Patagonia

Stella Morales: "Las mujeres de Malvinas fuimos silenciadas por las Fuerzas Armadas; eso es violencia"

Entrevista de Lola Sánchez

Stella Morales (66) es una de las 14 enfermeras militares que arribaron a Comodoro Rivadavia en 1982 para atender a los heridos de la Guerra de Malvinas. Era enfermera militar en el Hospital Aeronáutico Central de Pompeya cuando la llamaron para desempeñar su tarea en el Hospital Reubicable, que fue colocado en la zona del aeropuerto, en cercanías de la Brigada Aérea. Junto a las voluntarias y enfermeras del Hospital Regional, conformaron un numeroso grupo de mujeres que hicieron su aporte fundamental para cuidar a los heridos y poner fin al conflicto.

Sin embargo, sus historias fueron intencionalmente silenciadas por las Fuerzas Armadas, lo que produjo una ignorancia colectiva por parte de la sociedad. Tanto Morales como sus compañeras recibieron condecoraciones y reconocimientos de instituciones políticas durante los 90', pero fue a partir de 2011 cuando comenzó la lucha por la visibilización, con recuerdos atravesados y un largo proceso contra los propios silencios. Emprendió este camino junto a Alicia Reynoso y Ana Massito, reconocidas veteranas de Guerra, quienes además participaron junto a Morales en el documental "Nosotras también estuvimos", filmado en Comodoro.

En diálogo con El.Extremo Sur, Morales recordó la labor de contención y cuidados que realizó junto a sus compañeras, y los obstáculos que atravesaron en pos de la reparación y la visibilización. "No pisamos las islas pero creo que trabajamos a la par de nuestros compañeros. Nuestra función estaba ahí, teníamos que recibir a los heridos", comentó. "Algunos incluso creían que las mujeres de las fotos eran actrices con disfraces. Nadie nos creyó. Pero nosotras tenemos fotografías, documentos, tenemos los certificados que prueban que somos veteranas", resalta. "No culpo a la sociedad, porque no estaba enterada. Sí culpo a las Fuerzas por habernos ocultado durante tanto tiempo".

A 39 años del conflicto, todavía se dedica a recordar su historia y rescatar la experiencia de las veteranas de Malvinas. La realización del documental "Nosotras también estuvimos" del Director Federico Strifezzo, les permitió regresar a la ciudad y reencontrarse no sólo con el pasado, sino también con sus compañeras de guerra. "Volver fue reencontrarnos, volver a llorar, volver a abrazarnos y estar juntas para poder sacar de adentro un montón de cosas que estaban guardadas", expresó al respecto.

¿Con qué emociones te encontrás cada 2 de abril?

Para nosotras es bastante difícil, nos llenamos de fortaleza pero al mismo tiempo estamos muy sensibilizadas, sobre todo por estos años de tanto silencio, porque iniciamos esta lucha solas, y es un paso siempre hacia adelante. Aunque a veces sentimos que no damos más, pero continuamos. Que cada 2 de abril nos llamen, nos den un micrófono, escriban sobre nosotros, eso nos da fortaleza para poder continuar y para que toda la sociedad sepa que hubo mujeres en el conflicto del Atlántico Sur.

¿Qué tipo de vínculos surgieron con los soldados heridos y con el resto de las enfermeras?

Con ellos hablábamos siempre. Dábamos esa mano para contener, para escucharlos y para curarles las heridas, que eran muy dolorosas. Eran chicos jóvenes, que obviamente querían saber algo de sus familias, contarles lo que había pasado. Llegaban mal heridos pero vivos, querían curarse rápidamente para volver a las islas, porque allí habían dejado a sus hermanos. En un momento así, de tanta violencia y dolor, vieron partir a muchos de sus compañeros y eso los hacía más sensibles todavía. Seguramente querían volver, no para continuar con la guerra, sino para estar con sus compañeros, que son hermanos de la vida. Atravesar esas situaciones los hermanó, como nos pasó a nosotras, que tras años de silencio y estar separadas, pudimos reencontrarnos. Al menos nosotras tres, junto a Alicia y Ana.

Antes de la Guerra, ¿te imaginabas desempeñando una tarea así?

Yo tenía 27 años, Alicia tenía 25 y Ana 23, así que éramos chicas. Nosotras elegimos esta profesión y creo que estábamos preparadas, es una profesión en la que tenés que estar al lado de los que sufren, de los que vienen de un quirófano, de un accidente, los que tienen una enfermedad y necesitan la contención y atención. El médico viene, indica, te da las herramientas para que salgas del dolor pero la que está siempre al lado tuyo es la enfermera, o el enfermero. Y siempre va a estar al lado tuyo. Estábamos preparadas para eso, pero de todas yo siempre digo que uno no está preparado para una Guerra, es otra cosa. Fue una situación muy triste, sobre todo porque no fueron expertos ni mercenarios, eran soldados que estaban haciendo el Servicio Militar Obligatorio y no tenían mucho conocimiento sobre eso, no era lo que habían elegido. Tampoco estaban preparados al clima, para sufrir ese bombardeo, el hambre extrema, para estar tanto tiempo alejados de su hogar.

