El país

Sebastián Romero vuelve a su casa después de cuatro años

Por Melina Sánchez

Desde diciembre de 2017 no pudo volver a su casa. Casi dos años estuvo fuera porque a él y a otros como Daniel Ruiz y César Arakaki les armaron causas que criminalizaban la protesta contra la reforma previsional que quería imponer el macrismo y que la gente resistió en las calles. La semana pasada el Tribunal Oral Número 3, autorizó el traslado de Sebastián a Rosario.

De la plaza de las 14 toneladas de piedras con las que se defendieron jóvenes y jubilados pasaron ya casi cuatro años. Hoy Sebastián Romero se encuentra en cumplimiento de prisión domiciliaria sin condena. Le negaron la excarcelación el 26 de agosto una vez más. Fue el único candidato preso político en las elecciones del pasado 12 de septiembre. Ahora espera el traslado a Rosario, ciudad donde vivió siempre.

«Con la pandemia, primero como todos estábamos como un poco presos, creo que tampoco fue tan frustrante mi situación de encierro, porque la mayoría de mi familia, amigos, compañeres, estaban también resguardados en su casa, con bastantes cuidados y muy poca salida afuera, o a lo que era la vida común, al haber obtenido la prisión domiciliaria enseguida. Eso sí, pasó el tiempo, ya llevo más de diecisiete meses preso. Un montón. Pero aparte porque ya viene desde diciembre de 2017. Más allá de estar preso hoy, yo desde 2017 que no puedo regresar a mi casa, y eso hace que se haga más prolongada la injusticia que estoy viviendo.»

-¿Quiénes están en tu casa, en Rosario, esperándote?

-Allá tengo a mis viejos, tengo cinco hermanos, diez sobrinos. Yo era muy familiero. Esta situación golpeó muy fuerte. Yo me hacía cargo de mi mamá, porque tiene problemas de diabetes, del corazón. Como era el único hijo que no tenía familia, la llevaba al médico. Aparte vivía en un departamento al lado de la casa de mi vieja. Bueno, toda esta situación hizo que mi vieja se tuviera que ir a vivir con mi hermana, que entrara en depresión... Cuando yo volví y fui recuperando un poco contacto con mi familia me fueron contando de todos los malabares que tuvieron que hacer con mi vieja para tranquilizarla. Esa es mi familia, está compuesta de cinco hermanos, mis viejos, diez sobrinos.

-¿Alguno milita de ellos o empezó a militar cuando vos te fuiste?

-No, soy el único militante de mi familia. Sí se acercaron al partido. Estuvieron con la campaña, principalmente mi hermana mayor. Digamos toda la familia acompañó, pero la que más estaba, era la cara visible de la campaña pidiendo mi libertad como familiar, era mi hermana mayor, pero ninguno es militante.

Por eso, era una situación para la que ninguno de ellos estaba preparado. Ni tampoco comprendían a fondo mi militancia, porque pensaban que era una cuestión meramente formal. Al principio decían, bueno sí, es delegado de una fábrica, está en un partido político, veían que íbamos a las movilizaciones, siempre hacía actividades con el partido, pero bueno, pensaban que era solamente eso. Pensaban que la revolución hoy en día no está en la cabeza de las personas. En general, como que decimos no, la revolución hoy en día capaz que ya fue o no se hace más.

Ahora ya comprendieron que estamos hablando enserio, que soy realmente un militante revolucionario, que tengo una ideología por la que realmente necesito cambiar la realidad porque no se trata de mí, se trata de todo el mundo que la estamos pasando mal... Y bueno, tuvieron que entenderlo, un poco a la fuerza, porque creo que la gente en general, como mi familia, rechaza un poco la política. Esta vez se vieron obligados a aprender un poco de política para saber lo que estaba sucediendo.

-¿Qué decía tu familia cuando los grandes medios hablaban de vos?

-Se ponían mal por toda la criminalización hacia mi persona, la cantidad de insultos, de agravios, de amenazas... escribían a mi Facebook incluso. En su momento era muy angustiante. Para mí también, pero bueno, yo estaba bien, contenido, pero ellos no sabían dónde estaba. Fue una agonía, pero después que pasó todo, cuando me encuentran en Uruguay, que estaba preso, mi familia me decía, bueno, por lo menos sabíamos dónde estabas. Era muy contradictorio. Después de mucho tiempo el día más feliz para mí fue cuando volví a hablar con mi familia y eso fue adentro de una cárcel.

