Pueblos originarios

Viviana Ayilef: "No se trata solo de poesía; es la memoria de un pueblo que se expresa a través de la palabra"

Entrevista de Lola Sánchez.

Viviana Ayilef -poeta, profesora de Letras en la UNPSJB, investigadora y crítica literaria- reivindica el poder de la poesía, una labor que para la poeta es la reivindicación "de la memoria de un pueblo que se comunica a través de la palabra".

En diálogo con El Extremo Sur, se refirió a la lucha constante "colectiva, sutil" contra la lógica occidental y el pensamiento indigenista que históricamente los encasilló en estereotipos: "Forman parte de algo que no hay que negociar nunca más".

En diciembre estuvo en la Universidad de Jena (Alemania) junto a Adrián Moyano y Jorge Spíndola, donde disertaron sobre poesía mapuche y levantaron las banderas de sus reclamos en una tierra donde se entretejen las historias de cada pueblo.

Pese a la situación de extrema criminalización que viven los Pueblos Originarios en Argentina y Chile, Ayilef celebró el aprendizaje colectivo: "El gobierno es el poder, un poder del cual uno no espera tanto, pero los pueblos estamos caminando juntos y las solidaridades que se presentan de una manera tan efusiva en este tiempo son la prueba de que esto que nosotros esperamos como pueblo mapuche está sucediendo".

Vivana Ayilef es Licenciada en Letras y se desempeña como docente en las materias Estéticas Contemporáneas, Metodología de la Investigación Literaria e Introducción a los Estudios Literarios. Es integrante del Grupo Interdisciplinario de Teorías y Prácticas Críticas (GITy PC). Ha publicado su obra en diversas antologías. Su último libro "Meulen (Lo que puede un cuerpo)" fue publicado por Espacio Hudson.

¿Cómo fue recibido el trabajo literario y político de los Pueblos Originarios en Alemania?

En general fue una experiencia muy positiva. Pudimos viajar gracias al grupo de la Red de Estudios de la Patagonia de la Universidad de Viena, gente que entiende perfectamente los problemas que nos convocan y que es motivo de lo que cada uno de nosotros hace. En mi caso, la poesía. Eso significó que la llegada y la recepción, así como el itinerario de acciones que hicimos estuviera absolutamente vinculado con el objetivo político y afectivo que nos mueve. Nos encontramos con interlocutores interesados, entendidos.

¿Encontraron objetivos comunes?

Nos tocó observar eso, en la visita vimos en los restos del muro de Berlín aquella frase: "Por un mundo en el que quepan muchos mundos". Un mundo en el que al otro lado nos encontramos con gente con reciprocidad, con entendimiento pleno porque los problemas que nos afectan como pueblo son los que atraviesan la historia de otros pueblos. Además, estamos hablando de Alemania, un pueblo muy atravesado por la experiencia del trauma. Fue gran aprendizaje ver cómo este pueblo alemán tiene algo que, en mi opinión, a nosotros nos falta: una conciencia plena, universalizada y compartida por el todo social de la conciencia del nunca más. En ese sentido, fue una lección y un horizonte para seguir trabajando el horizonte mapuche.

¿Creés que en Argentina esa falta de reconocimiento de las acciones del pasado motiva, en parte, las acciones represivas que vemos en el presente?

Sin lugar a dudas, el último mes y medio da cuenta de eso. El presente no para de darnos lecciones de la historia, en ese sentido benjaminiano de la historia, el pasado nos habla al presente y nos hace entender lo que está sucediendo en este momento. El pensamiento del Nunca Más en Argentina va a estar completo cuando no solamente los gobiernos sino las personas que tienen su vínculo afectivo con los gobiernos estén dispuestos a cuestionar sus silencios -como en el caso de Chubut-, sus omisiones, sus irresponsabilidades en términos de nuestra memoria larga. Y que estén dispuestos a demandar esta memoria larga, amplia, por la que tanta gente viene trabajando. Y de la que la poesía no hace más que aprender y acompañar como puede. Tiene mucho que ver con la historia de nuestro pueblo, pero las memorias de nuestro pasado reciente tienen que ser vinculadas directamente, porque es la historia de un despojo, de un problema racial, económico, ideológico. El camino está, la prueba está en que los pueblos son uno. Nos veo caminando un mismo camino como pueblo. El gobierno es el poder, un poder del cual uno no espera tanto, pero los pueblos estamos caminando juntos y las solidaridades que se presentan de una manera tan efusiva en este tiempo son la prueba de que esto que nosotros esperamos como pueblo mapuche está sucediendo.

