Cultura

El eterno encanto de Shakespeare en el cine

Por Diego Batlle.

El estreno de "La tragedia de Macbeth" (en la plataforma de Apple TV +) es un buen momento para recordar la influencia de William Shakespeare (1564-1616) en el cine, a más de cuatro siglos de su muerte.

¿Los clásicos de y con Laurence Olivier, las épicas de Orson Welles, las transposiciones de Kenneth Branagh, las adaptaciones de Akira Kurosawa a la historia japonesa o los films de la era soviética? Las obras de William Shakespeare siempre han sido un imán, una tentación irresistible para decenas de directores, guionistas, actores y actrices de renombre y de los más diversos orígenes.

"La tragedia de Macbeth"

A esa ilustre lista, que debería incluir también desde Roman Polanski a Joss Whedon, pasando por Joseph L. Mankiewicz, Peter Greenaway, Derek Jarman, Peter Brook y Tony Richardson, se suma ahora Joel Coen con "La tragedia de Macbeth", película con Denzel Washington y Frances McDormand que el servicio de streaming Apple TV+ estrena este viernes 14 de enero.

Ya sin su hermano Ethan, con quien codirigió 18 largometrajes, Joel Coen retoma esa historia sobre la ambición y el poder a partir de la que se rodaron más de 25 películas. Y, sin embargo, logra que sea tan fascinante, particular y novedosa como si nadie jamás la hubiese filmado.

Concebida en un estudio de Los Angeles, "La tragedia de Macbeth" surge como un híbrido muy interesante entre cine y teatro. No es esto último porque hay una estructura narrativa y un despliegue visual (el uso de las imágenes generadas por computadora es extraordinario por lo bello pero sobre todo por lo preciso) que exceden por mucho el marco de actores recitando sobre un escenario, pero tampoco es cine tradicional porque hay algo de la impronta, la mística, los códigos, las convenciones y hasta la artificialidad de una obra montada en una sala. Y el resultado es en muchos de sus pasajes decididamente hipnótico.

"La tragedia de MacBeth"

Denzel Washington ha sido la sorprendente elección de casting de Joel Coen para interpretar a ese héroe de guerra que se convierte primero en rey de Escocia y luego en tirano despótico, paranoico, vengativo y sanguinario. Porque Macbeth es, en esencia, un ensayo sobre la locura, la degeneración, la degradación y las traiciones que produce la sed de poder absoluto. Algo tan potente cuando fue escrito a principios del siglo XVII como en la actualidad cuando sobran líderes que intentan perpetuarse en sus puestos.

Y junto a Washington aparece un impecable elenco que incluye a Frances McDormand -esposa del director en la vida real- como Lady Macbeth, Brendan Gleeson como el rey Duncan que precede a un Macbeth decidido a tomar el poder como sea, Alex Hassell como Ross, Bertie Carvel como Banquo, Corey Hawkins como Macduff, Harry Melling como Malcolm, Miles Anderson como Lennox y un amplio abanico de secundarios que siempre encuentran alguna escena para su lucimiento expresivo.

Actuaciones prodigiosas que conviven con el trabajo formal en blanco y negro con una pantalla casi cuadrada para el que el mayor de los hermanos Coen tuvo como socio de lujo al director de fotografía francés Bruno Delbonnel y como aliado no menor al compositor Carter Burwell.

Adaptaciones memorables

Kenneth Branagh se ha consolidado en las últimas décadas como el principal cultor de la obra de Shakespeare con transposiciones como "Mucho ruido y pocas nueces" (1993), en la que además de dirigir actuó junto a Emma Thompson, Keanu Reeves, Kate Beckinsale, Imelda Staunton y el propio Denzel Washington; y su ópera prima "Enrique V" (1989), donde compartió cartel con Derek Jacobi, con quien volvería a repetir en "Hamlet" (1996), acompañados por Julie Christie, Charlton Heston, Judi Dench, Gérard Depardieu, John Gielgud y una joven Kate Winslet. También filmó desde "As You Like It" (2006) hasta versiones teatrales de "Romeo y Julieta" y "Cuento de invierno" con su compañía.

A la hora de los clásicos hay que remontarse hasta el "Hamlet" de 1921 con la estrella danesa Asta Nielsen como protagonista y -ya dentro del cine sonoro- "Julio César" (1953), en el que Joseph L Mankiewicz dirigió a Marlon Brando, John Gielgud, James Mason y Deborah Kerr; o más acá en el tiempo con "Rey Lear" (1971), de Peter Brook.

Laurence Olivier es otra figura insoslayable como director, guionista y actor con "Enrique V" (1944), "Hamlet" (1948) y "Ricardo III" (1955), mientras que el genio desbordante de Orson Welles siguió sus pasos con "Macbeth" (1948), "Otelo" (1951) y "Falstaff - Campanadas de medianoche" (1965), entre otras incursiones.

De todas formas, Shakespeare no ha sido patrimonio exclusivo de los artistas angloparlantes. Pocos cineastas incursionaron tanto en ese universo como Akira Kurosawa, aunque -claro- trasladando sus tragedias al ámbito de la historia japonesa con emperadores, samuráis y geishas. Entre sus trabajos más significativos figuran "Trono se sangre" (1957), a partir de Macbeth; "Los canallas duermen en paz" (1960), a partir de Hamlet; o "Ran" (1985), a partir de Rey Lear.

También merecen destacarse versiones menos académicas, más modernas y audaces como "Romeo + Julieta" (1996), de Baz Luhrmann, con Claire Danes y Leonardo Di Caprio; "Titus" (1999), de Julie Taymor, con Anthony Hopkins, Alan Cumming y Jessica Lange; o "La tempestad", de Peter Greenaway; así como adaptaciones con historias contemporáneas como "Mi mundo privado" (1991), de Gus Van Sant, con River Phoenix y Keanu Reeves en una poco convencional aproximación a Enrique IV; "As You Like It" (1992), en la que Christine Edzard, nos traslada a la era post-Thatcher; y "10 cosas que odio de ti" (1999), con Heath Ledger, Julia Stiles y Joseph Gordon-Levitt.

Las shakespeareadas de Matías Piñeiro

En el ámbito local, Matías Piñeiro ha hecho de la comedias de Shakespeare con protagonistas femeninas trasladadas a la actuadlidad el corpus principal de su obra, que incluye películas como "Rosalinda", "Viola", "La princesa de Francia", "Hermia & Helena" y la flamante "Isabella", que se podrá ver todos los viernes de enero, a las 20, en el MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA).

Entre el silencio sagrado de las salas de teatro y las ruidosas calles urbanas, entre la naturaleza virgen de las sierras cordobesas y el vértigo de Buenos Aires, Piñeiro propone, construye, diseña en Isabella, película protagonizada por María Villar, Agustina Muñoz, Pablo Sigal , Gabi Saidón y Ana Cambre, un sistema de espejos, de dobles, para abordar cuestiones como la vocación, el deseo, el éxito (y la frustración que muchas veces genera perseguirlo), las miserias del arte, así como las dificultades que atraviesan mujeres fuertes a la hora de sobrellevar los prejuicios y condicionamientos sociales. (Télam)