Ahora hay también una preocupación con respecto a la libertad... Hoy en día ellos están orgullosos. Bueno, todo eso fue cambiando. Depende del momento, se pasó por todos los estados, estado de angustia, de bronca, de mucha rabia, de mucha fortaleza también, un conjunto de todo.

En un momento mi familia dijo: Estábamos pensando en hacer un mortero (Risas) ... No sabíamos qué hacer, porque claro, se veían imposibilitados no, como familia, porque frente a toda esta situación, yo no daba señales de vida... bueno la re bancó. Sentían impotencia de no saber qué hacer. También miedo, me dijeron: ¿si hacíamos algo y te perjudicaba? La re bancó. Estoy muy orgulloso de ellos.

-¿Qué anécdotas de solidaridad obrera recordás de ese momento en que estuviste prófugo?

-Anécdotas un montón, en el sentido del apoyo y de la solidaridad, de gente que por ahí sabían quién era. Hicieron cosas increíbles. Mis compañeros del partido, también gente que no eran compañeres míos estuvo a disposición.

Cuando me meten preso en Uruguay. Yo no conocía Uruguay. A Uruguay nunca había ido, no conocía a nadie. Ni siquiera a un compañero de partido que había ido, yo no lo conocía, pero cuando me iba a visitar a la cárcel era como si lo conociera de toda la vida. Hablábamos y él me decía, mirá te mandan esto, me mandaban cartas, saludos de fábricas, gente que no me conocía, porque también allá los medios lo tomaron y lo pasaban por todos lados.

La solidaridad enseguida, eso era lo que me llamaba mucho la atención, solidaridad concreta enseguida. De repente de un día para el otro, en mi casa tenía un montón de comida. Lo que uno genera también en algunas situaciones... eso emociona. Emociona porque uno no se siente solo.

Después la mayoría de los artistas también acá, que se hicieron muchas actividades virtuales. Todos los artistas, los partidos políticos. Estoy re agradecido con la militancia, realmente. Eso me da la fortaleza de seguir adelante. Podemos estar de acuerdo o no con algunos métodos o posiciones, pero a la hora de ser consecuente y de estar ahí fortaleciendo al compañero, la verdad que eso es increíble y eso es lo que demuestra toda esta lucha que venimos dando. De hecho, yo pasé a tener la prisión domiciliaria muy, muy enseguida. Yo estuve un mes en Uruguay, acá estuve un mes y medio, casi dos meses, y enseguida la prisión domiciliaria, y eso tiene que ver con la solidaridad y con el apoyo, y con la difusión que se hizo de esto también.

-Hace poco te negaron la excarcelación...

-Sí, el 26 de agosto. Me negaron la excarcelación nuevamente. En realidad, me estaba explicando el abogado, no es que la negaron, sino que la Cámara de Casación se presentó como inadmisible. Lo que Casación no hizo fue tomarlo. Al no tomarlo, tenemos que volver a pedirle al juez la excarcelación. Los tiempos legales son bastante lentos. Ya el lunes el abogado lo va a presentar por escrito... Para tener la respuesta de que es inadmisible esperamos cinco meses.

Entonces va pasando el tiempo, cada medida que se presenta demora un montón y así va pasando el tiempo, y por eso decimos que es injusto. No solamente por la causa armada porque soy un preso político, sino porque si ya tuviese fecha el juicio y estuviese condenado yo podría usar de libertad. Si ponen la fecha del juicio, hay una de las causas que cae, que es atentado agravado y esa cae porque ya prescribió; y la otra es intimidación pública, no la pueden probar porque, esa también cae, porque para hacer una intimidación pública la gente tendría que tener miedo de salir de su casa porque había un gordo con un mortero y eso no sucedió, la gente después salió con las cacerolas, salió a protestar y se armó un lío bárbaro.

