Opinión

Una franquicia que deberá revalidar el triunfo originario para seguir siendo

Por Natalí Incaminato/Pablo Pizzorno

Una fábrica del partido bonaerense de Escobar fue el escenario elegido por el Frente de Todos para la presentación de sus candidatos. El espacio es simbólico por partida doble: se sitúa en la provincia como núcleo privilegiado de la contienda electoral y, además, acompaña los tópicos productivistas, industrialistas y de apuesta al trabajo que se proclamaron en las intervenciones de Massa, Kicillof, Alberto y Cristina. De la vicepresidenta, otrora señalada como la voz privilegiada de la confrontación, emergió una solicitud en el marco del descalabro post-pandémico. "Debemos ser cuidadosos", dijo llamando a la racionalidad y a la responsabilidad para discutir los grandes temas económicos.

Sin volumen político ni despliegue territorial significativo, las cabezas de listas metropolitanas del Frente de Todos -Victoria Tolosa Paz y Leandro Santoro- se destacan por su defensa del gobierno de Alberto Fernández en los estudios de televisión. Las consultoras afirman que en los sondeos previos ninguno de los postulantes movió el amperímetro de forma destacada.

El cierre de listas confirma así la tendencia de una elección de partidos o de "marcas" (Frente de Todos y Juntos), más que de candidatos individuales. Aunque las elecciones del FdT obedecen a ciertos perfiles y habilidades específicas de cara a la campaña, el muestrario de postulantes era magro, en buena medida por la cantidad de figuras en puestos gubernamentales que no se quieren abandonar o ceder.

La integración de las listas se mantuvo fiel a los equilibrios de poder de la coalición de gobierno. El presidente rechazó el clamor en off que situaba a Santiago Cafiero como cabeza de la boleta bonaerense y se hizo cargo del encumbramiento de Tolosa Paz y Santoro. En el resto de la lista de PBA prevaleció la primera minoría de Cristina -quien promovió la llegada de representantes de La Cámpora y la reelección de diputados que la acompañaron en 2017- y la cuota poder de Massa. Intendentes, sindicatos y movimientos sociales completaron la boleta, que además entregó en quinto lugar a la senadora bonaerense Agustina Propato, esposa del díscolo Sergio Berni, en un puesto que revela que el ministro de Seguridad provincial cuenta con más sostén del que aparenta.

Franquicia electoral

No es sencillo determinar quién resulta ganador de una elección de medio término en la Argentina, ya que la presunción de un resultado dividido no habilita lecturas monolíticas. Luego de las elecciones suele activarse el perspectivismo nietzscheano y proliferan las interpretaciones con respecto a vencedores y vencidos, tal como estamos acostumbrados. En esta ocasión el pronóstico supone un triunfo del oficialismo en PBA, derrotas en CABA y Córdoba y un desenlace abierto en Santa Fe. Solo estos cuatro distritos reúnen más del 60% del electorado nacional.

En Diputados, la comparación con los resultados de 2017 habilita una posibilidad de mejora para el oficialismo incluso en los inveterados territorios adversos, el porteño y el cordobés. En la Cámara Baja, Juntos por el Cambio renueva 60 bancas y el Frente de Todos 51. Con una mayoría estrecha, para el gobierno sería importante ampliar la diferencia en el recinto para los dos años que restan a su mandato. En el Senado, en cambio, cuenta con más holgura.

Como en todas las elecciones de medio término, la PBA concentra las miradas y las especulaciones políticas. Su concentración demográfica (37% del padrón) la vuelve caja de resonancia de las perspectivas nacionales y no faltan quienes toman su resultado como un anticipo infalible de las presidenciales, a pesar de que Cambiemos contradijo la tendencia en 2019 tras ganar la legislativa dos años antes. El kirchnerismo no arrastra allí buenos antecedentes: la última vez que se impuso en una elección intermedia fue en 2005, cuando Cristina derrotó a Chiche Duhalde. Luego fueron derrotas en 2009 (Néstor Kirchner frente a Francisco de Narváez), 2013 (Martín Insaurralde frente a Sergio Massa) y 2017 (la propia CFK frente a Esteban Bullrich).

En esta lista la insistencia de las consultoras y los trascendidos del gobierno apuntan a reforzar la "marca" o "franquicia" FdT, como una suerte de revival light de "el candidato es el modelo" esgrimido por el kirchnerismo en 2015-. Sin embargo, los candidatos finalmente propuestos se conectan con el zeitgeist Covid. Uno de los efectos de la pandemia en la política es cierto "giro hipocrático" visible en inclusiones de médicos y un neurocientífico en las listas. El nombre de Daniel Gollán va en este sentido, figura que sin embargo resiste a la tentación "tecnocrática" por su claro perfil militante que no alimenta la legitimidad del experto "ajeno a la política", estrategia visible en ciertas intervenciones de Facundo Manes. Por su parte, Tolosa Paz y Santoro comparten una consensuada habilidad retórica y mediática, que seguramente será aprovechada en campaña con el objetivo de recapitular la gestión pandémica y el después. En el caso de Tolosa Paz, se suma uno de los puntos más aciagos de la crisis: la pobreza, dado que su rol en el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales le permite dar cuenta de las respuestas llevadas a cabo por el gobierno, pero también habilita que sea señalada como la "coordinadora de la mesa del hambre", tal como la calificó precozmente Patricia Bullrich, la desmemoriada perpetua.

