El país

"Diego vivía una vida que era una mentira"

Por César Salvucci (SPUTNIK)

20 años junto a Diego Armando Maradona. Pocos ostentan ese récord y Stefano Ceci es uno de ellos. De niño, el capitán del Napoli era su ídolo. Años más tarde, forjaron una amistad y fueron socios. Tras la muerte del 'Pibe de Oro', los herederos lo acusan de quedarse con el dinero de ellos. Por primera vez, Ceci responde y apunta contra todos.

La increíble historia de Stefano Ceci comienza en el año 2000 cuando Maradona viajó a Cuba tras haber sido acariciado por la muerte en Punta del Este (Uruguay). El italiano dejó Catanzaro, tomó un avión y partió a la isla con el objetivo de encontrarse con el astro del fútbol, el hombre que había enamorado al sur de Italia. Tras dormir literalmente en la calle, en la puerta del hotel cubano donde se hospedaba Maradona, logró que le habilitaran el acceso y obtuvo la segunda foto de su vida junto a su ídolo. La primera la había conseguido de niño cuando Diego era la figura del Napoli.

Sin embargo, no se conformó con eso. Viajó una decena de veces a la isla y el entorno del exfutbolista se asombraba cada vez que aparecía en la puerta del hotel: "Tano, ¿de nuevo acá? ¿Qué querés ahora?". "Quiero estar con Maradona", respondía una y otra vez. Así fue que se unió al grupo de personas que acompañaban a Diego en aquel momento y descubrió que, en realidad, la famosa rehabilitación en Cuba de la que tanto se hablaba era en realidad una continuidad de excesos, pero sin filtraciones a la prensa.

"Yo lo amé a Diego. Lo amé. Y no es fácil", toma aire y se corrige para luego continuar hablando por una hora sobre Maradona casi siempre en presente: "No era fácil. Sobre todo, los últimos años, porque tenía deterioro físico y psicológico. Nadie aguantaba estar dos días con él".

A un año de la muerte del mayor jugador de todos los tiempos, Sputnik viajó a Nápoles para conocer el presente del amigo, asistente y socio del campeón del mundo, el hombre al que muchos señalan como vividor y que hasta ahora había guardado un silencio casi absoluto.

Cuba, drogas y amistad: "Todos estábamos con menores de edad"

-¿Con qué te encontraste cuando lograste formar parte del grupo de Maradona en Cuba?

-¡Con un quilombo! Yo ahí empecé el sueño del pibe [relata en un español con un acento 100% argentino que mantendrá en toda la entrevista]. La parábola o terminaba ahí o continuaba 180 grados. Hasta ese momento, en mi vida había fumado un porro, un cigarrillo, nunca me había pegado un pedo. Nada, cero. Limpio. Cuando llegué, Diego tomaba cocaína. En ese momento ya casi no había nadie ahí. Estaban Fierrito y Guillermo Coppola, que iba y venía, entre otros. Cuando me abren la puerta, pienso... ¿qué hago? ¿La dejo abierta o la cierro y termina el sueño? Yo decidí quedarme. Diego siempre valoró eso. Yo decidí quedarme cuando no había nadie. Cuando no había plata. Nosotros a Panamá entramos con mi tarjeta, ni para el hotel tenía, estaba sin un peso Diego.

-¿Se podía ser amigo de Maradona sin meterse en las drogas y en el mundo de la noche en ese momento?

-En ese momento, no. No era tanto el tema salir, la noche, la joda. En ese momento le agarró la locura del golf. Desde las 10 de la mañana hasta las 2 de la madrugada. Lluvia, mosquitos, calor... depresión... ¡Merca! Si no, era imposible estar 14 horas en un campo de golf con los mosquitos que te comen.

-¿Conociste a Mavys Álvarez, quien en aquel entonces era una adolescente, con la que Maradona mantuvo una larga relación?

