Patagonia

50 años de la UNCo: una Universidad para no ser los peones del futuro

Por María Beatriz Gentile*

Toda comunidad política casi siempre porta una o varias formas de imaginar su futuro y en ese sentido, pocas universidades fueron creadas bajo un horizonte predictivo tan explícito como la Universidad Nacional del Comahue.

Surgida de las experiencias de la universidad provincial del Neuquén y de los Institutos de enseñanza de la provincia de Rio Negro, la casa de estudio tuvo una trayectoria fuertemente vinculada a las necesidades regionales y a posibles escenarios venideros

La impronta de las políticas desarrollistas en el Neuquén de los años 60' aportaron el fundamento para la creación de una universidad provincial. En 1965 comenzaban a funcionar cinco facultades: Humanidades, Ciencias Agrarias, Antropología y Ciencias de la personalidad e Ingeniería con cuatro orientaciones. Un año después, se cerraría la de Antropología dando paso a la creación de tres Escuelas Superiores: Servicio Social Turismo y Licenciatura en Desarrollo Regional y Administración.

En la década siguiente comenzarían los estudios de factibilidad y las gestiones gubernamentales para incluir a la casa de estudio en el marco de las universidades nacionales, sin embargo, en el proceso de nacionalización definitiva, el movimiento estudiantil del Comahue tendría un lugar central en la activación del reclamo

Los conflictos del El Chocón y Cipolletti, la represión policial, la llegada de detenidos que habían participado del Cordobazoa la unidad penitenciaria n°9 de Neuquén, la reorganización de los gremios locales, fueron el marco para que la demanda por la universidad se sumara al pliego de reivindicaciones que movilizaban al estudiantado local.

En noviembre de 1970 se conformaba una Mesa Coordinadora de Centros de estudiantes cuya primera medida fue promover la toma de Facultades en Cinco Saltos, Challacó- sede de Ingeniera- y en la ciudad de Neuquén. En esa oportunidad serían detenidos varios estudiantes y gremialistas en función del decreto anticomunista 2471 promulgado por la dictadura.

A esto le siguieron otras acciones relámpagos como demorar, mediante un camión cruzado sobre las vías, al tren procedente de la ciudad de Zapala con la intención de pintar sus vagones y colocar carteles con las consignas de la nacionalización de la universidad y la libertad a los presos políticos

El punto más alto de conflictividad llegaría con la visita del dictador Marcelo Levingston. Mientras el gobierno provincial preparaba la recepción, el estudiantado llamaba a repudiar los actos programados y al llegar la comitiva la caravana se detuvo en la catedral, allí los estudiantes sentados dando la espalda repitieron acción, acción, nacionalización. Esa tarde el militar se negó a recibir a la coordinadora de centros de estudiantes y en cambio sí lo hizo con otro grupo que le acercó un petitorio con el reclamo.

El 15 de julio de 1971 se sancionaba la Ley 19177 que creaba la Universidad Nacional del Comahue y en marzo del siguiente año, se realizaba el acto de transferencia y firma del convenio entre el ministro de Educación de la Nación y los gobernadores interventores de Neuquén y Rio Negro.

La UNCo nacía plebeya y rebelde.

Fue pensada para dar respuesta a los requerimientos productivos de unos territorios que no hacía mucho habían logrado su autonomía administrativa respecto al estado central. Para formar profesionales que resolvieran problemas del presente y se adelantaran al futuro de unas provincias que despertaban bajo la potencia de la energía hidroeléctrica, de la riqueza hidrocarburífera, de la fruticultura del Valle

Sin el abolengo histórico que otras universidades nacionales pueden exhibir en sus estatutos fundacionales, la del Comahue igualmente cuenta con su peculiaridad: es la última universidad regional de la Argentina. Asentada en diez localidades comprendidas en dos provincias; con doce Facultades, dos Centros Universitarios Regionales, dos Asentamientos y una Escuela Superior.

Como se lee en el libro de sus 25 años, la UNCo fue más un elemento de un proyecto de sociedad futura que el producto de una sociedad existente.

Quizás, como dijera Felipe Sapag, nació para que dejáramos de ser los peones del futuro.

(*) Historiadora, decana de la facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Comahue.

Fuente: Va con Firma