El país

Vacunación VIP en Argentina: el escándalo que hiere el corazón del Gobierno

SPUTNIK.

La confesión de un periodista y referente de los derechos humanos de que había recibido la dosis gracias a su cercanía con el Ministerio de Salud, develó la existencia de un sistema de vacunación de privilegio para personas influyentes, cuando aún no se inoculó ni a la mitad del personal de la salud y una minoría de la población de riesgo.

Argentina está bajo los efectos del shock que provocó la confirmación de un listado de personas del poder político, económico y mediático que accedieron a ser vacunados de forma preferencial, una acusación de tráfico de influencias que lastima donde más duele, y que provocó la renuncia del ministro de Salud, Ginés González García.

El Gobierno difundió una lista de personas, que incluye a funcionarios, periodistas, empresarios y personalidades de la política. Destacan el expresidente Eduardo Duhalde, quien fuera inoculado en su domicilio con su esposa, sus dos hijos y su secretario privado, así como el embajador argentino en Brasil, exgobernador bonaerense y exvicepresidente, Daniel Scioli.

También el senador Jorge Taiana, el diputado Eduardo Valdés y el procurador del Tesoro nacional, Carlos Zannini, junto con su esposa. Los padres y suegros del presidente de la Cámara de Diputados, Serigo Massa, también fueron vacunados, según la lista. Los empresarios Félix Guille, Seza Manukian y Florencio Aldrey Iglesias, presidente en Argentina de la cadena de hoteles NH, junto con su mujer e hijas.

Avalados por el ahora exministro de Salud nacional, Ginés González García, los vacunados VIP son señalados por haber pasado por encima del resto de los ciudadanos comunes, sobre todo de médicos y personal de alta exposición al coronavirus, muchos de los cuales se encuentran todavía en lista de espera.

La crítica se realiza porque según el criterio establecido y publicado por el Gobierno Nacional -en el "marco bioético fundado en los principios de igualdad y dignidad de derechos, equidad, beneficio social y reciprocidad"-, se estableció un escalonamiento en este orden:

1.Personal de salud

2.Adultos de 70 años y más / Personas mayores residentes en hogares de larga estancia.

3.Adultos de 60 a 69 años

4.Fuerzas Armadas, de Seguridad y Personal de Servicios Penitenciarios.

5.Adultos de 18 a 59 años de Grupos en Riesgo.

6.Personal Docente y No Docente (inicial, primaria y secundaria).

7.Otras poblaciones estratégicas definidas por las jurisdicciones y la disponibilidad de dosis.

Desde el inicio de la campaña, funcionarios fueron elegidos para formar parte de la primera tanda de vacunados, algunos de ellos por deber viajar al exterior en viajes en comitiva, otros a manera de ejemplo, y algunos por su calidad de personal político estratégico.

El presidente, Alberto Fernández; la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner; el secretario de Medios de la Presidencia, Juan Pablo Biondi; el canciller, Felipe Solá; el ministro de Economía, Martín Guzmán; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, son algunos de los altos funcionarios que recibieron la vacuna.

Otras personalidades inoculadas son Omar Gutiérrez, gobernador de la provincia de Neuquén (sur); Oscar Herrera Ahuad, gobernador de la provincia de Misiones (norte); Axel Kicillof, gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Luego de la confesión del periodista Horacio Verbitsky, quien recibió la vacuna por su amistad con el exministro de Salud, se revelaron otros casos polémicos, en el que destacan el histórico líder sindical camionero y dirigente del fútbol, Hugo Moyano, junto con su mujer y su hijo de 20 años.

Otros vacunados inexplicables son personalidades como el exintendente del municipio bonaerense de Tres de Febrero Hugo Curto; el publicista Jorge Topo Devoto y el padre y los suegros de Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados.