-Ahora, todos le están tirando mierda a Diego. Yo me hago cargo... siempre fue fiesta. Ahí en Cuba no preguntas "cuántos años tenés" ni pedís documentos. Aparte, la prostitución ya comienza desde los 13 años. En ese momento estábamos todos zarpados [drogados]. Imaginate si yo, zarpado, le iba a preguntar: "Escuchame, ¿cuántos años tenés vos? ¡Ah, no, no! ¡Sos chiquita!". Yo no sé por qué Mavys sale ahora. Yo la ví en Cuba en ese momento y había una relación. La mina también estaba zarpada.

-Ella denuncia que Diego la inició en las drogas.

-Puede ser. Como empecé yo con Diego, pero no es que él me agarró del pelo y me dijo: "Drogate o andate", pero yo ya tenía 26 años, la piba tenía 16. ¡Pero la familia estaba! La madre estaba ahí y la hija... zarpada, mal, mal.

-¿Cómo era el trato de Diego para con ella?

-Amoroso. Celoso, no me dejaba quedarme solo con ella. Siempre fue así Diego. Ahora es fácil pegarle. También se puede equivocar Diego. Todos estábamos con menores de edad. Me incluyo.

Negocios millonarios: "Todos le robaron"

-¿Cómo pasaste de ser amigo a ser socio de Maradona?

-En 2011 cuando él se va a Dubái, yo voy ahí. En 2012 se pelea con Claudia [Villafañe, su exmujer] por los departamentos de Miami. Siempre una cosa turbia. Se quedó sin nadie y ahí le dije: "¿Voy a buscar negocios, Diego? Si no, decime y yo sigo siendo el tano, el amigo tuyo". Me contestó: "Dale tanito, dale para adelante". Ahí empezamos a ser socios, una empresa: él y yo.

-¿Cómo es tu relación con el que fue en los últimos años el abogado y representante de Maradona, Matías Morla?

-En Dubái, la relación era buena. Confiaba mucho. Yo con Matías, hace pocos meses que no hablo porque se portó mal después de la muerte de Diego. Me ocultó cosas, se lo reproché y me lo negó. ¡No, no es así! Yo a Morla lo metí en un negocio millonario, le hice ganar 4,5 millones de euros. ¡Tengo los papeles!

-Tras su muerte, ¿el 50% de las ganancias va a los hijos de Diego, a sus herederos?

-Sí, por contrato. El contrato mío dice que post mortem de Maradona sigue vigente y que el otorgante sigue recibiendo el 50% a través de los herederos. Es ahí cuando la gente me asocia con Satvica [la empresa de Morla], pero no es así. No soy socio de Morla. En 2012 le depositaba la plata a Claudia [Villafañe] y cobraba mi comisión, ahora hago lo mismo con Morla. Todavía estoy esperando que me dé 200.000 dólares que me tenía que dar. Ese es uno de los muchos motivos por los que no hablo con él.

-¿Cuál fue el último pago que realizaste a los cinco hijos de Maradona?

-El 16 de septiembre [del 2021] le mandé esta plata a los herederos [123.000 dólares] a la cuenta que me dio el juzgado: "Herederos sucesión de Maradona". Cinco personas que no pueden compartir la plata porque la Justicia congeló la cuenta. Hay una cautelar. Con pena les mando plata... ¡Estamos todos locos! ¡Yo les doy plata y ellos me tiran piedras! Pero yo voy a cumplir por Diego, por el Pequeño. Además, hay que auditar todo para ver dónde está toda la plata de Diego. 26 millones de euros que le hice ganar a Diego... ¿dónde están? Yo sé muchas cosas, no tengo que esconder nada. No me la lleve yo. La plata la puse en la cuenta que correspondía. Si sacan 10, quedan más de 15. No se sabe dónde están. Tengo todo registrado, todo guardado. Después, habla la historia.

-¿Cuál sería la solución? ¿Estarías dispuesto a renegociar el contrato con los herederos?

-Me habían propuesto renegociar el contrato. Tengo un Ferrari, me querían dar un Fiat, para que te des cuenta. Y eso que tengo todo firmado por Maradona, voluntad de Maradona, por escribano. Les contesté que prefería ir a juicio. Yo tengo plata. El problema es de ellos que no tienen dinero. Si me sacan los derechos de la imagen, me sacan el chip de mi cerebro. La mitad de mi vida la compartí con Maradona. Yo no busco plata.

