Ambiente

Ley de Pesca Artesanal: por una política de soberanía alimentaría para el mar y los ríos

En el país existen alrededor de 20 mil pescadores artesanales que trabajan, en su mayoría, en la informalidad y con escasas políticas de protección y fomento. El proyecto presentado por la UTEP propone formalizar el sector y crear terminales pesqueras para el mercado interno. En la actualidad, el 90 por ciento del pescado se exporta y el excedente se vende a precios dolarizados en el mercado local.

Por Bianca Coleffi.

Foto: María Florencia Settepani

Miles de pescadores y pescadoras de todo el país, organizaciones y cooperativas nucleadas en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) presentaron en el Congreso el proyecto de Ley de Pesca Artesanal y recordaron que "el Estado tiene deudas históricas con el sector". La iniciativa, que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Agricultura Familiar Campesina Indígena (SAFCI), busca la creación y ampliación de políticas públicas para acompañar una actividad que nuclea a unos 20 mil trabajadores en todo el país, en su mayoría en la informalidad, y que tiene potencial para abastecer las mesas argentinas con alimentos de calidad a precios accesibles, cuando en la actualidad el 90 por ciento de lo capturado es para exportación.

El proyecto de ley, presentado por el diputado del Frente de Todos y referente de la UTEP, Federico Fagioli; propone construir marcos legales para un sector que es constantemente asfixiado por la industria frigorífica. "Monopoliza la conservación del producto, el procesamiento y comercialización y, en menor medida, por empresarios intermediarios que trabajan con el mercado local", indica el proyecto de ley.

La presentación de la iniciativa, el jueves pasado, fue acompañada por un "Canoazo" de pescadores artesanales de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires que llevaron hasta las puertas del Congreso 8000 kilos de pescado de río. "Se vendió casi todo porque ofrecemos el kilo de sábalo a 250 pesos, cuando en una pescadería está arriba de los 800", dijo Miguel González, pescador de Ramallo en su puesto sobre la calle Entre Ríos. "Si se lo vendemos a un frigorífico nos paga 60 pesos", agregó.

Falta de permisos, intermediarios, frigoríficos y precios dolarizados

Un total de 781.000 toneladas de capturas marítimas desembarcaron en puertos argentinos durante el 2021, según datos del Ministerio de Agricultura. Sin embargo, en Argentina, una persona consume menos de 7 kilos de pescado al año; tres veces menos del promedio mundial. Mientras tanto, más del 90 por ciento de lo que se pesca se exporta, sin elaborar, por parte de 127 empresas.

La situación no es exclusiva de la pesca en Mar Argentino, en el Río Paraná las capturas también terminan en su gran mayoría en el mercado externo. El excedente es el que se comercializa en las góndolas argentinas a precios disparatados. Los pescadores reciben hasta 10 veces menos de lo que paga el consumidor. ¿Qué pasa en el medio? Intermediarios.

Uno de los puntos centrales del proyecto legislativo es la creación de terminales pesqueras en localidades costeras, plantas congeladoras y procesadoras que distribuyan productos manufacturados de pescado de mar y río en cada región. El objetivo, de acuerdo a la iniciativa, es impulsar la venta directa del pescador al consumidor para generar más acceso a un alimento fresco y a mejor precio e incrementar los ingresos de las comunidades de pescadores artesanales.

El primer escollo para avanzar con la instalación de terminales es la ilegalidad en la que se encuentran la mayoría de los pescadores artesanales por no contar con permisos de pesca. Lo que genera condiciones de precariedad laboral e imposibilita, entre otras cosas, la venta directa.

Los datos oficiales del sector son escasos, por lo que una de las fuertes propuestas del proyecto normativo es crear el Registro Nacional de Pesca Artesanal. Según el Registro Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (ReNaTEP), son 20 mil los pescadores artesanales que existen en el país. Mientras que relevamientos recientes de la SAFCI registraron 12 mil pescadores artesanales viviendo en las cuencas del Río Paraná.

En el partido de Ramallo, Buenos Aires, más de 180 pescadores afiliados a la Cooperativa de San Nicolás reclaman que hace más de un año no pueden comercializar sus productos. Entre todos los integrantes de la cooperativa solo cuentan con un permiso de pesca. "Queremos trabajar y poder progresar. Queremos vender y agregar valor a nuestros productos, antes que entregárselo a un frigorífico", sentencia el pescador cooperativo y también presidente de la Federación Pesquera Argentina, Julio César Cardoso.

La federación nuclea 900 pescadores artesanales de Buenos Aires, Santa Fe, y Entre Ríos, que despliegan su oficio en el Río Paraná. Las necesidades de los pescadores de río se han unido en un solo reclamo: mayor acompañamiento del Estado frente a las precarias condiciones de su actividad, que desarrollan generación tras generación. La situación se agravó con la bajante extraordinaria del Río Paraná.

