Pueblos originarios

Anahí Mariluan: "El canto sigue siendo espacio de denuncia"

Por Ayelén Rives

Anahí Rayen Mariluan se presenta con voz suave y dulce. Al acomodarse en el escenario de la Biblioteca Sarmiento en el Centro Cívico de Bariloche parece tan solo una mujer menuda que se acerca al micrófono. Pero cuando empieza a cantar en su lengua, el mapuzungun, su voz traduce el decir de la naturaleza. Son los sonidos de la mapu, la presencia de otros seres, vivos e inanimados, el canto de los pájaros y el vuelo del cóndor: condensados en una voz que se amplifica con el eco de ancestras y newenes junto al golpe seco y grave del kultrun. Afuera sopla el viento desde el Nahuel Huapi en una plaza vacía excepto por el monumento al genocida Julio Argentino Roca. Adentro, en esa sala, ya no hay una mujer con su canto. Hay un decir de la tierra y hay un decir de un pueblo que sobrevivió al genocidio y que aún hoy está en lucha.

Anahí canta y escribe desde chica. Creció en Neuquén, en una familia con tradición musical. Sus estudios la llevaron hacia la música y el teatro, hacia Buenos Aires y Cuba. En la última década se radicó en Bariloche, Río Negro, donde sintió que algo cobraba sentido. Una búsqueda que tenía que ver con el reconocimiento de su identidad y con asentarse en la tierra de sus ancestros. En 2015, tras la salida de su primer disco solista reflexionó: "como pez a su naciente, creo que cualquier mapuche tiene deseos profundos de enraizar en la tierra que lo vio nacer" (El Ciudadano).

Mariluan es una artista prolífica. Desde sus comienzos con Tamborelá (Tambores en manos de mujeres), con quienes grabó dos discos en 2005 y 2009, dirigió y musicalizó proyectos audiovisuales documentales y de ficción, así como también produjo un libro-CD sobre instrumentos musicales en arcilla. Recibió premios nacionales e internacionales y brindó shows no solo en Argentina y Chile, sino también en Perú, Alemania y Estados Unidos.

Con el apoyo del Club del Disco publicó cuatro trabajos discográficos, el último de ellos presentado a lo largo de este 2020. Futrakecheyem zomo | Ancestras se presentó canción por canción en formatos digitales (YouTube y Spotify) con arte de tapa individual y piezas audiovisuales que acompañaron a cada pista.

Tras la salida de su primer disco, Kisulelaiñ | No estamos solas, Mariluan abrió la puerta al canto exclusivamente en mapuzungun, inspirada por Tinariwen, un grupo musical de Mali que canta en su lengua nativa, el taureg: "Casi como un hecho definitorio y político decidí no cantar más en castellano. Encuentro una belleza distinta en la palabra, se abren universos". (Télam). En esta reapropiación de su identidad sabe que su decisión no es menor: el mapuche es "un pueblo que sufrió un genocidio y en ese propósito de enmudecer la lengua, cantar en mapuzungun es un hecho político".

Tu último disco Futrakecheyem zomo | Ancestras está dedicado a las cantoras mapuches que cantan en mapuzungun. ¿Cuál es la importancia del canto en la cultura mapuche y cómo lo viven y transmiten las mujeres?

Mi último disco está dedicado a las ancestras de todos los que integramos el pueblo nación mapuche. El canto, el ül, no es privativo de los géneros. Más bien el ül es "otra forma del decir" de cualquier persona. En definitiva, mi pueblo dice cantando lo que no se puede decir hablando y esa transmisión es válida para cualquier ser. Yo sigo cantando a las mujeres, pienso que haciendo esa fuerza hacia la visibilización, discontinuamos el silencio con amorosa responsabilidad. El pueblo al que pertenezco es un pueblo de futuro porque cuida la vida, ese es el mayor compromiso a transmitir.

¿Qué relevancia tienen las ancestras para tu música?

Gracias a quién sabe cuántas futrakecheyem zomo es que hoy seguimos cantando. En lo que respecta a mi familia, gracias a ellas es que me llega el canto como herencia, como oficio y ahora como profesión. Sin abuelas, no hay futuro posible, porque sin memoria no hay canto.

