienda.

Por eso también Guernica es un caso testigo, ya que este gobierno (y todos los gobiernos en general) forma parte del negociado inmobiliario con las tierras, en vez de darle a la gente sin casa un terreno para construir su hogar. Nos sorprendió la inmensa respuesta que obtuvo nuestro cortometraje; lo hicimos en cuatro días y evidentemente muestra aspectos poco conocidos, y apela a la sensibilidad ante la situación de personas que no son delincuentes ni violentxs, sino gente que simplemente está dispuesta a dar pelea por su derecho a existir.

-Acampe originario se estrena este lunes en Cine.Ar. ¿Podés contar algo sobre el proceso de esta película, las dificultades y las sorpresas que encontraron para hacerla? Más allá del gran drama de la epidemia de coronavirus, ¿te parece que ha habido algún cambio en la política oficial respecto de los pueblos originarios?

-Sí, estamos estrenando nuestro largometraje documental Acampe Originario, que también aborda una lucha por la tierra, pero ya no urbana sino de los pueblos originarios de Formosa, que vienen enfrentando la usurpación de sus escasos territorios por parte del Estado y las empresas agropecuarias. El documental se mete también con la problemática de la represión ante los reclamos por la tierra, que en el caso de Formosa produjo, en noviembre de 2010, el asesinato de varias personas y la quema de los ranchos de familias originarias que necesitaban conservar sus territorios para poder mantener su precaria economía e incluso su espacio para vivir junto a las nuevas generaciones.

También en este caso la tierra está en disputa, y también aquí el Estado actúa como garante de los negocios empresarios, incluso a costa de la muerte de los legítimos "propietarios", es decir, las comunidades que habitan estos territorios incluso antes de que la Argentina se llamara así.

-¿Qué puede aportar el documental, el cine, a estos procesos de lucha, incluso más allá de su rol crucial para la visibilización de los conflictos? ¿Qué es El Cine por Asalto y qué los definiría como colectivo de cineastas?

-El cine documental puede encarar estas problemáticas como una observación, o como parte de la lucha. Desde El Cine por Asalto optamos por comprometernos política e incluso afectivamente con las causas que abordamos. Lo que no significa olvidarnos de nuestro rol y protagonizar la historia, sino acompañar activamente en los diversos aspectos de la lucha, incluso con materiales que sirvan para la difusión inmediata de las situaciones que se nos presentan. Aquí retomamos una tradición muy fuerte del documentalismo, que es considerar nuestra tarea como parte de una construcción colectiva más amplia que la realización cinematográfica, apuntando a una transformación social profunda de la sociedad.