El jueves pasado, los diputados provinciales aprobaron la Ley de Emergencia Hídrica propuesta por el gobierno provincial como presunta "solución" para la severa crisis hídrica que atraviesa Chubut. En los últimos años, la comunidad ha verificado una notable reducción del agua en las fuentes centrales, como el Lago Musters y el Río Chubut, por lo que se intensificó el trabajo de expertos en la materia y activistas en defensa del recurso.
La Ley faculta al Instituto Provincial del Agua (IPA) y al Ministerio de Infraestructura a desarrollar y ejecutar "todas las acciones urgentes e inmediatas necesarias para afrontar la emergencia, así como realizar todas las tramitaciones necesarias para contratar servicios y obras". Además, propone la creación de un fondo especial de 500 millones de pesos para distribuir en ambas áreas.
El IPA será el organismo encargado de instalar, en el plazo de cuatro meses, un sistema de compuertas y aforos para regular y monitorear los caudales de los diferentes cursos de agua, en tanto se ordena reunir y publicar información clara para la comunidad. Se avanzará en capacitaciones y campañas de concientización para la ciudadanía. Como última disposición, se aprobó triplicar las multas para quienes incumplan lo establecido en la Ley.
Tanto los expertos como los miembros de las asambleas en defensa de los recursos naturales coinciden en la necesidad de plantear una solución de fondo. Guillermo Gettig Jacob -integrante de Autoconvocados por el Agua en Sarmiento- consideró que la Emergencia Hídrica es una iniciativa de coyuntura electoral más que un interés genuino para enfrentar un problema que azota a la provincia desde hace décadas.
A la falta de lluvias, los períodos de sequía y un panorama mundial preocupante se suma la mala gestión de los recursos, el uso indiscriminado del agua por parte de petroleras y mineras y la ausencia de estudios de base.
"¿Podemos confiar en la declaración de la emergencia hídrica?"
El 23 de agosto la Unión de Asambleas de Comunidades de Chubut emitió una declaración en la que denuncia el manejo irresponsable de las autoridades que manejan el agua, además de cuestionar los intereses detrás de la declaración de la Emergencia Hídrica.
Pusieron en evidencia la actitud del actual director del IPA, Nicolás Cittadini, quien "se pasea por medios provinciales hablando de un plan de construcción de cinco megaproyectos de alto impacto en las cuencas superficiales ya deterioradas por la inacción del gobierno y los abusos de los grandes capitales extractivistas y terratenientes".
Denunciaron el avance de proyectos hidroeléctricos en Corcovado, Río Senguer y Gualjaina, que ya cuentan con el rechazo de los vecinos y las comunidades mapuche-tehuelche de cada territorio. No es la primera vez que el gobierno provincial es cuestionado por desoír los reclamos populares. En este caso, fue señalado por incumplir con los convenios internacionales en torno a la consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios (Convenio 169 OIT) y los convenios que establecen la participación ciudadana en materia ambiental (Acuerdo de Escazú).
"Saqueo de bienes comunes"
Desde la UACCh cuestionaron las prioridades del uso del agua: "Se trata de una herramienta más para el saqueo de nuestros bienes comunes. Si bien el primer lugar es para el uso doméstico y residencial como el abastecimiento de poblaciones, luego se enlistan en orden de prioridad: Agrícola, Pecuario, INDUSTRIAL, MINERO, ENERGÉTICO, Terapéutico, y por ÚLTIMO Turístico y Recreativo", de acuerdo al Art. 42 del Código de Aguas de la Provincia de Chubut.
Además, advierten que la falta de categorías precisas para diferenciar a los usuarios podría redundar en un beneficio directo para los grandes terratenientes. "No se diferencia -ni en el código de aguas ni en el proyecto de emergencia presentado por el Ejecutivo- entre grandes y pequeños productores agropecuarios, a pesar de reconocer la existencia de "más de 3000 productores" (según Cittadini) de los que no se tiene registro alguno. De esta manera, las medidas propuestas corren graves riesgos de terminar redundando en nuevos beneficios para los mayores usurpadores de tierras ancestrales de la Patagonia: el grupo Benetton y su Compañía de Tierras del Sud", detallan en el documento.
Respecto a los 500 millones, argumentaron que "el dinero es sólo para megaproyectos, lo que -trae aparejada la "megacorrupción" que ha devastado al estado provincial".
En esta dirección también se han manifestado los miembros de Autoconvocados por el Agua. Guillermo Gettig Jacob dialogó con El Extremo Sur sobre el panorama ambiental y político que atraviesa Chubut. Gettig es miembro de Autoconvocados y se ha dedicado a documentar la rápida disminución de los niveles del agua en lagos y ríos.
