Opinión

El gobernador lotófago y la odisea de vivir en Chubut

Por Irina Ortiz.

La política en Chubut se ha ficcionalizado. El pensamiento mágico también se volvió pandemia y hoy define gran parte de las vicisitudes de una provincia que vive entre la desgracia y la hipocresía.

Los lotófagos aparecieron por primera vez en "La Odisea", texto atribuido a Homero y que data del siglo VIII a.C. Llevaban ese nombre porque consumían una flor -la flor del loto- que les producía la pérdida de la memoria. La explicación de la analogía resulta redundante. Basta escuchar la última declaración del gobernador Mariano Arcioni respecto a la deuda con estatales. "Estamos casi al día con los estatales" fue el titular casi obsceno de un medio aliado al oficialismo. Paradójicamente, mientras el país atraviesa una tormenta perfecta, Arcioni sabe perfectamente que es el momento de tomar el control del Ejecutivo provincial, aunque el costo sea consumir la flor del loto y resetear a cero sus numerosas dificultades de gestión.

El enunciado retórico no requiere mayor explicación y se diluye en el contraste con la realidad. Basta mencionar los meses adeudados a judiciales, al rango 3 y 4 de docentes y al resto de los estatales para descartar de lleno esta presunción.

La deuda que la provincia mantiene con sus trabajadores fue oscilando entre 30 y 90 días y se mantiene desde hace más de 36 meses, con las consecuencias económicas, financieras y emocionales que acarreó a las familias. Este último aspecto, subestimado y deslegitimado por parte del gobierno.

Pensamiento mágico

Existen registros artísticos asociados al pensamiento mágico que datan de varios miles de años antes de Cristo. Un ejemplo habitual son las cuevas de Lascaux (Francia). Por ese entonces, se creía aparentemente que pintar un ciervo sobre la piedra tendría un efecto de atracción a un ciervo "real". El mero hecho de la enunciación generaba "realidad".

Arcioni parece retomar ese viejo artilugio del neolítico artístico, apelando al pensamiento mágico: creer que el anuncio "ya casi estamos al día con los estatales" es efectivamente un "estar al día con los estatales". Ya no se trata de un problema de representación, sino de producción de la realidad. La política -en sus diversas versiones de alta y baja intensidad- apela al criterio del pensamiento mágico: anunciar como un mecanismo de realidad, asumiendo que ese efecto impactará en la sociedad.

Como si fuera una inocua pócima de un brujo poco dúctil, los anuncios, lejos de imponer "realidad" -como pretende el pensamiento mágico- reavivaron hiatos de indignación en una sociedad superviviente de las dificultades. Este aspecto no pasó desapercibido en las redes sociales, que rápidamente se encargaron de detallar el archivo de deudas que tiene el ejecutivo provincial con los distintos sectores de la sociedad.

Esas deudas de gestión no se circunscriben a un retraso salarial, sino a un estado de cosas a nivel provincial, que incluye la ausencia parcial del Estado en los incendios de la cordillera, en la insistencia de la minería mayoritariamente rechazada, en la carencia de políticas públicas que permitan establecer un horizonte detrás de esta polvareda. Infraestructura escolar y salud, por citar algunas.

El anuncio de anuncio

En ese mismo marco de "política mágica" se "anunció un anuncio" con la misma impronta despampanante de la grandilocuencia vacía: se avisó que pronto se declarará el fin del retraso salarial en el sector público.

Un gobernador que "anticipa un anuncio" remite a una pérdida del realismo político. La política en el mapa acepta la teoría y la discursividad, pero en el territorio solo admite la praxis. Algo raro en un gobernador que se dice peronista.

Incluso desde lo comunicacional resulta ridículo. El aislamiento y desgaste del gobierno provincial le impiden explorar la dimensión de las expectativas en una sociedad harta de problemas y deudas. Años y años sin continuidad académica, con pobreza creciente, sin recomposición salarial, con abandono del estado en momentos de catástrofe y en el medio de una de las peores pandemias de la historia de la humanidad. Un gobierno devaluado difícilmente pueda crear expectativas. Como consecuencia, o existe una disociación con la realidad o se impone la impericia en el manejo de las crisis. O peor: ambas, cínicamente armonizadas.

La Odisea de vivir en Chubut

El texto de Homero remite al regreso del héroe a su hogar, Ítaca. Para ello, debio atravesar una serie de dificultades. El final fue feliz.

Vivir en esta provincia es una odisea, una dificultad tras otra. Claro que existe un agregado devastador: no hay un lugar para volver.

El desconcierto es tan grande que inundó de deriva el destino de Chubut. Dado que todo vacío debe ser llenado, comienza la feria de milagros. La minería como solución integran es uno de ellos.

Miopía hacia el futuro, confusión, desmemoria son atributos que dominan el escenario de la provincia de Chubut, con especial responsabilidad del poder político y los sindicatos, pero también de una sociedad que gira la cabeza para no participar de su culpa.

A pesar de esto, toda crisis es una oportunidad y -como fue enseñando la historia- los cambios estructurales no se realizan desde la superficie política sino desde las profundidades sociales.

Habrá que explorar esa oportunidad, aunque nos una el espanto, como profetizó Borges.