El eterno segundo semestre

Vacunas y bolsillo se perfilan precisamente como los grandes ejes de la campaña. Es evidente que el impacto del Covid se presta al desgaste de los gobiernos en todo el mundo, aunque como señaló Facundo Cruz, los oficialismos también ganan en pandemia. La fuerte proclama de la oposición sobre la falta de vacunas parece desvanecerse en el aire del progreso del plan de vacunación que, según algunas encuestas -esas ficciones inevitables-, es aprobado por buena parte del electorado. Figuras como Diego Santilli toman nota y apuntan hacia otros flancos de polémica vinculados con la gestión de la pandemia, tales como la duración de la cuarentena y la cuestión educativa, para recuperar demandas de los comerciantes y los padres que solicitaban la vuelta de clases, respectivamente. Las predicciones sobre la evaluación de los votantes sobre esos puntos se mueven en las arenas movedizas de los humores sociales y los sondeos. Si bien es evidente el profundo deterioro económico, la cuarentena en su momento contó con un gran apoyo inicial y luego fue núcleo de disputas en la propia sociedad. Por otra parte, las ayudas estatales a los trabajadores y otros sectores productivos, tales como el ATP y el IFE, podrían atemperar el ánimo de sanción a la gestión de la pandemia por parte del gobierno.

Asimismo, juega a favor del oficialismo la endeble legitimidad de los representantes de Juntos en materia económica. A pesar de las metamorfosis onomásticas y faciales, los cuatro años de Macri acechan como experiencia reciente y la oposición no parece articular satisfactoriamente nuevas propuestas para los problemas actuales, en especial la inflación y el castigado poder adquisitivo de los votantes. En este sentido, la eyección del ex presidente de la escena política nacional y su prolongada estadía suiza pretende apuntalar el refresh de Juntos.

En el gobierno, es sabido, no existe una postura homogénea respecto a las dificultades económicas: el cortocircuito Guzmán/Basualdo en torno al aumento de tarifas de los servicios públicos reveló las diferentes miradas que conviven en la sincrética coalición. Mientras el ministro de Economía es exponente de una heterodoxia cuidadosa de los equilibrios macroeconómicos, el ala que representó el subsecretario de Energía Eléctrica prioriza el mandato de "alinear salarios, precios y tarifas" que la vicepresidenta postuló a fines del año pasado. Esta divergencia, postergada al igual que los aumentos de tarifas y del dólar oficial por las urgencias de la campaña, es la punta del ovillo de un debate respecto al rumbo del gobierno para los dos años por venir.

Cuando CFK conectó en La Plata el triunfo del FdT con la identificación popular de los gobiernos kirchneristas, hizo una advertencia que se podría traducir de la siguiente manera: no nos votaron para hacer un ajuste. La representación de los más pobres (que el empresario José Luis Manzano calificó como un "milagro de la ciencia política") es un activo poderoso de la coalición oficialista. Eso no releva la profundidad de las restricciones económicas que sufre la Argentina y el deterioro sostenido de ciertas variables que empezó a verificarse en la segunda presidencia de CFK, como indica el actual ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, en su libro Los tres kirchnerismos.

Por otro lado, la elección también pondrá a prueba la eficacia del FdT como artefacto político, aunque en este punto corresponde distinguir el rendimiento electoral de la dinámica de la gestión. En enero de 2020, sin pandemia y con un mes en el cargo, Alberto Fernández explicó la demora en varias designaciones de su gobierno por su vocación mesurada de equilibrar políticamente la conformación de los ministerios entre los socios políticos. Un año y medio después, la lógica de loteo se ha mostrado más conducente para cierres de listas como el de anoche que para el buen funcionamiento de la administración, que ha demostrado algunos inconvenientes derivados de la balcanización.

En el clima de campaña, estas dos tensiones se ponen en pausa: el mensaje claro del lanzamiento en la PBA y la CABA de listas fue de unidad (no así en Santa Fe, por ejemplo, que no se pudo evitar las internas) y de apuesta al futuro, un vector temporal que solía ser el privilegiado del macrismo. La estrategia apunta a señalar un horizonte de "vuelta a" (la felicidad, el crecimiento, el consumo, la vida normal) luego de la pandemia, interrupción excepcional que en rigor no permitió el desarrollo del programa originario con el que el FdT ganó las elecciones en 2019. En esta línea, se esgrimieron la idea de "renacimiento" y algunas frases con gerundios sugerentes del proceso de recuperación tales como "estamos saliendo", que se complementarán en breve con el incremento del gasto en pos de reactivar el consumo: una esperada ventilación cruzada para este largo periodo de asfixia económica y social.

Fuente: Revista Crisis