El país

Débora Bussolini, hija de presos políticos: "los represores vivos son asesinos y torturadores y no pobres abuelitos"

Por Lola Sánchez

Por Lola Sánchez

Débora Bussolini (42) milita por los Derechos Humanos desde hace 20 años. Vive en Villa Gesell, es madre, Licenciada en Comunicación Social e hija de presos políticos. En 1978 sus padres fueron detenidos por las fuerzas represivas del Estado. Su padre fue secuestrado a la salida de la Facultad de Derecho y llevado a la ESMA. Su madre fue secuestrada mientras atravesaba su embarazo. Débora podría haber sido una de las tantas nietas apropiadas por el aparato represivo de no haber sido por la intervención de su abuela, que logró rescatar a sus padres de la tortura y la desaparición.

Bussolini milita actualmente en la asociación H.I.J.O.S, destinada a reconstruir la memoria de los y las desaparecidas de la última dictadura cívico-militar en la Argentina. Desde hace dos décadas, la Asociación reclama cadena perpetua y cárcel común para los genocidas y todos sus cómplices. "Vas a los juicios y los ves como si nada. En uno de los juicios en la Plata los veían como si fueran pobres abuelitos. Y son asesinos, torturadores", comentó Débora en diálogo con El Extremo Sur.

Relató lo que significa militar contra el intento de parte de las Fuerzas Armadas y sectores de derecha de instalar un discurso de reivindicación del llamado "Proceso de Reorganización Nacional", hoy en día encarnado en figuras políticas, uniformados, jueces, fiscales y hasta periodistas. Hizo énfasis en la estructura represiva de la policía: "Para mí no existe el policía bueno y el policía malo. No podemos ser ingenuos en eso. Las banderas de los organismos no tienen que ser banderas políticas. Tenemos que decir las cosas realmente como son, no existen las tibiezas".

Por otra parte, denunció la desidia de la Justicia, que a 45 años del Golpe aún tiene juicios pendientes: "Los genocidas se van muriendo como si nada, las madres se nos mueren por la edad, hace falta una reforma judicial. La Justicia también es cómplice civil de los genocidas". Sin embargo, su esperanza está puesta en la bandera que seguirán portando sus hijos: "Uno nunca deja de militar", subrayó.

¿Cómo transcurre tu historia personal, que te llevó a militar en H.I.J.O.S?

Mi historia es así: mi mamá tenía 17 años, mi papá 18, él era militante, estudiante de Abogacía. A él lo secuestraron en marzo del 78', a la salida de la Facultad. Lo llevaron a la Comisaría 19, pasó por la ESMA, por el Pozo de Arana. Cuando mi abuela se enteró lo que le había pasado, logró sacarlo del país, a través de su pareja, que tenía relaciones con las Fuerzas Armadas. Mi mamá no era militante, sin embargo casi en el mismo momento, se la llevaron detenida en Morón, estando embarazada de mí. La querían llevar al Hospital Posadas, que fue también un Centro Clandestino; llevaban ahí a las mujeres embarazadas para entregar a los bebés. Mi abuela paterna pudo sacarla de ahí también. La soltaron.

¿Qué sentiste al respecto, cuando te enteraste de la historia de tus padres?

Es fuerte, cada uno tiene su historia. En lo personal tuve la suerte de que mi abuela paterna liberara a mis padres. Digamos que lo viví de otra forma, no como otros compañeros, que lucha con el tema de los nietos y las identidades. Es terrible no saber quién sos, no conocer a tu familia.

¿Y cuándo empieza tu militancia en H.I.J.O.S?

Empecé a militar en H.I.J.O.S a partir de 1999, el grupo ya estaba formado en Capital. Luego del Gobierno de Néstor Kirchner, hubo un quiebre en H.I.J.O.S, por cuestiones políticas internas. Me fui, hice mi vida, tuve a mis hijos. Hace varios años me vine a vivir a Villa Gesell y volví a militar en H.I.J.O.S provincia. En uno de los plenarios nacionales decidieron que yo fuese la referente de la Asociación a nivel provincial.

¿Qué actividades desarrollan en la Asociación?

Ahora se nos dificulta por la pandemia, pero en su momento íbamos a acompañar los juicios. Esperábamos a los genocidas y los escrachábamos cuando los veíamos salir, así como a sus cómplices civiles, que salían como si nada. Vas a los juicios y los ves como si nada. En uno de los juicios en la Plata los veían como si fueran pobres abuelitos, si no sabés parece un simple abuelo. Y son asesinos, torturadores. Desde que estamos en H.I.J.O.S provincia empezamos a hacer actividades en los barrios, a nivel cultural, dando apoyo escolar, colaborando con comedores. No nos quedamos con el tema de las placas, de la marcha del 24; seguimos adelante todos los días.

