Política

El peronismo dividido fracasó en 2021: ¿podrá juntar los pedazos para tener chances en 2023?

Juntos por el Cambio conquistó la victoria en Chubut con 110.978 votos. El Frente de Todos quedó segundo con 82.609 y el ChuSoTo fue cuarto con 20.927 sufragios. El peronismo dividido fue arrasado en la provincia, pero queda un interrogante de difícil respuesta: ¿si se unieran todas las facciones y sectores podrían tener chances concretas en 2023?

Si nos atenemos a la matemática, sumando los resultados del FpV con los del ChuSoTo hubieran superado a Juntos por 1.500 votos, aunque en política frecuentemente hay sumas que restan.

Ante la debacle que parece final del dasnevismo y la derrota del FdT la gran pregunta que surge es si el peronismo se podrá unir con vistas al 2023 para intentar ganar las elecciones que definirán la gobernación y las intendencias.

Con los mismos resultados que se produjeron el pasado 14 de noviembre, el peronismo unido podría haber obtenido un triunfo en Chubut. Si se suman los votos del Frente de Todos y los de Chubut Somos Todos, la diferencia a favor del peronismo sería de 1.500 votos por encima de la lista de Juntos por el Cambio.

Si bien la unificación de los votos no es matemáticamente lineal ni traslativa, la conjunción de ambas fuerzas podría mostrar una leve supremacía frente a las candidaturas del PRO y la UCR en el territorio chubutense.

El sastrismo y el madernismo fueron recorriendo un tortuoso camino para reingresar a las huestes del PJ, pero eso no alcanzó para ganar las elecciones con la reincorporación del vicegobernador Ricardo Sastre y el intendente de Trelew Adrián Maderna.

El gobernador Mariano Arcioni y los sectores dasnevistas se mantuvieron distantes de la unificación con el peronismo y soportaron "recomendaciones" y presiones nacionales para levantar la lista de candidatos propios. En soledad, sufrieron la peor derrota histórica del sector que supo hacer brillar el fallecido Mario Das Neves.

Con vistas a las elecciones de 2023 y frente a una fuerte avanzada de Cambiemos en Chubut -que ya había estado cerca de ganar y superó al peronismo kichnerista en 2017- ahora el gran desafío que tiene por delante el PJ es ver si puede digerir al arcionismo y al dasnevismo residual para plantearse como una alternativa concreta de poder dentro de dos años.

Los casi 45 mil votos del PICh (Partido Independiente de Chubut) se presentan como una tercera fuerza en discordia. Si evita ser un fenómeno fugaz, podría ocupar el papel que años atrás supieron ocupar el PACh o el Polo Social; ambas corrientes hoy casi extinguidas y posiblemente reconcentradas en el nuevo PICh.

Sumarlo a una u otra opción con posibilidades concretas de ganar la gobernación no parece una misión imposible, aunque el PICh podría terminar encaminándose directamente hacia el peronismo licuándose cómo opción electoral aunque alguno de sus dirigentes negocie integrar alguna lista.

Tejer los acuerdos, tragar los sapos y encaminarse hacia una unidad que hoy se presenta como compleja es la gran tarea que tiene por delante la conducción del peronismo chubutense y el arcionismo gobernante.

Las intendencias en disputa

Los escenarios posibles con la unidad del peronismo -siempre expuesto a pérdidas por internas regionales feroces- podrían cambiar el resultado provincial en 2023.

El pasado domingo, en Comodoro Rivadavia ganó el Frente de Todos en la categoría senadores por apenas 1.100 votos. Unificado el peronismo y abusando de las matemáticas, el triunfo hubiese llegado a una diferencia superiores a 8.200 sufragios.

Trelew es la otra ciudad donde el peronismo podría haber ganado con un escaso margen, pero habría revertido la derrota del domingo. El 14 de noviembre el FdT perdió por 6.300 votos, pero uniéndose habría ganado por 800 sufragios. Puerto Madryn, Esquel y Rawson son los territorios más hostiles que dejaron las urnas para el peronismo con las legislativas del domingo. En las tres ciudades todo el peronismo unificado hubiese perdido de todos modos frente a Juntos por el Cambio.

En Puerto Madryn Juntos por el Cambio mantendría el triunfo y se impondría por 3 mil votos, descendiendo de los 6.500 que le sacó de ventaja al FdT el domingo pasado.

En Esquel JxC le ganó al FdT por 4.100 votos y con el peronismo unido la derrota habría sido por 2.600 sufragios; mientras que en la Rawson Juntos ganó por 4.400 votos y la unidad achicaría la derrota a 1.300 electores.

Estas simulaciones y conjeturas permiten acercarse a la magnitud de la incertidumbre que vive el peronismo chubutense.

Con Juan Pablo Luque casi lanzado a la carrera por la gobernación y Mariano Arcioni tratando de reacomodarse tras una derrota feroz, los liderazgos de los Sastre en Madryn y Maderna en Trelew parecen insondables en sus intenciones. Desde que Carlos Maestro iniciara una era radical en la provincia mientras los líderes de Madryn y Comodoro se mataban entre sí, el PJ aprendió que los tsunamis electorales se llevan puestos a todos los dirigentes y no solo a los que figuran en una boleta.

El fantasma de Nacho Torres -que muchos peronistas desdeñan en público, pero toman muy en serio en privado- obligará a la construcción de un liderazgo capaz de absorber ambiciones y diferencias regionales, ideológicas y de negocios. Luque parece picar en punta desde un Municipio dulce en recursos, aunque cada jefe territorial lo aguardará factura en mano.