La situación de las mujeres en los medios de comunicación, como productoras y profesionales de noticias, sigue estando a la zaga de los varones. En el ámbito técnico, la brecha es todavía más grosera. El Extremo Sur dialogó con dos operadoras de radio -de las pocas que están con trabajo estable-. Es evidente la discriminación, el acoso, la precarización y la dificultad para acceder a un empleo. El trabajo de las operadoras, esencial pero doblemente invisibilizado, está atravesado por una estructura profundamente patriarcal que aún no abre sus puertas por completo para las estudiantes y profesionales.
Según el censo que los Operadorxs Autoconvocadxs vienen realizando desde hace tres años, la diferencia de género en el ámbito de la operación técnica es incluso peor que en otras áreas de los medios de comunicación. De 83 radios AM, FM y On Line censadas, se desprende la cifra de 585 hombres operadores frente a 153 mujeres (es decir, 20,5% del total de operadores). Si el análisis se profundiza con una mirada puesta en la comunidad LGBTQ+, los números son casi nulos: 4 trans y una persona no binaria.
Frente a la falta de números y los relatos de empleos mal pagos o informales, los Operadorxs Autoconvocadxs decidieron llevar adelante la encuesta, alimentada por la voluntad de traducir en números una realidad poco comentada.
"Nos dimos cuenta, organizándonos, que nuestras condiciones cotidianas de trabajo eran insalubres y pocas", comenta Natalia Bravo -una de las operadoras a cargo del censo, trabajadora en Radio Nacional y Grupo Indalo- a El Extremo Sur. "Nos dimos cuenta de que había pocas mujeres y que eran suplentes o estaban en una situación inestable, insegura, contratadas, de trasnoche, ninguna tenia una tira diaria. Son pocas las que tienen una tira en un horario de 8 am a 5 pm, en esa franja horaria no hay muchas mujeres operando. No era casualidad. Empezamos a tratar de traducir esas injusticias en números, que es lo más irrefutable".
Ciertas injusticias son transversales al género: "A los operadores en general se les debe la posibilidad de sacar el carnet habilitante. El operador, en general, está muy mal pago, trabaja en muchos medios, no siempre tiene la oportunidad de estudiar en el ISER", explica Bravo. "A las operadoras nos pega un poquito más por estas condiciones de género que nos abruman todos los días".
El censo de Operadorxs Autoconvocadxs contempló la situación de personas trans, travestis y no binaries, quienes se acercaron a sus colegas con múltiples inquietudes. Bravo comenta que es una inserción ardua, dado que el espacio de la operación técnica es "histórica y herméticamente masculinizado", además de heternormado.
Nunca vi una operadora mujer
Para rastrear las condiciones locales de las operadoras, El Extremo Sur también dialogó con Eugenia Galdeano (24) -estudiante de la Tecnicatura en Producción de Multimedios en el CERET- quien actualmente es operadora técnica en dos radios de Comodoro Rivadavia. Galdeano comenta que, al menos en su experiencia, no conoció otras operadoras mujeres. Y si bien se desempeña con colegas varones que la respetan, también tuvo que enfrentarse de vez en cuando a la descalificación o la infantilización en los cuatro años que lleva ejerciendo su oficio.
Natalia Bravo.
Su rol en el control de las radios genera una extraña fascinación, que disfraza el machismo imperante. "Al principio, iba algún entrevistado a la radio, me veían a mí y les llamaba la atención; decían que nunca habían visto una operadora mujer. Con el tema de la música igual, me pasaba que por ser joven creían que no tenía mucha idea de la música. No me dijeron nada más porque demostré que sabía", comenta.
"Cuando empecé pensé que iba a ser difícil justamente porque soy mujer, pero estoy muy agradecida con mis compañeros porque me acompañaron y me enseñaron cosas", explica Galdeano. Aunque la confianza sobre los temas técnicos sigue siendo una deuda: "cuando se rompía algo, no tenían la confianza para dejarme que lo arregle. Yo les decía como arreglarlo y no le daban importancia, después le preguntaban a algún varón y decía lo mismo que yo, pero nunca admitían que yo tenía la razón. Con esas cuestiones técnicas siento que no me tienen confianza. Están acostumbrados a ver operadores varones, el varón siempre egresa de escuelas técnicas y tienen asegurada esa parte. Dan por hecho que las mujeres no saben y que recién están aprendiendo".