-¿Tenes la conciencia tranquila con esta situación?

-Pensa que el 28 de noviembre organizo el homenaje en el estadio de Napoli con la estatua de Maradona que donaré. ¿Pensas que si yo fuera un estafador, los del Napoli se sentarían conmigo? A mí, me agradecen. Viene [el presidente de la FIFA, Gianni] Infantino. ¿Se viene a comprometer con un estafador? Al homenaje viene el gobernador de la región de la Campania y el alcalde de Nápoles. ¿Se juntarían con un estafador? La gente se va a dar cuenta, incluso en Argentina, cuando lean esto. Cuando me vean el domingo [28 de noviembre] ahí en el medio del campo de juego, cuando descubra la estatua de Diego.

-Vos tenes los derechos de la imagen de Maradona... ¿Y Morla?

-Morla tiene la marca. Yo también tengo la marca, tengo registrada la mano de Diego, el pie y la silueta desde marzo de 2021 hasta el 2031.

-Las fechas son lo que llama la atención. ¿Por qué el contrato con Diego se firmó en 2020, pocos meses antes de su muerte?

-¡Ese fue el último! Hubo muchos antes. Se firmó a distancia porque yo no podía ir a Argentina, por la pandemia. El contrato por la mano es de 2019. Los derechos de la imagen se firmaron el 15 de julio de 2015, renovable en cinco años: julio 2020. A los meses renovamos ese contrato. Teníamos que hacer un contrato con un escribano para que yo pudiera cerrar acuerdos con marcas. No podía ir a negociar con Armani sin autorización. Él me decía: "Cuando no esté yo, ¿sabes cuánto duras vos? 30 segundos. ¡Te van a sacar a patadas en el culo! ¡Tenes suerte que estoy yo!". En el primer contrato que me hace, Morla ni existía todavía. El tano no apareció ahora.

-¿Por qué en 20 años hablaste tan poco con la prensa?

-Yo sabía que a Diego le molestaba si hablaba con los medios. Yo conocí a Maradona en el 2000. Mi familia no tiene ninguna foto con él. Tengo seis hermanos y 24 sobrinos. Nadie de ellos tiene una foto con él. A Diego lo conocieron mi mamá, mi mujer y mi nena. Nada más. Y eso fue porque viajaron a Dubái. Yo dividí Maradona y Diego. Lo respeté.

-En todos los años previos de sociedad comercial con Maradona, ¿habías tenido problemas con los herederos o todo nace después de la muerte?

-¡Cero! ¡Cero! "Stefano, gracias por estar con mi papá. ¡Stefano, genio!". Hasta Benjamín [el nieto de Maradona] me decía: "Tano, ¡qué bueno que estas vos porque me quedo tranquilo!". Dalma me escribía en 2018 por WhatsApp: "Tanito, ¿sabés qué talla de traje tiene mi papá?". -Continúa revisando su teléfono frenéticamente y mostrando mensajes antigüos- "Tano, perdón que te escriba, pero es imposible comunicarme con mi papá". "Solo tu teléfono funciona, es impresionante". "Decile a mi papá que estuve todo el día llamando al número...".

-Entonces había alguien que le bloqueaba el acceso a los hijos. ¿Quiénes eran?

-Los de turno. En los últimos meses de su vida yo tampoco podía hablar.

-¿Ahí te negaba el acceso Morla?

-Sí, Morla.

-¿Qué querían ocultar? ¿Que Diego no estaba bien?

-Que lo manejaban. La guita. [La pareja de Verónica Ojeda, exnovia de Maradona y madre de uno de sus hijos, Mario] Baudry dice en televisión que faltan 14 relojes. ¡Que devuelva los dos que tiene su mujer! Yo le llevé a Diego en enero de 2019 dos relojes de 113.000 dólares. [Sin despegarse del teléfono al que recurre para respaldar cada frase que pronuncia con papeles, mensajes y fotos, agrega] Mirá la cara de Diego. No le gustaron porque no tenían brillantes. ¡Baudry, de los relojes que decis que faltan, pone los dos que se llevó tu mujer! Así no son 14 los que te faltan... son 12.

