Géneros

Patricia Gomes, afrodescendiente: "Los feminismos negros son una respuesta contrahegemónica al feminismo tradicional"


Por Lola Sánchez

El 25 de julio se celebró el Día Internacional de las Mujeres Afrodescendientes, también conocido como Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora. La fecha se remonta a 1992, cuando mujeres negras de 32 países de América Latina y el Caribe se reunieron en República Dominicana en el Primer Encuentro de Mujeres Negras de América Latina y el Caribe. La comunidad se conformó y reconoció en otros espacios como el Encuentro Continental de Mujeres y el Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. En diálogo con El Extremo Sur dialogó con Patricia Gomes, abogada, activista afrofeminista y antirracista, resaltó que "Hay mucha negación, nos consideran siempre extranjeros" y que "la discriminación puede llegar a ser triple o cuádruple si además se es pobre, lesbiana o se tiene una discapacidad".

Gomes es miembro de la Sociedad de Socorros Mutuos "Unión Caboverdeana" y del Área de Género de la Comisión Organizadora del 8 de Noviembre, "Día Nacional de los Afroargentinos y de la Cultura Afro". Además, trabaja en el Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires e integra el Consejo Asesor ad honorem del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Es profesora en la Facultad de Derecho de la UBA, donde enseña la primera materia antirracista de la institución, completamente diseñada por afrodescendientes.

Otro de los hitos en la historia de los movimientos feministas afrodescendientes fue el primer encuentro feminista de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y la Diáspora en el que comenzó la organización de las mujeres negras de la región, realizado en Cuba en 1981.

Dichos encuentros permitieron la organización política de las mujeres afrodescendientes, así como el diálogo en torno a las experiencias comunes, capaces de ponerle nombre a vivencias que hasta el momento habrían sido sólo una cuestión de género o raza. El feminismo negró cuestionó los movimientos liderados por mujeres blancas y de clase media-alta, quienes todavía no son capaces de consolidar políticas y discursos orientados a visibilizar las opresiones particulares que viven las mujeres afrodescendientes.

A partir del diálogo entre comunidades, denunciaron el racismo estructural presente en toda la región latinoamericana y la vulnerabilidad socioeconómica que atraviesan las mujeres afrodescendientes y afrocaribeñas. Actualmente, la situación ha sido gravemente profundizada por la pandemia. La falta de acceso a los derechos fundamentales provoca que sean las mujeres afrodescendientes quienes padecen en mayor medida la pobreza y el trabajo altamente precarizado.

La diáspora es la metáfora de los efectos de la colonización y su tensión con la permanencia de la identidad, recuperada y reconstruida colectivamente por quienes se encuentran en ciudades lejanas a sus orígenes y recuperan sus tradiciones. Las mujeres afrodescendientes han sabido construir formas particulares de resistencia, enraizadas a las luchas antirracistas y al feminismo, al tiempo que lo cuestionan por su vaga mirada interseccional.

La historia feminista de Estados Unidos y Europea reflejó la ausencia de las afrodescendientes, quienes construyeron redes de contención y transmisión de saberes dentro de cada comunidad. Argentina no es la excepción: activistas afrodescendientes han expresado que todavía se sostiene el imaginario social ligado a una identidad blanca y europea, consolidada por la idea errónea de que "en Argentina no hay negros".

Algunos de los problemas centrales que las mujeres afrodescendientes, afrocaribeñas y de la diáspora denuncian desde hace décadas se enfocan en la falta de trabajo digno y acceso a la educación, la violencia sexual, la presencia de una mirada interseccional que todavía no es lo suficientemente profunda, la ausencia de representación en espacios públicos y mediáticos y la discriminación constante que sufren en tanto afrodescendientes y mujeres.

"En Argentina los afrodescendientes somos siempre extranjeros"

Gomes sostiene que el activismo siempre estuvo presente en su familia. "Yo soy afroargentina, descendiente de caboverdianos y caboverdianas, quienes llegaron a la Argentina a mediados del Siglo XX. Formaron parte de la Asociación Caboverdeana, fundada en 1932. Yo frecuentaba mucho la Asociación". Gomes cuenta que su abuelo -presidente de la Asociación- y su tía -Miriam Gomes, otra reconocida activista- le inculcaron el orgullo de su identidad. "Yo me crié en la casa de mi abuela, era como una Embajada de Cabo Verde en Argentina".

