Pueblos originarios

Comunidades del norte recuerdan "el último día de libertad de los pueblos indígenas de Abya Yala"

Este lunes, luego de una jornada de movilización y diálogo, integrantes de las comunidades indígenas del norte salteño elaboraron un documento colectivo en el que ponen de manifiesto los problemas de salud que sufre la comunidad por el uso indiscriminado de agroquímico en las grandes fincas, así como las amenazas de despojo por parte de los terratenientes. Entre sus reclamos, exigen que se sancione la ley de propiedad comunitaria indígena y que se publiquen los relevamientos territoriales de manera que quien tenga interés en adquirir tierras sepa que están ocupadas por grupos humanos.

El encuentro se realizó en la sede de la radio comunitaria La Voz Indígena, en la ciudad de Tartagal, del Encuentro de por los Territorios Indígenas, convocado por esta emisora y por el Colectivo de Mujeres Originarias Aretede para pensar sobre la presión que se sigue ejerciendo sobre los territorios de los pueblos originarios, amenazados por el avance de la frontera agropecuaria y las urbanizaciones.

La fecha, además de ser el aniversario N° 13 de la emisora, es reconocido por la comunidad como "el último día de libertad de los pueblos indígenas de Abya Yala, anterior al inicio de las matanzas genocidas y de la invasión sobre nuestros territorios".

"Este encuentro, en un día tan importante, nos convoca a visibilizar nuestras resistencias indígenas. Significa que nos mantenemos de pie, firmes, y organizados, frente al despojo territorial", señalaron les organizadores en la convocatoria a la actividad, que comenzó con palabras de Nancy López y Felisa Mendoza, dos históricas de La Voz Indígena que son también sus directoras, por el Pueblo Wichí y por el Pueblo Guaraní.

Mendoza expuso que "ya casi no hay gente que trabaja en el cerco (donde se disponen los cultivos), muy pocos son, porque cada vez queda menos lugar", señaló.

Aída Valdez, de la comunidad guaraní Yariguarenda, retomó esta línea recordando que "todos los pueblos enfrentan el mismo problema", la presión sobre el terriorio y los desalojos.

Habló sobre su comunidad, una tierra ancestral que para los blancos es Virgen de la Peña, aunque para ellos su nombre es Yariguarenda. "Nos quieren hacer desaparecer, pero no pudieron", sostuvo. En su caso, todavía permanecen en el territorio, pero deben estar defendiéndolo constantemente.

En 1992 enfrentaron amenazas y otros actos violentos de un titular registral que, en sociedad con otros dos, compró esa tierra en un remate, a pesar de que estaba ya ocupada. "Bajaba este señor con pistolas en la cintura. Se paraba frente a mí, lo recuerdo como si fuera hoy", contó Aída. Recuerda que la única persona que los acompañó fue la antropóloga Leda Kantor, técnica de la Secretaría de Agricultura Familiar y protagonista de la creación de la radio indígena.

En 2012 intentaron recuperar el territorio que les habían quitado, y entonces sí el Estado les prestó atención, para enviar a la Policía. "Era pelear cuerpo a cuerpo con la Policía".

Juana López, de la comunidad tupi guaraní Iguopeigenda, de Orán, que disputa tierras con el ingenio El Tabacal, puso el eje en esta doble vara del Estado: lento para atender los reclamos de los pueblos indígenas pero rápido para reprimirlos u ordenar desalojos. "Cuando una empresa quiere desalojar, ahí hay justicia para ellos (los empresarios)", va la Policía, "todo.

"¿Dónde vamos a estar nosotros? El pueblo está creciendo, las fincas están creciendo", interpeló César Solares, de la comunidad wichí Imackta Neckche (Nueva Generación). Es tal avance de las fincas que "pasan los alambrados por encima de las comunidades", describió. Dijo que sienten gran preocupación: "¿Por qué no nos dejan vivir?".

Isaías Fernández, del Pueblo Weenhayeck, contó que su comunidad, en el Kilómetro 5 de la ruta nacional 86, tiene 105 hectáreas, que vienen defendiendo del avance empresarial. Rememoró: "Colón vino a quitar nuestras tierras". "Los españoles vinieron a matar, a violar a las mujeres indígenas. Es muy doloroso para nosotros", aseguró. "(Parece que) nosotros somos los invasores en este país y en toda América", completó Juana López.

Otras intervenciones coincidieron en la falta de responsabilidad por parte de los funcionarios públicos. Detallaron que no hay políticas activas desde las intendencias o gobiernos provinciales para brindar soluciones. Además, son atacados por el Gobierno Nacional y por el Poder Judicial.

"También hemos sufrido desalojos dos veces" pero "nosotros como pueblo hemos podido enfrentarlos", contó María Miranda, de la comunidad guaraní 9 de Julio, que quedó en medio de la urbanización de la ciudad de Tartagal (fundada sobre territorio originario). "Ya no tenemos esos montes", lamentó.

El monte aportaba todo, el sustento y el espacio para una vida buena, recordó Teresa Torres, de Kilómetro 6. "Teníamos qué comer en ese monte", "teníamos fruta". "Éramos felices" en ese monte, pero "luego vinieron los gendarmes" y cometieron toda clase de atropellos, de violencia extrema y abusos.

Ahora todo está sembrado con soja, "no tenemos ni para sacar leña", dijo. Y "cuando comienzan a fumigar nos matan las plantitas, los animalitos, los niños tienen tos, porque están en medio de las fincas".

"Ya es hora de que frenemos a los sojeros", fumigan con sustancias tóxicas que están provocando la aparición de nuevas enfermedades, y "hay desnutrición", añadió Arias.

"La tierra es algo sagrado para nosotros los pueblos indígenas", ratificó la joven Mónica Arias, del Pueblo Toba (Qom).

En este sentido, destacaron la labor que se realiza desde la radio y dijeron que "Es una herramienta muy grande para nosotros". "En este tiempo la radio es como una señal de humo" porque les permite comunicarse y darse apoyo mutuamente, agregó Aída Valdez.

"Es difícil no saber hablar. No hablar el castellano nos ha sido muy difícil, no tener estudios", indicó Nancy López. "Somos también defensoras (del ambiente) desde siempre", aseguró. Y recordó que cuando comenzaron a organizarse pensaban mucho "como vamos a romper el silencio de nuestro pueblo", y el instrumento para eso fue la radio.

A través de Silvia Molina de Bertea, el obispo de Orán, Luis Scozzina, hizo llegar su saludo. "Como Iglesia, queremos caminar junto a los pueblos", afirmó.