Desde 2016
"Autoconvocados nace en 2016, empezamos reclamando por el Colhué Huapi, seguimos por el Musters y por el problema en toda la Cuenca", recordó. "Vemos una disminución, año a año, de los caudales de agua, hay falta de nieve y precipitaciones, pero son factores que si se manejan bien, no tendrían que llevar a una crisis".
"En Sarmiento hay un sistema de riego que se debe mejorar, porque tenemos sistemas anacrónicos", contó. Reconoce el cambio de conciencia que se desarrolla por parte de los hijos de productores, que buscan nuevas formas de controlar y utilizar el recurso hídrico. "Pero esto también requiere una participación fuerte del Estado en inversión y capacitación, hay una cultura que es centenaria en el manejo del agua".
Gettig consideró que uno de los factores agravantes de la situación es la falta de control a los grandes usuarios del recurso hídrico: "Se sabe quienes utilizan el agua, desde la naciente del Senguer para acá hay grandes productores, terratenientes a los que no se les ha controlado nunca el manejo del agua".
Falta de transparencia
Gettig se refirió a la falta de comunicación y transparencia del Instituto Provincial del Agua. "El IPA se ha manejado mal, junto al Ministerio de Ambiente. No hay números claros. Autoconvocados viene pidiendo el informe desde hace años, y nunca nos dieron los números. Presentaron informes con números desfasados, no hay estadística ni controles. No ha habido preocupación genuina por parte de la provincia en el control del agua", consideró.
Para la UACCh, "No nos saca del problema quien nos metió en él". Recordaron que Cittadini "viene de ser corrido de Vialidad Provincial por las y los trabajadores de la dirección, por su nefasto rol en los atropellos laborales hacia trabajadores del sector".
"Esto ha ocurrido en varios gobiernos, sucede en de Arcioni pero también pasaba con Das Neves. Con el ex interventor del IPA no había un diálogo serio en la materia. Por ser vecinos tampoco hemos contado con el acompañamiento de la clase política", expresó Gettig.
Para el vecino y activista, el planteo no es nuevo. "La crisis hídrica, en este momento particular, aparece como un tema de campaña política. Se vuelven a tocar los mismos temas, el lago Fontana, colocación de compuertas, los caudalímetros. No son temas nuevos, hace años se viene escuchando lo mismo. Son cosas que si se hubieran empezado a trabajar con un plan sistemático hace décadas, ya una parte estaría solucionada. Te encontrás año a año que está todo igual, el agua cada vez va mermando. Hay que ver la continuidad del tema luego del tiempo electoral", opinó.
Sin control sobre mineras y petroleras
Por otra parte, puso en duda el control sobre el uso minero y petrolero del agua: "En los informes del IPA presentados en la Legislatura hacen referencia a los metros cúbicos de caudal que se usan al año, pero no distinguen si es de acueducto o perforación. Para la apertura de pozos se usa agua de acueducto, esto ha sido dicho por gente que trabaja en las petroleras. Para la perforación podrían reciclar o tratar las aguas. Hay usuarios varios a lo largo de la ruta que usan 25.037 metros cúbicos por mes, casi el 1%. ¿Los "usuarios varios" son todos chacareros? ¿Tanta agua consumen? Claramente hay otras empresas".
Ratificó que las autoridades deberían "aclarar todos estos números, porque lo que es para uso industrial no debería ser de acueducto. El agua que llevan los acueductos es para uso humano o animales domésticos, no se puede usar para este tipo de cosas. Hay que invertir esta ecuación, y si tienen que invertir plata, deberían hacerlo. Esto puede cambiar".
Convenio secreto con la SCPL
El principal obstáculo, señala Gettig, es el convenio de las petroleras con SCPL y la falta de transparencia al respecto. "Hay un convenio que la SCPL no muestra. Cuando se corta el agua en las ciudades, a las petroleras no se les corta. Deberían aclararlo, si es que todavía existe ese convenio y si se priorizan otras actividades por sobre las personas".
La candidata a senadora nacional por el Frente de Izquierda, Gloria Sáez, sostuvo que "La declaración de la Emergencia Hídrica que impulsa el gobierno de Arcioni es cartón pintado. Hablamos de una provincia donde el titular del Instituto Provincial del Agua (IPA), Nicolás Cittadini, confesó no saber cuánta agua consumen las petroleras, las pesqueras, Aluar y los grandes propietarios de tierras de la actividad agrícola-ganadera". La dirigente de izquierda apostó por la apertura de los libros contables de las petroleras y los grandes terratenientes "para conocer cuánta agua consumen y cuáles son sus costos".
