Pueblos originarios

Lideresa mapuche: "Hay una lógica racista institucional contra nosotros"

"Cuando el indio empieza a reclamar derechos, se convierte en un personaje peligroso", dice Verónica Huilipan, en relación a las demandas desoídas de su pueblo.

Es mujer mapuche. Es lideresa del pueblo mapuche. Nació en plena Cordillera de los Andes, en zona de montañas, lagos y bosques. Honrar y defender su identidad ha sido, y sigue siendo, su tarea de vida. Verónica Huilipan habló con DW desde su comunidad en la Patagonia argentina.

Cuénteme de su pueblo.

Verónica Huilipan: La nación mapuche fue una de las últimas naciones originarias invadidas por el Estado argentino. Por lo tanto, el proceso de colonización es muy reciente: lleva apenas un siglo y medio.

Nuestra nación era autónoma casi desde la mitad de Argentina hacia el sur. Después de la Conquista del Estado argentino, si bien habitamos en cinco provincias de Argentina, nuestra población es mínima.

Pero datos exactos no hay.

No, y justamente es una de nuestras demandas: poder generar un censo indígena. Necesitamos datos reales para poder disputar políticas públicas de reconocimiento.

Pero además, la política de negación que se ha aplicado contra nosotros, sumada a la discriminación y estigmatización que hemos sufrido, ha generado que la mayor parte de la población mapuche -o la población indígena en general en Argentina- no se reconozca a sí misma como parte de una nación originaria.

Un nieto mío, por ejemplo, está cursando 4º grado de la escuela primaria, y la maestra le habla de los indios mapuches en tiempo pasado: "así vivían los mapuches, así comían los mapuches, los mapuches eran bárbaros, alcohólicos y mal llevados".

Ahí se da una idea de cómo hay una lógica racista institucional de seguir avanzando hacia esa negación fuerte contra nosotros.

En este marco, es difícil pensar en la existencia de un cabal respeto a los derechos de los pueblos indígenas en la actualidad en el país.

Los derechos indígenas fundamentales -al territorio, la identidad y la autonomía- no son reconocidos en la práctica.

Tenemos la expectativa de que el Senado retome el tratamiento de una ley nacional de propiedad comunitaria indígena. Este es un debate pendiente en la Argentina.

Y por allí pasa un primer punto sustancial de lo que podría denominarse la llegada de la justicia social a los pueblos originarios en Argentina.

La mirada social hacia el indio fue cambiando en los últimos años.

Es que el indio silenciado, el indio en su propio idioma, escondido en medio de tanta pobreza estructural, es un indio al que se lo puede ir a ayudar, se le puede ir a llevar comida, ropa, y hasta sacarse una foto para tener el recuerdo del paso por esos lugares.

Pero cuando el indio empieza a reclamar derechos, a plantear la necesidad de nuevas políticas públicas basadas en derecho indígena, cuando plantea un diálogo de respeto, el indio se convierte en un personaje peligroso.

Y esto en particular en relación a las cuestiones territoriales.

Así es. Nosotros profundizamos nuestra lucha de defensa territorial a partir de los años 90 en que en Argentina se implementa la política salvaje del neoliberalismo, con la entrega de los recursos estratégicos del país, que -oh casualidad- están en su gran mayoría en territorios indígenas.

Y ahí empieza la gran disputa, que se pone en evidencia y que después los medios de comunicación estigmatizan y entonces: "los indios vienen por todo", "los indios se quieren quedar con nuestras riquezas", "los indios se quieren quedar con nuestras tierras".

Pero nada se dice de Benetton, que es dueño de casi un 60 por ciento de la Patagonia. Ni de la especulación inmobiliaria que inventa títulos de propiedad. Ni de cómo el Estado concesiona los recursos estratégicos sin consultar a nadie. Ni de si lo hace teniendo en cuenta políticas de control ambiental.

O sea, en ese sentido no hay miramientos. Pero sí hay que mirar al indio que molesta para el desarrollo. El indio sí puede ser un sujeto de sacrificio, frente al desarrollo que no se puede parar.

¿Hay diferencias en este aspecto entre los diferentes gobiernos?

Nada sustancial, ya que la política de desarrollo estratégico del país no ha cambiado, y en la medida en que esta matriz no cambie, tampoco lo hará la política de persecución hacia nosotros.

Y por cierto para ustedes el territorio tiene un significado muy especial.

Para nosotros es fundamental el territorio porque en él radica nuestra lógica filosófica de existencia. Nosotros consideramos que, como personas, somos parte de un todo único e inescindible, que genera condiciones para la existencia de cada una de nuestras vidas.

Y entre ellas están nuestros pares las montañas, el río, los lagos, las plantas, los animales, las personas, el aire, la lluvia.

En nuestra lengua mapu significa tierra, y che, gente. Somos gente de la tierra.

¿Ve signos de esperanza?

Claro que sí. Somos fruto de la esperanza de nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos. Y sabemos que la esperanza es posible porque nos predisponemos a construirla de manera cotidiana.

Fuente: DW.com