Patagonia

Neuquén, 1975: una universidad comandada por un rector fascista rodeado de matones

Por Pablo Montanaro

*Cobertura Colaborativa del Sindicato de Prensa de Neuquén.

"Bolche hija de puta, te voy a mandar del otro lado de la cordillera", fue el grito desencajado que escuchó María Pilar Sánchez Cuesta, estudiante de la Facultad de Economía y Administración, en la oficina del rector de la Universidad Nacional del Comahue. El autor de la amenaza fue del mismísimo rector, el exiliado rumano Dionisio Remus Tetu, quien en enero de 1975 desembarcó en Neuquén para asumir la intervención de la universidad con el objetivo, según la consigna impuesta desde el Ministerio de Educación, de retomar el control de las universidades en una orientación acorde a la dirección política del gobierno nacional.

Pilar Sanchez Cuesta declarando por videoconferencia

Una dirección política que, como bien señaló el historiador Pablo Scatizza en su libro "Un Comahue violento", estaba delineada por los sectores ortodoxos de la derecha peronista que habían quedado en torno a Isabel luego de la muerte de Juan Domingo Perón, en claro enfrentamiento con las distintas expresiones de izquierda que operaban en el país.

Durante su declaración esta mujer, nacida en Chile, describió ante los jueces del Tribunal Oral Federal 1 de Neuquén el clima de tensión, persecuciones y amenazas que se vivía en la casa de estudios desde la llegada del exiliado rumano que había formado parte del movimiento fascista, ultranacionalista y antisemita Guardia de Hierro.

Cuando la estudiante, que había llegado a Neuquén con su familia en 1971, fue llevada a la oficina del rector, éste la amenazó con eliminarla de la región, como ya había hecho con otro estudiante extranjero al que expulsó de la universidad. "Una patota me detiene un día de clases en los pasillos de la facultad. Estaba repartiendo unos volantes por un reclamo docente. Cuando me llevaban en uno de los pasillos me cruzo con César Bottaro, quien en ese momento era decano y funcionario del gobierno del MPN. Yo iba aterrorizada. Cuando lo veo, le dije: ‘Me están obligando a ir con ellos'. ‘Vaya, vaya nomás', me respondió. Eso refleja la autoridad con la que contaban estos personajes. Andaban armados y mostraban las armas para infundir terror. Ellos querían que nosotros le tuviéramos terror".

"De ahí me llevaron a una dependencia policial que no puedo recordar, pero sentí un alivio en relación al terror que infundía el matonaje que estaba presente en toda la universidad", relató. "El matonaje", al que se refirió Sánchez Cuesta, estaba conformado por la patota de personas de civil que se movían libremente por la universidad y que respondían a Remus Tetu. Recordó que en el verano de 1975 Remus Tetu había expulsado a un estudiante de nacionalidad norteamericana. (Nota: se llamaba Jeffrey Kingsford, a quien según trascendió la embajada de su país hizo liberar y lo repatrió).

Humberto Zambon en su libro "La misión Tetu en el Comahue" señala que Sánchez Cuesta fue detenida por la Policía Federal. El autor cita el parte de prensa difundido por la casa de estudios en ese momento en el que se aclara que fue detenida por "haber sido sorprendida dentro de la universidad distribuyendo panfletos" y que se había comprobado que "desarrollaba una tarea sistemática de proselitismo subversivo en el comedor universitario, sumando a ello la condición agravante de que Sánchez Cuesta fuera chilena".

Sánchez Cuesta comentó que "los matones del rector" caminaban por los pasillos, comían en el comedor universitario y escuchaban las conversaciones de los estudiantes. "Remus Tetu estaba rodeado de matones, que iban al comedor estudiantil, se sacaban sus sacones y apoyaban las armas arriba de las mesas para intimidar, para infundir terror», recordó. "Nosotros los teníamos identificados porque ellos se ocupaban de que nos diéramos cuenta de que eran los matones", dijo. Entre los matones identificó a Raúl Guglielminetti, uno de los quince imputados en este juicio y condenado en otros procesos judiciales por delitos de lesa humanidad en Neuquén. "Era uno de los matones, un personaje muy conocido en Neuquén, todo el mundo lo conocía", afirmó.

Por ese entonces Sánchez Cuesta simpatizaba con el Partido Socialista de los Trabajadores. "Había mucha actividad política en la universidad en ese momento, más de la mitad de los jóvenes estudiantes eran de la Juventud Peronista", comentó. Y agregó "Remus Tetu quería limpiar todo esto con una manera siniestra y con mucha represión. ‘Se acaban las asambleas y si no te gusta están los muchachos de gamulán e itakas', decía".

"Cualquier estudiante de aquella época podría contar lo mismo de ese personaje y sus patotas que andaban con la cara descubierta. Se vivía un clima de temor, Remus Tetu tenía un claro tinte fascista y lo ventilaba sin tapujos", definió durante su declaración por videoconferencia desde Buenos Aires.

La mujer precisó que estuvo una semana detenida en esa dependencia policial y al cabo de unos días fue obligada a salir del país. "Remus Tetu mandó resoluciones a la embajada de Chile, a Migraciones y otras dependencias, lo que derivó en mi expulsión del país".

La detención y posterior expulsión le impidió a Sánchez Cuesta terminar sus estudios universitarios. "En la comisaría cuando me liberaron no me dieron ninguna explicación. Salí lo más rápido posible y desaparecí del Alto Valle. Me fui del país y recién volví en 1990. Esa expulsión me siguió afectando el resto de mi existencia. La expulsión del país es producto de la expulsión en la universidad", dijo emocionada.

"Han pasado 45 años y pareciera que todavía estos señores tienen peso en esta sociedad", concluyó la mujer refiriéndose a los quince imputados que siguieron su declaración en forma remota, algunos desde sus casas, donde gozan de su prisión domiciliaria y otros desde las cárceles donde están detenidos cumpliendo sus condenas por los aberrantes hechos que cometieron durante la última dictadura militar.

Pablo Montanaro para la cobertura colaborativa.