Pueblos originarios

Komütuam (mirar hacia adentro)

Por Mauro Moschini*

Alrededor de cinco años pasaron hasta que Moyano decidió reunir en un nuevo libro otra serie de textos. Komütuam. Descolonizar la historia mapuche en Patagonia, se editó en 2013, nuevamente en Bariloche, por Alum Mapu Ediciones. Como el mismo Moyano afirma en los agradecimientos, "En varios sentidos y a pesar de las diferencias, este libro es una posible continuación de Crónicas...". También en este caso se trata de textos publicados originalmente en otro contexto, que se reúnen para dar con un libro tan heterogéneo como coherente. También aquí la crónica periodística se entremezcla con la indagación y la discusión más específicamente historiográfica, que comienza a ocupar más espacio textual y a presentarse como un campo de intervención importante, ya que 4 de los 10 ensayos del libro fueron presentados en diferentes jornadas académicas (en Crónicas... solo se indica un ensayo que haya tenido una inserción académica: "Últimos momentos de libertad" ).

"Las preguntas que lancea Guayama" y "Para los mapuche no hubo Revolución de Mayo", son intervenciones sobre la historia argentina, poniendo de relieve la presencia e influencia del pueblo mapuche en la independencia y las luchas entre unitarios y federales. Algo que continúa haciendo desde entonces en diferentes textos publicados en En Estos Días y en sus programas radiales.

Significativamente, no indica Moyano que haya participado de algún congreso con el texto "Fronteras en las cabezas", que quizás sea, de toda su obra, el que polemiza más decididamente con el saber universitario, puntualmente con la obra que -en el primer ensayo de esta serie- consideramos como un indicio de la consolidación la Historia Regional: la Historia de la Patagonia de Susana Bandieri. Al comienzo del ensayo, Moyano señala la contradicción que encuentra en ese libro, que por un lado da cuenta de una concepción de las fronteras como "espacios sociales diversos y complejos" pero por otro lado traza divisiones entre "las diversas parcialidades mapuche y los grupos tehuelches en torno a los ríos Limay y Negro"1, divisiones que suelen usarse para sustentar el "estigma de la extranjería mapuche" (ver al respecto la nota 3 del primer ensayo de esta serie).

Enfatizar la confrontación entre la Historia Regional y el proyecto intelectual de Moyano me parece menos importante que marcar cómo en la discusión que da en este ensayo el autor logra definir una manera de leer que será fundamental en sus siguientes libros:

En el campo académico se produce en el presente un cruce entre disciplinas que, como consecuencia de la situación colonial que padece el pueblo mapuche, no pudo darse antes. Felizmente, ya hay historiadores y antropólogos mapuche que se formaron en universidades (...) y son hablantes del mapunzugun o, por lo menos, conocen el idioma con una suficiencia que supera la media de los historiadores chilenos o argentinos. Entonces, las revisiones a las que asistimos son muy importantes, porque los jóvenes mapuche que investigan conocen los vocablos en mapunzugun que transcribieron los primeros cronistas, pueden constatar qué tan ajustadamente o no se correspondían con la situación que españoles, demás europeos y criollos quisieron describir y además, están en condiciones de comparar esos términos con los significados actuales. (...) a partir de una suerte de descolonización de la lingüística mapuche, en la actualidad resulta posible encarar una nueva lectura crítica de las fuentes tradicionales

En nota al pie, Moyano menciona el libro ¡...Escucha, winka...! Cuatro ensayos de Historia Nacional Mapuche y un epílogo sobre el futuro, de José Millalén Paillal, Pablo Marimán, Sergio Caniuqueo y Rodrigo Levil, publicado por LOM Ediciones de Santiago de Chile en 2006, que en Crónicas... (publicado en 2007) apenas había llegado a mencionar. Moyano consolida así la relación con esa "historia mapuche" que no terminaba de encontrar, al menos en un libro, en Crónicas... y suma a la mirada "a contrapelo" que tomaba de Benjamin y Said, un elemento clave que le permitirá afinar su manera de leer.

