Patagonia

Pobres los trabajadores de Chubut: los salarios cayeron 30% en dólares desde 2017 y la inflación los pulveriza

En Chubut los sueldos de los trabajadores registrados vienen perdiendo rotundamente frente a la galopante inflación que afecta su bolsillo desde hace varios años. En los últimos cuatro años el nivel general de los sueldos quedó 13,6% por debajo de la suba de precios y solamente durante los dos años de pandemia perdieron 5,5%. El valor en dólares de los salarios disminuyó 30% desde 2017. Además, hay una gran cantidad de ramas de salariados que, aunque tienen un sueldo en blanco, están por debajo de los niveles de pobreza.

Los datos muestran cómo los sueldos vienen perdiendo de manera aplastante frente a la inflación; y ese proceso se aceleró en el primer trimestre de este 2022. El problema se ha potenciado en los últimos tiempos, pero es una realidad que ataca los bolsillos de los chubutenses desde hace varios años y que tuvo su peor momento desde la crisis iniciada en el gobierno macrista.

Aunque la pandemia profundizó la destrucción de la capacidad de compra de los sueldos, durante 2021 se produjo una mejoría que ahora nuevamente está siendo golpeada por la disparada de la inflación y la suba galopante de los precios de los alimentos.

En Chubut existen muchas ramas de diferentes actividades productivas que -a pesar de estar formalizadas, cobrar en blanco y trabajar durante ocho horas o más- no logran obtener un sueldo que les alcance para cubrir las necesidades básicas de la Canasta Básica Total. Como consecuencia, hay una gran cantidad de trabajadores formales que son pobres y su situación empeora día a día con la inflación.

Según los datos oficiales del Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial (OEDE) -que depende del Ministerio de Trabajo de Nación- hasta finales de 2021 el sueldo promedio de los trabajadores formales en Chubut era de 160.203 pesos y estaba 13,6% por debajo de los niveles inflacionarios que se suscitaron desde 2017, cuando promediaban los 40.028 pesos.

Los ingresos de los trabajadores petroleros fueron los que más se deterioraron entre 2017 y 2021 como consecuencia de la inflación. Los obreros del sector quedaron 21,8% por debajo de las subas inflacionarias que se desataron en los últimos cuatro años.

Por detrás se posicionaron los empleados de los hoteles y restaurantes, que perdieron un 17,5% de valor de sus sueldos; seguidos por los empleados de comercio con una destrucción del 15,5% del poder adquisitivo; los obreros de la construcción que cayeron 8,1% en su capacidad de compra y solamente cerraron ese ciclo con un mínimo saldo positivo los trabajadores de la pesca que le ganaron a la inflación en un 1,2%.

La crisis desatada a nivel nacional pulverizó buena parte del poder adquisitivo de los sueldos. Luego se le sumaron los efectos negativos de la pandemia, que se transformaron en un nuevo mazazo para el poder de compra.

Los dos últimos años de la gestión macrista y los dos primeros del albertismo se conjugaron para estrujar los bolsillos de los chubutenses que cada vez logran comprar menos con sus ingresos.

A la salida de la pandemia, en diciembre de 2021, los sueldos habían logrado recuperar una parte de lo perdido con la irrupción del Covid. Sin embargo, la constante escalada inflacionaria y el inicio de la guerra en Ucrania volvieron a impactar de lleno sobre los sueldos.

Los salarios más afectados a finales del año pasado fueron los de los petroleros, que quedaron 12,3% debajo de la inflación. Los de la pesca se colocaron 9,6% por debajo de la inflación; los de la construcción un 9,1%; y solamente superaron muy levemente la suba de los precios los salarios de los trabajadores de los hoteles y restaurantes con el 1,1% a su favor y el de los empleados de comercio que empataron con un 0,1%.

En promedio los sueldos formalizados y en blanco chubutenses perdieron 5,5% durante los dos años de pandemia, entre diciembre de 2019 y el mismo mes del año pasado.

En consonancia con el deterioro del poder adquisitivo de los salarios medidos en pesos, la misma tendencia se observa cuando se los convierte a dólares -según el tipo de cambio oficial- y se constata mucho más claramente cómo se han pulverizado los sueldos como producto de la inflación y la devaluación del peso.

