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Mayra Arena: "Que no noten que sos pobre, que no noten que sos villero; porque te van a odiar"

Entrevista de Lola Sánchez

Mayra Arena (29) dejó su casa del barrio Villa Caracol (Bahía Blanca) a los 12 años, en busca de oportunidades de trabajo. Vivió en la pobreza extrema, trabajando en negro, tuvo un hijo a los 14 años. Hoy vive en Caseros, milita en Fuerte Apache y trabaja en una consultora de comunicación política. Su historia no se corresponde con la miseria romantizada o la meritocracia manipulada que los medios exponen, sino con una suma de factores que le permitieron salir de la pobreza, y que hoy exigen al Estado que deje de mirar para otro lado.

En 2018 brindó una charla TED titulada "¿Qué tienen los pobres en la cabeza?". Además de volverse viral, desnudó todos los mitos sobre la pobreza. Cree que la razón de su impacto es "el hecho de que no había nadie que hablara de la pobreza en primera persona. Cuando la pobreza empieza a tener cara genera otro llamado de atención que cuando es número, encuesta o informe sociológico", afirmó en diálogo con El Extremo Sur.

Arena criticó duramente "el individualismo exacerbado" que propone tanto la derecha como el progresismo: "te dicen que el pobre es pobre porque quiere o que tenés formas individuales de buscar la superación, que no ‘vibrás alto'. Al final todo queda en la responsabilidad de uno". Además, subrayó la cuestión subjetiva del feminismo actual, que aún no pone en su agenda a las mujeres pobres. "Se ha avanzado mucho en que las líderes feministas sean exitosas y famosas, algo en lo que no me interesa colaborar. Soy parte de cosas con ánimo colectivo", expresó.

En contraposición a cierto pensamiento "positivo", no cree que la pandemia nos hará "salir mejores". "En ningún momento tuve esta fantasía de que se venía el fin del capitalismo. Es un sueño crismorenesco que hasta me parece admirable por la inocencia de quienes lo pensaron en algún momento", concluyó.

¿Cómo analizás la repercusión que tuviste a partir de tu charla TED? ¿Qué hay en tu discurso sobre la pobreza que no exista en otros y que provoque esta adhesión de la audiencia?

Creo que fueron varias cosas las que hicieron que mi charla se viralice tanto. Son cosas externas, solo tuve buena suerte. Más allá de que uno prepara una charla buscando generar una simpatía, buscando decir algo, jamás espera ser tan escuchado. Quizás fue el hecho de que no había nadie que hablara de la pobreza en primera persona. Cuando la pobreza empieza a tener cara genera otro llamado de atención que cuando es número, encuesta o informe sociológico. Jamás imaginé que iba a ser tanta la buena recepción, la simpatía, la viralización, desde la crítica o desde el apoyo. Creo que es por eso; la voz es diferente desde el lugar que habla. La suerte también tiene que ver, a veces creo un poco en la suerte. Justo esa semana no pasó nada en el país, porque si das una charla el día que pasó lo de Diego o cuando el dólar se va de 18 a 40, quizás pasa inadvertida. Justo se dieron todos esos factores.

¿Por qué preferís la militancia a los cargos públicos? ¿En qué consiste tu militancia actualmente?

Considero que para acceder a un cargo público hay que tener una preparación, no solamente académica sino de base política. Meterte a la política partidaria, buscando ser funcionario sin una buena base territorial o de militancia, es muy inocente. Si algo tenemos los laburantes es que no tenemos nada de inocentes, tenemos los pies en la tierra. Para tener poder real y cambiar las cosas no alcanza con acceder a una banca. Entonces, acceder a una banca para levantar la mano por una ley irrelevante o hacer cosas que considero que no cambian la vida de las personas, no me interesa. Creo que para poder cambiar las cosas en la política hay que construir un camino político, no hace falta ser funcionario. Se puede construir desde otro lado. Si me meto, va a ser cuando tenga una espalda como para entrar pegando una patada a la puerta, dándole vuelta a un par de cosas que para mí vienen mal desde hace décadas.

