Cultura

Carlos Varela: "Spotify ejerce una censura fatal contra artistas nacionales y populares, pero el tango sigue siendo irrompible"

Entrevista de Lola Sánchez

Bajo el lema "No te entregues nunca", Carlos Varela desplegó una carrera amplia y comprometida desde 1982, año en que debutó artísticamente en el Café Tortoni, de la mano de Arturo Penón, el primer bandoneón de la orquesta de Osvaldo Pugliese. Luego de 40 años de trayectoria, continúa trabajando en varios proyectos que rescatan la esencia del tango mientras incorporan otros ritmos de los géneros nacionales y populares. Publicó 24 discos, al tiempo que produjo material musical y audiovisual para reconocidas figuras del ámbito artístico. En diálogo con Extremo Sur, habla de su último disco, "Pasos", realizado junto a artistas destacados como Susana Rinaldi, Carlos Cabrera, Mario Parmisano y Daniel Maza.

Repasa su trayectoria musical a la luz de los cambios sociales de la última década, con una crítica social profunda a la "dominación cultural" de las grandes compañías discográficas. "No quiero estar en Spotify", confiesa. Reivindica el compromiso social del tango desde sus inicios y la preocupación por la situación de los artistas independientes: "Es muy difícil tener acceso a nuestra cultura nacional y popular con esos mecanismos. Nunca los podés sortear, siempre generan nuevas barreras para que el músico independiente no acceda". Varela recuerda anécdotas junto a los más grandes del tango, comparte sus visiones sobre feminismo y cultura, y celebra la vigencia de un género "irrompible" en la era digital.

¿Qué balance hace de su trayectoria luego de estos 40 años de carrera artística?

El balance a veces podría indicarlo como positivo o negativo pero en una cuestión artística normalmente eso no sucede. El balance en una cuestión artística tiene muchísimos altibajos, momentos gloriosos y momentos penosos. Si tuviera que sintetizar mis 40 años de laburo con la música sería esto: no entregarse nunca. Estar siempre atento para poder hacer cosas, aún cuando no te convocan. Salvo que seas una figura descollante, no todo el tiempo te están llamando. Los artistas independientes, que somos casi todos y más en el tango, gestionamos nuestras propias cosas, las vamos armando, las vamos tratando de construir desde el pie. Y esa es la síntesis, después tener 24 discos es la prepotencia del laburo, ponerse con constancia a pensar en que uno sí pasó por algún lado, pueda dejar la obra. Hice muchas cosas, no sólo como cantor; produje discos, hice televisión, documentales. No me puedo quejar, hice lo que quise, ese es el balance de no entregarse nunca. Hacer lo que quisiste, aun a riesgo de poner guita de tu bolsillo. Esto no implica que te haces millonario, eso es una gran utopía que te vende el capitalismo de que por ahí pasa la cosa. Pero pasa por la cuestión de crear permanentemente.

¿Cómo surge la idea de su último disco, "Pasos"?

El disco nace por una dedicatoria por el nacimiento de mi nieta, que nació en 2021. Me puse a construir la letra de "Candombe para Evaluna" unos días antes de que naciera, me puse a idear cuál sería la música, y salió todo junto. Cuando terminé de hacer la canción me puse en contacto con Daniel Maza, el bajista que arregló el tema, y pensamos "podríamos hacer un disco". El alumbramiento de mi nieta fue el puntapié para hacer este disco. Después tenés la suerte de tantos años de estar laburando en esto, de poder convocar a gente como Susana Rinaldi, Mario Parimsano, Carlos Cabrera, ahí vas conformando la idea y construyendo el camino que se llama Pasos. "Pasos" es un tema interpretado por Malena Muyala, cantautora uruguaya. Creo que le dio el título promediando el disco, ahí fue cuando lo grabé al tema. Creo que esa canción es la vida misma. Vamos construyendo amores, perdiéndolos, perdiendo afectos de la vida, todo se va perdiendo, terminamos como en Macondo, solos.

Un trabajo que se realizó en pandemia, precisamente, un momento en el que se perdieron muchas vidas y afectos.

Justamente, el primer tema es "Balada para mi muerte", y cierra el disco con "Candombe para Evaluna", la esperanza. Cuando uno proyecta un disco, tiene que ir narrándolo como si fuese una película, por lo menos ese es mi concepto. Un disco no es un conjunto de tracks individuales, son un todo. En ese todo tiene que estar la construcción de uno lo que quiere decir.

¿Cómo analiza el escenario musical del tango en la actualidad, en medio de tantos géneros nuevos?

