Vecinos de Trevelin, residentes en cercanías del río Corintos y la Ruta 259, están alarmados por la contaminación de un canal de riego rodeado de pestilencia. Se debería a la actividad del frigorífico Distribuidora Carnes del Sur (Dicasur), y exigen que el gobierno provincial ejerza su poder de policía y contralor. Las muestras tomadas por los vecinos revelan el estado del curso de agua antes de llegar a las proximidades del frigorífico y luego de pasar frente a sus instalaciones. Este caso se suma a la histórica contaminación que sufre Trevelin en el río Percy, como producto de la saturación que sufre desde hace años la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Esquel.
- "Ese olor no es por la bosta que pueda generar el ganado que tenés en el campo vecino, ese olor es producto de alguna zona de faena". La presunción fue del médico veterinario Juan Pablo Martínez, amigo de uno de los vecinos de lo que hoy se conoce como barrio Bajo Corintos. En esa zona de chacras y campos hay cría de ganado, actividad que convive con emprendimientos vinculados a la permacultura y plantaciones de frutas finas. Es un sector ubicado en cercanías del río Corintos y la Ruta 259.
"Nosotros pensamos que era de algún feedlot", dice Damián Low. La única faena a gran escala está a casi un kilómetro de ese lugar, el frigorífico Un canal de riego que pasa por el barrio, en su largo recorrido, circunda ese establecimiento dedicado a la industria de la carne y desde hace años que recorre campos y chacras.
Es el único hilo conductor entre los pequeños emprendimientos y la industria de la carne en medio de un aire que por momento se transforma en pestilente. El canal depende del Consorcio de Riego, tal cual como lo establece la Ley XVII Nº 53, y permite que los integrantes se sirvan de sus aguas para cultivar fruta fina, huertas, árboles y no sólo para la crianza de animales.
Una historia de contaminación
Trevelin sufre históricamente una notable profanación ambiental con la contaminación que arrastra el río Percy, producto de la saturación que la planta de tratamiento de líquidos cloacales de Esquel sufre desde hace años. Construida para dar tratamiento a las aguas negras de unos 22 mil habitantes cuando se construyó, hoy Esquel ronda los 40 mil vecinos.
En ese caso la contaminación se vuelca sobre el arroyo Esquel y termina afectado el río Percy; que luego surca la ciudad del Pueblo del Molino.
Lo concreto es que las aguas del canal comenzaron a ser turbias y con un olor fétido que comenzó a alarmar a los vecinos. "Mucha sustancia verde, sustancia orgánica", dice Ana Valtriani, otra de las propietarias de la zona.
El 28 de setiembre los vecinos presentaron una denuncia en la Municipalidad de Trevelin por el desborde o filtrado de las piletas que tiene el frigorífico en sus instalaciones y adonde van a parar los desechos tras las tareas de faena.
"Estamos a la espera del avance que realice la provincia. Ya hemos tenido contacto con la Dirección General Comarca Senguer-San Jorge (a cargo de Roberto Juré) y el Subsecretario de regulación y control ambiental, Daniel Micheloud", sostuvo el secretario de Ambiente de Trevelin, Nicolás Eudokinof en declaraciones a El Extremo Sur.
Desde el gobierno provincial persiste un llamativo silencio, ya que ni Micheloud ni el ministro de Ambiente y Control del Desarrollo Sustentable de la Provincia, Eduardo Arzani, han hecho declaraciones públicas.
Hasta ahora, los vecinos sólo han escuchado las explicaciones que Florencia Simato, la encargada de la oficina que la Dirección de la Comarca Senguer-San Jorge tiene en la municipalidad de Trevelin. Una dependencia que, vale aclarar, no tiene equipamiento ni personal para ejercer un verdadero control en la zona.
Lo cierto es que el poder de policía y contralor corre por cuenta de provincia de acuerdo al Decreto 1540/16 y el propio Código Ambiental, aunque deja un margen para que, por medio de un acuerdo entre el gobierno central de Chubut y el municipio, sea la comuna la que intervenga.
La relación dual con el frigorífico
Desde el frigorífico sostienen que en esa cuenca no sólo está la industria sino más gente que interviene en ese espejo de agua. Si bien es cierto que el canal no es para consumo humano, muchos temen que sus pozos de agua (los pobladores de esa zona consumen agua por perforación) se vean viciados. Algunos productores de la zona admiten un grado de contaminación que ya han registrado en sus propiedades linderas, pero no quieren hacerlo público. "Nosotros le vendemos algunos animales al frigorífico, ¿entendés?", se justifican.