Con el juicio que les están haciendo a Dani y a César ya van más de 114 testigos y no pueden corroborar el delito del que se los acusa. Entonces es toda una falsedad lo que se está planteando. El tema de que Casación no se quiera hacer cargo tiene que ver con que justamente nadie se quiere hacer cargo de mí. Me decía el abogado que: «lo que pasa con vos es que cualquier decisión que tomen con vos, sea favorable o en contra tuya, va a tener un costo político». Como que no quieren decidir, la decisión es política, no es tanto judicial, porque todo lo que tenga que ver con lo judicial es re defendible, el hecho de que ya tendría que haber estado en libertad, porque ya pasó el tiempo, porque no me pueden tener más de un año sin fecha de juicio, porque en cierta manera me están negando la presunción de inocencia y me hacen una condena antes de cualquier juicio.

Es la forma que tienen de decir, el que se porta mal, el que se va, el que no está a derecho, le pasa esto, pero también está Pepín Rodríguez que está en Uruguay, no hay un pedido de captura internacional, no le han puesto un millón de pesos por la cabeza como me pusieron a mí, por eso tiene que ver con a quién la justicia persigue y a quién no. Con quién es dura y con quién no. Es dura con el trabajador. Con los trabajadores cae todo el peso de la justicia. Pero con la clase de los patrones, con los que fueron funcionarios, no, no los persiguen de la misma manera.

(Se planteó la probation a principios de septiembre.) Para hacer trabajo comunitario. Ese sería el último paso. Es una de las posibilidades que estamos manejando, y que vemos más factibles, con respecto al juicio. Porque si vamos a juicio, a Dani y a César, más allá de que se corrobore o no el delito del que se los acusa, los van a condenar para que no siente precedente de que fue todo una persecución y una falsedad y para que no quede como un juicio político. Por eso mismo también conmigo, si bien estamos los tres con los mismos delitos no nos pusieron juntos. Dijeron que no porque cuando a mí me agarraron ya había comenzado el juicio, pero estaban tres meses. Tranquilamente se me podría haber agregado a mí también ahí. Pero no lo querían hacer justamente porque el hecho de agregarme al juicio implicaba el hecho de dejarme en libertad. Lo que ellos no querían es dejarme en libertad. De acuerdo a cómo termine el juicio de Dani y César, se puede sentar precedente, a favor o en contra. Pero el tema son los tiempos, una vez que terminen los testigos el juez se puede tomar cuatro o cinco meses para dar el veredicto.

-Fuiste el único candidato en estas elecciones preso político. ¿Cuál fue la propuesta, el planteo del PSTU al respecto?

Fui el único candidato preso político, pero no soy el único preso político, estaba Luis D´Elía, que ahora le dieron la condicional, está Milagros Sala. Nuestra propuesta era realizar la campaña denunciando que no se puede hablar de democracia cuando hay presos políticos. Utilizar las elecciones justamente para denunciar esa situación que está habiendo presos políticos y lo contradictorio también que era. Porque una persona que está procesada sea candidato les llamaba la atención, teniendo en cuenta que tenemos un presidente que estuvo procesado, una vicepresidenta que está siendo procesada. Pero claro, yo al estar preso, ser un trabajador, al haberme manifestado, al haber tirado piedras en el congreso, ahora ser candidato, generó una contradicción, y eso es justamente lo que nosotros queríamos expresar. Porqué yo no puedo ser candidato, si ahí es donde discute nuestro futuro, la reforma que hicieron y las leyes que se votan es ahí donde están.

Nosotros desde el PSTU como minoría creemos que las únicas herramientas que tenemos es ir a denunciar que ahí no se va a resolver la situación más inmediata de los trabajadores, sino que, a través de la organización en los barrios, en las fábricas, en lugares de trabajo, en los lugares de estudio y con la movilización porque creemos que en estas elecciones. Que este congreso va a querer votar la reforma previsional que ese 2018 frenamos con la movilización. Este congreso la va a querer aprobar, de hecho, la va a querer legalizar, porque en lo concreto la reforma laboral ya se viene dando con personas que laburan dieciocho horas, con salarios a la baja, con la precarización que hay, la tercerización, y con toda la crisis económica.

