Patagonia

Francisca, de la Ecoaldea: "No estamos igual, estamos peor; no recibimos fondos de ningún tipo"

Por L.S.

Francisca Gómez es una vecina de la Ecoaldea, uno de los barrios más azotados por los incendios forestales. Vivía junto a su pareja y sus dos hijos pequeños en una vivienda que fue totalmente destruida por el fuego. Debió salir con lo puesto: perdió su casa, su producción de frutas, sus mascotas y su gallinero. Actualmente vive de manera temporal en la vivienda de sus familiares mientras reconstruye su hogar. Fue una de las vecinas "beneficiadas" con los módulos de emergencia: se lo entregaron casi diez meses después del incendio, y todavía no puede vivir en él porque no cuenta con servicios básicos.

"Al principio del incendio nos ayudó la agrupación Techo Argentina, que fue la primera que estuvo asistiendo en el lugar. Nos hicieron un módulo de emergencia. Unos días después del incendio firmamos el contrato y lo construí yo con otros chicos y chicas que en ese momento estaban haciendo las viviendas", relata en diálogo con El Extremo Sur. "Por el lado del Municipio, nos correspondía el módulo habitacional que justamente era de emergencia, pero recién el mes pasado terminaron la construcción con la colocación de las ventanas y la estufa a leña que este mes está terminando de ejecutarse".

La familia atraviesa la falta de servicios básicos desde que llegaron a la Comarca Andina hace siete años. La situación no ha mejorado en absoluto, y los incendios sólo profundizaron un problema preexistente. Por dificultades administrativas con los títulos de propiedad de las tierras que son ajenas a ellos, las empresas de servicios se niegan a colocarles electricidad, agua y gas. En la actualidad utilizan agua a partir de una motobomba que funciona con nafta -debido a los reiterados cortes de luz-, con la cual cargan un tanque que les brinda agua para distintas actividades, a excepción del consumo, ya que no es agua potable.

Promesas

"Luego del incendio, el intendente y otros funcionarios se acercaron al barrio prometiendo agua, luz y gas, pero hasta el día de hoy ninguna de las obras de estos servicios terminó de ejecutarse. Supuestamente iban a hacer una captación de agua de un arroyo cerca de una catarata en el Hoyo para solucionar el tema del agua, pero hasta ahora no tenemos nada".

Francisca dice que la situación sigue igual "o incluso peor". "Antes por lo menos teníamos una instalación precaria de luz. Con un cable que compramos nosotros, desde la Brigada nos habilitaban el servicio, ya que hace siete años solicitamos legalmente la luz al municipio y todavía no hay respuestas", agrega.

"El Municipio no tuvo predisposición de ningún tipo antes, durante ni después del incendio en resolver lo urgente que son los servicios esenciales", remarca. "Supuestamente, con los fondos que bajó Nación, que fueron muchísimos, deberían haber cubierto luz, agua, gas, módulos. No se completó nada de eso. Y tampoco lo básico que eran los módulos de emergencia habitacional, que se supone que se construían rápido porque son prefabricadas. Eso se tendría que haber ejecutado con mucha rapidez. No había lugar donde vivir. Nos habilitaron un alquiler provisorio, pero como no les dio después el bolsillo para seguir pagando, nos dejaron de pagar de un día para otro, sin previo aviso, y que cada uno se arregle como pueda", denuncia. Francisca tuvo que volver a su módulo tal como estaba; en su caso no tenía ventanas, calefacción, agua ni luz. El 25 de diciembre, con otro incendio inminente, debió evacuar nuevamente. "En ese trajín nos robaron el termotanque, la garrafa y la bomba; ahora estamos otra vez viviendo de prestado hasta tanto resolvamos el tema de los servicios".

Los vecinos de Ecoaldea presentaron múltiples notas a distintos organismos del Estado que daban cuenta de la situación precaria de los barrios, al tiempo que exigían una respuesta inmediata para resolver las cuestiones básicas. A dos meses del incidente, le enviaron una nota al Vicegobernador Ricardo Sastre donde mencionaban que hasta el momento habían contabilizado 1432 personas en estado de emergencia que aún no habían sido alcanzadas por las ayudas prometidas.

Francisca y su pareja eran productores de frutas, pero perdieron el sustento: "Teníamos muchos frutales que habíamos trasplantado hace un montón. Teníamos guindas, cerezas, frambuesas, duraznos, pelones. Teníamos gallinas también. Habíamos armado un invernáculo para uso de casa. La casa era grande. La habíamos construido con nuestras propias manos, con adobe", recuerda. "No quedó nada de eso, perdimos también a nuestros perros y gatos. Todo lo que habíamos hecho en siete años en cuestión de segundos lo perdimos. No nos dio tiempo de salir, fue muy rápido. Me fui descalza de mi casa, atiné a correr con los nenes. No pudimos salvar absolutamente nada".

Entre las pocas ayudas que recibieron, la vecina de Ecoaldea destaca la entrega de frutales por parte del INTA para la reactivación productiva (https://www.argeninta.org.ar/asistencia-a-productores-afectados-por-los-incendios-en-el-sur-del-pais/ ), instituto que además proveyó de materiales a algunos productores y ganaderos afectados.

Críticas a Desarrollo Social

Francisca apunta a un manejo descuidado desde Desarrollo Social de la Municipalidad de Lago Puelo, y asegura que "las listas de afectados estaban mal hechas y fueron beneficiadas personas que no tenían casa propia al momento previo del incendio, y que tampoco contaban con los trámites necesarios". "Le hicieron módulos a personas que apenas estaban construyendo su casa y a los que estaban hace un montón esperando, con todos los papeles en regla, a día de hoy no recibió nada", revela. Por otra parte, y por estos mismos "errores" administrativos, familias como la de Francisca no recibieron materiales de construcción ni herramientas ya que, aparentemente, "no estaban inscriptos".

La vecina cuenta que apenas el mes pasado, once meses luego de los hechos, se completaron los módulos de la mitad de su barrio. "Algunos no recibimos fondos de ningún tipo, vimos muchas diferencias", señala.

La reconstrucción se hizo, fundamentalmente, gracias a la solidaridad de la gente. "Vino gente de Madryn, de Trelew a ayudar a construir a casas. Tampoco le dieron ayuda a esa gente. Había trabajo y no querían darlo: cuando hicieron los primeros módulos había que descargar los paneles, y quisieron organizarse ellos mismos con cooperativas, las mismas que están hace un montón, que les dan una obra y se roban la mitad de los materiales. Se retrasa todo, hacen lavado de dinero, pasan plata del Municipio a cuentas en negro, así se va lavando la plata que era de la gente. Estamos a un año y no se resolvió nada", resume la vecina.