¿Qué opinás sobre el discurso estatal que se desplegó en el 82' sobre la "victoria" sobre los ingleses?

Creo que era algo así como una batalla naval, me acuerdo de haber visto en algún momento una pizarra con los gráficos como el juego. Un poco eso y también para alentar y engañar a la sociedad, diciendo que estábamos ganando. La realidad era otra. Creo que en una guerra no se gana, no trae victorias, solo trae destrucción y muerte, de ambos lados. Son pérdidas que no se recuperan. Cuando cerrás el día, por más que tengas la bandera inglesa en la isla, no es una victoria. Nosotras lo sentíamos así; ellos estaban viviendo un infierno, eso no es nada victorioso. Solo con mirarlos te dabas cuenta del sufrimiento y el horror que estaban viviendo.

¿Cómo inicia el proceso de visibilización, luego de tantos años?

Cuando terminó la Guerra, cada una volvió a su trabajo. Yo volví a Terapia Intensiva, en el Hospital Aeronáutico. En los 90' fuimos condecoradas con una medalla y diplomas por el Congreso de la Nación, de acuerdo a la Ley N° 23.118, pero nunca nos reconocieron dentro de las Fuerzas. Fue Alicia la que levantó la bandera en el 2011. La levantó tímidamente, con la idea de que nosotras teníamos en nuestro poder un certificado que decía que habíamos participado en la Guerra. Pero le dijeron de todo. En 2014 me llamó a mi y a Ana, y empezamos a caminar a su lado.

¿Recordás algún suceso en particular que diera cuenta de este rechazo a la visibilización de las veteranas?

En una ocasión nos invitaron a un desfile acá en Palomar, en una de las Brigadas de Fuerza Áreas. Y allí, una de las hijas de Alicia escuchó que la gente decía que éramos truchas. Fuimos testigos de esa negligencia por parte de nuestros colegas, que estuvieron en el Hospital, que pasaron por ahí y trabajaron a la par, y se olvidaron. Ese olvido es violencia, ese silencio y destrato es violencia. Hasta el día de hoy muchos siguen diciendo que no somos veteranas. Pero nosotras tenemos mucha documentación, imágenes, fotografías de ese momento, tenemos el papel, tenemos los certificados, y consta en archivos que nosotras estuvimos. Eso nos duele muchísimo, aunque no bajamos los brazos. Hasta el día de hoy escuchamos ese tipo de cosas. Golpeamos muchas puertas y todo el mundo miró para otro lado.

¿A qué se debe la negativa de considerarlas veteranas de Guerra?

Lo dicen porque, según ellos, el único que puede cobrar una pensión es porque pisó Malvinas, y no sólo porque estuvo combatiendo. Solo por haber estado ahí, antes o después de la Guerra, cualquier veterano tiene derecho a cobrar una pensión. Y nosotras no, que estuvimos adentro del Hospital Reubicable atendiendo a todos los heridos que llegaban de las islas, compañeros nuestros, colegas, camaradas. Hay enfermeros que sí cobran la pensión por haber volado y estar cerca de Malvinas, sí pisaron o no las islas, no lo sabemos. Creo que estuvimos trabajando a la par de ellos y eso es lo que vale. Nuestra función y nuestra labor era estar ahí, no teníamos que ir a buscarlos, tenemos que recibirlos. Hay muchos veteranos que nos agreden constantemente, porque según ellos, no tenemos que decir que somos veteranas de Guerra. Para nuestro sentimiento y pensamiento es ese, no importa la pensión, vamos a seguir diciendo que somos veteranas de Guerra.

¿Por qué el Hospital se asentó en Comodoro y no en las islas?

Porque el suelo de Malvinas no era apto para el establecimiento. Creo que el hecho de que se quedara en Comodoro el hospital estuvo bien, ellos nos necesitaban ahí. El Hospital se instaló en la cabecera de pista del Aeropuerto de Comodoro Rivadavia, ahora está vallado, con alambrados, estábamos muy cerca de la Brigada Aérea y delante nuestro veíamos el galpón de YPF. En ese galpón, que estaba vacío, colocamos unos cables y alambres para colgar los sueros. Allí los recibimos, los que estaban graves se trasladaban a otro lugar, los que estaban relativamente bien, lúcidos y no tan graves, se quedaban unos días, hasta que mejoraran, y después eran trasladados a las distintas bases.

¿Perciben algún tipo de reconocimiento de los soldados que atendieron?

Sí. El reconocimiento es cuando se acuerdan, vienen, te abrazan y te agradecen. Lo más valioso es que todavía estén vivos, que puedan contar sus historias, mostrar lo que han hecho de sus vidas, aunque todavía sientan ese dolor y tristeza de la Guerra. A ellos también les costó el reconocimiento. Eso es lo más grato para nosotras. Te fundis en un abrazo cuando escuchas que se acuerdan, quizás no de las caras pero sí de los momentos. En algunos casos sí se acuerdan, es muy emocionante reencontrarse nuevamente. Incluso tenemos contacto telefónico con algunos.