¿Se tomó una decisión sobre la marcha, en el contexto de la pandemia?

A nivel distrito, queremos marchar. Me parece una locura no marchar teniendo temporada acá en Gesell. Acá se decidió ir en caravanas. Norita Cortiñas habló días atrás y llamó a no dejar las calles.

En este sentido, se llamó a sembrar árboles por la memoria a nivel nacional, con la Campaña "Plantar memoria".

Acá también se va a hacer. Vamos a hacer tres plantaciones, una en el cementerio donde fue encontrado el cuerpo del papá de un compañero, otra en el monumento de la Memoria en homenaje a una compañera desaparecida, y otro en una plaza en conmemoración a una adolescente que fue secuestrada en el Palomar y continúa desaparecida.

A nivel social, ¿percibís más conciencia en la comunidad respecto a la revisión histórica de la dictadura?

A nivel local, se habla más de la Historia. Este es el tercer año que participo en las marchas, sigo los eventos a nivel nacional, y son cada vez más. De a poco se va tomando conciencia de lo que ha pasado. Falta instalar el tema de los juicios, que la gente sepa cómo siguen, especialmente con una Justicia que no es rápida ni dinámica. Los genocidas se van muriendo como si nada, las madres se nos mueren por la edad también.

¿Cuál es la situación judicial de los genocidas en la actualidad? ¿Todavía hay responsables libres?

Ninguno está libre, están todos condenados. El problema es que hay muchos cumpliendo prisión domiciliaria. Los más conocidos, como Miguel Etchecolatz, tienen una condena firme, pero otros están con domiciliaria. Se mueren en medio del confort, como si no hubieran hecho nada.

¿Esto tiene que ver con la edad de los genocidas?

No. Alfredo Astiz sería el asesino más joven que tenemos y es uno de los que estaba pidiendo la domiciliaria también. También están los cómplices civiles, sindicales, eso es un gran tema. Falta comprobarlo. La Justicia se toma su tiempo. Yo apoyo el kircherismo pero también soy crítica con figuras como Milani, por ejemplo. Tampoco me olvido quien fue Berni.

En este sentido, todavía existen figuras políticas que ponen énfasis en las Fuerzas Armadas y reivindican un discurso militarizado. Como lo hizo Patricia Bullrich en su momento.

Por supuesto, vemos el discurso del gatillo fácil, dicen que los chicos tienen que volver a hacer el Servicio Militar. Para mi las Fuerzas Armadas son todas pésimas. Para mi no existe el policía bueno y el policía malo, todo policía es represivo. Cuando hay una manifestación, sea de la índole que sea, si tienen que reprimir, reprimen al pueblo entero. No podemos ser ingenuos en eso. Las banderas de los organismos no tienen que ser banderas políticas. Tenemos que decir las cosas realmente como son, no existen las tibiezas. Las represiones siguen, para mi van a seguir siempre; nunca va a cambiar, pensarlo es una utopía. Todos estos personajes nefastos deben estar en prisión perpetua, efectiva y cárcel común, al igual que los que reprimen en la actualidad.

¿Alguna vez recibiste ataques por tu militancia política?

Sí, yo estuve detenida por hacer una pintada en General Rodríguez, cuando vivía allá. Fui detenida por hacer una pintada en el municipio. No me quedó causa, pero estuve detenida. Lo hicimos en el contexto de la ayuda que le brindábamos a los comedores en esa localidad, bajo el lema "El hambre también es un crimen". En las movilizaciones por el asesinato de Fuentealba, estuve implicada a nivel judicial. He militado mucho tiempo en CORREPI, cuando te metes con las fuerzas policiales, viene el golpe. Fui cambiando las formas, por mis hijos especialmente. Hoy en día milito con otra mirada. La verdad es que uno nunca deja de militar.

En los últimos meses han aparecido discursos públicos que hacen apología a la dictadura, ¿cómo interpretás este movimiento en el marco de la lucha que ustedes realizan?

