Géneros

Matrimonio igualitario en Chile afronta un último y duro bastión conservador

SANTIAGO (Sputnik).

El 'pinkwashing', que en español podría traducirse como 'lavado rosa', es un concepto que se usa para denostar a aquellos políticos, empresas o países que se muestran simpatizantes al movimiento LGBT para mejorar su imagen, cuando en realidad no les interesa la causa.

Este término era relativamente desconocido para muchos en Chile hasta la primera semana de este mes, cuando el presidente Sebastián Piñera anunció en la última Cuenta Pública -discurso anual ante el Congreso legislativo- de su mandato: "Ha llegado el tiempo del matrimonio igualitario".

El mandatario anunció que impulsaría la moción ingresada en 2017 al Congreso por la entonces presidenta Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) y sorprendió a todos los presentes en el edificio, a sus ministros en la sede de Gobierno, el palacio de La Moneda, y a los millones de chilenos que veían la transmisión por televisión.

Cambio repentino

Durante toda su carrera política, Piñera se manifestó en contra del matrimonio entre personas del mismo sexo, y su cambio repentino llevó a algunos columnistas y a los más ortodoxos de la oposición a acusarlo de hacer pinkwashing. Sin embargo, la mayor parte de la ciudadanía reaccionó de manera positiva al anuncio.

"Este es un vuelco histórico y definitivo para la derecha, que corre los estigmas y las barreras de la desigualdad y los prejuicios que han contaminado a los sectores más homofóbicos del país. Piñera llegó tarde, bien tarde, pero llegó", declaró a través de un comunicado el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).

De esta forma, el año 2021 se convirtió en la convergencia donde se unieron las voluntades de la oposición política, las organizaciones civiles, el presidente Piñera, los partidos liberales de derecha -Evolución Política y Partido Regionalista Independiente- y del 74% de los chilenos (según la encuestadora privada Cadem), quienes están de acuerdo con la medida.

No obstante, aún hay numerosos grupos de conservadores, poderes fácticos y ultraderechistas que defienden a rajatabla el principio heterosexual y con fines reproductivos del matrimonio, y que se manifestaron en contra del anuncio y que harán lo posible para que el proyecto no ve la luz.

Grupos de poder

La Iglesia católica, cuya religión profesa el 45% de los chilenos, reunió a su Conferencia Episcopal para debatir el tema. Finalmente, publicaron una declaración: "Como seguidores de Jesucristo como Salvador y Señor, nos guiamos por su enseñanza, y sostenemos la certeza de que el matrimonio establecido y querido por Dios es solo entre un varón y una mujer, comunión que gesta vida y fundamenta la familia".

"No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia", sostuvieron en consenso los obispos nacionales.

En las iglesias evangélicas, que representan casi a un 20% de la población, fue donde el proyecto encontró mayor resistencia. Varios de sus pastores dijeron sentirse "traicionados" por Piñera, argumentando que muchos fieles apoyaron su candidatura en 2017 porque sabían que rechazaba las uniones homosexuales.

El diputado Leonidas Romero, de Renovación Nacional (conservador), es un activo practicante del protestantismo. Su padre fue pastor evangélico, su madre dirige actualmente una iglesia y él, desde la cámara baja, busca representar a ese sector. Incluso, en algún momento fundó con otros parlamentarios la denominada "bancada evangélica", que finalmente no prosperó.

En conversación con Sputnik, el diputado dijo que si él hubiese estado sentado en el Congreso cuando fue la Cuenta Pública en que Piñera apoyó la medida -no pudieron asistir todos los parlamentarios, por temas de aforo sanitario- se habría "parado y retirado inmediatamente".

"Piñera quiso 'abuenarse' con la izquierda para que mañana no lo demanden por temas de derechos humanos. Él nos faltó el respeto a todos los que llamamos a orar, a quienes lo apoyamos cuando decía que el matrimonio era entre un hombre y una mujer", afirmó. Y agregó "aunque sea el único en el Congreso, votaré en contra del proyecto".

Los exuniformados, ultraderechistas y partidarios de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) que se agrupan en el partido Fuerza Nacional, atacaron directamente al mandatario por medio de sus redes sociales: "La guinda de la torta del Gobierno de Piñera, matrimonio igualitario, otro regalo de esta falsa derecha traidora y cobarde a la izquierda progresista".

Desde la misma vereda y con una visión similar, el líder del Partido Republicano (ultraderecha), José Antonio Kast, tuiteó: "Nosotros no apoyaremos a ningún candidato que promueva el matrimonio homosexual y no pactaremos con ninguna fuerza política que no tenga la convicción de defender a las familias chilenas. A diferencia del actual presidente, nosotros actuamos con convicción, consecuencia y transparencia".

Quizás las críticas que más dolieron al presidente fueron las que llegaron desde su propia coalición. Varios de los líderes más importantes de Chile Vamos se volcaron directamente a criticarlo. "Traición" y "deslealtad", fueron algunos de los términos más suaves que se escucharon en el Partido Unión Demócrata Independiente y en Renovación Nacional, el sector conservador de la derecha.

El proyecto de matrimonio igualitario fue ingresado en 2017 al Congreso, pero durante años se mantuvo sin avances importantes en su tramitación. El 3 de junio, el presidente Piñera ingresó suma urgencia al proyecto, lo que significa que el órgano legislativo tiene hasta el 24 de este mes para discutir y votar la iniciativa.

El proyecto solo requiere una mayoría simple para ser aprobado, y se estima que no tendrá mayores problemas para convertirse en ley.