¿Cuál es el lugar del pensamiento mapuche en las universidades? ¿La academia ha sabido escuchar e incorporar los reclamos por los pueblos originarios?

Me parece que es un lugar muy importante que los intelectuales indígenas ahora estamos ocupando. Creo que también lo debemos a ese hermoso trabajo que han hecho muchos antropólogos, historiadores. Acá en Argentina tenemos grupos de investigación ejemplares que han hecho un trabajo por la memoria y la restauración importante. Acá vamos todos juntos, me parece que, si ahora nos es posible orquestar nuestras voces en términos de una interculturalidad bien ejercida, tiene que ver con que también muchos intelectuales de la academia entienden perfectamente cuales son los lugares del decir y del hacer, vamos construyendo juntos. También tiene que ver, por lo menos en mi caso, con que somos la primera generación que ha tenido acceso, por las tramas de la historia, a una educación universitaria. Eso nos ha permitido volver sobre nuestras memorias, es una cuestión histórica y tiene que ver con las generaciones que han trascurrido. Si antes no podía ser, obedecía a los tiempos de la historia, a nosotros nos toca a ahora, a nuestros padres ya les tocó otra historia más desgarradora. Lo menos que podemos hacer es tratar de ejercer estos dones, estos permisos que nos fueron dados para trabajar en lo que corresponda.

En ocasión del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, hablaste sobre los estereotipos de los que el pueblo mapuche ha "escapado". ¿Cómo fue tu experiencia en este camino de ocupar los lugares del habla y cambiar las narrativas?

La inteligencia de las lógicas hegemónicas nunca debe ser subestimada. Por mi parte siempre los estuve mirando. La posibilidad de formarme en investigación me ha permitido estudiarlas y entender las lógicas del discurso indigenista. En términos de Ciencias Sociales me permitió entender cuáles son las bases del denominado multiculturalismo que a todo lo que puede lo vuelve exótico, lo fagocita. Como se trata de un proceso hegemónico, lo apropia de manera intencionada a sus objetivos, en general, económicos y de dominio. Esto es un juego, por eso es un proceso permanente por irle sacando el cuerpo cada vez que uno se da cuenta de que el poder lo puede cooptar y encriptar y rotular de alguna manera en una forma conveniente para ellos de ser indígena, de ser mapuche. Creo que hay que correrle el cuerpo porque ahí uno puede salir perdiendo y lo importante para nosotros es que no somos solos, entonces cae uno y cae el pueblo. Me parece que esas lógicas exotistas, folclorizantes, no están dispuestas a respetar las normas y la existencia de un pueblo en el plano concreto. Forman parte de algo que no hay que negociar nunca más. Supongo que, en aquellas imágenes estereotipadas, lo que intentaba pensar es también fuimos aquello, pero acá lo importante es que somos un pueblo, que por lo menos en este momento y en nuestro país, está en un proceso de criminalización y persecución muy radicalizada orquestada por todos los poderes, mediáticos incluso. Es importante poder manifestar desde el lugar que nos toca que estamos atentos a estas lógicas y no vamos a negociar las representaciones. Por eso en el arte se discuten tantas de estas formas cómodas de ser mapuche.

En el actual contexto de criminalización donde el discurso tiene un peso sustancial, ¿Cuál es el rol que juega la poesía?