Gettig cree que la provincia tiene "una muy buena Ley de Agua, pero no se aplica". Y agregó: "El IPA es un órgano meramente burocrático que no cumple con todas las tareas de control y regulación de los campos, no trabaja en conjunto con otras instituciones. No trabajan en conjunto ni siquiera los mismos organismos del Estado". Opinó que las reglamentaciones se han retomado y revisado impulsadas por la presión pública. "Han delegado el contralor de la red de agua a la SCPL, desde que sale el agua del Lago de Sarmiento hasta Ramón Santos".
"Los dirigentes no nos acompañaron de la manera que nos hubiera gustado. Teníamos el acompañamiento local, el resto no lo veía como una crisis", manifestó. "Creo que muchos se están dando cuenta de esta crisis que veníamos anunciando durante mucho tiempo. Nos hubiera gustado que esta gente intervenga antes, lo mismo con otros poderes a nivel nacional. No lo hacen con ninguna asamblea, creo que tienen un prejuicio de visión, se rodean lde aquellos que les dicen lo que quieren escuchar y no de lo que la gente opina".
Ingeniería verde
Una de las áreas que busca amortiguar los efectos de la crisis hídrica es la Ingeniería Hidráulica. En los últimos años se ha trabajado en la aplicación de la Ingeniería Verde -en manos de los expertos regionales y con proyectos llevados a cabo en laboratorios propios- para poner la ciencia al servicio del medioambiente.
El Ingeniero Hidráulico Héctor Andrés Malnero es Docente e Investigador del Departamento de Ingeniería Civil de Orientación Hidráulica (DICH) de la sede Trelew de la Facultad de Ingeniería, y además es parte del grupo técnico del Comité de Cuenca, conformado por instituciones científicas del Comité del Río Chubut.
En diálogo con El Extremo Sur brindó una visión detallada sobre el panorama ambiental de la provincia. "En el Comité llevamos adelante una serie de talleres internos, trabajamos distintos temas. Entre ellos, surgió la idea de hacer un proyecto, una intervención en el Valle Inferior del Río Chubut para tratar de disminuir los sedimentos aplicando técnicas que no sean de la Ingeniería tradicional sino trabajando con el curso de la naturaleza". Llevan adelante la medición sobre los cursos principales, la medición del agua que pasa y la recolección de muestra de sedimentos que son procesadas en el laboratorio.
"Lo novedoso es que aplicamos tecnología de bajo costo. Son cosas hechas en nuestros propios laboratorios. Se comenzó a trabajar en este tema para transformar zonas semidesérticas en zonas donde se aproveche el agua de lluvia, para usos agrícolas. Nuestro fin en este caso es impedir que el agua se escurra violentamente sobre las laderas y que no se concentre en los cursos principales. El objetivo es reconducir el agua hacia la ladera para permitir la retención de la mayor cantidad de agua posible, así como la generación de humedad dentro del suelo, para evitar la evaporación rápida del agua en un ambiente hostil.
Malnero sintetizó los antecedentes de la actual crisis: "Cuando uno mira la serie de caudales del Río Chubut en Los Altares, que se mide desde 1943, se da cuenta que a partir del año 2012 comenzó el último período de sequía que estamos todavía viviendo. Previamente hubo un periodo de 10 años de abundancia, del 2002 en adelante. Previamente hubo también otro periodo de sequía, de 10 años aproximadamente. Estos son ciclos que se producen por efecto de la naturaleza. La precipitación en ese sector de la Cordillera produce toda el agua de la cuenca, más del 90%. Cuando se ve afectada, produce rápidamente aumento o disminución del caudal".
Señaló que el panorama es similar en otras regiones, como Río Senguer. "Allí tienen una estación de medición, Los Molinos, la cual junta Río Senguer y Río Mayo. Lo que se observa es que a partir de 2007 se inició un período de sequía, que es un período neutro pero con tendencia a la baja, y se intensifica a partir de 2015. Ese es el panorama, también tiene un período previo de abundancia y sequía, no tan marcado como en el Río Chubut".
Uno de los obstáculos centrales para enfrentar la crisis hídrica es la ausencia de estudios de base, punto en el que han fallado tanto las autoridades como las empresas.
"Cuando uno quiere intervenir y usar un recurso, lo que debe tener es un sistema de medición muy detallado de la Cuenca, más con la tecnología que existe hoy. No sólo necesitamos una serie de caudales, se necesitan mediciones de precipitación, temperatura, viento, mediciones directas de evaporación. Esto es muy importante, porque la evaporación es una fuente de pérdida de caudal líquido para convertirlo en gaseoso".
