Política

La deuda como ruleta rusa: Arcioni patea todo hacia adelante, pero condiciona al que vendrá

Sin grandes chances de revertir el revés electoral sufrido en las PASO, el gobierno de Arcioni se concentra en el objetivo de garantizarse gobernabilidad durante los próximos dos años de gestión al frente de Chubut. Más allá de algunos anuncios en obras públicas, que buscará financiar con endeudamiento, y de los incrementos salariales que comenzó a otorgar a cuentagotas a los empleados públicos, la administración arcionista busca sacarse de encima buena parte de los vencimientos de deuda que se producirán en los próximos dos años. Naturalmente, quedarán como herencia para el próximo gobierno. Quien asuma la conducción provincial a fines de 2023 se encontrará con un enjambre de deuda por pagar que rondará los 820 millones de dólares. Sin una salida de fondo, la situación volverá a poner contra las cuerdas a cualquier gobernante que asuma.

El gobierno de Arcioni profundizó el proceso de endeudamiento que traía de arrastre Chubut y ahora busca sacárselo de encima durante los próximos dos años para ganar en gobernabilidad y obtener cierta estabilidad financiera. Para lograrlo necesita transferirle a la próxima gestión provincial la mayor parte de los vencimientos de la deuda con la que asumió en 2019 y la que generó en estos dos años.

Arcioni heredó a su vez de Mario Das Neves la deuda en dólares que el propio dirigente fallecido había generado en 2010 (150 millones) y la que había ensanchado Martín Buzzi en 2013 (220 millones) y 2015 (89 millones). En 2016 (700 millones) ese endeudamiento en moneda extranjera se volvió a ampliar con dos nuevas misiones millonarias.

Después llegaron las propias emisiones del gobernador durante su actual gestión, sumando millones de deuda en pesos para el gasto corriente y otros 115 millones de dólares emitidos en menos de un año.

La vieja deuda en dólares que le restaba pagar a esta gestión fue renegociada a finales de 2020, con vencimientos hasta 2030. Ahora busca hacer lo mismo con esos 115 millones de dólares más otros 20.000 millones de pesos que tomó prestados de Nación a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES.

Ahora buscará emitir nueva deuda por otros 1.000 millones de pesos con el Fondo Fiduciario Federal de Infraestructura Regional (FFFIR) que maneja Nación y que pretende destinar para la construcción de obra pública en la provincia.

Este último tramo de deuda que se piensa tomar tiene más que ver con un anuncio de campaña con vistas a los comicios de noviembre que con las verdaderas necesidades de obras públicas que demanda una provincia completamente olvidada a la hora de avanzar en la infraestructura necesaria.

Habrá que esperar que esos 1.000 millones de pesos (10 millones de dólares al cambio oficial actual) no tengan el mismo destino que las deudas que se tomaron desde 2010 en dólares y que debían destinarse a la.concreción de obras que en algunos casos no se terminaron y que en otros nunca se iniciaron.

En medio del farragoso terreno de los endeudamientos, la gestión provincial admitió por primera vez que los ingresos van en claro crecimiento y pidió a la Legislatura que habilite la sumatoria de 7.825 millones de pesos como ingresos extraordinarios producto de la mejoría en la recaudación.t

Utilizará esos fondos en su gran mayoría para gastos corrientes, gastos en consumo de combustible para alimentar generadores de energía ubicados en el interior provincial; los generados por aeronaves provinciales; el Operativo Invierno que realiza Vialidad Provincial; pagar intereses generados por el anticipo de la coparticipación obtenido durante el ejercicio 2020; cancelar el programa de estímulo a la producción de crudo excedente; cubrir parte del déficit con el Instituto de Seguridad Social y Seguros de Chubut; y obviamente, como no podía ser de otra manera, para cubrir vencimientos de deuda por 1.111 millones de pesos.

La pesada herencia de la renegociación

Agobiada por la crisis propia que viene de arrastre desde hace ya varios años y cercado por la que generó la pandemia, el gobierno provincial intentará llegar al final de 2023 con una relativa tranquilidad. Para eso se propone avanzar en el corrimiento de casi todos los vencimientos de deuda que tiene que enfrentar hasta las elecciones generales que se producirán dentro de dos años.

La primera medida en esa dirección se produjo cuando el ministro de Economía, Oscar Antonena, renegoció la vieja deuda en dólares y extendió los plazos de los pagos hasta 2030. No obtuvo ninguna quita de capitales o intereses pese a las tasas bastante elevadas, y garantizando los pagos con regalías petroleras y fondos por Coparticipación Federal de Impuestos.

Sin embargo, al finalizar los vencimientos terminará pagando 91 millones de dólares más de los que se adeudaban antes de renegociar.

Así fue como se sacó de encima -con el aval mayoritario de la Legislatura- vencimientos por 168,6 millones de dólares durante tres años. Dejó de pagar 95,6 millones de dólares en este 2021, 59,5 millones que vencían en 2022 y otros 16 millones que debía pagar en 2023; siendo ese el último año de pagos menores a los que estaban establecidos con el bono original.

El mayor peso de esa deuda renegociada recaerá en los años 2024 (135,3 millones de dólares), 2025 (127,6 millones), 2026 (119,8 millones) y 2027 (112 millones). Los pagos por 494,7 millones de dólares en cuatro años terminarán embargando buena parte de los ingresos que vaya a tener la próxima gestión de gobierno provincial.