Propuestas desde la minoría

Viviendas: «Entonces desde el PSTU proponemos que no se pague la deuda externa y que esa plata se use para generar empleo y haciendo obras públicas, hospitales, escuelas, cloacas, todo lo que se necesite para vivir con la dignidad que merecemos, y también planes de vivienda, porque un problema muy grave que venimos viendo es que la gente se quedó sin trabajo, y no puede pagar el alquiler. Se vieron obligados a tomar tierras para poder levantar cuatro chapas e ir a vivir. También lo que fue Guernica que fueron brutalmente reprimidos y desalojados. Y esa gente no tiene dónde ir a vivir. Hoy hay un montón de familias que están en situación de calle, o viviendo amontonados, aglomerados, en el medio de una pandemia, y esa quedó todo a la vista cuando se veía lo que pasaba con las tomas en lugares donde la gente vive muy hacinada. Tiene que ver con la explosión demográfica que hay con respecto a la gente que busca trabajo en las grandes ciudades. Pero, además, la manera de cómo resolver eso de inmediato eso es justamente que haya dinero para esos planes de obra y no podemos utilizar toda la plata que viene al país pagando alquiler de nuestro propio territorio. La deuda es un fraude. Es una deuda adquirida por este gobierno y por el anterior, y por el anterior. A cien años. Esto no tiene buena perspectiva. Entonces el problema más grande que hay es esa deuda, es fraudulenta y no la tenemos que reconocer.»

Género: «Si bien salió una Ley. Y se está dando un avance importante con la lucha de las mujeres en las calles Importante, que se logró contra la violencia machista. Pero también falta presupuesto para que haya todo lo necesario para que se den los espacios de contención... Porque lamentablemente la violencia machista va aumentando, no viene decayendo para nada. Falta el presupuesto para que pongan todo lo necesario, para poder dar espacios de contención.

«Además, pensamos que tiene que haber paridad en los sindicatos. Para que la mujer tenga un espacio sindicalizado de lucha tenemos que movilizarnos. Para que las fábricas dupliquen su personal. Que ese personal sea un activo femenino trans. Que se garantice el cupo trans. En el sector público también.»

Situación del Gran Rosario

-En relación con el conurbano, la situación del Gran Rosario ¿cómo la ves, es muy distinta?

-Bueno, hace un montón que no vuelvo a Rosario. Todavía siento como que no sé con qué me voy a encontrar. El gran problema que hay en Rosario es el narcotráfico organizado, el crimen organizado a través del narcotráfico. No solo con el narcomenudeo, sino que hay una cuestión más profunda digamos que tiene que ver con la complicidad con jueces, con la policía misma. Hoy en día eso es un problema, porque hay bandas que se pelean por el lugar, hay tiroteos entre las bandas narcos, hay muchas personas heridas, muertas. Está relacionado con el desempleo que hay y lamentablemente también la juventud lo ve como una salida laboral. Esta cosa de ser soldaditos del narco en un barrio, eso hace que la situación de violencia sea más grave en los barrios.

La situación de las tomas de tierra también hay. Hubo desalojos también. Hay lugares que quieren desalojar que son barrios que hace años que están. Son barrios tomados por la costanera. Pero como hay todo un plan inmobiliario y sacan barrios enteros, porque ni siquiera reubican a la gente, sino que la desalojan, y hacen torres muy bonitas, pero a la gente la dejan en la calle, por el negocio inmobiliario que hay.

Otro de los problemas que hay en Rosario tiene que ver con la Hidrovía y de defensa de los humedales que, también el agronegocio allá cada vez va avanzando más sobre los terrenos naturales de islas que hay que genera un impacto ambiental muy grande. Sobre todo, en el Río Paraná, está sufriendo una sequía más importante, creo que la más importante de los últimos setenta años.

-En 2017 antes de diciembre vos había sido parte de una lucha al interior de la fábrica donde trabajabas...