A pesar del reconocimiento que han recibido en los últimos años, ¿todavía quedan obstáculos para que las veteranas puedan recibir su pensión?

Hay muchos obstáculos, ya somos grandes, pasaron casi 40 años. Creo que estamos luchando por que la gente nos conozca, que es lo más importante, para que se sepa, para que se ponga en valor la lucha de la mujer en la enfermería, que también está poco valorada. Estuvimos en una Guerra, la gente no sabía que había mujeres. Esa es nuestra meta principal. Lo económico, no voy a negarlo, ayuda mucho, sobre todo en estos momentos. A esta altura, decimos que nos va a servir para ubicar un buen geriátrico para pasar los últimos años de nuestras vidas. Alicia y yo tenemos el juicio ganado, lo iniciamos al Estado, está ganando en primera instancia, falta la última palabra, pero está todo parado. a veces duele. Pasa con los varones también, a veces se van de este mundo sin poder lograr esa pensión que realmente se lo merecen. Los años pasan. Es otra llaga, porque esto es necesario. Nadie vive gratis. Hubo muchos casos de soldados que han vuelto y no conseguían trabajo porque se los consideraba "los loquitos de la Guerra", esas cosas molestan y duelen.

¿Creés que la falta de reconocimiento de las Fuerzas llevó a las veteranas a silenciarse a sí mismas?

Por supuesto. Ya desde hace siglos, la mujer siempre acaba silenciándose a sí misma, porque en una sociedad machista la mujer queda relegada a segundo plano y eso se naturaliza. De repente pensás "bueno, mi función no fue tan importante" y te vas silenciando. Pasas a segundo plano por el hecho de ser mujer, o enfermera en este caso. En la historia de la humanidad la mujer ha estado al frente de todo, inclusive en las batallas, no somos las primeras ni las únicas que hemos participado en una Guerra. Eso le molestó a la sociedad, lo del uniforme verde. Todo eso hizo que a muchas nos costara hablar. A veces nos miraban raro. Algunos hasta pensaban que las mujeres de las fotos eran actrices que posaban disfrazadas, no nos creían. Esa es la triste realidad: nadie nos creía. Uno se va encerrando de a poco, cada vez más, y pasan los años. Son muchos años, eso se va guardando. Al reencontrarnos fue como abrir esa cajita de recuerdos, que estaba muy oculta, y entre todas nos ayudamos a recordar. Todavía hay cosas que no podemos recordar. La memoria hace que ciertos momentos queden ahí guardados. Seguramente necesitemos terapia, así como todos los que estuvieron en la Guerra. Para no encontrarnos en el 2021 con tantos suicidios de veteranos. No culpo a la sociedad, porque no estaba enterada. Sí culpo a las Fuerzas por habernos ocultado durante tanto tiempo.

¿En qué medida te impactó tu experiencia durante la Guerra en el resto de tu carrera? ¿Decidiste continuar con la carrera militar u optaste por otro camino?

Después de que concluyó la Guerra, me llevaron a otros lugares. Seguíamos con el Hospital Reubicable yendo a lugares de catástrofes, como las inundaciones del Norte. Después de eso decidí abandonar, pedí la baja y me puse a trabajar en otros nosocomios de Buenos Aires, en sanatorios privados. Luego me casé, tuve dos hijos. Pude retomar mi carrera de Arte, que había iniciado antes de la enfermería. Estudié Arte y creo que eso también me ayudó a curar, a aliviar un poco esa angustia que te da de haber vivido esos momentos y no poder contarlo. Cada 2 de abril, y cada abril de cada año, se siente más. Se siente como esa tristeza infinita que está ahí aunque hayas seguido adelante, rearmando tu vida. La contención de nuestros hijos, de la familia y las amistades ayuda, por eso seguimos estando de pie, nos ayuda a seguir levantando la voz y no callar más. Que la sociedad siga conociendo esta parte de la historia que intentaron sepultar. No se puede callar más, hay que decirlo todo.

¿Qué significó para vos y para tus compañeras regresar a Comodoro Rivadavia para la realización del documental?

Para nosotras fue volver al pasado. Creo que nos ayudó muchísimo, de la mano del director Federico Strifezzo, que se interesó por nuestra Historia. Se logró contar con el apoyo del INCAA y de algunos legisladores para que pudiéramos hacerlo en los mismos sitios donde habíamos estado, que fue nuestro hogar en ese tiempo. Eso fue para nosotras reencontrarnos con ese pasado, revivir recuerdos, volver a llorar, volver a abrazarnos y estar juntas para poder sacar de adentro un montón de cosas que estaban guardadas.

Fue sanador estar con mis compañeras, porque eso ayuda a sacar todo lo que una tiene adentro y causa tanto dolor. Esas heridas nunca se cierran. Uno continúa durante todo el año haciendo lo que sabe hacer, cumpliendo, trabajando, buscando otra actividad pero siempre está presente, cuando llega el 2 de abril, todo el mes de abril, sentís que vuelven a reflotar esas llagas que tenes, no se van a resolver nunca.