"Mi pueblo dice cantando lo que no se puede decir hablando y esa transmisión es válida para cualquier ser. Yo sigo cantando a las mujeres, pienso que haciendo esa fuerza hacia la visibilización, discontinuamos el silencio con amorosa responsabilidad. El pueblo al que pertenezco es un pueblo de futuro porque cuida la vida, ese es el mayor compromiso a transmitir."

Cada 20 días presentaste una de las canciones de Futrakecheyen zomo como si se tratara de un disco particular, ¿responde a la importancia de cada una de las historias detrás de las canciones?

Pienso que en un canto, por poco importante que parezca, se sintetiza un mundo. Así que presenté cada tema como un todo. Muchos temas de este cuarto álbum fueron pensados como historias en sí mismas, incluso algunas nacen de una idea visual que pienso concretar en cuanto se pueda.

¿Cuáles son estas historias?

En Futrakecheyem zomo digo somos el canto de nuestras ancestras, respondiendo a una definición identitaria de hija, nieta y bisnieta de cantoras. También pensé en cantar a los bosques en donde viven gran cantidad de plantas que usan las machi para sanar. Ese lugar lleno de vida, está siendo cada vez más amenazado, cuestionado y es nuestra casa, así canto en Ñi ruka, en defensa de los territorios. Azules pensamientos nos inundan cuando miramos el lago Nahuel Huapi. Ese ojo de agua es el único intocable desde hace milenios y sus nieves alimentan al río Limay, a esa permanencia canto en Kalfu wenü, kalfü leufu. Le vuelvo a cantar en Ragni ko mew sumado el deseo de que lo habiten los wampo (canoas monóxilas) que las surcaban hasta 1900, aproximadamente. En Lig canto gritando porque se suceden sin fin los atropellos al pueblo mapuche y no puedo decirlo de otra manera. Agrego una obra poetizada en donde evoco a grandes luchadoras de mi pueblo que ya no están, de eso trata Wiñotoymün junto a la poeta Roxana Rupailaf y el músico Leandro Montiel. Me restan tres temas con queridas invitadas y el apoyo de mis compañeros de siempre Leopoldo Caracoche y Natalia Cabello. 

En cada portada usaste los chemamüll. ¿Qué representan y cómo se conectan con tu música?

Se ha quitado de la representación física todo lo tendiente a asociar el paisaje con el pueblo mapuche. Yo canto a ese silencio sonoro y visual porque pienso que no se pueden borrar las ancestras. Viven en nuestros ojos. Fabrico con los palos que el lago labra y expulsa una suerte de ancestras, son una creación parecida a los che mamül (gente de madera) que es la forma de representar ancestralidad para el pueblo mapuche. Pienso exponerlos cuando podamos presentar físicamente el disco, asociando las artes de la naturaleza y el canto.

Has dicho que los nueve cantos representan nueve lunas, ¿qué significado tienen?

En el momento en que aparece un canto o como se dice en el pueblo mapuche, cuando ¨baja o sale el canto¨, se completa un pensamiento. Esa alusión metafórica del nacimiento, me dio la idea de hacer nueve cantos, para acompañarme de ese tiempo de gesta.

¿En las comunidades se practica el canto?

Sin dudas y cada vez más, el canto es fundante de cualquier cultura vigente y la permanencia es responsabilidad de cada pueblo. Existen muchísimas comunidades a ambos lados de la cordillera. Los cantos ceremoniales permanecen herméticos en cada una, no se trata de espectáculos, cumplen otra función, aunque sin duda son el espacio de inspiración y fuerza para nuevos cantos.

"Pienso que queda pendiente dar lugar a las músicas originarias sin asociación al folklore. Pienso que nuestra voz queda aún aplazada, considerando la cantidad de primeras naciones a las que aún se les da un lugar marginal. Espero con muchas ansias políticas de reparación, restitución, visibilidad y que la música mapuche cobre el protagonismo que se merece".

Has contado que mucho de lo que aprendiste, a pesar de tus estudios académicos, tiene que ver con la vivencia de los pueblos, con la interacción en colectivos. ¿Cuánto influye eso a la hora de componer tus canciones?