Yo lo vi acá en Villa Gesell, cuando pedíamos a los medios que publicaran nuestras actividades, alguien decía que los familiares de Videla también tenían derecho a salir a reclamar por los militares. Duele mucho, no les respondo porque es justamente lo que quieren. A nivel periodístico, aprendí que eso sirve para no darle identidad a lo que dicen. Cuanto más contestas, más se levanta la nota. Con más razón buscamos implementar las actividades, darle más difusión. Lo que más me interesa es llegar a los jóvenes, que sepan lo que pasó. Es difícil visualizarlo, pero lamentablemente la derecha siempre va a estar. El Gobierno de Macri fue netamente un gobierno de derecha, no tuvimos gobernando a las mismas Fuerzas vestidas con uniforme, pero hicieron lo mismo. Eso es importante reconocerlo: no vuelven las Fuerzas Armadas como en el ‘76 pero tener esos Gobiernos es volver, en todo sentido.

¿Esto ha hecho que, a lo largo de los años, se modifiquen las formas de protesta?

Hace 20 años hacíamos escraches, buscábamos a los responsables en la calle. Hoy lo pienso de otra forma. Ellos quieren eso, que salgamos a responder, que empiece el ida y vuelta, implantan la teoría de los dos demonios. Sin embargo, hay que darle importancia, ellos siempre están activos. Lo que hay que hacer es hablar con la sociedad, que esto se replique y mostrar lo que pasó realmente. Fue un genocidio, hubo personas torturadas, expropiaron bebés. Hay personas de mi edad que no saben realmente quienes son, tienen una identidad falsa. Es muy fuerte. Han hecho un robo al país y esto es lo que nos dejaron. Hay que decir las cosas como fueron, de manera directa. Eso lo aprendimos mucho de Hebe: hablar de todos los compañeros. Hebe nunca habla de sus hijos, habla de todos. Pienso en los sobrevivientes, en mis padres, que fueron presos políticos: gracias a ellos se realizó el proceso judicial, sin esas declaraciones no se podría haber llegado a los juicios.

¿Cómo es vivir este proceso post-dictadura siendo hija de presos políticos?

Es terrible, hay gente que no tiene conciencia. Para un sobreviviente es terrible decir todo eso, lo vive constantemente en su vida diaria, sumado a las preguntas de los jueces, que los hacen decir mil veces lo mismo. Yo fui a algunos juicios, y después no pude ir más. Decidí, como otros hijos, no ir más. No me lo banco, a nivel emocional. Acompañamos el proceso, pero después nos cuesta mucho recuperarnos.

Respecto a las complicidades que mencionás, en 2015 se creó una Comisión bicameral de Identificación de las Complicidades Económicas durante la dictadura militar, ¿cómo avanza este trabajo?

Está paralizado, porque depende mucho de la Justicia, que es también cómplice civil de todos ellos. Nosotros podemos proponer muchas cosas pero depende en que Juzgado caiga, como se lleve la causa. Hasta que no haya una reforma judicial, no va a cambiar.

Muchas de las empresas cómplices siguen operando con normalidad.

Por supuesto, como Ledesma o Mercedez Benz, hay muchas otras que van cambiando de nombre y de sociedades.

¿Qué ves a futuro, en la lucha por la recuperación de las identidades y la memoria?

Yo soy optimista, pero necesitamos la colaboración de toda la sociedad. Especialmente con el tema de los nietos recuperados, hay todo un trabajo enorme de Abuelas, con un equipo excelente, pero necesitamos más difusión en los medios, en la gente. Si tenés dudas sobre tu identidad, podes acercarte a Abuelas. El covid nos atravesó en todo sentido, hoy es todo via email, con turno. Se hace más largo, pero no imposible. Siempre hay personas acercándose, desde que estoy en Gesell vengo colaborando con el tema de identidad. Mientras más mostremos lo que pasó en esos tiempos, más se va a acercar la gente, y sin miedo. Necesitamos remarcar de la misma manera lo que pasó en las provincias, porque no todo pasa en en Buenos Aires.

¿Y con respecto a los juicios?

Soy crítica con ese tema. El Gobierno de Néstor logró darle difusión, pero es una lucha que se venía haciendo desde los organismos. Los juicios van a seguir porque nosotros estamos acompañando, así como nuestros hijos. La bandera queda. Hay una organización muy chica que se armó en torno a nuestro hijos, llamada "nietxs". Los juicios son muchos, hoy estamos con las megacausas de la ESMA, esto no se va a terminar en cinco años. Algunos de los testigos o genocidas mueren, la Justicia es lenta. Pero la resistencia siempre va a estar.