Esta valoración del mapunzugun y de la traducción es la innovación más decisiva de su recorrido intelectual y literario, pero no la única. En los siguientes párrafos haré algunas observaciones acerca del modo en que Moyano incorpora además otros conceptos y perspectivas que ayudarán a seguir elaborando su pensamiento.

En la presentación que abre Komütuam..., Moyano analiza la historia mapuche valiéndose de conceptos como "geografía del conocimiento" y "colonización del ser", tomados de La idea de América Latina, de Walter Mignolo, obra representativa del grupo o colectivo modernidad/colonialidad, de notable influencia en las universidades y debates políticos de las primeras décadas de este siglo.

Al retomar la "perspectiva decolonial" que propone Mignolo, Moyano no solo inscribe a Komütuam... en el campo más amplio de debates de la época. En el último párrafo de los agradecimientos, Moyano señala que su lectura de Mignolo fue en respuesta a una indicación de Amanda Peralta, que fue militante de la resistencia peronista durante la década de 1960, e integró el grupo de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas) capturado en 1968 en Taco Ralo. En 1976, luego de un arduo paso por Brasil, logró exiliarse en Suecia. Allí se desempeñó como profesora e investigadora de la Universidad de Gotemburgo. Fue en el marco de una de sus investigaciones que llegó a Bariloche, donde Moyano la conoció2.

Quizás no sea muy errado afirmar que Peralta con las investigaciones que llevó a cabo en Bariloche y Esquel, inscriptas en los estudios poscoloniales y la opción decolonial, buscaba superar o reformular la perspectiva nacionalista y militarista que guió su accionar político en la década de 19603. Su encuentro con Moyano quedó inscripto en este segundo libro, como una manera bastante original de llegar a esa corriente teórica, o de sustentar por qué recurrió a sus aportes.

En este contexto habrá que pensar el concepto de descolonización en Moyano. Si no puede reducirse a la descolonización tal como se la pensó en las izquierdas de la década de 1960, tampoco puede negarse la influencia de esas corrientes, ni cómo la obra de autores como Mignolo transformaron ese concepto.

Por otra parte, es el viaje lo que vino a entrecruzar las trayectorias políticas-intelectuales de Peralta y Moyano. Si Moyano no hubiera abandonado Buenos Aires a principios de los '90 (más o menos al mismo tiempo que Peralta publicaba su tesis, ocupándose de las transformaciones de la teoría de Marx y Clausewitz en las experiencias políticas de las que ella participó) y si Peralta no hubiera retornado a Argentina para reformular en términos poscoloniales o decoloniales su historia, no se hubieran conocido. Para cada uno el viaje es tanto causa y efecto de una transformación intelectual y política.

Volviendo al modo en que Moyano lee a Mignolo, en principio parece haber una total aceptación de sus ideas y una aplicación un tanto mecánica. En una nota al pie afirma: "Sus aseveraciones [las de Mignolo] son perfectamente válidas para avanzar hacia una descolonización de la historia de Patagonia", y en las primeras páginas realiza un ejercicio de permutación: "resulta difícil pensar que los incas y los aztecas no vivían en América", escribe Mignolo (p. 28) y Moyano: "Quizá resulte difícil aceptar la conclusión pero ni mapuches ni tehuelches vivieron en Patagonia" (p. 8). Sin embargo, en seguida aclara: "Pero a diferencia de los sucesos que tuvieron lugar más al norte, recién fue la Argentina la que remató la faena colonial europeísta" y luego, para describir el modo en que se dio la "invención de Patagonia" (análoga, con las diferencias apuntadas, de la "invención de América"), retoma un estudio de Diana Lenton, haciendo ingresar los conceptos de Mignolo a un contexto más cercano y conocido, con una rigurosidad que quizás no tuvo Mignolo a la hora de retomar los conceptos de Quijano y O´Gorman en su libro.

