Patagonia

Mauro Millán: "Detrás del incendio hay intereses económicos; claramente son enemigos de la vida"

Por Lola Sánchez.

Mauro Millán es lonko del lof Pillán Mawiza, en la localidad chubutense de Corcovado, y activista por los derechos del pueblo mapuche. En diálogo con El Extremo Sur, Millán desnudó las estrategias de un Estado capitalista y expropiador que perpetúa las viejas prácticas de opresión contra los pueblos originarios. El incendio forestal que arrasa con hectáreas enteras en Chubut y Rio Negro es la nueva excusa del discurso antimapuche.

Actualmente, la comunidad está siendo acusada por el sector más conservador de la política de haber generado el incendio catastrófico que dejó más de 200 viviendas destruidas en la comarca andina. Dirigentes del PRO y autoridades locales, tales como el ex intendente de El Hoyo, Mario Breide y el ex jefe de Bomberos de El Bolsón, Juan Carlos Martínez, responsabilizan al grupo RAM de iniciar el siniestro, a quienes calificaron de "terroristas".

Para Millán, no es la primera vez que lo acusan injustamente. En septiembre del pasado año enfrentó un juicio por "usurpación", tras acompañar a un lof en la defensa de tierras ancestrales.

La concepción moderna de la propiedad privada choca con la cosmovisión mapuche, dónde el territorio no sólo representa los ritmos de la vida y el hogar de las comunidades, sino que además les pertenece a las familias por derecho ancestral. Sin embargo el Estado -fundado en el despojo de las tierras indígenas-, se apropió mediante la fuerza de un territorio que hoy reclama como propio. "Sabemos que durante muchos años existió un abuso sistemático donde participaron personas que hasta el día de hoy son los despojadores del territorio", expresó Millán.

Esto ha generado durante los últimos años lo que muchos medios calificaron como un "conflicto", aunque Millán lo define como una cacería, capaz de modificar sus mecanismos para mantenerse en el tiempo: "Se aceita el engranaje de la persecución [...] se puede llegar a cierto diálogo pero no a un cambio profundo". En esta dirección apuntó a los medios: "Tenemos millones de personas desinformadas, con su propia capacidad para discernir aplastada por estos supermedios, que terminan reproduciendo lo que ven, escuchan y leen".

"¿A quién beneficia el fuego?", se pregunta Millán. "Acá hay muchos intereses económicos, inmobiliarios en el medio, claramente son enemigos de la vida".

¿De qué manera el pueblo mapuche atraviesa la situación de los incendios forestales, en la que además de las pérdidas, deben enfrentarse a la acusación de la clase política?

Yo me pregunto por qué sucede esto. Sabemos que durante muchos años existió un abuso sistemático donde participaron personas que hasta el día de hoy son los despojadores del territorio. Hay una larga lista de personajes que a su vez perpetúan su nombre a través de las generaciones y hoy ocupan cargos políticos o en la justicia. La cuestión es que el tejido es tan sutil y enmarañado que coincidimos cuando se dice que las corporaciones internacionales están queriendo avanzar por el territorio patagonico, Puel Mapu, como lo llamamos nosotros, pero es necesario también identificar a aquellos que no actúan tan lejos como una corporación. Es en esa maraña donde se construye el mito del enemigo interno. Estas personas siguen operando, aprovechan cualquier circunstancia -como esta tragedia-, y salen a denunciar vilmente sin ningún tipo de moralidad. Ponen en tela de juicio el valor que el pueblo mapuche le da a la naturaleza, que es un principio fundacional de nuestra filosofía.

Pensando en este principio básico de la concepción mapuche, sería ilógico pensar que quemaron sus propias tierras.

No solo desde una acción declamativa; literalmente estamos dejando la vida. Tenemos causas judiciales todo el tiempo, tenemos hasta muertos en este proceso de lucha y resguarde de la vida, de la naturaleza. Es una canallada que estos personajes como Pichetto, Juan Carlos Martínez -ex presidente de los Bomberos de El Bolsón-, junto a otros funcionarios, mayormente del PRO y la extrema derecha, salgan a ensuciar al pueblo mapuche de esta manera. Hay que tratar de hacer una minuciosa investigación. Hay muchos intereses económicos, inmobiliarios en el medio. Lo más terrible, al margen de las pérdidas económicas, son las pérdidas del territorio, las pérdidas humanas, de la biodiversidad. O la negligencia estatal. Tuvieron que salir las propias comunidades mapuches a buscar a sus compañeros. Es la propia gente mapuche con la sociedad civil organizada que está atendiendo esto, y ahí queda bien clara la desventaja que existe. Tenemos años de democracia, existen derechos, pero nada de eso se aplica y volvemos a esa vieja época de los privilegiados, valiéndose de la propiedad privada. Se repite esa época, se vuelve a reproducir este mensaje de odio, muerte y persecución.

¿Cómo analizás la adhesión de la sociedad a este mensaje de odio?

A este grupo de empresarios, funcionarios, jueces, fiscales, abogados, terratenientes, se le suma hoy la prensa. Y fundamentalmente la prensa hegemónica, que no solo informa por estar ideológicamente ligada sino porque son socios de todo esto.Cuando quieren enviar ese mensaje, buscan medios absolutamente asociados a este principio ideológico de sostener el privilegio económico, político sobre este territorio. Ellos reproducen este mensaje de odio con la capacidad que tienen de infraestructura, por supuesto que les llega a millones de personas. Entonces tenemos millones de personas desinformadas, con su propia capacidad para discernir aplastada por estos supermedios, que terminan reproduciendo lo que ven, escuchan y leen.

En este contexto, ¿el Estado puede darle garantías al pueblo mapuche?

