Ambiente

Huelga mundial por el clima: las juventudes revolucionarias contra el "capitalismo verde"

Ante el avance de los proyectos extractivistas en toda América Latina -y la creciente organización juvenil en la lucha ambiental- este 24 de septiembre se llevará adelante una nueva Huelga Mundial por el Clima. Desde las juventudes de la Fracción Trotskista - Cuarta Internacional (FT-CI), exigen que los gobiernos tomen medidas urgentes para avanzar en la "transición energética", y ratifican su lucha por un "programa independiente" y la conquista de una estrategia "para terminar con la causa de la catástrofe ecosocial que nos amenaza: el sistema capitalista".

"El calentamiento global como resultado de la producción capitalista representa una amenaza directa para la vida de cientos de millones en las próximas décadas. Pero en lugar de sucumbir a la desesperación y la desmoralización climáticas, debemos canalizar nuestra frustración hacia la lucha para derrocar el sistema capitalista", sostienen. "Con una crisis ambiental que se agudiza, no hay tiempo que perder".

En el comunicado, hacen énfasis en la aceleración de la contaminación global a partir de la Revolución Industrial, "siendo las emisiones descontroladas de gases de efecto invernadero responsables de generar un desequilibrio global que nos está llevando a la catástrofe".

"Los efectos del cambio climático los sentimos las y los jóvenes, trabajadores, mujeres y desocupados en las regiones, poblaciones campesinas y originarias, mientras ese puñado de empresarios en el mundo, que son multimillonarios a costa de nuestro trabajo, pueden relocalizarse fácilmente desde las áreas más afectadas por el cambio climático. Ellos y su sistema son los responsables de destruir la naturaleza, aunque sus consecuencias no sean iguales para todos", subrayan.

Desmienten la responsabilidad de los seres humanos y apuntan contra las empresas: Son las multinacionales como Chevron, Shell, Total, Repsol, ExxonMobil, British Petroleum, ENI, entre las más conocidas, las que lucran con la extracción y producción de combustibles fósiles, mientras que los gobiernos las impulsan y garantizan la continuidad de sus negocios".

Además, ven las cumbres climáticas como "una gran farsa" que no presenta soluciones de raíz: "Así como el último informe del IPCC demostró que el Acuerdo de París había sido completamente impotente para poner un freno a las emisiones de CO2, la COP 26 que tendrá lugar en Glasgow en noviembre será una nueva puesta en escena de esta farsa".

"La realidad es que estas cumbres han sido y siguen siendo dominadas por las grandes corporaciones capitalistas y los gobiernos de las principales potencias contaminantes del planeta", apuntan en el documento. Así quedó en evidencia en la Conferencia del Clima de Madrid (COP25) de 2019, que fue patrocinada por Endesa e Iberdrola, dos pesos pesados del oligopolio energético y la primera y octava empresas más contaminantes del Estado español. O en la filtración de documentos que prueban la injerencia de las grandes compañías petroleras y de energía norteamericanas en las cumbres climáticas celebradas entre 1989 y 2002 y la redacción final de sus acuerdos; o el caso de la Shell, que se encuentra entre las 10 empresas más contaminantes del planeta y cómo influyó en la redacción de los propios Acuerdos de París".

Se refieren a un "capitalismo verde" con agendas vacías que son llevadas a cabo "en tanto y en cuanto no afectan a los negocios ni los intereses de las grandes corporaciones, el comercio mundial y la producción capitalista".

"Las denominadas energías renovables, intensivas en capital y tecnología", lejos de estar orientadas a la mejora de la calidad de vida, "son desarrolladas por grandes multinacionales como una nueva fuente de acumulación de riquezas. El discurso verde de dichas corporaciones y de los países imperialistas pone especial énfasis en la necesidad de incentivos fiscales para garantizar la rentabilidad de las renovables"

Analizan una situación similar en Argentina, apuntando contra Fernández, quien "en nombre de un falso ‘desarrollo' impulsa la explotación de hidrocarburos incluso offshore destinando subsidios estatales millonarios al fracking en Vaca Muerta (considerado por la propia ONU como una ‘bomba de carbono'), como parte de toda una matriz extractivista que incluye megaminería, agronegocio y producción industrial de cerdos; o el del gobierno del PSOE y Podemos en el Estado español, que hace gala de su compromiso con el medio ambiente pero está repartiendo miles de millones de euros de los fondos de la Unión Europea entre las empresas más contaminantes del país, por mencionar solo algunos ejemplos".

Entre sus propuestas, exigen la expansión del transporte público gratuito para disminuir el transporte individual, la conquista de condiciones seguras en todas las fábricas y empresas, la creación de programas para construir obras de energía renovable, la expropiación de la gran propiedad terratenientes, reformas agrarias y la abolición de la deuda externa en los países dependientes y semicoloniales, junto a una variada serie de proyectos para un cambio radical de la política ambiental.