No sé decirte, porque justamente uno estudia institucionalmente saberes hegemónicos que no consideran la historia en la voz de otros protagonistas. Mucho del ejercicio constante de la discriminación es responsabilidad de sujetos y agentes, que escuela mediante, siguen repitiendo paradigmas obsoletos. Diría que influye a la inversa, por el deseo de afianzar pensamientos que nada tienen que ver con la construcción del conocimiento estándar.

Contame del proyecto Poemas de mujeres que ven montañas al que le pones tu voz, ¿cómo surgió?

Me gusta leer y difundir en voz alta a las mujeres que son vecinas, lamngen, hermanas, amigas con quienes compartimos territorio y consideré reunirlas en instantes breves. He subido estos audios a YouTube. Leo a mujeres que ven montañas todos los días y para que conozcamos sus miradas las nombro: Graciela Cros, Liliana Ancalao, Viviana Ayilef, Luisa Peluffo, Carolina Biscayart, Cecilia Fresco, Silvia Urtubey, Liliana Campazzo, Faumelisa Manquepillan, Ana Maria Grandoso, Carolyn Riquelme, Natalia Belenguer, Carina Rita Medina, Vanesa Arroyo, Eliana Navarro, Ayliñ Mawn, Roxana Rupailaf . Todavía no terminé de leer todas las que anhelo porque son muchas, me tomo el tiempo de leer todas sus producciones literarias.

Son momentos difíciles para la naturaleza por los incendios que vienen arrasando la flora y fauna de tantos territorios. ¿Cómo están conectados el canto y la lengua mapuzungun con la naturaleza?

El mapuzungun es la lengua en la que se expresa la naturaleza, literalmente es "el habla de la tierra". El canto y el habla son un complemento, entonces músico y poeta son una misma persona. Yo me animo a decir que soy una traductora de los sonidos que me rodean, aun cuando esos sonidos bellos del entorno se mezclan con los de la maquinaria extractivistas en las estepas, las motosierras que desaparecen los bosques, las tomas clandestinas que se aprovechan del agua dulce, los temblores que produce el fracking y los incendios intencionales. El canto sigue siendo espacio de denuncia y también, la representación del mundo que defiende el pueblo mapuche.

Hace un tiempo además compartiste videos mostrando y explicando distintos instrumentos musicales de la cultura mapuche ¿Qué te motivó a hacerlo? ¿Considerás que el conocimiento de la tradición musical ayudaría a que la sociedad conozca más la cultura?

Esos videos tutoriales que he colgado en YouTube tienen una finalidad descriptiva y de apuntalamiento de la belleza no hegemónica. Los hice a pedido de docentes amorosos que desconocen, viviendo en territorio, nombres y funciones de nuestros instrumentos. Es un acto de extremo amor dar a conocer, nombrar y sin duda, los niños tienen el corazón permeable. La mitad de esos niños son mapuche, ¿no es tiempo de dejar de marginar su universo?

Respecto a los medios y la prensa, ¿es difícil encontrar espacios? ¿Considerás que hay buena recepción de la música mapuche?

Pienso que queda pendiente dar lugar a las músicas originarias sin asociación al folklore. Pienso que nuestra voz queda aún aplazada, considerando la cantidad de primeras naciones a las que aún se les da un lugar marginal. No se puede recibir lo que se ignora. Espero con muchas ansias políticas de reparación, restitución, visibilidad y que la música mapuche cobre el protagonismo que se merece, porque además es bellísima.

Hay un acto de militancia en tu trabajo artístico...

Es netamente un acto de militancia, como lo es para cualquier creadora originaria. La herramienta política de cantar/crear en mapuzungun propone belleza y resistencia tratándose de la lengua del pueblo mapuche, a quien los Estados apostaron desaparecer. Su NO éxito, hace que estemos cantando, creando. El genocidio perpetrado no fue exitoso, seguimos vivas.

En 2015 sacaste un disco llamado Kisulelaiñ | No estamos solas, supongo que en relación a las luchas de las mujeres. ¿Cómo ves hoy el panorama de las mujeres, particularmente el de las mujeres mapuche?

Kisulelaiñ significa "no estamos solas". En varios de mis discos apuesto a nombrar en plural consignas de empoderamiento para las mujeres de los pueblos originarios. En particular, del pueblo mapuche. Nos veo con la misma fuerza de nuestras abuelas que no abandonaron la memoria. De ese colectivo infinito, soy parte.

Fuente: Revista Rueda