El país

Operación Para Ti: cuando la dictadura argentina quiso salir en revistas

SPUTNIK

La muerte de Thelma Dorothy Jara de Cabezas, madre de uno de los desaparecidos de la dictadura, recordó una de las maniobras más inverosímiles de la dictadura argentina. Mientras estaba secuestrada, los militares le cambiaron la apariencia y la obligaron a dar una entrevista complaciente a una revista de variedades para alabar al Gobierno de facto.

Thelma Dorothy Jara de Cabezas, fallecida a los 94 años de edad en Buenos Aires, no era una más de las Madres de Plaza de Mayo, la organización argentina de mujeres que desde la década de 1970 reclaman la aparición de sus hijos desaparecidos y asesinados por la dictadura argentina (1976-1983). Además de los esfuerzos hechos para encontrar a su hijo Gustavo, secuestrado en 1976 por militares cuando tenía solo 17 años, la mujer pasó a la historia por ser la víctima de un maquiavélico plan comunicacional de la dictadura: la Operación Para Ti.

Jara de Cabezas comenzó a buscar a Gustavo apenas fue secuestrado. En ese camino conoció a otras madres de jóvenes desaparecidos, con las que acabó conformando la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. La mujer también comenzó, junto a su esposo Vicente y su otro hijo Daniel, a denunciar la situación política de Argentina en el exterior, fundamentalmente en México.


Para 1979, Jara de Cabezas había regresado a Argentina desde México para acompañar a su esposo en un tratamiento contra el cáncer en un hospital de Buenos Aires. La noche del 30 de abril de 1979 se disponía a volver a su hogar desde el hospital cuando, mientras esperaba el transporte público, fue interceptada por el grupo de tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada), que la secuestró y la trasladó a un centro clandestino.

¿Cómo se realizó la Operación Para Ti?

Como todos los detenidos por la dictadura, Jara de Cabezas fue sometida a distintos tipo de torturas, físicas y psicológicas, durante su cautiverio en el sótano de la sede de la ESMA. Poco a poco, comenzó a notar que los militares tenían un plan específico para ella: utilizarla para difundir información falsa acerca de lo que sucedía en el país.

Un artículo del actual Sitio de Memoria ESMA reconstruye que los militares comenzaron a obligar a la mujer a escribir cartas manuscritas tanto a la Asociación de Familiares como a su propia familia asegurando que se encontraba en Uruguay escapando del grupo guerrillero Montoneros y pidiendo no ser buscada.

La mentira no terminó ahí. Los militares llegaron a trasladarla por la fuerza a Uruguay -con complicidad de la dictadura uruguaya e identidad falsa- para tomarse fotos en paisajes típicos de ese país y dar más credibilidad a las siguientes cartas, enviadas también a referentes en la defensa de derechos humanos, organismos internacionales y hasta el propio dictador Jorge Rafael Videla.

Por aquel entonces, la dictadura argentina ya sabía que en septiembre de 1979 llegaría al país una delegación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que pasaría varios días en Argentina para determinar si las denuncias sobre desapariciones, torturas y asesinatos hechas por argentinos en el exterior eran ciertas.

El Gobierno de facto tenía la intención de contraponer la visita con una poderosa campaña mediática que defendiera la vocación pacífica del régimen militar y sus esfuerzos por combatir a los subversivos. Gran parte de los esfuerzos propagandísticos estuvieron a cargo de la agencia de comunicación estadounidense Burson Marsteller, que entre otras acciones ideó la difusión de 250.000 adhesivos con la leyenda 'los argentinos somos derechos y humanos'.

No fue el único aliado en esa tarea. El Gobierno de facto también contó con la complicidad de la editorial Atlántida, encargada de la publicación de Para Ti, una revista de variedades destinada a la mujer argentina de la época. La revista difundió una serie de postales propagandísticas a favor del régimen con el objetivo de que sus lectoras las enviaran a figuras internacionales señaladas como opositoras.

A Jara de Cabezas ya le habían anunciado que tendría que brindar entrevistas a medios internacionales. Sin embargo, una nota pactada con un diario estadounidense se frustró. Los militares querían cumplir con el objetivo y acudieron a la revista Para Ti.

Los militares le aclararon que la entrevista estaba arreglada y tanto el periodista como el fotógrafo, Alberto Escola y Tito La Penna, habían pactado con los militares el contenido y las preguntas a realizar. Jara de Cabezas tendría que asegurar que había sido "engañada" por los organismos de derechos humanos y Amnistía Internacional y que su hijo Gustavo había muerto en "un enfrentamiento".

La dictadura temía que la mujer aprovechara la oportunidad para decir la verdad, por lo que días antes intentaron probarla: la llevaron a una oficina vacía donde la esperaba una mujer. Le dijeron que era una periodista y Jara de Cabezas tuvo que espetarle el discurso armado. Sin embargo, era solo una prueba, ya que la mujer en realidad era otra joven secuestrada, a la que habían obligado a probar la disposición de la entrevistada.

Los militares también se preocuparon de disimular los efectos del encierro en el aspecto de Jara de Cabezas. El día de la entrevista la llevaron a una peluquería del barrio de Belgrano y luego le compraron ropa nueva en el barrio de Once. La nota se llevó a cabo en una mesa apartada de la confitería Selquet.

Aún así, Jara de Cabezas tuvo la valentía de no responder exactamente lo que los militares querían. Si bien desafió a sus captores con sus respuestas, las palabras que incomodaban al Gobierno de facto no fueron incluidas en la nota. "Nosotros ponemos lo que queremos en la revista", le dijeron, según confesó años más tarde Daniel, hijo de Jara de Cabezas.

El artículo surgido de la entrevista se publicó el 10 de septiembre de 1979, apenas cuatro días después de que la CIDH se instaló en Argentina. El titular adelantaba la farsa: "Habla la madre de un subversivo muerto".

Luego de la entrevista, Jara de Cabezas fue llevada nuevamente a Uruguay para otra entrevista arreglada con el diario News World, aquel medio estadounidense que no había podido entrevistarla inicialmente. Después, comenzó a tener salidas transitorias y fue liberada el 7 de diciembre de 1979. La mujer fue una de las testigos más recordadas del Juicio a las Juntas, que en 1985 imputó a los mandos militares de la dictadura.

La revista Para Ti continúa siendo editada, no solo en Argentina sino en otros países del Cono Sur. En 1984 fue denunciada ante la Justicia por la entrevista a Jara de Cabezas pero fue archivada. Agustín Bottinelli, jefe de redacción en 1979, fue procesado por coacción en 2014.