Hay una realidad que aconteció en este país: Argentina fue vanguardia en el derecho indigena, incorporándolo a las normativas, a la Constitución, pero ese abanico de derechos no es aplicado. Ahí deberíamos prestar atención, porque hay una estructura judicial colmada por jueces, abogados y fiscales que tienen un principio absolutamente racista, otros que son socios de este negocio. Es muy difícil que a través de la justicia el pueblo mapuche obtenga resolución favorable a nuestro principio cultural, que esté en el marco del derecho ancestral. En este momento yo tengo una causa -una de las tantas que he tenido a nivel federal y provincial- por usurpación, por estar acompañando a un lof en el proceso de recuperación del territorio. Esto se reproduce a lo largo y ancho de Puel Mapu: persecución sistemática del Estado a través de instituciones y fundamentalmente a través de la justicia.

¿Considerás que la Justicia juega un rol fundamental en la persecución hacia los mapuches?

Esa justicia de feudo, es la justicia de los que perpetuamente se han beneficiado. El hecho fundacional del estado es la apropiación de tierras indígenas. Es muy difícil percibir algún tipo de cambio en estos tiempos, porque el despojo que vivieron nuestros padres, nuestros abuelos, no ha cambiado, simplemente se ha aggiornado. En aquellos tiempos la premisa fue la propiedad privada, hoy nos persiguen aplicándonos la ley anti-terrorista. Se aceita el engranaje de la persecución. El aparato judicial es uno de los principales actores en esta cacería.

Según explicaste, la persecución se mantiene a través del Estado, a pesar de los Gobiernos de turno. Sin embargo, los Gobiernos de derecha tienden a intensificar dichas prácticas, ¿cómo atravesaron, por ejemplo, el Gobierno de Mauricio Macri?

No cabe duda de que en ese Gobierno encontramos posiciones políticas antagónicas al mundo mapuche; hablan de represión, persecución, supremacismo, racismo. No se puede esperar que un gobierno de extrema derecha sea permeable a la demanda de un pueblo, no somos un conflicto de clase, no somos un conflicto de pobres, somos un pueblo que demanda derechos como tal. Uno espera que un gobierno progresista tenga un poco más de capacidad, no le pedimos sensibilidad, solo capacidad en la lectura política. Todavía no se ha podido llegar a ningún tipo de acuerdo para discutir en estos términos, lo que sería para nosotros y para el Estado un pacto muy importante.

En este sentido, te referiste varias veces a los gobiernos progresistas como "simuladores del capitalismo".

El Estado es un fenómeno moderno, que surge a partir del fortalecimiento de una idea del capitalismo. Se puede llegar a cierto diálogo pero no a un cambio profundo. Cuando aparece un gobierno progresista lo único que se puede discutir son cuestiones políticas pero uno no peca de ingenuo. Con un funcionario progresista no puedo hablar en contra del capital, es prácticamente imposible, menos con la derecha. Si hay algo que es sagrado tanto para el progresismo como para la derecha, mucho más sagrado que Dios o la Virgen de Luján, es la propiedad privada. Claramente son enemigos de la vida.

¿Qué diferencia existe entre el concepto mapuche de territorio y la "propiedad privada" del Estado Moderno?

El Estado crea esa figura de propiedad a partir de tomar por asalto y con las armas un territorio, con el fin de expandirse. Sería un gran paradigma discutir esto, cuando hablamos de esto hablamos de la gran masa de territorio en manos de privados; no son terrenos del vecino. No falta el mensaje que sale cualquiera a compararnos con Benetton, Lewis, "los mapuches se quieren quedar con mi casa". Hay algo que está haciendo bien este sistema que es confundir, confundir a la gente muy mal. Para nosotros, el territorio marca el ritmo de la vida.

Sin embargo, a veces se percibe en la opinión pública y los medios más temor hacia el pueblo mapuche que a las propias corporaciones.

Las grandes corporaciones vienen a cercenar la vida. Cuando hay un latifundio que se instala, se imposibilita el derecho a tomar un mate a orillas de un lago, a proveerse del agua que te da el territorio. Lo más doloroso es cuando empiezan a operar con la lógica extractivista y cortan ríos, contaminan. El objetivo de las corporaciones es que la gente no vea todo lo que significa el extractivismo para nuestro territorio, quieren que vean otra cosa, es ahí donde se construye el enemigo interno. Y aparece el Estado como un gerenciador.

¿Cuál es tu opinión personal respecto al incendio? ¿Existe la posibilidad de que haya sido accidental o responde claramente a una intencionalidad política?

Uno de la bronca puede tener una interpretación de lo que está sucediendo, y quizás no es tan precisa. Lo que tenemos que pensar es a quién beneficia el fuego. Dicen que fueron los mapuches. Yo me pregunto, ¿cómo sale beneficiado el pueblo mapuche si se quema su territorio, se muere su gente? Esto no lo digo porque se me ocurre a mi, sino por la experiencia a nivel planetario: la minería siempre está al acecho cuando hay devastación. Eso genera las dudas. Por otra parte puede ser la combinación de varios factores, entre ellos, la desidia estatal. Todos sabemos que en la línea de media tensión hay una falta de mantenimiento o recursos económicos, porque la gente que lo hace lo hace como puede. Hay información que genera la sospecha de que en algunos de estos incendios fue producto de la expolosión de transformadores. Puede ser la combinación trágica de varias cosas, lo que sí genera mucha duda es que casi al unísono, con un clima que estaba absolutamente propenso a ayudar a que el fuego se expandiera. Si esto se dio de manera organizada estamos hablando de algo muy perverso, y esa perversidad en Argentina no se va a descubrir jamás, no lo vamos a saber nunca.