En los dos años de pandemia los sueldos chubutenses convertidos a dólares lograron un nivel de recuperación relativamente importante, pero si se los compara con los salarios en dólares de 2017 el deterioro es brutal.

En cuatro años los salarios promedio en la provincia perdieron alrededor de un 30% de poder adquisitivo en dólares; sufriendo el peor deterioro los sueldos petroleros con una caída del 37,2%. En el otro extremo se ubicaron los del sector pesquero con una retracción de 18,7%.

Ese proceso se reflejó con absoluta claridad en la depreciación del peso frente a la moneda estadounidense. En 2017 se necesitaban 17,7 pesos para comprar un dólar y cuando estalló la crisis del macrismo fueron necesarios 37,8 pesos durante 2018; para luego saltar a los 60 pesos tras las elecciones PASO. Ya con la pandemia, el billete verde pasó a costar 82,7 pesos y en el final de 2021 trepó a los 101,9 pesos.

De esa manera los costos salariales en dólares se contrajeron 30,6% de promedio en la provincia y las grandes beneficiarias fueron las compañías con capacidad de exportación o aquellas cuyos productos producidos están atados a las cotizaciones internacionales de los commodities, tal es caso de las petroleras, las pesqueras o la productora de aluminio.

Aunque todavía no existen datos oficiales que reflejen lo sucedido en estos primeros tres meses de 2022, es de esperar que esos niveles de recuperación se hayan extinguido a consecuencia de las nuevas subas disparatadas de los alimentos y todos los demás bienes de consumo; mientras que en paralelo la constante micro devaluación del peso seguirá erosionando, quizás a un ritmo más lento, el valor de los sueldos en dólares.

La combinación de todos estos procesos, desarrollándose al mismo tiempo, ha generado que un amplio sector de trabajadores asalariados y formalizados terminen cayendo en la pobreza a pesar de trabajar en blanco.

Al finalizar 2017, según los registros del INDEC, Chubut tenía 63.360 personas hundidas en la pobreza. En el último informe oficial esa cifra se ubicó en los 120.771 pobres; mientras que en la primera mitad de 2020 se alcanzó el máximo nivel de pobreza con 139.752 personas atrapadas por la incapacidad de enfrentar los gastos mensuales.

En cuatro años la cantidad de pobres chubutenses se duplicó en los aglomerados urbanos de Comodoro Rivadavia/Rada Tilly (del 14% en 2017 al 28% en 2021) y el de Trelew/Rawson (del 23,5% al 35,5% en 2021).

Ese efecto devastador del avance de la pobreza terminó atrapando a sectores asalariados y formalizados en muchas ramas productivas de Chubut.

La Canasta Básica Total medida en Comodoro Rivadavia por el Observatorio de Economía, de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, rondó los 88.000 pesos para un grupo familiar de dos adultos y dos menores.

Los datos del OEDE mostraron que en el cierre del 2021 existían por lo menos diez ramas laborales de la provincia en las que los trabajadores que la integran son pobres a pesar de contar con un trabajo formal; obviamente mucho peor la pasan aquellos precarizados y en negro que ni siquiera alcanzan esos niveles salariales.

Sectores de la industria manufacturera como el de las confecciones textiles reflejan cómo un trabajador se queda por lo menos a 31 mil pesos de distancia de alcanzar los recursos necesarios para acceder a la canasta familiar. Lo mismo sucede con los que conforman la agricultura y ganadería; la enseñanza privada; la silvicultura o extracción de madera; los empleados de hoteles y restaurantes; los de la industria del mueble o la edición; y los relacionados con los servicios inmobiliarios y auxiliares de la actividad financiera.

Con salarios que se quedan al borde de la pobreza y la superan por escaso margen aparecen los camioneros de carga y descarga; los de servicios jurídicos y contables; y un poco más alejados aparecen los relacionados a servicios personales como las peluquerías, las lavanderías, los gimnasios y rubros conexos.

Recuperar el poder adquisitivo de los sueldos es algo que se declama mucho, pero que no está reflejándose en las estadísticas y menos aún en la vida cotidiana de los chubutenses. Encontrar mecanismos políticos y sindicales para que esas mejoras salariales se produzcan es una tarea que debería ser primordial en los tiempos que corren.