Explica que Argentina tiene una impronta histórica de extranjerización hacia los afroargentinos y afrodescendientes: "Hay mucha negación, nos consideran siempre extranjeros". Y señala que dicha construcción permea en la sociedad desde el mito fundacional de la identidad argentina, blanca y europea. "La construcción política de la identidad argentina planteó un ser nacional homogéneo, que necesitó de la construcción de otro relato fundamental para sostener esta identidad blanca que fue la desaparición de las comunidades negras de la argentina.

La permanencia de un ser nacional blanco se evidencia en las vivencias diarias de las comunidades, así como en los discursos de una gran parte de la clase política. Gomes recuerda los dichos recientes de Alberto Fernández, expresando que los argentinos bajaron todos de los barcos, o recuerda también los dichos de Menem en el 96' sobre el "problema" de los negros que tiene Brasil. "Macri dijo que en Sudamérica todos somos descendientes de europeos; esto, más allá de la responsabilidad institucional, refleja el sentido común que existe en la mayor parte de la sociedad", explica. "Es una visión muy reduccionista. Es el mito fundante de la nación argentina, lo mismo hicieron con los indígenas: dicen que fueron exterminados, que los negros murieron, y solo quedaron los europeos que construyeron esta Nación".

La escuela; institución privilegiada de las clases dominantes

Uno de los espacios centrales de activismo para Patricia Gomes es la institución educativa. Es por ello que actualmente dicta, junto a su colega Alí Emmanuel Delgado, "Derechos de las comunidades negras en Argentina desde una perspectiva afro", la primera materia de educación antirracista, confeccionada y dictada por docentes afrodescendientes, en el objetivo de la abogada de "ennegrecer la UBA" y torcer la bibliografía canónica de los autores varones, blancos y europeos.

Gomes señala que fue la escuela, precisamente, "el dispositivo que se utilizó para instalar todas estas ideas, fue a través de los textos escolares que se empezó a distribuir en las escuelas esta construcción de las personas afrodescendientes de la época de la Colonia".

"En esos retratos se consolida este sentido común. Siempre se nos retrata en la época de la colonia como algo del pasado", detalla. "Y sin haber hecho ningún aporte, lo único que hicimos fue vender empanadas y pastelitos. Cuando fue todo lo contrario, miles y miles de personas negras fueron a luchar por la independencia de este país. Tenemos una madre de la Patria que es negra y argentina y que fue históricamente silenciada de la historia oficial".

Ser mujer y negra

La interseccionalidad es un término que se masificó en los últimos años, gracias a los aportes de los feminismos críticos y las luchas por los Derechos Humanos. El concepto es una herramienta teórica y política para comprender de qué manera las categorías sociales -género, raza, etnia, orientación sexual, clase- se cruzan y retroalimentan en los sistemas de opresión. Expone las relaciones constitutivas entre el patriarcado, el racismo y la clase, por ejemplo, lo que explica con profundidad la situación de las mujeres afrodescendientes que están en la pobreza. El término fue acuñado por la jurista afrodescendiente Kimberlé Crenshaw en 1989, para explicar la falla de la mirada jurídica en la compensación de casos donde las mujeres negras eran doblemente afectadas.

Gomes agrega que la discriminación puede llegar a ser triple o cuádruple si además se es pobre, lesbiana o se tiene una discapacidad. "Cuando se crea el Ministerio de las Mujeres, dentro del documento que lo constituye, dice que uno de los ejes fundamentales para políticas públicas es la interseccionalidad. El problema es que se entiende la interseccionalidad muy limitadamente.

Debemos usarla para contemplar cómo el racismo o el clasismo agravan las condiciones de vida de las mujeres y diversidades". Enfatiza que, a pesar de la popularidad de la palabra, muchos desconocen que fue creada por una mujer negra y que el problema de la interseccionalidad ya habría sido planteado en el S. XIX y XX por parte de las mismas mujeres negras.

