Géneros

Marisol Ramírez: "Comodoro es una de las ciudades más machistas del país; yo fui víctima de abuso sexual"

Entrevista de Lola Sánchez.

"A la víctima hay que creerle siempre", sostiene Marisol Ramírez. Ella misma fue víctima de abuso sexual y hoy está al frente de una agrupación que tiene como objetivo proteger y acompañar a mujeres y niños que denuncian delitos sexuales. Mujeres Activistas del Sur nació luego de que Marisol recibiera cientos de llamadas de mujeres que no sabían adónde recurrir tras ser abandonadas por el Sistema Judicial.

"Hay muchas problemáticas que llevan a que la víctima sea silenciada, ahí es cuando

aparecemos nosotras. Acompañamos a la víctima en todo su proceso, la idea es tratar de ver cómo podemos hacer para protegerla", sintetiza Ramírez en diálogo con El Extremo Sur. Los casos son similares: hay encubrimiento, malos tratos por parte de los agentes estatales y burocracia judicial.

Sostiene que todavía pesan prejuicios sobre las víctimas: "Eso no estamos entendiendo como sociedad: las víctimas hablan cuando pueden, no cuando quieren". Esta es una de las tantas trabas contra las que lucha su agrupación, en el marco de una ciudad fuertemente machista como lo es Comodoro Rivadavia.

¿La idea de formar Mujeres Activistas del Sur nace a partir de tu propia experiencia?

Fui víctima, pasé por un montón de situaciones feas. A raíz de eso muchas chicas que pasaron cosas similares se acercaron a mí, me pidieron ayuda, y ahí empecé a formar el grupo. Esto nació hace meses, y se sumaron alrededor de 35 voluntarios, tenemos varias víctimas que estamos ayudando. Es difícil, Comodoro es una de las ciudades más machistas del país. Todos los organismos que deberían funcionar con la mujer lo manejan hombres. Por ahí es un punto de partida en contra, no estamos en la misma situación que otras localidades con mujeres en puestos de poder y perspectiva de género en los poderes del Estado.

¿De qué maneras ayudan a quienes se acercan?

Nosotros tenemos un grupo de apoyo, un abogado que puede asesorarlas, tenemos dos psicólogas sociales, una escribanía que se ofreció a ayudarnos. Se armó de la nada, empezaron a aparecer profesionales que querían colaborar. Nosotros queremos reunirnos con el fiscal Martin Cárcamo, que está a la cabeza en Comodoro por los casos de abuso sexual. Es una problemática que se vive a diario.

¿En las comisarías hay discriminación y maltrato?

La víctima va a denunciar, y primero se encuentra con lo peor, que es la Comisaría. Ahí no te toman la denuncia o te hablan de mala manera, sabiendo lo que conlleva que una víctima llegue a denunciar. Es muy difícil, vamos con miedo, con un montón de cosas que perdemos en el proceso. Empezamos a trabajar con la Secretaría de la Mujer y tenemos todo el apoyo de ellos. Pero en la Fiscalía donde se frena todo. Hay muchas problemáticas que llevan a que la víctima sea silenciada, ahí es cuando aparecemos nosotras. Acompañamos a la víctima en todo su proceso, la idea es tratar de ver cómo podemos hacer para protegerla. Yo entiendo ciertas cosas en el contexto que estamos de pandemia, pero hay denuncias que tienen más de un año.

¿Percibís que todavía se mantienen muchos prejuicios en torno a los delitos sexuales?

Si, estamos luchando para que eso se acabe. A la víctima hay que creerle siempre, no hacerle más daño del que ya trae. El 80% de las víctimas de delitos sexuales no denuncia. No lo hacen porque las ponen en duda desde el principio. Nos han puesto en la cabeza estos prejuicios de que la víctima andaba sola, con poca ropa, que estaba provocando. Nos han llegado casos en donde dicen que las víctimas "se lo buscan". Las atemorizan, usan el miedo como forma de silenciarlas, especialmente con las víctimas menores de edad. Eso no estamos entendiendo como sociedad: las víctimas hablan cuando pueden, no cuando quieren. No queremos que continúen revictimizando a los niños. Se los hace declarar varias veces, tiene que haber un resguardo de la víctima. Hemos tenido casos de niñas de 14, 15 años que las hacen declarar hasta 3 veces, terminan sumidas en una depresión terrible, con todo lo que eso conlleva.