¿Siempre tuviste la prioridad de militar y ayudar a otros o fue un proceso que surgió a partir de tus experiencias?

Siempre milité, desde los 17 años. Antes no porque mi hijo era muy chico, y me era imposible. Mi adolescencia fue muy ajetreada. A los 12 años me fui de mi casa, a los 14 nació mi hijo, a los 15 empecé a laburar en negro, ganando dos mangos para los pañales. Recién a los 16 empiezo a laburar un poco mejor, todo se calma un poco, ya a los 17 empiezo a militar. No concibo la vida fuera de alguna cuestión social, de estos despelotes que son por lo general los lugares de apoyo, de contención. Me gusta estar donde hay problemas. Me gusta ver cómo encara la gente los problemas, conocer las distintas pobrezas. Creo que la observación en primera persona funciona, más allá de que uno conoce la pobreza por haberla vivido, la pobreza de uno no es la misma que la del resto, tiene que ver cómo vive el pobre de ciudad, el pobre de campo, el pobre de norte, el del sur, el pobre del conurbano. Donde esté, siempre voy a militar.

Recientemente afirmaste que nunca te vas a sentir de clase media. ¿A qué se debe esa afirmación?

Lo de ser de clase media baja o alta no me parece relevante. Sí creo que cuando uno fue pobre tantos años culturalmente siempre está preparado para caer. En cualquier momento te la podés ver venir. Argentina tiene una inestabilidad económica tan grande que nadie tiene asegurado eso, a excepción de los de clase media sólida cómoda, que son minoría hoy en día. Entonces no sólo no me siento de clase media, no soy de clase media. Sigo siendo monotributista, sigo alquilando; pobre no soy porque no paso necesidades. No volví a pasar hambre desde que me fui de la villa. Decir que soy pobre sería faltarle el respeto a la pobreza. Pero decir que soy de clase media cuando dependo de un alquiler o dependo de mi sueldo, es un error que tenemos los argentinos. Dejamos de pasar hambre y ya nos creemos de clase media. Politológicamente, ser de clase media es mucho más amplio. No sé si el día que logre todo eso me sienta de clase media. Uno es como es y ese chip que te queda de haber pasado tantas necesidades, de resolver siempre con nada, ya está adentro tuyo.

¿Cómo analizás el imaginario social en torno de la pobreza? Pienso en estas ideas generalizadas del pobre que se da "un lujo que no le corresponde" como un celular o directv y es mal visto, o la idea de que "el pobre es pobre porque quiere".

Casi nadie va a reconocer que odia al pobre porque es pobre. Existe el rechazo al pobre, está muy presente en nuestra sociedad; en Argentina es impresionante. Es un país racista aunque no es como Estados Unidos, por ejemplo. Hay una mirada sospechosa en la piel oscura, en los rasgos provincianos, pero te dan un changüí. Te dan el beneficio de la duda. Ahora, que no noten que sos pobre, que no noten que sos villero. Porque seas negro o blanco, ahí sí que te van a odiar. Si notan que sos pobre y que además estas consumiendo cosas que consumen ellos, esta gente aporofóbica te van a odiar. Nadie te va a decir "pobre de mierda", no existe ese insulto.

¿En qué sentido no existe tal insulto?

En general, cuando las personas sienten ese rechazo a un pobre que hace algo que ellos no consideran que debería, vuelcan el odio hacia la minoría que le corresponde a ese pobre. Ven a una mujer pobre haciendo una determinada cosa, yendo a bailar por ejemplo -que para ellos siempre es con plata de los planes-, ahí se va a transformar en misoginia. Ven a un pobre negro y los comentarios van a ser racistas. Nadie te va a decir que odia al pobre. Esa fobia al pobre no toma cuerpo. Siempre se maquilla de otra cosa.