Los vecinos se presentaron en el Departamento Zonal de Salud Ambiental, que depende del Ministerio de Salud de la provincia para que fueran evaluadas las muestras de aguas que habían sido tomadas del canal, antes que pasen en cercanías de Dicasur y después que habían transitado por las inmediaciones de esa industria.
Los resultados fueron explícitos. Mientras las Bacterias Coliformes totales antes del frigorífico alcanzan un 3,6 N.M.P. /100 ml, tras su paso por el lugar alcanza los 2300. Y en el caso de las Bacterias Coliformes fecales marcan 0 antes del punto crítico pero tras pasar el lugar alcanza los 2300 N.M.P. /100 ml.
La industria frigorífica genera a través de su proceso productivo una gran cantidad de desperdicios que provocan un importante impacto negativo en el ambiente, como el vertido de efluentes de material solido en líquidos, provocando una gran contaminación en los espejos de agua que alcanza. Según algunas fuentes, esta industria contribuye a la contaminación de las aguas con índices que podrían llegar hasta un 30 % de la contaminación total en algunos casos.
El proceso productivo de la industria frigorífica va desde la matanza del animal y la obtención del primer producto conocido como "media res", pero también abarca a una serie de productos secundarios con destino a otros usos como el cuero, sangre, pelo, bilis, etc.
Todo hacía pensar que la realidad del Frigorífico Dicasur había cambiado a partir del cierre de su similar que está en el ingreso a la ciudad de Esquel, al considerar que las tareas se multiplicaron en la planta que está ubicada en cercanías de lo que se conoce como las cinco esquinas. Sin embargo, desde la misma industria sostienen que no. En Esquel se dedicaban a la faena de liebre y ovinos para exportación y la faena local no alcanzaba los veinte vacunos por semana, que son el tipo de animal que ingresa a esa industria.
Aseguran que por disposición de SENASA tienen una determinada cantidad de hacienda que pueden faenar, cuyo cupo es controlado de manera electrónica online por la AFIP. Cada animal que ingresa cuenta con un DT (documento de tránsito) y con una guía. Nada, dicen desde Dicasur, podría estar fuera de control.
El frigorífico de Trevelin es una planta de Ciclo I. Es decir que cuentan con instalaciones para la faena y cámara de frío. Su actividad consiste en matar al animal y dividirlo en dos medias reses, obteniendo también los principales subproductos, denominado el recupero. A diferencia de los que son Planta de Ciclo II aquí las actividades no continúan con el despostado y el proceso de cuarteo para luego obtener cortes anatómicos.
De la misma manera es considerado un frigorífico B ya que destina su producción al mercado interno y podrían exportar a destinos externos menos exigentes. Dicasur cuenta con autorización de tránsito federal, y por ello faena y vende a Santa Cruz, Tierra del Fuego, San Carlos de Bariloche, etc.
En ese sentido, desde la empresa destacan la importancia que tiene para la región no sólo por el movimiento económico que genera sino por la mano de obra, que incluye unos 60 empleados aproximadamente, además del transporte, corralones, etc.
No por ello deja de ser una industria con un alto poder de contaminación. La trágica historia que rodea al Riachuelo en Buenos Aires, por ejemplo, está fuertemente ligada al vuelco de efluentes que realizan varios frigoríficos, entre otras industrias, que fueron instalándose a la vera de ese curso de agua.
Así, esas industrias de la carne provocan desechos provenientes de los corrales, mangas de descarga del ganado, calles de circulación del mismo, bañeros de prefaena, compuesto principalmente por orín y estiércol de los animales estabulados (que permanecen en un establecimiento). Pero los líquidos también están compuestos por sangre, procedentes principalmente de la playa de faena y sus anexos, además de los efluentes grasos.
Las aguas rojas se originan durante la faena y contienen proteínas y altos niveles de lípidos (grasas). Mientras que las aguas verdes provienen del lavado de vísceras del tracto digestivo y corrales, tienen alto contenido de sólidos: lignina, celulosa, grasas y bacterias entéricas. Las aguas cloacales derivan de los servicios sanitarios y vestuarios. En ese caso los componentes que predominan son nitratos y fosfatos, entre los biológicos: bacterias coliformes, parásitos y virus.
