Minería

Geólogo prominero define a los ambientalistas de "extremismo ecologista fanático, destructivo y carente de contenido social"

Por Eddy Lavandaio.

Vivir en democracia significa en gran medida someternos a la política. Los que toman decisiones, los que nos gobiernan son los dirigentes, los militantes y los que de una u otra manera "se anotaron" en la estructura y en la boleta de los partidos políticos y accedieron a gobernarnos porque nosotros los elegimos, ya sea por opción o por convicción. Así es la democracia representativa y con palabras parecidas así lo establecen los artículos 1º, 22º y 38º de nuestra Constitución Nacional.

Eso significa que los políticos, funcionarios y legisladores, que cobran muy buenos sueldos para servir al país, tienen la obligación de asumir la responsabilidad que les corresponde al respecto para lo cual deberían prepararse e informarse adecuadamente y trabajar en consecuencia.

Empecemos citando un buen ejemplo reciente. Cuando se desató la pandemia por el "coronavirus" tanto el gobierno nacional como los provinciales llamaron a los profesionales idóneos en la materia para asesorarse y para que les ayuden a tomar decisiones. Esto es lo correcto, es lo que deberían hacer siempre nuestros políticos porque para eso tenemos universidades que forman profesionales competentes en cada una de las numerosas y diferentes áreas del conocimiento y de sus aplicaciones en la sociedad. No faltaron cuestionamientos en cuanto a la vacunación, por la calidad, por la eficacia y por los efectos colaterales, y hasta se formaron grupitos antivacunas, pero nuestros políticos siguieron los consejos de los profesionales idóneos, nos vacunaron a casi todos y las vacunas dieron buenos resultados.

De la misma manera, y con el pertinente amor a la Patria por el que juraron, los políticos de la década de los años noventa crearon las condiciones favorables para el desarrollo de la minería metalífera, cuyo potencial había sido previamente puesto de manifiesto por los estudios realizados por el propio Estado, y a la vez dictaron las regulaciones y limitaciones que esa nueva actividad iba a tener en relación con el estricto cuidado del medio ambiente.

Pero en la primera década del siglo XXI, y ante el evidente éxito económico y social de la nueva minería (más producción, más empleo y mejores sueldos, más desarrollo de proveedores, más exportaciones, más recaudación de tributos al fisco), se hizo presente el ecologismo internacional (ecofascismo, según Jorge Orduna) para boicotear esta gran posibilidad de progreso para las provincias cordilleranas. .

A partir del año 2002, el Movimiento Antinuclear de Chubut, liderado por Javier Rodríguez Pardo, la multinacional Greenpeace, con su extraordinario poder financiero y publicitario, y la Pastoral Social de la Iglesia Católica fueron grandes protagonistas en la gestación y desarrollo de la antiminería en varias provincias de la Argentina. A ello debemos sumar las conferencias y cortometrajes antimineros del Diputado Fernando Solanas, las diatribas del FUNAM de Raúl Montenegro, las desafortunadas interpretaciones del Premio Nóbel Adolfo Pérez Esquivel, y varios personajes más que aportaron lo suyo para infundir a la población el miedo y el rechazo a la minería creando numerosos y bien distribuidos focos de resistencia activa para denostarla e impedirla.

La estrategia del foquismo había sido diseñada para la guerra de guerrillas y acá la aplicaron exitosamente para combatir a la minería. En efecto, en poco tiempo lograron la adhesión de mucha gente.

Mientras todo esto ocurría, ¿qué hicieron nuestros políticos? Lamentablemente, muchos vieron en el crecimiento de esos grupos la posibilidad de alinearse y sumar más votos para su partido y sus propias candidaturas. Prefirieron participar en la difusión de sus consignas y dejaron de lado el asesoramiento de profesionales idóneos.

Así vimos como se fueron integrando a esa antiminería legisladores, funcionarios y dirigentes políticos que no solo dictaron normas para impedir la inversión minera (Chubut, Río Negro, Mendoza, La Rioja, Córdoba, San Luis, La Pampa y Tierra del Fuego) sino que aceptaron que se abran las puertas de escuelas y colegios para que el miedo a la minería fuera inculcado de manera directa a niños y adolescentes junto con sus maestros y profesores. Esos niños y adolescentes incorporaron en su cultura una idea y un sentimiento: la minería es el enemigo.

En el año 2008 la antiminería se instaló en el Congreso Nacional y el 30 de septiembre de 2010 se sancionó la ley Nº 26.639 denominada Ley de Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y del Ambiente Periglacial, con prohibiciones específicas para la actividad minera en considerables extensiones..