El libro de Mignolo tiene muchos y muy notorios defectos, que no pueden perdonarse por la etiqueta de "manifiesto" que tuvo su versión en inglés, ya que el mismo Mignolo insiste en designar sus reflexiones como una teoría. Su falta de rigurosidad provoca que el interesante aparato conceptual que retoma, se vuelva algo esquemático. No obstante, la validez o la eficacia de conceptos como "colonialidad" o la "invención de América"4, para pensar la historia de los pueblos originarios quizás tenga una comprobación en el modo en que Moyano los retoma y aplica para descolonizar la historia mapuche en Patagonia.

Este subtítulo de Kömutuam no solo acusa recibo de la "opción decolonial" de Mignolo. Supone una reafirmación de la perspectiva desde la que escribe, un cambio en la manera en que presenta y concibe su propio lugar de enunciación, que terminará de definirse en el título de su siguiente libro. Si las Crónicas... suponen un cronista que narra desde una posición más o menos externa o autobiográfica, descolonizar ya remite con más claridad a un objetivo político que es colectivo, aunque involucra también un proceso personal: "Si sostengo que para lanzarse a descolonizar la política, la cultura o la economía hay que descolonizarse personalmente de manera simultánea, en efecto hace falta ‘mirar hacia adentro para' descolonizar la historia mapuche en Patagonia" (p. 17). Esta última frase sería el título del libro con una traducción posible de la palabra Komütuam. No podemos ignorar la traducción que propone Moyano para entender su significado, pero tampoco podemos dejar de comprender que esa palabra sin traducir en su título significa que ahora, al menos rudimentariamente, Moyano comienza a hablar el mismo idioma que el pueblo mapuche, minimizando o matizando la distancia que implica el rol de cronista.

Además de lo que menciona Moyano al respecto y lo que hablantes y conocedores de mapuzugun puedan entender, esa palabra también da cuenta de que ese proceso de descolonización personal, además de las consecuencias "metodológicas" o teóricas que apuntamos, implica en Moyano el aprendizaje y el uso del mapuzugun entendido en el sentido amplio de una concepción del universo y no solo en el sentido restringido de una "lengua". Y tampoco en el sentido restringido de lecturas y traducciones, sino la práctica de la escritura como un rol socio-político particular. Así lo cuenta en los agradecimientos que cierran su segundo libro:

Como amigo de la Organización Mapuche Tehuelche "11 de Octubre", tuve la oportunidad de participar en varios de los trawün o parlamentos que se describen en los capítulos küla [3, "todos libres, todos iguales"] y kechu [5 "para ejercer la autodeterminación"], en cuyo transcurso en más de una ocasión se me pidió que funcionara como chilkatufe o secretario. Después, en las lecturas de las fuentes históricas tradicionales, me encontré con mecanismos y formalidades similares a las que allí se desarrollaban, en consecuencia se me ocurrió oportuno reflexionar sobre esas continuidades tan visibles, a pesar del paso del tiempo y del supuesto quiebre que implicó la pérdida de la soberanía y la libertad.

En "Cabalga libre en la memoria de su pueblo", texto con que se abre A ruego de mi superior cacique, Antonio Modesto Inakayal, el tercer libro de Moyano, Vanesa Gallardo Llancaqueo y Sandro Rivas Pichicura asimilarán a Moyano con un rol tradicional de la sociedad mapuche: "En el seno de la sociedad mapuche, existe un rol social tan importante como el de longko o ma chi; es el de weupife, cuya tarea consiste en mantener viva la llama de la memoria. (...) Tal como un eximio weupife, Adrián Moyano reconstruye imágenes de la vida mapuche en esta parte del wallmapu".

Y el texto "Virgen de las nieves, territorio mapuche" (de Crónicas...), fue escrito originalmente "por iniciativa del abogado de la lofche [la comunidad mapuche Tripay Antü, que se encontraba en el momento en que se escribió el texto con una orden de desalojo] (...) para demostrarle sucintamente al Estado que la zona donde hoy se erige la ciudad de Bariloche, pertenece al territorio mapuche". Al menos a partir del siglo XVII, el rol del chilkatufe (también traducido como escribano) consiste en escribir textos que intervengan en diversas instancias estatales, así como ese texto de Moyano en particular.