"Los efluentes debe tratarse"
La licenciada en Ciencias Químicas, Carmen Arancibia, especialista en Ambiente, Microbiología y Algas (cyanobacterias) - UBA, es muy clara al sostener que "los efluentes generados en la industria frigorífica deben tratarse para conservar la calidad de las aguas receptoras". En ese sentido considera que si hay un tratamiento adecuado que cumpla con las especificaciones de la normativa vigente, el impacto negativo sería mínimo al verterlos en un arroyo, río o laguna.
A la vez, aclara que si no se cumplen con las especificaciones y se vuelcan los efluentes sin tratar o con tratamiento insuficiente "se aportan altos niveles de nutrientes (nitrato y fósforo) que con el tiempo favorecerán la proliferación de algas. El vertido continuo aumenta la concentración de algas y llega a producir un estado eutrófico al transcurrir el tiempo. La eutrofización es una contaminación de origen biológico, altas concentraciones de nutrientes aumentan la cantidad y biodiversidad acuática, también aumenta el consumo de oxígeno; esto genera un ambiente anaerobio con posterior putrefacción y desaparición del espejo de agua".
Según los vecinos los piletones que tiene el frigorífico no estarían impermeabilizados, pero además rebalsarían porque no resultan suficientes para la producción que tiene el emprendimiento.
Desde el frigorífico sostienen que en el mes de mayo los piletones fueron limpiados de manera completa después de diez años. Para los voceros de la industria de la carne, las intensas lluvias caídas en la cordillera durante el invierno podrían haber provocado un cierto grado de saturación.
Sin declaraciones de Rehuna SA
Lorena Martínez Peck, de la consultora Rehuna SA de Esquel, quien asesora en materia ambiental a Dicasur desistió de hacer declaraciones a este medio. "Nosotros respondemos técnicamente al Ministerio (de Ambiente) que puede evaluar nuestro trabajo. Ellos son los organismos de control que tienen que dar las respuestas a la sociedad de forma objetiva", se limitó a responder ante la consulta de este cronista.
Martínez Peck cobró cierto protagonismo cuando Esquel afrontaba por primera vez el avance minero allá por 2002/2003, cuando intentaba mediar entre las ambiciones de la multinacional buscaba desembarcar y la comunidad que se opuso a la explotación.
De hecho, el estudio de prefactibilidad del proyecto en aquel momento habría sido realizado de manera conjunta entre la directora de la empresa minera y quien por entonces ya era docente de Ecología en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, la misma Lorena Martínez Peck.
Los vecinos sostienen que la propia asesora en materia ambiental les sugirió que se evaluaba llevar los excedentes de líquidos a la planta de tratamiento de residuos sólidos que la Cooperativa 16 de Octubre posee en las inmediaciones de Esquel. Fuentes consultadas aseguran que nunca hubo gestión alguna y que además esa planta está colapsada, por lo que una medida de esta naturaleza sería inviable.
A diferencia de Rehuna, que los asesora, desde el propio frigorífico admiten que no se pudieron conectar a las cloacas que dispone la Cooperativa 16 de Octubre porque está sobresaturada. Aseguran que el propio canal en cuestión, que arranca en el Percy y desemboca en el Corintos, tiene su nacimiento en donde está el desagote de los sumideros de Trevelin. Las muestras tomadas por los vecinos son elocuentes en cuanto a la apreciación que se puede hacer del curso de agua antes de llegar a las proximidades de la industria y una vez que pasó frente a sus instalaciones (ver foto 2).
Inspección
Sobre el cierre de esta edición, desde la dependencia que la Dirección de la Comarca
Senguer-San Jorge tiene en Trevelin dispuso una inspección para observar dentro del predio las lagunas que se habrían formado y las cercanías del canal. La funcionaria que realizó la tarea estuvo acompañada por la consultora Rehuna, que asesora al frigorífico y se espera que continúe sus pasos administrativos.
En los próximos días se haría presente en el lugar el director general de la Comarca Senguer-San Jorge, Roberto Juré, y se determinará cómo se realizará la toma de muestras por una cuestión de logística y seguridad.
De las mismas está previsto que participen Dicasur y los vecinos para luego ser enviadas a Salud Ambiental y que sean analizados.
El estado provincial afronta así su rol de policía y contralor en un tema que, no sólo los vecinos del barrio Bajo Corintos, siguen con interés. En tiempos donde se esgrime con ligereza que el control sería la clave para este tipo de emprendimientos habrá que ver qué suerte le depara al canal de riego, las plantaciones y los vecinos de la zona.