Crisis inesperada

"La primera sensación es de mucha indignación porque en general, tanto en la ciudad como la provincia de Buenos Aires, no se ha completado la vacunación del personal de salud, queda un remanente de trabajadores sin vacunar. En segundo lugar, sabemos que no está pasando solo en el Ministerio de Salud nacional, está pasando en municipios y en algunos centros de salud", dijo a Sputnik Osvaldo Restivo, dirigente de CICOP, sindicato de profesionales de la salud de la provincia de Buenos Aires.

El escándalo generó una crisis inesperada en un momento de alta tensión, ya que la campaña de vacunación se encuentra demorada respecto a las expectativas para acelerarla antes de que termine la temporada de verano y comience la época de bajas temperaturas, para lo que se anticipa una posible segunda ola de contagios.

La noticia levantó la esperable furia de la oposición, pero también la decepción dentro del oficialismo, ya que hirió el corazón del progresismo por ocurrir en las entrañas de un Gobierno de sustento popular que busca diferenciarse de la discrecionalidad y los privilegios con los que se manejan las élites.

"Es difícil prever estando en el mes de febrero cuál va a ser el impacto en las elecciones, que son hacia fines de año, del escándalo por las vacunas privilegiadas. Me da la impresión que tenemos que ver cómo reacciona la sociedad tanto al escándalo en sí, que seguramente va a ser negativa, y a la respuesta presidencial, de la que hay una suerte de consenso político de que fue rápida y oportuna", dijo a Sputnik el analista político Julio Burdman.

El académico de la Universidad de Buenos Aires señaló que el problema sería que esto pudiera empañar el conjunto de la imagen del manejo político y estatal de la crisis sanitaria por coronavirus, que es el principal tema por el que el Gobierno pretende ser evaluado en un año electoral.

"Argentina está en una crisis política, económica y social muy profunda, y la gestión de la pandemia se convierte en uno de sus pocos activos", resaltó Burdman.

La revelación autoinculpatoria fue realizada en un programa de radio por Horacio Verbitsky, líder de opinión y titular de la reconocida ONG Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), que repudió el accionar de su referente, luego de que el periodista asegurara que logró vacunarse gracias a contactar a su amigo personal, el entonces ministro.

Fue impactante no solo porque validó el rumor que corría hace unas semanas sobre la supuesta existencia de un vacunatorio paralelo dentro del Ministerio de Salud para los amigos. Sorprendió por la normalización del acto y la ausencia de conciencia en el uso de las prerrogativas, como escribió luego el propio Verbitsky en su columna dominical.

Contingencia sobre contingencia

Luego de la renuncia de González García, asumió su vice, la infectóloga Carla Vizzotti, quien ha estado al frente de la contingencia por la pandemia desde su inicio. Vizzotti negó la existencia de un vacunatorio irregular y que el Ministerio de Salud haya contado con 3.000 dosis disponibles para usar a discreción.

En las últimas semanas, ha habido otras acusaciones a funcionarios y organizaciones políticas de apropiación de vacunas y aplicación discrecional y por preferencia en diferentes municipios de la provincia de Buenos Aires, como en Henderson, a 400 km de la ciudad de Buenos Aires, o Navarro, a 120 km.

En San Andrés de Giles, a 100 km de la ciudad de Buenos Aires, dos concejales del oficialismo fueron forzados a renunciar cuando se develó que se habían vacunado junto con 20 familiares y amigos, todas ajenas a los servicios de salud.

Argentina lleva más de 391.000 personas vacunadas con la primera dosis y más de 241.000 con la segunda, según informa el Ministerio de Salud. El país cuenta con más de 2 millones de casos confirmados acumulados y casi 52.000 muertos por COVID-19.

La campaña de vacunación se inició a finales de diciembre, gracias a la llegada de la vacuna Sputnik V desde Rusia, con prioridad al personal sanitario. La semana pasada comenzó la etapa de vacunación a adultos mayores, a partir de los 70 años en la mayoría de los distritos del país y de 80 años en la capital nacional.