Resultaría empobrecedor no entender el recorrido de Moyano en tanto intelectual que elabora un pensamiento personal, pero también lo sería no prestar atención al modo en que su recorrido rebalsa también esa conceptualización, por la incorporación de rasgos de la cultura mapuche que implica. Que se lo caracterice como weupife y chilkatufe quizás sea un indicio de cómo el pueblo mapuche no es para la obra de Moyano solo un "referente" o un "otro", sino un interlocutor muy cercano, que se apropia de esa obra y la define en sus propios términos, superando así, al menos en ese aspecto, al "discurso de la conquista".

Aunque ha difundido algún que otro poema de su autoría, Moyano no ha publicado hasta ahora ningún libro de ficción. Sin embargo, hay un par de alusiones en sus libros a una novela.Después de afirmar que cumplió con el pedido de leer a Mignolo que le hiciera Peralta, Moyano escribe: "Todavía le debo la novela sobre Kalfükura". Probablemente sea la misma novela inconclusa que menciona en la presentación del mismo libro.

¿Esa novela inconclusa con la que se debe pagar una deuda permitirá relacionar la obra de Moyano con la de Rodolfo Walsh? Yo diría que sí, pero más allá de esta alusión, creo que hay una tensión entre lo testimonial y la escritura de ficción (característica de la obra de Walsh) en el texto titulado "El fuego de la descolonización", décimo ensayo del libro, acerca del cual anotaré algunas observaciones a continuación.

El texto está compuesto por cinco fragmentos sin numerar, pero separados por un espacio en blanco. Comienza con una narración en tercera persona y en presente, con un narrador que, sin ser parte de la acción, conoce y describe en detalle los eventos narrados, un momento en el día de una familia mapuche de una zona rural bastante aislada. Luego de cuatro párrafos, el tiempo verbal cambia al pasado y, dejando de referirse a la acción narrada hasta ahí, el narrador intercala la historia de los abuelos de uno de los personajes de los que venía contando. Por último, finaliza el fragmento retomando el mismo tono del principio, para darle un cierre a la situación narrada.

Con personajes de distintos lugares, el texto suma otros dos fragmentos construidos intercalando un tono ficcional en presente, con párrafos en pasado que relacionan esos personajes y situaciones con circunstancias históricas y políticas, a veces más cercanas en el tiempo, otras más lejanas. El cuarto fragmento es la crónica periodística de una recuperación de territorio en Villa la Angostura. El quinto y último fragmento retoma la narración en presente, pero esta vez en primera persona y sin intercalar párrafos explicativos, para narrar el debate que se dio luego de una proyección del largometraje documental Tierra adentro en el MALBA.

Todos los capítulos del libro están precedidos de una foto5, que en el caso de este ensayo es un collage de Anahí Rayen Mariluan, formado, en la parte de arriba, por imágenes de personas mapuche de diferentes épocas. En la parte inferior del collage, vemos una mujer mayor trabajando en un telar, como si las imágenes de la parte superior fueran a integrarse en ese tejido. La imagen se puede leer como una traducción visual del texto. Ambos se proponen realizar un retrato colectivo, o un mosaico de retratos, que den cuenta de diversas situaciones e integrantes del pueblo mapuche a lo largo de la historia. Lo que resulta interesante literariamente es que para hacerlo, Moyano integra en un solo texto recursos y procedimientos de géneros diferentes, construyendo así una síntesis de los recursos formales de sus primeros dos libros, una muestra de la consolidación de una mirada, un método y un estilo.