En esta región, precisó Malnero, "llueve todos los años un aproximado de 160 a 200 milímetros, pero el potencial de evaporación que revisa la atmósfera es de 1500, prácticamente diez veces superior. En el Musters o el Huapi, a cada instante se pierden metros cúbicos de agua transformados en vapor de agua. Pero esas mediciones no se hacen". Malnero lo ve como un problema estructural: "No tenemos una historia, una cultura de medir el recurso en la zona".
"No medimos cuánta agua consumimos en un sistema de riego, cuánta se consume en una casa, y así. Tenemos un problema que habrá que ir mejorando, hay que ajustar los balances hídricos de las cuencas, y generar predicciones a largo plazo sobre el comportamiento de las cuencas y cuánto porcentaje va disminuyendo".
Para Malnero, lo central es "generar bases de datos con información de calidad, información certificada que nos sirva como base para hacer el análisis de los funcionamientos dinámicos de los sistemas y no solamente los funcionamientos estáticos que muestran el volumen anual de una cosa, sino cómo se comporta en el tiempo y cómo interactúa con otras variables, en otras capas relacionadas con la biología, la calidad del agua, los demás elementos que conforman el sistema interno".
Críticas a la Ley de Emergencia Hídrica
Las agrupaciones y los expertos coinciden en la necesidad de incorporar políticas de gestión de control y cuidado del agua a largo plazo, un esquema diferente al que se presentó en la Ley de Emergencia.
Para Gettig, los objetivos no están claros, y el gobierno provincial todavía peca de falta de transparencia. "Una Ley de Emergencia prevé fondos nacionales pero no queda claro cómo se los usará. El gobierno debe transparentar los números, deben ser de manejo público, tanto los litros que se ingresan, los que salen, como el dinero que se invierte", detalló. Opinó que la Ley "es parte de una coyuntura electoral, no para resolver el tema de fondo que es el desmanejo del Gobierno. Se debería trabajar en un plan macro a largo plazo".
El Gobierno no tiene números claros sobre nada, declarar una emergencia en este momento no es realmente lo que necesitamos. Hay que convocar a todas las fuerzas y actores para resolver esto, y sobre todo a gente que estudia el tema. No es un tema que puedan resolver los políticos", agregó. "Veo genuino interés por parte de los Concejos Deliberantes, porque llega gente que no es de carrera política sino que son vecinos, gente allegada al pueblo, que están ahí porque tienen una capacidad para ese cargo".
Gettig expresó su preocupación por el uso irresponsable de los fondos públicos: "Los fondos deben estar destinados a resolver problemas. Pero tenemos una casta dirigencial que no siempre lo ve así. Chubut es el ejemplo. En este momento hay muchos juicios a ex funcionarios que se han enriquecido usando los fondos destinados a la gente".
Malnero sostuvo que: "organizativamente, tanto el Río Chubut como el Río Senguer tienen su Comité de Cuenca, pero creo que las decisiones tendrían que estar tomadas dentro de cada organismo y no por un Comité de Emergencia". Además, opinó que "las acciones que se proponen dentro de la Ley de Emergencia Hídrica son acciones que podrían haberse llevado a cabo con políticas de gestión".
"El tema de la medición de los grandes usuarios de agua, por ejemplo, tendría que ser una política desarrollada en el mismo instante en que se da un permiso de agua. Si voy a la cooperativa eléctrica, pido el servicio y lo primero que me dan es el plano para hacer el pilar, y si está todo en regla me colocan el medidor", detalló. "Lo mismo tiene que ser con el agua, que es un recurso mucho más escaso que la electricidad. Cuando se aprueba la solicitud de uso de agua, debería construir su toma de agua, tener su sistema de aforo calibrado y normalizado, y recién ahí se debería habilitar el uso".
Sin embargo, reconoce que "eso no ha ocurrido nunca; es un problema cultural. "Cualquiera que tiene un curso de agua lo desvía y lo usa sin que nadie le diga si lo puede usar o no".
En este sentido, apuntó contra la falta de objetivos concretos de la Ley. "El hecho de establecer un sistema de medición aparece como un objetivo difuso. Ni siquiera es un objetivo, porque para plantear un objetivo tiene que existir una meta a cumplir. Aquí solo se menciona que se va a iniciar el proceso, pero no se establece en qué plazo se va a producir el 30%, el 50% de la medición. Cuando un objetivo está formulado de esa manera, más que un objetivo, es una expresión de buenos deseos", concluyó.