Uno de los trabajos que realiza Eugenia es de suplencia, y ahora busca un empleo con horas fijas, un desafío común a la mayoría de los operadores. "Mandé curriculums y me respondieron diciendo si podía ser locutora, o me dijeron que necesitaban gente joven para un programa. Al principio me pareció bueno pero me dio desconfianza; si sos joven seguramente te van a pagar poco, y con suerte. Me ofrecían mucha menos plata de lo que estaba ganando", recuerda.
De la lucha solitaria a la colectiva
Natalia Bravo, por su parte, logró poner en común su experiencia personal, sus "batallas cotidianas", al trabajar en Operadorxs Autoconvocados. "Son luchas que se libraban en solitario, y que te dejan muy expuesta, como ‘la loca', la atacada que se defiende por todo, son pequeñas violencias que vulneran la integridad", confiesa.
"Yo soy madre, estudié en el ISER estando embarazada y ya había trabajado en distintas radios. Entendía la operación técnica en el ámbito de la irregularidad absoluta, y de pelear todo el tiempo por el lugar. Es algo que me di cuenta que no pasaba si eras un hombre heteronormado. No solo llama la atención sino que genera el doble de impotencia", agrega Bravo.
Bravo considera que los errores de las mujeres en la operación técnica cuestan el doble, solo por el hecho de ser mujeres. "En este ámbito, la mujer está sobreevaluada. Están constantemente evaluándola a ver si sabe lo que hace, si es capaz. Los errores en la mujer no son considerados igual que en los hombres. La mujer se equivoca, y es "por su género" que se equivoca. Los hombres no, puede pasar. Vemos esa infantilización sobre la educación estando entre pares. Es una cuestión de respeto, pero si a un hombre le hacen eso se van a cagar a trompadas a la esquina. No se discute si se lo hacen a las mujeres", relata. Las mujeres suelen estar más capacitadas, pero con menos oportunidades de trabajo; y menos en roles jerárquicos. "Control central y todo lo que tiene que ver con jefas de operadores, casi no existe".
El o la operadora cumple un rol clave a la hora de construir un tratamiento mediático con perspectiva de género. Es uno de los tantos engranajes, entre locutores, productores y movileros, para construir una agenda de género. En este sentido, el aporte de las mujeres es sumamente significativo. "Nosotras somos las que vivimos a flor de piel muchas de las injusticias que suceden en la sociedad y se tratan en los medios", señala Bravo.
Galdeano, por su parte, busca formarse a diario y sumar la perspectiva de las mujeres a las transmisiones radiales: "Como operadora, lo que trato de hacer, cuando puedo elegir, es pasar más artistas mujeres que varones. Del género que sea. Tengo una lista negra, con bandas como La Bersuit, en la radio que esté no lo voy a pasar. No estoy con el tema de la cancelación, pero mientras yo esté como operadora, como mujer, no me siento cómoda con ciertas canciones o bandas".
Operar maternando
Una de las problemáticas más comunes de las operadoras es la conciliación del trabajo y la maternidad. "Nuestra sociedad atribuye a la mujer la crianza exclusiva o la responsabilidad mas importante de los niños, niñas y niñes. Como tal, lógicamente injusta, no le da los mismos privilegios y oportunidades en la cuestión laboral", expresa Bravo.
"Es tan perverso el sistema, que te da la exclusividad de la crianza, pero no la misma oportunidad para buscar un trabajo. Cuanto más irregular muchísimo más feroz es la desigualdad en ese ámbito. La maternidad es muy cruda. Particularmente he estado dando de amamantar a mi hijo y operando, es una cuestión muy ambivalente. Tenés que tener el control, sino no sos capaz. Es muy injusto. Te ponen a prueba todo el tiempo, no hay consideración ni contemplaciones para las maternidades", explica.
Galdeano también es madre, y si bien siempre respetaron las necesidades de la maternidad en su espacio de trabajo, reconoce que puede desempeñar su trabajo porque cuenta con la ayuda de familiares: "de lo contrario, sería imposible".
Además, agrega que "ser operadora, sin desprestigiar al sexo masculino, sería un trabajo re bueno para la mujer, más allá de que si sos mamá o no, la mujer puede hacer muchas cosas al mismo tiempo. Y ser operador es eso, tenés que estar atendiendo que los locutores salgan bien, el volumen, que salga bien la señal. Hay que estar atenta a todo lo que pasa. En la radio en vivo siempre hay alguna falla, y es la manera en que te las rebuscás para que no se note, o si se nota que parezca a propósito".