Pero no llega a haber mezcla de géneros, no hay pastiche. Así quiere dejarlo claro una nota al pie del tercer fragmento: "Miguel y su familia, Marcela y María [los personajes de los fragmentos], existen pero no se llaman así. Las situaciones que se describen tienen más que ver con la realidad que con cualquier ficción". La aclaración sorprende un poco, ya que todos los fragmentos (además de diferenciarse muy notoriamente de un relato fantástico, por ejemplo) tienen varias marcas que los sitúan explícitamente en coordenadas espacio-temporales de la realidad. Más allá de los nombres de los personajes, para cualquier lector atento es obvio que los párrafos escritos con procedimientos y tonos típicos de la ficción retoman situaciones y personajes reales.

Considerando que "El fuego de la descolonización" comienza con un epígrafe que es una transcripción de la intervención de Chacho Liempe en Tierra adentro, quizás sea más atinado proponer que, al igual que esa película, Moyano mantiene algo de cada registro, sin dejar de marcar esa diferencia. Si la objetividad historiográfica (en el sentido de apego a lo empírico o documental) posibilitaría una función política de sus textos, el carácter testimonial de la crónica periodística le permitiría incorporar aspectos autobiográficos, y a través de lo más específicamente ficcional, daría cuenta de cierta afectividad para con los personajes y realidades con los que se relaciona su obra. ¿No es una concepción realista de la literatura (y de la ideología) la que subyace a este reparto de funciones para distintos registros o géneros? Aunque por ahora no puedo hacer más que señalar este aspecto, creo que una lectura estrictamente literaria de la obra de Moyano deberá poder dar cuenta más acabadamente de dónde proviene esta concepción y qué posibilidades y limitaciones conlleva.

Por otra parte, si quisiéramos leer la obra de Moyano en serie con la de Rodolfo Walsh, al menos aproximativamente se podría arriesgar la siguiente comparación: mientras Walsh partió de la ficción para llegar al testimonio, (en términos de Viñas, "del ajedrez a la guerra") y eso le generó una tensión entre lo estético y lo político; Moyano intenta avanzar desde la historia y el periodismo hacia una escritura de ficción, pero cancelando ese pasaje por no querer renunciar al carácter testimonial que habilitaría una funcionalidad más decididamente política a su obra.

En los procedimientos humorísticos y antipoéticos de la poesía de David Aniñir Guilitraro, por ejemplo, puede constatarse una actitud menos solemne y menos sujeta a los deberes de la representación realista, que no por eso renuncia a los tonos de la denuncia o la protesta, ni deja de buscar y lograr efectos políticos compartidos con Moyano.


Notas

1El fragmento citado por Moyano corresponde a la sección "La vida en la frontera", la última del tercer capítulo del libro, titulado "En tiempos de la colonia". Según indica en el "ensayo bibliográfico" que reemplaza en su libro a las notas al pie, en ese pasaje en particular, Bandieri se basa principalmente en estudios de Rodolfo Casamiquela, quien para 2005 (fecha de la primera edición de la Historia... de Bandieri) ya había sido repudiado en numerosas oportunidades por agrupaciones del pueblo mapuche. En una entrevista del diario El Chubut del 7 de septiembre de 2005, Casamiquela descalificó a esas agrupaciones y afirmó: "Si se definen como Mapuches son chilenos y si son chilenos no tienen derecho sobre la tierra de la Argentina. Esta es la clave. Entonces, como yo explico que son chilenos, soy el enemigo", sintetizando así el falso argumento de la "extranjería mapuche". A la semana siguiente, un grupo de historiadores de la Unidad de Investigación de Arqueología y Antropología del Centro Nacional Patagónico (CENPAT-CONICET) publicó una nota en la que afirmaron que las declaraciones de Casamiquela "no son representativas del consenso actual de los científicos, y omiten la producción y los avances de la investigación antropológica e histórica de las últimas décadas" (ver el estudio de Valverde citado en la nota 3 del primer ensayo de esta serie).