Luego quedarán todavía tres años más de pagos de esa deuda renegociada, que insumirán desembolsos por 97,3 millones de dólares que vencerán entre 2028 y el 2030.

Fragilidad

Los próximos dos años serán de extrema fragilidad para la gestión de Arcioni debido a la inestabilidad mundial generada por la pandemia, a lo que se suma la crisis económica y social imperante en la provincia y el conjunto del país.

Si bien el tema petrolero parece haber encontrado una estabilidad con ingresos en alza por la suba del precio internacional del barril y la devaluación del peso -que en paralelo beneficia los ingresos en las arcas provinciales- nada puede asegurar que vayan a ser dos años de calma y ausencia de conflictividad social.

La pesada herencia acumulada que dejará la gestión arcionista a través de la deuda reperfilada se sumará a los 20.000 millones de pesos de endeudamiento habilitado por Nación para atender la crisis generada por la pandemia. Otro tanto pretende concretar con los 115 millones de dólares que la propia gestión provincial emitió desde finales del año pasado.

Arcioni envió a la Legislatura dos proyectos de ley para que se lo autorice a cambiar los plazos de pago de dos grandes bloques de deuda. El primero pretende extender los vencimientos de los 115 millones de dólares que él mismo emitió desde fines de 2020; que cuentan con el respaldo del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES, donde se congregan los fondos de los jubilados nacionales.

La propuesta es que se habilite a la emisión de nuevos bonos a seis años, que permitan obtener dos años de gracia y que sean pagaderos durante los cuatro años restantes; incluyendo una tasa de interés anual en dólares del 7,85%, que representaría cerca de 9 millones de dólares más.

La bomba de la deuda

El próximo gobierno que asuma en Chubut después de diciembre de 2023 tendrá frente a sí una bomba de tiempo armada por todos los vencimientos de deuda que ya se corrieron para adelante y los que se busca concretar con estas iniciativas de la actual administración.

Por la vieja deuda renegociada en dólares tendrá que pagar 494,7 millones de dólares; a los que se le quieren sumar los 124 millones de dólares emitidos -más intereses-.

En total y solamente por la deuda en dólares la próxima gestión debería pagar en cuatro años 618,7 millones de dólares con fondos que saldrán indefectiblemente de las regalías petroleras y de la Coparticipación Federal de Impuestos que han sido puestos como garantía.

Además se sumarán los vencimientos de los casi 20.000 millones de pesos (el equivalente a 200 millones de dólares según el tipo de cambio oficial actual) que Chubut tomó como deuda con Nación por la pandemia y para conseguir el inicio de clases. Ahora busca renegociarlos, para que los pagos se efectivicen dentro de dos o tres años.

En definitiva, por estas tres vías de endeudamiento reprogramadas la próxima gestión que asuma a finales de 2023 tendría que pagar cerca de 820 millones de dólares; siempre y cuando no se siga emitiendo nueva deuda para gastos corrientes en pesos o quizás también más deuda en dólares.

Ruleta rusa: Oposición y gobernabilidad

El endeudamiento como política de gestión permanente llevaron a Chubut a una de las peores crisis de los últimos años. Muchas de las obras anunciadas no existen, otras están sin terminar y la provincia es cada vez más pobre y tiene que afrontar importantes vencimientos de la deuda.

Arcioni busca sacarse de encima esos pagos durante los próximos dos años.

Como estrategia de supervivencia, siempre y cuando no estalle todo por el aire en el mientras tanto, no parece ser desacertada.

Desactivar los vencimientos durante los próximos dos años y que todo quede para pagar desde 2024 será una responsabilidad de la actual gestión. Sin embargo, también quedará involucrada la oposición; porque tiene la llave para evitarlo legislativamente y nunca lo hizo.

Tanto el peronismo del Frente de Todos como los aliancistas de Juntos por el Cambio se asoman como las fuerzas con chances concretas de pelear la gobernación en 2023. Si aceptan los mecanismos planteados por el arcionismo la bomba de tiempo de la deuda comenzará a sonar en sus propios oídos. Quizás lo hagan sin culpa en pos de la gobernabilidad que han venido sosteniendo en los últimos años.

Sea cual sea el escenario político para 2023, aún enmarcado por la incertidumbre, lo cierto es que si aprueban los nuevos vencimientos y se sigue endeudando a Chubut la provincia se volverá cada vez más inviable. Sus crisis se harán cíclicas y de mayor frecuencia, robándole buena parte del futuro a los chubutenses.

Pagar ahora o después no parece ser la solución a un problema de fondo que se asimila como válido, que nadie investiga y que tampoco tiene correlato en la vía judicial para determinar las responsabilidades políticas actuales y pasadas. Algunos denuncian la deuda provincial o la nacional, pero están manchados por lo sucedido en más de una década.

Chubut sigue jugando a la ruleta rusa con la deuda y el cargador parece estar lleno. Siempre pagarán con dolor y deplorables condiciones de vida los que no tienen un trabajo digno; los que se hunden en la pobreza o reclaman viviendas o servicios públicos esenciales; pierden poder adquisitivo trabajando para el Estado o padecen las consecuencias de los temporales o los mega incendios.

La lista de calamidades sufridas en los últimos tiempos podría ser casi infinita, mientras el dinero obtenido mediante el endeudamiento se esfumó pero no pudo ser disfrutado por el conjunto de los chubutenses.