Ley de pesca

Los diputados Federico Fagioli y Leonardo Grosso en la presentación del proyecto junto a referentes de la UTEP y cooperativistas de la pesca artesanal. Foto: María Florencia Settepani

En el Partido de la Costa se vive un escenario diferente. Uno similar al que promueve la ley nacional presentada en el Congreso. Una ordenanza municipal permite a los pescadores artesanales montar puestos de venta directa y comercializar pescado fresco en la playa. German Lorenzetti, pescador artesanal de Mar de Ajó, cuenta que saca 7 cajones de 30 kilos en los buenos días de pesca. Los filetea y vende en la playa. El sobrante lo lleva a la Terminal Pesquera de San Bernardo, donde se procesa o congela para comercializarlo en el mercado interno.

"La problemática es muy difícil porque tenemos situaciones muy distintas. Mientras que en el Partido de la Costa se puede vender pescado sin intermediarios, vemos cómo en una localidad bonaerense allanan la casa de un pescador y le secuestran el pescado, el freezer y sus redes porque sigue siendo ilegal tener pescado en tu domicilio y venderlo", reconoció el coordinador de Pesca Artesanal de la SAFCI, Carlos Bertola.

En Buenos Aires, por ejemplo, la Ley Provincial de Pesca prohíbe la venta directa de pescado. Es por eso que desde las SAFCI se vienen trabajando ordenanzas municipales que regulen la comercialización del pescado dentro de las localidades. Sin embargo, esa solución intermedia tampoco alcanza para proyectar niveles más grandes de comercialización directa. La resolución 356/2016 del Senasa obliga a que el pescado pase por un frigorífico para salir de los límites de la provincia en que fue capturado.

En la actualidad, cuando el pescado pasa por una planta frigorífica ya se les carga el precio FOB, como si se tratara de un producto listo para la exportación. El precio FOB contempla el precio de mercado local, el costo de transporte y el derecho de exportación. De esta manera, el pescado cotiza a precio dólar y los acopiadores no eligen volcarlo al mercado interno.

"La Ley de Pesca Artesanal contribuiría a reducir los precios de los alimentos"

Frente a la realidad de un sector que explota recursos del río y el mar para exportarlos, el texto del proyecto legislativo destaca que "fomenta y se compromete activamente con la soberanía alimentaria" y respalda las políticas impulsadas en el derecho humano a la alimentación, reconocido desde la Cumbre Mundial sobre la Alimentación hasta la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la FAO.

"Este proyecto de ley no solo mejora las condiciones de vida de los pescadores y pescadoras sino que al mismo tiempo contribuye a la discusión de los precios de los alimentos en la Argentina", confió el Responsable de Pesca Artesanal Marítima de la SAFCI, Matías Casimir, en medio de las internas en el Gabinete nacional por las políticas de contención de precios.

Estela Maris Ledesma, o mejor conocida en Rosario como "la gringa pescadora", remarcó que "las mujeres en la pesca cumplen el rol principal". "Para llevar un salario digno a nuestras casas tuvimos que ser creativas. Así hicimos las empanadas de pescado, las milanesas, las albóndigas o el espinado. No vino un maestro a enseñarnos, fue con nuestras propias manos", valora "La Gringa".

La mujer fundadora de una cooperativa de pescadores en el barrio La Florida, ubicada en la zona norte de la ciudad, destacó la importancia de la Ley Nacional de Pesca Artesanal: "El problema es no contar con permisos, ni habilitaciones. Necesitamos esta ley para todas las familias del Río Paraná".

Otro de los argumentos de la norma es el del cuidado ambiental ligado a la actividad de la pesca artesanal. "Somos ecologistas. Cuidamos nuestros recursos porque estamos orgullosos del río, del pescado, que nos da de comer todos los días", sostiene la pescadora rosarina.

Ley de pescas

La actividad pesquera artesanal utiliza artes "pasivas" de pesca, redes manuales elaboradas con mallas ajustadas al tamaño de un pez adulto para evitar capturar piezas juveniles. Un modelo opuesto a la pesca industrial, en particular la marítima, con arrastres de redes por kilómetros que capturan incluso las especies que no están en el objetivo de pesca.

Esos tiempos de la pesca industrial están atados a la demanda internacional del mercado. Los principales compradores como la Unión Europea, Estados Unidos, Japón y China son los que determinan la cantidad y especies que Argentina luego exportará.

"Ser pescador artesanal implica una forma particular de relacionarse y concebir a la naturaleza y a la producción", resalta la normativa en sus fundamentos.

Fuente: Agencia Tierra Viva