En principio, los detractores de la minería se identificaban como defensores del medio ambiente pero, en realidad, su prédica era del típico extremismo ecologista que dejaba de lado intencionalmente la definición de desarrollo sustentable y mezclaba algún argumento aceptable con un sinnúmero de temas intimidatorios absolutamente ajenos a la realidad. He aquí algunos ejemplos.

-Las mineras hacen un saqueo y solo dejan un 3% de beneficio.

-En la Patagonia el gobierno cobra 3% pero paga 5% por reembolsos, con lo cual termina regalándole dinero a las empresas mineras.

-Las empresas no ingresan divisas porque las liquidan en el exterior.

-No pagan impuestos.

-No pagan el agua

-Todos los insumos y los servicios se proveen desde el exterior".

-Aumenta la deuda externa

-Las empresas no corren riesgos porque la AFIP paga la exploración.

-El Estado tiene prohibido explotar minas

-No hay ningún beneficio para las comunidades.

-Se requiere poca mano de obra

-Los empleos son de baja calificación

-Las condiciones de trabajo en las explotaciones mineras son pésimas

-Contaminan el aire, vuelan metales pesados y hay lluvias ácidas.

-Hay degradación del suelo

-Hay destrucción de la flora y la fauna, y alteración total del ambiente natural.

-Causan enfermedades pulmonares y cáncer

-Causan problemas a las embarazadas y nacen niños con malformaciones

-Los zorros pierden el pelo.

-Incrementan incendios forestales, muerte de animales por beber aguas envenenadas y pastos contaminados, y muerte de animales por falta de pasturas.

-Incrementan el alcoholismo en la población.

-Hay un aumento desmedido de la prostitución, incluida la infantil,

-Hay éxodos de las zonas afectadas por la contaminación e inutilización productiva del suelo y del agua".

-Hay caída de la calificación de la producción local

-Las voladuras provocan movimientos sísmicos.

-El agua con cianuro se filtra a las napas freáticas

-Una mina crea un foco de difusión de tóxicos que dura por siglos

-Le quita toda el agua a la agricultura

-Usan el agua y la devuelven contaminada a los cauces

-Consumen demasiada energía.

En el libro "Minería: Perón y después" (editorial Dunken, 2021) nos ocupamos de explicar detalladamente la falsedad y la perversidad de cada una de estas afirmaciones. Las incluimos en esta nota porque queremos que nuestros políticos se den cuenta de que los niños y adolescentes que recibieron esa información en escuelas y colegios, hoy son jóvenes y adultos que salen decididamente a la calle a combatir ese enemigo que es la minería. Salvo algunos que cometen vandalismo, la mayoría de ellos no son deshonestos. Así se lo inculcaron en las escuelas y las parroquias y por eso están convencidos de que luchan por una justa causa. En algunos casos llegan a decir "si a la vida, no a la minería", dando por sentado que los mineros son la muerte.

El escenario montado a partir del 2002 sigue siendo el mismo. Tal como lo hemos dicho y reclamado en publicaciones anteriores, tanto las Legislaturas como los estamentos políticos educativos de provincias como Chubut o Mendoza (Ministerio de Educación, Dirección General de Escuelas) nunca incluyeron en los programas de estudio la posibilidad de enseñar a los alumnos los conocimientos básicos sobre los minerales, sobre su extracción e industrialización y, particularmente, sobre la importancia que tienen para la vida, la ciencia y la tecnología de la humanidad.

Ese escenario continúa vigente y las responsabilidades de los actores políticos también. ¿Acaso esperan que los empresarios puedan convencer al pueblo de que lo que le enseñaron en las escuelas públicas y en las parroquias no es cierto? Nadie les va a creer. Es función de los políticos dar explicaciones al pueblo, crear canales de información seria y diseñar políticas educativas adecuadas. Saben muy bien que la antiminería no sirvió para nada y que los problemas como la pobreza, la desocupación y la excesiva dependencia del empleo público siguen igual o peor que antes.

Trabajar para la Patria Ecologista no es conveniente para el país. Es necesario seguir el ejemplo de los países que progresaron, el de los países desarrollados que, tomando al pie de la letra la definición de desarrollo sustentable, sumaron la minería a las demás actividades económicas para satisfacer las necesidades presentes y futuras de sus habitantes y sus respectivas familias.

Finalmente, consideramos necesario aclarar que nuestras severas críticas y nuestro rechazo hacia la ideología encarnada por el extremismo ecologista fanático, destructivo y carente de contenido social y económico, y que hemos encuadrado dentro de la "Patria Ecologista", no tiene nada que ver con el profundo respeto que debemos tener por la Ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones entre los seres vivos y el medio ambiente en que viven y dentro de la cual tiene cabida el concepto de "desarrollo sustentable".

Fuente: Pregón Minero