Tener el control
Ambas operadoras creen que detrás de la reticencia y la falta de confianza de los varones hay miedo de darle el control a las mujeres. "Nuestro lugar de trabajo se llama ‘control'. No es casualidad que se llame así. Controlamos todo", apunta Bravo. "Por eso lo primero que se ve en un lugar tan importante como el control es nuestro género. Todo lo que supone nuestro género, si somos mujeres, madres, no binaries, trans, todo lo que supone socialmente. Se pone todo en juego por la palabra control. El control en la radio lo es todo y no está inocentemente callada esta diferencia que hay entre hombres y diversidades, porque les conviene no levantar la perdiz. Por eso nos dimos cuenta con el censo que es muy grosera la diferencia, fáctica, no se están escondiendo las mujeres: no hay mujeres, no hay trans. Y si vamos un poco más profundo, analizamos las mujeres que están y están en situación de precariedad. Son muy pocas las que tienen sus derechos laborales en plena vigencia".
En su búsqueda laboral, Galdeano dice que "no la toman en serio": "Me molesta que no me tengan confianza. Es un trabajo que yo elegí, me encanta, me divierte mucho hacerlo, me parece mágico estar ahí. Si el operador no trabaja, no hay nada. Tenés mucho poder y creo que es eso, confiárselo a una persona, más a una mujer, que es poco visto, no te dan las posibilidades".
Los espacios de comunicación están hechos a la medida de los hombres. Y para las operadoras es costoso encontrar referentes de su género en quien inspirarse. "Me encantaría tener una conocida operadora mujer, para discutir estas cosas. Cosas que necesita una mujer y un hombre no, pero no son exigencias, somos humanos", dice Galdeano.
"En Futuröck, sé que hay varias. Escuchaba el programa Furia Bebé, porque me gustaba la operación. Cuando me enteré que era una mujer la que operaba, empecé a seguirla", recuerda. Cree que muchas de sus compañeras podrían haber sido operadoras, de no ser por las constantes barreras y la falta de referentes. "Cuando yo estudiaba, creo que había chicas que podían llegar a ser operadoras. Pero al ver que es todo de varones, creo que la mente te encierra y ni siquiera se te abre la idea de la posibilidad".
De esta manera, se crea un círculo vicioso: el sistema que expulsa a las mujeres del panel de control argumenta que no hacen falta leyes de cupo o capacitaciones porque casi no hay mujeres que estén dedicándose a operar. "Por eso se van para otras ramas de la comunicación. No es que no quieran ocupar ese espacio, sino que el sistema ya te cierra y te deja la idea de que no se puede", sostiene Galdeano.
"Yo ya iba a trabajar con la idea de que seguramente me iban a señalar por ser mujer, o me van a tratar de nena, o te tratan de frágil, incapaz. No me pasó, pero si ya tenía esa idea de que tenía que ir así, bloqueada, sin llamar mucho la atención, es porque pasa. Es agotador", confiesa. "Cuando sos mujer y empezás en un trabajo rodeada de varones, no sabés que puede llegar a pasar".
Galdeano tiene una visión sorora respecto a las mujeres a su alrededor, y da cuenta de ello la incomodidad que le generan las situaciones misóginas que ve detrás de la operación o el maltrato que sufren colegas de otros medios. Las posibilidades de empleos se siguen acotando: "Si a una mujer le pasan cosas malas en otros espacios, te van quedando pocos lugares para trabajar. Al ser mujer, ya sabes que tenés que lidiar con cuestiones machistas que están en todos lados. Como operadora, cuesta conseguir trabajo. Y como operadora mujer, mucho más. Yo llevo más de un año buscando laburo, ni siquiera pretendo que me pongan en blanco, solo quiero horas fijas".
Para Bravo, la invisibilización es "el karma de todos los operadores": "Lo que desnudó esta pandemia es la esencialidad de nuestro trabajo, los únicos que no podían suspender su presencialidad fuimos nosotres. Las únicas que tuvimos que ir a nuestro trabajo éramos nosotras, a veces en completa soledad porque producción y locución estaban completamente virtuales. Las únicas que estamos en la radio siempre en la pandemia éramos nosotras. Es esencial nuestro trabajo. Podes juntar a los número uno pero sin un operador u operadora no salís al aire", finaliza.