Opinión

Días de furia, memoria del odio

Por María Beatriz Gentile*.

En cierta medida los crímenes de junio de 1955 fueron soslayados, cuando no negados. La lectura académica puso el énfasis en explicar la caída del gobierno peronista por los errores o excesos cometidos. Algo que suele repetirse -aunque con menor predicamento- para explicar el golpe de 1976.

El 16 de junio de 1955 entre 9 y 14 toneladas de explosivos fueron lanzados sobre la Casa Rosada, la plaza de Mayo y zona circundante

La población fue sorprendida por la primera incursión de la aviación naval a las 12.40, el bombardeo tenía por finalidad asesinar al presidente constitucional J. D. Perón y a sus ministros.

De las 29 bombas que estallaron en la casa de gobierno "la primera destrozó la claraboya que estaba sobre la sala de periodistas subiendo la escalera y cayó sobre la cabeza de un cafetero y lo mató, fue la primera muerte que vi en mi vida" recordaría tiempo después Roberto Di Sandro, el decano de los periodistas acreditados.

Tres centenares de civiles armados -los llamados "comandos civiles"- entre otras acciones tomaron Radio Mitre y lanzaron la falsa noticia de que el ‘tirano' estaba muerto.

Al resto de bombas y proyectiles de grueso calibre provenientes de aviones -que llevaban una V y una cruz en alusión a CRISTO VENCE- se sumaron los disparados por los fusiles que portaban infantes de Marina. Roberto Atilio, quien era fotógrafo en ese momento, recuerda que "nos fuimos arrimando hasta que llegamos al Cabildo. Lo que vi directamente fue gente que corría por la Diagonal y era ametrallada"

El golpe fue orquestado por oficiales y suboficiales de la Armada y un sector de la Aeronáutica. El Ejército en esta oportunidad se mantuvo al margen, aunque tres meses después se sumaría al derrocamiento definitivo del gobierno. La idea era instaurar un triunvirato civil integrado por Miguel Ángel Zavala Ortiz (UCR) Américo Ghioldi (Partido Socialista) y Adolfo Vicchi (Partido Conservador).

El referente radical siendo luego canciller, impediría el regreso de Perón en 1964 y el socialista por su parte, al año siguiente y en relación a los fusilamientos de José León Suarez escribía en La Vanguardia"¡Se acabó la leche de la clemencia!"; más tarde sería embajador en Portugal de la dictadura de Videla

La jornada terminaría al caer la noche con una reacción popular en defensa del gobierno con saqueos, la quema de la Curia Metropolitana y de varias iglesias.

En cierta medida los crímenes de junio de 1955 fueron soslayados, cuando no negados.

La lectura académica puso el énfasis en explicar la caída del gobierno peronista por los errores o excesos cometidos. Algo que suele repetirse -aunque con menor predicamento- para explicar el golpe de 1976.

Por bastante tiempo se sostuvo la tesis de una República perdida en 1930 y vuelta a encontrar en 1983. Dentro de ese período, la violencia política, el totalitarismo popular, la manipulación electoral, el control de las instituciones, el pretorianismo militar fueron aspectos a resaltar de una Argentina no democrática. Desde esta perspectiva, los crímenes del ‘55 quedaron en una nebulosa sin responsables y también sin víctimas.

Juan Besse, en un trabajo publicado en el 2007, da cuenta de este negacionismo donde el bombardeo hace pareja explicativa con la quema de las iglesias. Así los relatos terminan por equiparar personas muertas con reliquias quemadas.

Sin ir tan atrás, en el año 2005 La Nación publicaba una nota bajo el título "Quema de iglesias: furia contra los templos" donde se habla de una "insólita agresión a los templos porteños".

La iniciativa por recuperar testimonios y relatos de sobrevivientes de aquellos hechos se llevó a cabo recién en el año 2010 con el proyecto "Voces Olvidadas". Una apuesta del Archivo Nacional de la Memoria para resguardar los testimonios de sobrevivientes y familiares.

De esos 25 testimonios -conservados en formato audiovisual- está el de Natividad López que entonces tenía 18 años: "Eran como las once de la mañana y aparecían los aviones"; ese día iba a buscar trabajo a la obra social de comercio "yo lo que menos pensé es que iban a bombardear, porque decían, los que entendían más que yo, que tenían que largar flores... (Pero) cuando se destrozó el micro, que quedó todo de costado, yo quedé ahí en la calle, cuando quise levantarme, a mí me faltaba la pierna".

308 muertos contabilizados, más de 750 heridos y mutilados. 16 de junio de 1955, otra fecha infeliz de la historia argentina.

(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.

Fuente: Va Con Firma