-En marzo de 2017, la General Motors- que es donde yo trabajaba y había sido delegado- llega a un acuerdo con el sindicato con una lista de 350 suspensiones en la cual yo estaba incluido, pero aparte de las suspensiones el sindicato había firmado después el despido. Eso generó bastante indignación entre los compañeros, entonces nos organizamos en un comité de lucha que hicimos y logramos hacer asambleas. La suspensión se podía llegar a entender por cuestiones que tuvieran que ver con que bajó la venta o lo que sea, pero no el despido, porque el sindicato no podía estar de acuerdo con el despido. Una lucha muy importante. Fue también una experiencia muy enriquecedora para mí. Porque ahí aprendí prácticas de la democracia obrera, del método de asamblea, de la organización y de la movilización. El 2017 fue un año bastante álgido para mí, porque no solamente por el tema de la fábrica me había organizado. Yo vivo en un complejo del Barrio Fonavi. Está sufriendo problemas edilicios. La escalera se cae, se derrumbaba directamente, hubo heridos por derrumbe de escaleras. Entonces también fui uno de los que impulsé la organización en el barrio por las mejoras edilicias, movilizamos y logramos también que se hicieran esas mejoras. Era bastante gente.

Después terminó con la frutillita del postre en la plaza de los dos congresos que ese 2017. Encima de todo venía eso.

-A vos tus vecinos te extrañan entonces...

-Sí, sí, recibo la verdad también un montón de solidaridad de mis vecinos, y tienen mucha indignación también, el que me conoce sabe que no soy una mala persona, ni un delincuente, tampoco soy un violento. Hay que decirlo, a mí me vendieron en los medios como violento, y no soy una persona violenta. Ahora, eso no quiere decir que no esté a favor de la autodefensa, donde hay represión tiene que haber autodefensa y es legítima. Los trabajadores, todos los derechos adquiridos y que hoy nos quieren arrebatar, los ganamos con sangre, sudor y lágrimas, con organización y autodefensa, y eso sí lo reivindico. Y no es que en todas las movilizaciones que participe voy a tirar piedras, sino que tiene que ver con un contexto general y masivo.

-¿Cuánto tiempo duró la lucha en la fábrica?

-La lucha en la fábrica duró más o menos unos tres meses. Logramos reingresar más o menos unos cincuenta compañeros. En el medio la empresa ofreció el retiro voluntario. Hubo varios compañeros que aceptaron. A la empresa no le convenía nuestro proyecto de conformar un cuerpo de delegados, ni al sindicato tampoco, entonces después de los tres meses la gente empezó a aceptar el retiro voluntario. De los 350 fuimos quedando cada vez menos hasta que a mí me despidieron en enero de 2018. Porque se había logrado que la suspensión no fuera de seis meses sino de un año.

-¿Cómo te imaginás la vuelta a Rosario y el después de que consigas la libertad?

-La verdad que durante mucho tiempo venía fantaseando esto de cómo va a ser, si va a haber sol, si va a llover. Tuve tiempo para pensar inclusive muchos detalles con respecto a eso. Ya no me queda más que pensar. Sé que también estoy en una etapa que se está terminando, más allá de todo. Mucho más tiempo no me pueden tener. Pero para mí esta situación va a terminar cuando yo pueda llegar a mi casa y abrir la puerta de mi casa. Volver a estar ahí que hace mucho que no estoy, y a partir de ahí ver cómo va a ser mi vida en adelante. Porque a mí también me echaron del laburo. Bueno, ahora tengo que empezar a recuperar un poco cosas cotidianas como volver a estar en mi lugar y después ver cómo reacomodo un poco mi vida para seguir sobreviviendo y obviamente luchando y militando, para poder cambiar el mundo si se quiere, ¿no? Porque nosotros creemos que la revolución tiene que ser internacionalista. Lo veo como la posibilidad también de que esta cuestión de que bueno ya que se difundió tanto, mi imagen, o mi nombre, lo que sea, que sea un espacio para la construcción de una herramienta para que podamos vivir mejor.

-¿Cuándo lo pidieron el traslado?

(El traslado se pidió hace casi tres meses.)

Lo más probable es que esté diez días aislado. Estoy re ansioso por eso. Ya se había pedido anteriormente, se rechazó, varias veces. Ahora la fiscalía no se opuso. Ya está todo listo para el traslado.

Estoy expectante. Voy a seguir en prisión, pero voy a estar en Rosario, en mi casa, con mi familia, y en otra situación.

Fuente: ANRed