Bandieri sintetiza muchas de las concepciones de Casamiquela, pero también da cuenta en su obra de los cuestionamientos de lo que ella llama etnohistoria (la obra de Lidia Nacuzzi, Guillaume Boccara, etc.) al "proceso de araucanización" teorizado por ese autor. Quizás se pueda decir que Bandieri mantiene en su síntesis muchos aspectos de las teorías de Casamiquela porque para 2005 aún no estaba tan consolidada la historia indígena como en la actualidad. Podría suponerse que, a falta de estudios que inequívocamente lo superen, Bandieri lo siguió en lo fundamental, incorporando algo de los cuestionamientos que ya se le habían hecho. De ahí la contradicción que marca Moyano. Sin embargo, no deja de ser curioso que para la segunda edición Bandieri haya dejado intocado el texto de su obra, sin siquiera agregar una nota en la que se de cuenta tanto de los cuestionamientos y repudios de que fue objeto la obra de Casamiquela como de las nuevas publicaciones de la historiografía indígena, que -como co-directora de la colección Estudios patagónicos de la editorial Prometeo- estaba muy lejos de desconocer. Probablemente esta falta de modificación se deba a decisiones editoriales ajenas a Bandieri. En todo caso, que Moyano elija ese libro para polemizar, y que haya citado reiteradamente "Fronteras en las cabezas" a la hora de referirse a su disidencia respecto de la Historia Regional, debería entenderse como una confrontación con Bandieri y con la corriente historiográfica de la que ella es la exponente más conocida. Pese a estos defectos, hay que considerar que el libro de Bandieri sigue siendo la única historia general de la región y, pese a sus diferencias, junto con los 2 primeros libros de Moyano y la película Tierra adentro, muy seguramente la mejor introducción a todas estas cuestiones con la que se contará por un tiempo.

2Ver la nota en que Moyano cuenta su relación con Peralta: https://www.enestosdias.com.ar/1553-bastante-mas-que-la-primera-guerrillera.

3"Hay una visión acrítica de los procesos de guerra. Se hace una asimilación de lo ineludible con lo legítimo. No podemos plantearnos erradicar la guerra a través de fomentar las guerras. En 1973 esta confusión era muy grande porque allí la violencia no era necesaria. Sucede que la concepción foquista se conformó con dos componentes: el nacionalista -con todos sus valores patrióticos, los héroes, el sacrificio- y la concepción marxista de la lucha de clases como motor de la historia. Eso dio un cóctel explosivo. Tendíamos a ver la violencia como heroísmo y como valor proletario y socialista. Ahí estaba la idea: cuanto, más milicos limpiemos, más cerca estaremos del socialismo. El problema es cuando descubrís que no podés hacer una guerra sin militarizarte, sin volverte un militar", reflexiones de Peralta citadas en una biografía de Roberto Baschetti: http://www.robertobaschetti.com/biografia/p/78.html. Peralta se doctoró en 1990 con la tesis ...Med andra medel. Fran Clausewitz till Guevara: krig, revolution och politik i en marxistisk idetradition, publicada en 1991 por la editorial Daidalos.

4Quizás sería interesante sumar en el análisis del modo en que Moyano retoma a Mignolo, la idea de "América" que julio Esteban Vezub encuentra en la "Secretaría Valentín Saygüeque", ver su Valentín Saygüeque y la Gobernación Indígena de las manzanas. Poder y etnicidad en la Patagonia septentrional (1860-1881), Prometeo Libros, Buenos Aires, 2009 pp. 60 y 61.

5Lo mismo ocurre en Crónicas... En los dos últimos libros ya no aparecen fotos intercaladas entre el texto, lo que resalta más su unidad temática y quizás les da una imagen más "académica", menos periodística o de divulgación.

*Nació en 1985. Escribe ensayos (Recorridos, Remitente Patagonia, 2019), poemas (Poemas cortos, Ediciones Desde un tacho, 2015) y cuentos (Tarde de amigas, ed. de autor, 2013). Es profesor y licenciado en Letras por la UBA.

Fuente: La razón crítica y ficción