Ambiente

COVID-19 y medioambiente: ningún país estaba preparado

Si hay algo que ha quedado en evidencia, es que ningún país del mundo estaba preparado para enfrentarse a una enfermedad de tan alto grado de transmisión, que sus consecuencias fueron de toda índole y que muchas de ellas afectaron de diversas formas al medioambiente.

COVID 19 y medioambiente, ECOticias.com informa

Pandemia

Aparentemente a finales de 2019, en una ciudad del centro de China, un virus del tipo coronavirus llamado SARS CoV2 que afectaba a algunos animales (casi con certeza a ciertos murciélagos), dio el salto hacia el primer huésped humano, produciéndose un fenómeno llamado zoonosis directa.

Aún no se tienen evidencias de cuál fue el vector de contagio (aire, saliva, etc.), pero se presume que el llamado "paciente cero", manipuló al animal para proceder a comerlo, una costumbre oriental muy extendida, que a causa de la pandemia ha sido prohibida en muchos países asiáticos.

Debido a las características de este coronavirus que produce una enfermedad hoy denominada "Neumonía de Wuhan", más conocida como COVID 19, su transmisión fue muy rápida y afectó a todo tipo de personas, aunque el índice de mortalidad suele ser mayor entre pacientes ancianos y/o con enfermedades preexistentes.

En pocos meses el mundo entero se vio enfrentado a una pandemia, que se declaró de manera oficial el 11/03/2020. La enorme mayoría de las naciones tomaron el camino que había seguido China, imponiendo restricciones de movimiento entre sus habitantes, para impedir la propagación de la enfermedad.

Las ciudades se vieron de pronto prácticamente vacías, puesto que se decretaron estados de alarma y cuarentenas obligatorias, restringiendo los movimientos individuales a los mínimos imprescindibles, por lo que solo podían salir quienes cumplían funciones consideradas esenciales, como: personal sanitario, policía, empleados de supermercados, bomberos, etc.

Muchos países cerraron sus fronteras, se detuvo el transporte de pasajeros aéreo, terrestre y parte del marítimo, manteniéndose únicamente el de mercaderías de primera necesidad, disminuyó drásticamente la cantidad de vehículos que circulaban y la industria en general sufrió un parón casi total.

¿Y qué pasó con el medio ambiente?

La pandemia y las restricciones para combatirla tuvieron dos tipos de consecuencias sobre el medioambiente, unas fueron muy positivas pero efímeras y otras se agregaron a la cada vez más larga lista de daños, que por culpa de las acciones de los seres humanos vienen sufriendo el planeta y sus habitantes.

Consecuencias positivas

El mundo entero experimentó durante el confinamiento, una mejora sustancial en la calidad del aire, una reducción drástica en la emisión de gases que agravan el calentamiento global y una disminución muy importante de la contaminación acústica. Los animales y las plantas reconquistaron terrenos perdidos y se evitó el vertido de miles de toneladas de elementos polucionantes. Unos acontecimientos tan provechosos, como temporales.

Consecuencias negativas

Si hay algo que caracteriza a la gran mayoría de los seres humanos es la desidia, el egoísmo y la insolidaridad y es en momentos de urgencia, cuando estas particularidades se vuelven significativas. Muestra de ello es que, el medio ambiente se ha visto afectado por un aluvión de plásticos de un solo uso, mascarillas, guantes, frascos de gel hidroalcohólico, etc. cuyos usuarios los desecharon de manera irresponsable.

Eso hizo que los ríos, arroyos y lagos se llenasen de más basura plástica, además de los miles de litros de aguas residuales "extra", que se generaron y volcaron directamente sin tratamientos previos, por lo que la fauna y flora de corrientes fluviales y de los mares y océanos en los que desembocan se vieran afectados por estas novedades tóxicas, producto de la "previsión humana" para no contagiarse.

La crisis económica provocada por el parón laboral, no solo afecta a las personas, sino que como siempre, de una u otra forma el medioambiente paga las consecuencias: se detienen los planes encaminados hacia el cambio sostenible, porque hay prioridades en los gastos, las personas se preocupan menos por las consecuencias de sus actos, aumentan las demandas de recursos y el consumismo descontrolado y un largo etc.

¿Qué enseñanzas medioambientales nos deja la COVID 19?

Es evidente que el confinamiento ha tenido ciertos efectos positivos y asombrosos sobre el medio ambiente, pero han sido tan puntuales y fugaces, que no han tenido repercusiones y resultados relevantes. Y al mismo tiempo, son tantos los hechos que siguen desequilibrando al sistema y poniendo en peligro el futuro del planeta, que el balance es decididamente negativo.

La pandemia de COVID-19 pone en evidencia que, todas las relaciones que se planteen entre los sistemas naturales y los sociales deben basarse en la resiliencia y que los cultivos y la cría de ganado intensivo o la pérdida de biodiversidad y de hábitat de las especies causada por la expansión humana, aumentan las probabilidades de que se produzcan contagios de origen zoonótico.

Mientras no se tome conciencia, de que cada uno de los pasos que damos los seres humanos debe ser cuidadosamente medido, para que las consecuencias de los mismos no se vuelvan en nuestra contra (y en la del resto de los habitantes del planeta), no habrá cambios significativos y seguiremos comportándonos como los cangrejos: avanzamos un tanto y retrocedemos el triple.

Por estas razones, la conclusión más importante de todas es que: planeta Tierra hay uno solo, y está habitado por animales y plantas de todo tipo, que son capaces de convivir en armonía y en equilibrio, interrelacionándose naturalmente de manera positiva y sostenible. Pero tienen un vecino peor que cualquier pandemia: el depredador y autodestructivo ser humano.

Fuente: Ecoticias.com