"El feminismo hegemónico, tradicional, encarnado por mujeres blancas, cis, heterosexuales y de clase media-alta, no contemplaban esta situación, creían que la única opresión que sufrían era la de género y universalizaron la categoría de mujer dejando fuera a muchas mujeres. Por eso hay muchas mujeres negras de los feminismos más críticos que cuestionan la idea misma del feminismo", agrega.

"El hecho de ser mujer no te quita la posibilidad de ser racista. Todavía existen prácticas racistas hacia adentro del feminismo hegemónico. Lo tenemos tan incorporado en las prácticas cotidianas que se reproduce incluso en los espacios más ‘progre'", menciona Gomes. Subraya que el primer Taller de Mujeres Afrodescendientes dentro del Encuentro Nacional de Mujeres se realizó el 2016, en Rosario. "No se dio ese año porque antes no se hubiera reclamado, lo que sucede es que la respuesta de quienes estaban al frente nos decían ‘¿para qué quieren si ya tienen el de Mujeres Migrantes?'".

Para Gomes, es una muestra de cómo el racismo está enquistado en todos los espacios. Por eso tenemos el feminismo negro, necesitamos producir un discurso contrahegemónico al feminismo tradicional. Existen porque el feminismo tradicional no ha conseguido incluir las demandas de otros grupos y diversidades. Lo que hacemos desde el feminismo negro es ejercer el autocuidado, rescatar la ancestralidad y pensar estrategias de incidencia política".

Fiorelis, desde Comodoro Rivadavia

Fiorelis Ortega es una joven afrocaribeña y habitante de Comodoro Rivadavia, estudiante de la carrera de Trabajo Social y afrocaribeña. Enfatiza la dificultad de su comunidad en el acceso a la educación. Ella finalizó la secundaria en la ciudad, hoy es estudiante avanzada, auxiliar de Cátedra y trabajadora. Pero reconoce que su caso es una excepción para las migrantes y afrodescendientes.

La escuela es también el lugar donde los discursos de negación se materializan. Ortega recuerda situaciones de discriminación vividas en el aula. Opina que hace falta "educar a los docentes y que estén capacitados para estas situaciones, yo me pregunto, ¿qué necesidad hay de decirle a una estudiante ‘tú eres negra y fea, nadie quiere estar contigo'?". Reconoce que aún es necesaria la intervención de los padres y la preparación intercultural de los docentes. "No debemos quedarnos solamente con lo que dicen las instituciones educativas -que tienen muchos prejuicios. La educación oficial que están impartiendo no va por buen camino".

Fiorelis Ortega relata su experiencia como migrante en la ciudad, acompañada de choques culturales y un sinfín de miradas discriminatorias. No obstante, reconoce su identidad como una posición política y no ignora la intersección que las opresiones de raza, género y clase presente en sus experiencias de vida. "Ser mujer y migrante es un desafío, a esto le sumo ser mujer, migrante y negra como una posición política de mi parte, no creo que haya solamente un desafío sino muchos. Asumo estas tres palabras como un empoderamiento, porque me han brindado la posibilidad de deconstruirme, de construirme", comenta.

A pesar de los esquemas teóricos de la interseccionalidad, las mujeres afrodescendientes y afrocaribeñas asumen las facetas de su posición política como elementos indisolubles de la identidad que recuperan y reconstruyen con orgullo, al tiempo que juegan un papel crítico en el feminismo blanco.

Mujeres afrodescendientes, entre la precarización y la pobreza

Uno de los hitos en las políticas públicas para las y los afrodescendientes en Argentina fue la inclusión de una pregunta con respecto al propio reconocimiento como afrodescendiente durante el Censo Nacional del 2010. En 2013 se sancionó la Ley N° 26.852, que reconoce el 8 de noviembre como el "Día Nacional de los/las Afroargentinos/as y de la cultura afro", en homenaje a María Remedios del Valle, la Madre de la Patria. Gomes señala que los avances son importantes, pero se han limitado a las políticas de reconocimiento y no de desarrollo.