Una de las principales denuncias es la lentitud de la Justicia, ¿de qué manera perjudica esto a las víctimas?

Hay mucha burocracia. Entre que llega la denuncia a la Fiscalía y esta actúa tardan un montón. Todos dicen que los tiempos de la víctima no son los tiempos de la justicia, pero esto ya es demasiado. Si no estás pinchando todo el día en la justicia con un abogado, no pasa nada. Todas las que estamos en el grupo lo hemos vivido. Hay mujeres que no pueden pagarse un abogado. Pedimos que no pongan de excusa la pandemia, hay casos que vienen de años, y al final quedamos en este limbo de la justicia. Muchas lo único que necesitan a veces es ser escuchadas. Si el fiscal tiene que darnos una excusa, que nos lo diga en la cara. Es triste, porque las víctimas están esperanzadas.

¿Los medios de comunicación también juegan un papel en la revictimización de quienes denuncian?

Hay medios que no están preparados. Hay medios que se meten en detalles privados de la vida de las víctimas que no tendrían que preguntar. No son todos, pero tenemos muchos medios conocidos, con gente poco preparada, que no resguarda a la víctima y va directamente al morbo. Los medios muestran a la víctima como quieren.

Trabajan de manera articulada con la asociación Pañuelos Amarillos, ¿cómo surge esta unión?

Pañuelos Amarillos es una asociación nacional que surgió en Tucumán en 2018 con una mamá protectora. Ella empezó con ese movimiento, comenzaron a juntarse madres en contra del abuso sexual infantil. A raíz de que me tocó un caso de una menor que estaba sola, iniciamos el contacto. Me puse al frente porque la menor no tenía a nadie. Ahí empecé a ver de cerca las problemáticas de las menores. Esta chica sigue sin abogado, sigue sin protocolo, sin asistencia, sin tener acceso a su causa. Con esos problemas nos encontramos nosotras, el sistema no está llegando a las mujeres y niñas. No puedo dejar a las chicas así, son mujeres como yo y la están pasando muy mal. Ahí decidí ayudarlas y nos unimos con Pañuelos Amarillos.

¿El abuso sexual sigue siendo tabú en nuestra sociedad? ¿Cómo reacciona la gente a esta causa?

Nos ha pasado, cuando vamos a concientizar, encontrarnos con diferentes reacciones. La gente se acercaba y cuando le decíamos que estábamos luchando contra el abuso sexual infantil se generaban algunas alarmas. Otros nos contaron su historia. Nos encontramos con muchos testimonios en la calle, nos daban las gracias por lo que hacíamos. Recibimos mucho amor por parte de las mujeres, porque ellas ven que justamente nuestra lucha es por amor. Yo fui víctima de abuso sexual ya de adulta, me imagino lo que será vivirlo de pequeño. Eso me motivó a hacer algo por ellos. Casi siempre los casos de abuso sexual terminan en infanticidio. Eso pasó en el caso reciente de Abigail en Tucumán o con Ángeles Rawson.

¿Este proceso ayuda al proceso de sanación del abuso?

Es sanador para las víctimas, en el grupo compartimos nuestras historias, ese acompañamiento del "yo si te entiendo". "Yo sí te creo" es algo terapéutico. Creo que fue lo mejor que inicié en mi vida. Hice terapia, pero esto es lo que más me ayudó. Una cuando es víctima piensa que le pasó solamente a una y después se da cuenta de que les ocurre a muchas personas y lo viven de la misma manera. Es un proceso sanador.

¿Mediante qué vías podemos ayudar en esta causa como ciudadanos?

A nosotras nos sirve la fuerza humana, las ganas que ponen las personas, sumar voluntarios para poder escuchar, acercarnos a una casa. Está bueno ser varias, turnarnos, son tantos los casos que necesitamos más gente. Nos pasamos el teléfono, hacemos guardias. Hay muchas chicas con crisis y picos depresivos; nosotras las acompañamos. El solo hecho de hablar para la víctima puede ser muy importante. Veo su dolor, su frustración, las veo, las abrazo, y siempre se abren las puertas. Quiero que sepan que ellas están ahí, y tienen voz. Espero que la gente que está al frente se dé cuenta de lo que está pasando. Esta es una realidad que viven muchas personas. Algo está cambiando en esta ciudad.