El país

El grande, el imperfecto, el más noble, no tuvo la suerte de nacer deconstruido

Por Patricio Torne*

Maradona, el grande, el imperfecto, el más noble con los de su clase, el que tuvo coraje y se enfrentó a los poderosos del mundo, nació en Villa Fiorito y por esos años, no le tocó la suerte, como a muchos desvirgados de ahora, de nacer deconstruído.

Eso sí, le dio de comer a los trabajadores de prensa, a los periodistas serios, los amarillos, a los oportunistas de toda laya, a los políticos y a los brutos de toda brutalidad; fue comidilla de la juntada en los bares, las esquinas, las peluquerías y cuanto asado y reunión para merquear puedan imaginarse. Pero saben qué, alimentó a un pueblo, lo alimentó con alegrías y esperanzas, dos comidas que ninguno de los perfectos y moralistas que sacan el catecismo por derecha y por izquierda, jamás podrán darse a sí mismos.

Maradona, el machista, el padre abandónico, el drogón y escandaloso, aún pudiendo, cómodamente, elegir codearse con los poderosos de la derecha mundial, se alió y se abrazó con los otros, esos que muchos moralistas de izquierda cuelgan como foto de perfil en sus muros. Maradona, en nombre de todos los castigados, hijos abandonados, mujeres, niños y todas las tribunas populares del mundo, se abrazó a Fidel, Chavez, Nestor, Cristina y todos los despreciados por el imperialismo mundial.

Como dijo Fontanarrosa: "no me importa que hizo con su vida, sino lo que hizo con la mía"

La muerte de Diego es la muerte del coraje, de la irreverencia, del fuck you a los moralistas y, sin dudarlo, un poco mi propia muerte.

* Escritor y militante político.