¿Ves la pobreza como una decisión personal -tal como afirman algunos- o una situación estructural generada por las políticas públicas?

En general, los que nacen en la pobreza mueren en la pobreza. Esto nos tiene que hacer darnos cuenta de que tan fácil de salir no debe ser salir de ahí, porque creo que a nadie le agrada pasar necesidades. Pero el individualismo exacerbado está de moda, por parte de la derecha y ahora del progresismo que lo hace de una forma New Age. No lo hace como la derecha que te dice que el pobre es pobre porque quiere, pero tiene otras formas individualistas de buscar la superación, el "vibrar alto". Al final todo queda en la responsabilidad de uno. Yo estoy muy lejos de pensar eso, a la persona que nace en una condición de exclusión y marginalidad son muchísimas las cosas que tienen que pasarle en la vida para que logre salir de la pobreza. O hasta para que lo intente. La pobreza tiene muchas limitaciones económicas, geográficas, hasta de movilidad. La presencia, la autoestima. ¿Es lo mismo la autoestima de un chico que nunca tuvo una ropa nueva del que tuvo todo? Todas esas construcciones son privaciones reales, tangibles, y además están las privaciones que no son inamovibles, pero que están en la cabeza del pobre. La falta de autoestima a la hora de buscar un trabajo, al sentir que hay lugares que no son para uno, al famoso "discriminarse solo".

¿Creés que la pandemia intensificó las problemáticas sociales, como la falta de ingresos, la desnutrición, el desempleo, la violencia? ¿de qué manera?

La pandemia, y cualquier crisis que exista siempre van a generar mucho más capitalismo. Las crisis son capitalismo puro. Si tenés plata para enfrentar la crisis, la vivís de una manera, y si no la tenés, la vivís de otra. Si buscás notas mías de hace un año, cuando me preguntaban si íbamos a salir mejores, yo decía que no. Al contrario, se va a acentuar todo. En ningún momento tuve esta fantasía que tuvieron algunos de que se venía el fin del capitalismo, el fin de la injusticia. Es un sueño crismorenesco que hasta me parece admirable por la inocencia de quienes lo pensaron en algún momento. La pandemia empobreció brutalmente a la población, hay una miseria espantosa en este momento. La gente no tiene para comer y la violencia se ha exacerbado por la hiperconcentración de familias, que dejaron de alquilar y se concentraron mucho en un núcleo o una casa. La pobreza genera mal humor, la falta de recursos genera tensiones familiares, depresión, tristeza, angustia, peleas. No hay nada más violento en este momento que el precio de la comida. Es violenta la pobreza alimentaria que hay hoy en Argentina. Es mucho peor de lo que los medios describen.

¿Qué diferencias hay entre ser marginal y ser pobre?

Creo que la pobreza tiene que ver con falta de recursos económicos y la marginalidad tiene que ver con falta de posibilidades para la búsqueda de recursos. Es la falta de cualquier camino, no sólo económico sino educativo también. Cuando estás en la pobreza podés, de alguna manera, seguir enganchado al sistema, a un plan, cosas que no son deseables pero que por lo menos permiten seguir manteniendo una identidad, una dignidad mínima, una supervivencia. Cuando te caés, es porque ya naciste caído. Pienso en la niña M., cuyo caso se viralizó hace un mes. Nunca tuvo DNI. Siete años e indocumentada, nacida en Capital Federal. Esa nena, además de ser profundamente pobre, está en la plena marginalidad. No tiene ni siquiera la posibilidad de tener un DNI que le permita cobrar un salario universal. Creo que la diferencia más drástica es que el pobre puede llegar a tener una idea de que tiene un lugar en el mundo, si lucha, si hay oportunidades, un poco de buena suerte, son muchos factores, pero si se alinean el pobre tiene una chance. El marginal, no. El tipo que duerme en la calle hoy no tiene manera de recuperar su vida. Desde el Estado se le está fallando a ese sector que se cayó del todo.

