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Rusia y la dicotomía de la OTAN

MOSCÚ (Sputnik) - Para la Alianza Atlántica Rusia siempre fue un enemigo demasiado peligroso, la causa de un desmedido gasto en armamentos, o la camisa de fuerza para que muchos países tuvieran acantonados en sus territorios contingentes de tropas extranjeras.

Por momentos, Moscú se convirtió en el mayor 'peligro' para Europa. Si el Ejército ruso ponía en servicio un nuevo armamento, los alaridos del bloque se escuchaban por doquier, en tanto crecían las maniobras conjuntas, los ejercicios del bloque, las presiones a los miembros para que destinaran el dos por ciento de su producto interno bruto a gastos militares. Así fue por años, por décadas.

La operación militar rusa en Ucrania se convirtió en el clímax de la paranoia antirrusa, al extremo de que la OTAN en su conjunto, o muchos de sus miembros, por separado, se encargaron desde el principio de prestar ayuda militar a Kiev, de preparar a sus militares para operar el armamento que le envían, incluso de destinar ingentes y cuantiosas sumas para que el Gobierno ucraniano enfrente a Moscú.

Sin embargo, a veces se contradicen, como sucedió hace unas horas con las declaraciones del vicesecretario general de la Alianza Atlántica, Mircea Geoana.

Rusia no amenaza a los estados miembros de la OTAN

Geoana comentó que Moscú no constituye una amenaza para los países miembros del bloque ni para su población, aunque sus palabras incluyen matices que vale la pena analizar con detenimiento, para no pensar que, de golpe y porrazo, la Alianza dice una cosa donde antes decía otra muy diferente.

"Hoy en día no vemos que Rusia tenga capacidades militares para hacer algo hostil hacia la OTAN (...) Si hablamos sobre los aliados y el territorio de la OTAN, no vemos que haya un riesgo para nuestro territorio o nuestras poblaciones en el futuro cercano o incluso a mediano plazo", dijo.

Incluso, destacó que Moscú actúa con cierta sensatez ante el aumento de la presencia de la OTAN en el flanco este, pero agregó que luego de varios meses del conflicto en Ucrania, las capacidades militares de Rusia estarán "significativamente debilitadas", y advirtió que eso sería "al menos por el momento".

También dijo que la Alianza Atlántica, por su parte, debe evitar una escalada de tensiones entre la OTAN y Rusia, a la hora de apoyar a Ucrania y reforzar la defensa del bloque, y abogó por el fin del conflicto en Ucrania.

La OTAN tiene la responsabilidad de garantizar que "esta guerra no se extienda más, ya que conducirá a más sufrimiento, muerte y más inestabilidad en todo el mundo", dijo Geoana, quien pasó por alto que desde el bloque llegan a territorio ucraniano cada día toneladas de armamentos que solo generarán más muerte y destrucción.

La adhesión de Suecia y Finlandia

Mientras, Suecia y Finlandia, que siempre abogaron por la neutralidad, aprovecharon el conflicto en Ucrania para, motivados por la Alianza con un supuesto peligro por parte de Rusia, iniciar un proceso de adhesión a la Alianza, que colocaría tropas de la OTAN cada vez más cerca de las fronteras rusas.

A principios de semana, la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, habló de una decisión histórica con la próxima presentación de una solicitud de ingreso al bloque bélico.

El diario Expressen recordaba entonces que "la primera ministra convocará una reunión adicional del Gobierno en la que se tomará una decisión histórica. Inmediatamente después del encuentro, se presentará una solicitud de ingreso en la OTAN, si no sucede nada imprevisto".

El 12 de mayo en Helsinki, el presidente finlandés, Sauli Niinisto, y la primera ministra, Sanna Marin, instaron en un comunicado conjunto a solicitar el ingreso en la OTAN, sin tiempo que perder.

Supuestamente, la operación militar rusa en Ucrania obligó a ambos países a replantearse su tradicional política de neutralidad e inclinó a la opinión pública a favor del ingreso en la Alianza Atlántica, pero todo puede formar parte de una estrategia muy bien trazada para continuar el acercamiento desde todas las direcciones hacia las fronteras rusas.

Moscú, a través del Ministerio de Exteriores se limitó a advertir que el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN implicaría consecuencias tanto para las relaciones bilaterales de ambos con Rusia como para el conjunto de la arquitectura de seguridad europea.

Entonces, si miramos toda la alharaca aparejada al conflicto ucraniano y las declaraciones de Geoana, nos damos cuenta de que hay contradicciones entre unas posiciones y otras. Pero nada de esto es nuevo en el seno de la Alianza.