-¿Preferís compartir las ganancias con los herederos o con Morla?

-¡Con los herederos! ¡Claro! ¿Cómo voy a compartir con Morla? ¿Se queda todo él? Si me dejan trabajar, yo voy a cumplir la voluntad de Diego.

-¿Había relación entre Diego y su familia en el último tiempo?

-Guillermo Coppola una vez en el 2000 me dijo: "Tanito, en cuatro años no vino nadie de la familia a verlo. Vinieron para el cumpleaños, las hijas se fueron a la playa". Y Claudia en ese momento, haciendo negocios. Firmaba camisetas y libros haciéndose pasar por Diego. Firmó una serie limitada de libros que costaban 5.000 dólares cada uno. ¡Firmó contratos en Italia! Lo estafaron todos. Todos le robaron, quien poco, quien menos. Diego sabía, encima sabía. Eso lo ponía triste. "Me roban todos", decía.

-¿Te acusaba a vos también?

-¡No! ¡No!, pero decía "me roban todos". A mí me miraba los zapatos para ver si eran de él. Medio en chiste, pero te lo decía. Siempre tenía miedo al engaño.

-¿Cuándo te diste cuenta de que lo estafaban todos?

-Cuando empecé a trabajar con él.

-¿En ese momento no se lo señalaste?

-No, no.

El final de Diego, en absoluta soledad

Después de una hora de conversación en uno de los hoteles más caros de Nápoles, contraste absoluto con los barrios populares donde emergen los impactantes murales de Maradona, Stefano continúa mostrando documentos, uno tras otro, en la pequeña pantalla de su celular. Se le nota cansado de estar callado. Pero el reloj marca apenas unas horas para la medianoche que dará comienzo al 25 de noviembre, un año exacto de la muerte del Pelusa.

Es entonces cuando lo interrumpo para preguntarle si lloró a Diego cuando murió. "Uh sí... ¿cómo me vas a decir eso?", alcanza a responder mientras se le quiebra la voz y por un instante le cambia el rostro para convertirse en aquel niño del sur de Italia que idolatraba a Maradona. Sin embargo, al instante vuelve la mirada al teléfono y continúa la carga contra Matías Morla: "Después me siguió mintiendo. Me engañó".

-¿Maradona solía hablar de cómo imaginaba su muerte?

-Diego bajó los brazos después del homenaje por su cumpleaños en la cancha de Gimnasia en Argentina. Se cansó, estaba cansado. Venía con problemas. Altibajos. En 2015, cuando le decía que se tenía que cuidar, me contestaba: "Tano, no me rompas los huevos. Yo me muero acá, en la cama". ¡Eligió hasta la manera de morirse el tipo! Se murió porque estaba mal su físico: corazón, hígado, cabeza... Pero tenía claro cómo iba a ser el final. Diego no murió solo, vivió solo.

-¿Te arrepentis de algo de los 20 años con Diego?

-Nada, de cero. Los últimos ocho, 10 años, ¡estuve siempre yo!

-¿Dónde vivís actualmente?

-En Dubái.

-¿En dónde? ¿En qué casa?

-¡En la mía! ¡Me compré mi departamento! Decían que yo seguía viviendo en la casa de Diego en Dubái. Cuando se fue, se terminó todo. Era alquilada esa casa. No tengo nada que esconder. El pequeño desde arriba me guía. Si venís a mi casa vas a ver que en mi mesita de luz tengo a Diego [y a sus padres], a don Diego y a la Tota. Te apuesto a que vayamos a la casa de los herederos a ver quién tiene al padre al lado de la cama.

Diego vivía una vida que era una mentira. Fue una mentira. Yo a Diego lo amé. El resto, vivía mintiéndole. Todos. No te digo los herederos. Los compañeros, los de la FIFA, del Napoli. Lo usaron. El poder lo usó. Todos. El que le quería hacer una entrevista, el que quería una foto. Todos le mentían. Yo me quedo con saber que él me quería. Ya las cosas se están aclarando. Siempre después de una tormenta, sale el sol. Para mí es una pequeña tormenta. Yo me manejé 20 años y hubo tormentas... quedarte 20 años con Maradona no es fácil.