El discurso poético tiene su forma de llegar a las conciencias y las sensibilidades. A mí me tocó comprender y dimensionar todo lo que precisaba ser comprendido gracias a la poesía. Uno puede ir a las asambleas, escuchar discursos políticos, conferencias, clases magistrales, puede de distintas maneras ir formando una idea cabal de aquello que se está interiorizando, es absolutamente necesario. Para mi y otros con quienes he compartido, hay sensibilidades como las nuestras a las que el remate de interpretación de eso que estamos viendo nos lleva por la poesía. No lo entendemos si no es por la poesía, eso habla de un rol que es importante y es un rol político también, hay que ejercerlo con la responsabilidad que cualquier rol demanda. En ese sentido, me parece tan importante el presente desde el cual la poesía, el teatro, la música levantan un mismo mensaje, un mismo reclamo. Me parece que no se trata sólo de poesía: se trata de la memoria de un pueblo que se comunica a través de la palabra. A nosotros nos tocó esto, ojalá lo hagamos a la altura de lo que el presente demanda. Y si no lo hacemos, ojalá aprendamos a hacerlo, de eso se trata.

¿De qué manera se inserta el trabajo por la identidad y la memoria colectiva en la lógica individualista de Occidente?

En términos personales yo creo que la gran batalla que todos los pueblos deben dar en el presente es la gran batalla contra eso que caracteriza la historia de Occidente que es el predominio del ego. Es algo común a todas las espiritualidades y culturales, entender que el problema acá es el problema del ego. En ese sentido y volviendo a la lógica nuestra del pensamiento mapuche, lo importante es no tener la arrogancia de pensar "Qué bueno que yo..." (y ahí el nombre propio) "puedo comunicar esto" (y ahí sigue la obra); el pacto de soberbia tarde o temprano resulta sancionado, porque es un desborde. Me parece de una urgente imitación el gesto de los antiguos, buscar donde ellos buscaron, moverse del modo del que ellos se movieron, desdibujar la identidad en términos singulares, porque eso es un accidente de la historia, somos muy breves como personitas con DNI, y volver a construir ese nombre mayor que es el nombre de un pueblo y esas trayectorias mucho más importantes que los tres o cuatro libros que uno pueda publicar. Eso es la cosmovisión, la perspectiva mapuche, todas las formas de poder recuperar ese vinculo comunitario, colectivo, amoroso, recíproco de vinculación con todo lo existente que nos da en este momento es para nosotros la forma mapuche de entender el mundo. Seguramente para los distintos pueblos del mundo haya un vinculo similar con la concepción de la existencia. Es fundamental en este momento darle la batalla al capitalismo que refuerza desde todas sus lógicas el predominio del sujeto con nombre propio y la banalidad del yo. Ese no es el modo, el modo es colectivo, sutil, colaborativo y por eso político, no hace promoción de un sí mismo, si no de un "entre todos".

¿Considerás que ser mujer mapuche presenta un doble desafío, frente al racismo misógino y también hacia el interior de feminismos blancos?

Hace unos días miraba en redes sociales una foto, es mi favorita, un muro en alguna ciudad decía: "No se le olvide ser mapuche". Entonces, a mi me parece de una dignidad preciosa toda demanda por la igualdad en términos respetuosos en el presente y eso ha sido una enorme contribución de los feminismos para pensar todas las minorizaciones que el poder ha generado. Ahora bien, para nosotros como pueblo siempre me parece más importante esto, que no se nos olvide ser mapuche, tomar las discusiones, puntos de vista, los problemas que las otras corrientes de emancipación proponen pero siempre pensando, poniendo de antemano nuestra perspectiva para ver que de esos aportes podemos ir mejorando, para volver a ser ese pueblo que una vez fuimos. He tenido otros itinerarios y trayectorias, pero siempre le agradezco a estos últimos tiempos en el aporte del feminismo esto de podernos pensar en igualdad de condiciones. Como mujer mapuche, en relación con mi gente, no me ha tocado a mí, sentir esa diferencia patriarcal en relación con nuestros hombres, quizás a otras compañeras sí. En cambio, la sentí en esferas donde me manejaba en mundos más occidentales, nos sirve para vigilarnos. Siempre pienso que es importante una leyenda como ese paredón: no se le olvide ser mapuche.