Cultura

Palo Pandolfo, el barrio y el canillita que lo vio pasar por última vez

Del muro de Diego Trerotola

El diariero lo vio pasar "flojo" y luego Palo se desvaneció diez pasos después. Debe haber sido el último que lo vio caminando. Cuando se desplomó sobre Díaz Vélez había un enfermero que de casualidad estaba en el banco BBVA y llamó rápido al hospital Durand en la otra cuadra, pero no pudieron lograr que sobreviva.

El diariero lo conocía porque pasaba por ahí seguido, la esquina de Hidalgo cuando Díaz Vélez hace un zigzag era una Zona que Palo frecuentaba: se sentaba en la Tienda de Café, compraba facturas en Lolo y pastas en La Matildita. Para alguna gente de esos negocios, que lo atendió más de una vez, no era Palo, era solo un cliente anónimo más. El diariero me dijo que cuando lo vieron en la tapa del diario que anunciaba su muerte la gente de la zona recién supo que era Palo, que era el poeta del rock del que hablaban las noticias.

El diariero también contó que Guido, un amigo canillita, se vino de lejos para pintar un stencil con una frase en el lugar donde Palo se desvaneció: "Las personas se miden por el tamaño de su corazón". Así empezó un altar popular, que creció en ofrendas: un puñado de caracoles, una vela, unas flores rojas de plástico, una botella de Suelo Intuitivo, una lata de Brahma abollada, una rosa pálida envuelta en plateado y transparente, un pedazo de algo calcinado. Alguien también puso una foto y sobre la cinta blanca con la que la pegó escribió 1964 - , pero la tinta azul se destiñó lo suficiente como para hacerlo casi ilegible. Otra persona, con marcador indeleble, escribió PALO VIVE. El stencil, la foto y la inscripción están sobre una puerta plateada, de un metalizado que refleja y desdibuja todo lo que pasa delante. Esa puerta guarda el último reflejo de Palo. "Cuando no quede vida por mirar y te enteres de tu imagen proyectada, oh mi amor no te estrelles", escribió en su canción "Imagen proyectada" de su primer disco con Don Cornelio y la Zona.

Eso que me dijo el diariero de que Palo pasó "flojo" me quedó retumbando en la cabeza. Me pareció raro definir como "flojo" el andar de alguien. Y como "flojo" es un antónimo de "duro", recordé mi canción favorita de Palo, Tazas de té chino, uno de sus hits para molestar a la oscuridad. Allí dice que "es el cuadro de Coruro que murió duro y no pudo evitar el pavor." Quiero pensar que esa flojedad de Palo hizo que no sintiera ese pavor frente a la muerte. Porque la manera más hermosa de molestar a la oscuridad es mirarla a los ojos y decirle que no le tenemos miedo. Así vivió y murió el poeta.