El peronismo, ¿de lo nacional y popular a un nuevo proyecto político?
Por Adrián Moyano
El peronismo siempre se consideró heredero de las montoneras federales y de sus caudillos. O casi siempre, a juzgar por el pensamiento que, por segunda vez, barruntó el presidente. Insistir con que "los argentinos bajamos de los barcos" abreva en el europeísmo de corrientes intelectuales que no se asocian con el peronismo, salvo que me digan que se reformuló aquello de "nacional y popular". Que por segunda vez el presidente muestre la hilacha cuando tiene a funcionarios españoles como interlocutores, no puede interpretarse como distracción, ignorancia o descuido. Es la explicitación de un proyecto político. Cabe preguntarse para qué se levantó decenas de veces Chacho Peñaloza y para qué murieron miles de montoneros riojanos, catamarqueños, sanjuaninos, puntanos y entrerrianos, si la argentinidad es sólo producto de la inmigración. No sólo las primeras naciones deben ofenderse ante los persistentes dichos del presidente, sino también las argentinas y argentinos que -desciendan de quiénes desciendan- sean críticxs de quienes concibieron la fundación del Estado a través de tres genocidios: el de los montoneros de las provincias, el de la Guerra de la Triple Alianza y el indígena. Por último, recuerden que la actual vicepresidenta también resaltó un 12 de octubre -nada menos que un 12 de octubre- en la mesa que ocasionalmente compartía, que todos eran descendientes de inmigrantes.
A comienzos de 1860, uno de los temores más grandes que tenían los nacionales -así se llamaba por entonces a los mitristas- era que las montoneras cruzaran Tierra Adentro para aliarse con los malones de rankülche y salineros. Algunos lugartenientes del Chacho consiguieron hacerlo pero a él lo asesinaron los promotores políticos de la inmigración en 1863. Anoche me fui a dormir escuchando a Jorge Cafrune, que hizo una obra conceptual sobre el riojano. Termina así: "¡Ya se acabó Peñaloza! / ¡Ya lo pudieron matar! / Tengan cuidado, señores, / ¡no vaya a resucitar!"
Por Adrián Moyano
El peronismo siempre se consideró heredero de las montoneras federales y de sus caudillos. O casi siempre, a juzgar por el pensamiento que, por segunda vez, barruntó el presidente. Insistir con que "los argentinos bajamos de los barcos" abreva en el europeísmo de corrientes intelectuales que no se asocian con el peronismo, salvo que me digan que se reformuló aquello de "nacional y popular". Que por segunda vez el presidente muestre la hilacha cuando tiene a funcionarios españoles como interlocutores, no puede interpretarse como distracción, ignorancia o descuido. Es la explicitación de un proyecto político. Cabe preguntarse para qué se levantó decenas de veces Chacho Peñaloza y para qué murieron miles de montoneros riojanos, catamarqueños, sanjuaninos, puntanos y entrerrianos, si la argentinidad es sólo producto de la inmigración. No sólo las primeras naciones deben ofenderse ante los persistentes dichos del presidente, sino también las argentinas y argentinos que -desciendan de quiénes desciendan- sean críticxs de quienes concibieron la fundación del Estado a través de tres genocidios: el de los montoneros de las provincias, el de la Guerra de la Triple Alianza y el indígena. Por último, recuerden que la actual vicepresidenta también resaltó un 12 de octubre -nada menos que un 12 de octubre- en la mesa que ocasionalmente compartía, que todos eran descendientes de inmigrantes.
A comienzos de 1860, uno de los temores más grandes que tenían los nacionales -así se llamaba por entonces a los mitristas- era que las montoneras cruzaran Tierra Adentro para aliarse con los malones de rankülche y salineros. Algunos lugartenientes del Chacho consiguieron hacerlo pero a él lo asesinaron los promotores políticos de la inmigración en 1863. Anoche me fui a dormir escuchando a Jorge Cafrune, que hizo una obra conceptual sobre el riojano. Termina así: "¡Ya se acabó Peñaloza! / ¡Ya lo pudieron matar! / Tengan cuidado, señores, / ¡no vaya a resucitar!"