En el marco del Decenio Internacional para los Afrodescendientes (2015-2024) propuesto por la Asamblea General de las Naciones Unidas, Gomes subraya los avances que se vislumbran en materia de políticas públicas. "Dentro de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación se creó una mesa interministerial de políticas para la población afrodescendiente, donde estamos participando más de 13 ministerios y organismos".

La defensa de políticas de desarrollo busca responder a la precarización que sufre la comunidad afrodescendiente, así como su ausencia en las estadísticas. "Por el racismo estructural, históricamente las comunidades afrodescendientes se vieron relegadas al acceso de derechos, hoy la población es la más pobre, la que menos trabajo formal tiene, menos acceso a salud y educación. Lo sabemos porque lo vivimos todos los días, no porque lo veamos en cifras, porque no aparecemos en ninguna estadística", señala Gomes. Sin embargo, reconoce que "revertir cinco siglos de desigualdad no se va a hacer en un par de años".

Fiorelis Ortega da un panorama regional de la situación de las mujeres afrodescendientes y afrocaribeñas, el cual no dista de la situación mundial que atraviesan. El acceso a la vivienda, a la educación, la hipersexualización y el acoso son algunos de los elementos constitutivos del racismo estructural de la ciudad.

"Creo que uno de los problemas centrales es la hipersexualización. Tengo recuerdos de gente que me preguntaba si era prostituta. Hay una carga sexual que se ha depositado en nuestros cuerpos". También denuncia la dificultad de acceso al trabajo, arraigado a los prejuicios subyacentes en la sociedad comodorense: "Todo esto ha hecho que nosotras tengamos menos posibilidad de incluirnos en el ámbito laboral, que siempre es identificado como niñeras o personal de limpieza. Se ha hecho bastante difícil acceder al mundo laboral, es uno de los más grandes desafíos que he enfrentado en mi tiempo de vida en Comodoro Rivadavia".

La situación política y económica de estas mujeres se retroalimenta en la falta de representatividad. "Hay pocos espacios de mujeres migrantes en Comodoro Rivadavia. Eso también se enlaza a la historia personal. Espero que algún día pueda haber un espacio donde podamos asistir, contar nuestras viviendas y garantizar nuestros derechos en la ciudad. Eso también es parte de ser mujer, migrante y negra".

La solidaridad de cartón

Todavía hace falta explicar el racismo de una sociedad que el pasado año se indgnó profundamente por el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía, en el marco de la brutalidad policial institucional hacia los sectores racializados. Gomes apela a la hipocresía de la sociedad argentina, que es capaz de llorar la muerte de Floyd y avivar su activismo, pero "no revisa su propio racismo". "Creo que tiene que ver con esa construcción de que acá no hay negros, es el argumento barato que dice ‘si acá no hay negros, no hay racismo, porque no hay contra quién ejercerlo'. Es absurdo.

"Efectivamente hay una solidaridad de cartón con los afroamericano; cuando le pasa lo mismo a un mantero senegalés de Once nadie hace nada", reconoce. "Nos indignamos ante lo internacional, pero sólo en los países del Norte. Lo que pasa en el continente africano a nadie le importa, cómo las potencias europeas saquean el continente a nadie le importa. Hay que abordar el racismo menos evidente, el racismo evidente lo vemos todos. La sociedad argentina debe hacerse cargo de su racismo".

Por su parte, Fiorelis Ortega reconoce que a pesar de los avances su comunidad todavía se enfrenta a la mirada racista del argentino "blanco y europeo". Ortega recuerda una experiencia que marcó parte de su conciencia sobre las prácticas racistas.

Una vez me dijeron ‘yo no sabía que tú eras así', y yo no reaccioné en ese entonces. Ojalá tuviera una máquina del tiempo para regresar y preguntarle ‘¿Cómo tu pensabas que yo era?', para ver las clasificaciones que me daban a mí y como creían que yo había roto ese imaginario que tenían sobre mí como mujer dominicana. Es interesante el hecho de no haberme interpelado en ese momento, poder hacerlo ahora y tener completamente las ganas de volver atrás. Lamentablemente si una es dominicana lo asocian a la prostitución. Me ha tocado sufrir esa hipersexualización, tenerla ahora en el presente, por redes sociales, sufrir hostigamiento y mucho acoso. Creo que es algo que vivimos todas".