Contame un poco sobre esta frase que dijiste recientemente sobre las "líderes que hicieron su propio kiosquito" en el ámbito del género. ¿Creés que hay organismos y personas que se benefician directamente con esta lucha, sin aportar nada?

Creo que la lucha feminista tiene causas muy nobles como la igualdad de las mujeres, que hemos sido violentadas, oprimidas, a lo largo de la Historia. Existe todo un mecanismo maravilloso, el capitalismo se cuela siempre en todos lados. No digo que esté mal, digo que en todos lados el capitalismo encuentra la forma de hacer rentable las cosas. Pensemos que desde hace años los libros más vendidos son los de feminismo. No digo que esté mal, lo que a mí me parece es que las líderes de este movimiento se han centrado en su producción, en sus libros, en sus programas; pero lo colectivo quedó relegado, más allá de que las mujeres se han movilizado por muchas causas. Se ha avanzado mucho en que las líderes feministas sean exitosas y famosas, algo en lo que no me interesa colaborar. No me interesa ser parte de eso. Soy parte de cosas con ánimo colectivo. De hecho, no milito para ninguna persona en particular. Y esto es algo que a veces el peronismo no me perdona; la verdad es que no me importa. No me importa hacer a una figura o ayudar al molino de alguien, a mí me interesa todo lo que sea pensando en los colectivos, en las mayorías. Los pobres son mayoría, somos el 50% de la sociedad, 6 de cada 10 chicos son pobres, así que decirles minoría sería desacertado. Esa es mi diferencia con el feminismo, especialmente las diferencias de prioridades, de las cosas que son más importantes para mi rara vez las encuentro en la agenda feminista.

¿Por qué hay una diferencia tan abismal de prioridades?

Sospecho que es porque las líderes son por lo general personas que no han pasado necesidades. Obviamente las prioridades tienen una subjetividad intelectual y material que me parece que se termina diluyendo en el discurso, no se transforma en políticas concretas.

Hiciste también una crítica contundente al Ministerio de las Mujeres, mencionando que les conviene que existan femicidios, ¿cuál es tu opinión sobre el trabajo que viene haciendo este Ministerio?

Este Ministerio no me encanta, no comparto sus prioridades, su enfoque, la dirección de la mayoría de las políticas. No sé si decir que les conviene que existan femicidios fue la frase más acertada. Creo que siempre que un funcionario sea designado en la medida de acompañar un problema, no se le va a exigir que termine con ese problema o que empiece a bajar ese problema. Se usa mucho decir "acompañamiento", "visibilización", ya lo vimos. Pero, ¿cuándo llega la parte en que hacen algo? Lo subjetivo, lo discursivo, lo micro, todos estos micro-machismos del lenguaje, que no digo que sean falsos, pero son cosas con una subjetividad tan grande, con un grado de abstracción necesario tan grande para aplicarlo, que no se convierte nunca en cosas concretas para las mujeres. Eso es lo que me hace pensar que no estarían siendo funcionarios que funcionen.

¿Cuáles son los comentarios o prejuicios que tienen sobre vos y tu militancia que más te molestan? Desde comentarios que hayas recibido personalmente hasta la redacción de notas sobre tu persona.

No lo sé, no soy de leer lo que dicen sobre mí. No tengo idea con qué me bardean, nunca entré a mi charla TED. La di y nunca más la volví a ver. En mis posteos he logrado -aunque no siempre- un nivel de debate, incluso con gente que piensa distinto, que me enorgullece. En general la gente comenta con respeto, con ganas de debatir, de aportar, nunca con agresión. Debe haber gente que me agrede, pero no tengo idea qué dirán. Calculo que dirán lo que dicen todos los peronistas, que nos compraron el voto, que es lo único que conocemos los pobres. Es el prejuicio más común.