Todas las pluralidades son buenas, incluso aquellas que no me gustan o que no comparto porque no las entiendo. Yo soy más del jazz, de la bossa nova, de la zamba, la chacarera, crecí con la canción de Serrat, Nino Bravo, Roberto Carlos, una música sumamente entendible desde lo poético y lo musical. Hoy hay otros elementos musicales que están allí metidos y algunos se entrecruzan con el tango. Hace poco grabé un fragmento de "El choclo" para un grupo de rap. Escuché unas premezclas y es interesante. Pero desde el 82' hasta ahora, ha ido cambiando todo, especialmente en los últimos 15 años con el advenimiento tan abrupto de las cuestiones digitales.

¿Cómo se siente, personal y artísticamente, con estos cambios?

El tango como género en sí mismo es un género irrompible. A su vez, tiene mucha juventud que lo hace. Hay tipos que buscan otras alternativas, Cucuza Castiello en Buenos Aires ha fusionado cosas del tango con el rock en "Tangolencia rockera". Todas estas cosas suman, quizás para el tradicionalista del tango no sea una experiencia positiva; para mi todo es positivo. Me acuerdo cuando en los 80' Julio Iglesias había hecho un disco de tango y era muy criticado por su forma de cantarlo. Yo no consideraba que eso fuera negativo. Al poco tiempo me tocó estar en Turquía cantando, en el público había gente que hablaba español y no sabía de tango, pero pedía los tangos que cantaba Iglesias. Eso suma. Aunque la intermediación sea Julio Iglesias, suma para el género.

¿Los movimientos feministas de los últimos años han tenido influencia en el tango también?

Si, tiene un impacto. Hoy hay temas que uno no los hace. O por lo menos no le pone la impronta que le ponía en otro momento cuando no tenía esta visión, mucho más realista. Si hay un género más machista es la música clásica como la ópera. No la van a prohibir o dejarla de lado porque matan a una mujer. La obra es la obra. Después están las consecuencias. Ir sobre cuestiones agresivas o sobre cuestiones denigrantes para con la mujer, eso no tiene sentido. Pero no van a dejar de cantar una milonga que era un emblema de los años 40' como "Toalla mojada", que era el apodo de un hombre que tenía un cabaret. En la Zona sur hace años eran lo cotidiano. Formaban parte de ese paisaje. No vas a cantar eso, pero tampoco lo vas a negar porque sería como negarte a vos mismo. Negar eso es negar un pedazo de la historia, más en estos momentos que estamos en ámbito de historia revisionista, también podemos hacer un revisionismo de tango.

En 2019 le hizo un tributo Héctor Negro con "No te entregues nunca", y se ha referido a él como un "poeta social". ¿Qué importancia tiene Negro en su carrera?

Yo me asomo a su vida desde mis comienzos. Conocí a Arturo Penón, primer bandoneón de la orquesta de Pugliese, haciendo una marcha contra la dictadura. Íbamos por Avenida Rivadavia agarrados de la mano de un tipo que yo no sabía quién era. Charlamos, me pregunta qué me gusta, le dije que me gustaba la música, cantar tango, pero no sabía que era él. Me dijo que fuese un lunes a la bodega del Café Tortoni para escucharme. Fui ese día, sacó el bandoneón, canté un par de temas, y me estaba por ir cuando me dijo "vamos a subir al escenario y cantamos juntos". Era la presentación de la revista Buenos Aires Tango. Ahí estaba Héctor Negro, uno de los integrantes de la revista. A partir de ahí, desde el primer día de mi carrera, estuvo presente. Fue como una continuidad en mis 40 años. Yo le hice un documental, le produje un disco, "Cosas de negro", donde él recita poesía. Es un tipo al que acompañé al médico en sus finales, en el medio pasaron un montón de cosas: tomamos vino, comimos asado, vacacionamos juntos. Ha sido uno de esos poetas que no solo te marcan desde su poesía sino desde su persona, siempre fue igual, un poeta reconocido. En la puerta de la casa donde vivía, tenía un cartelito que decía "Holmberg 950, gorrión nomas". Es importante ser un gorrión, no hace falta ser un águila para poder hacer cosas en la vida. Con ser un gorrión, él hizo mucho.

¿Tiene que ver con el compromiso social del tango?

Héctor Negro tiene el compromiso desde sus comienzos. Hay un tango que se llama "Un lobo más" y dice "La calle me clavó / la punta de su cruz. / La calle me apretó "el hueco de la luz". También pienso en Eladia Blazquez, Chico Novarro, Alejandro Szwarcman , que es quizás es el más destacado y el que mejor escribe. Escribió un tema dedicado a una nieta desaparecida -"Pompeya no olvida"- al igual que "Ciudad de Nadie", escrito en el 2001, donde veíamos a la gente comer de la basura como hoy nos ocurre aquí en CABA. El tema social está presente desde siempre, a veces imbuido dentro de un tango que no dice nada y en el medio dice "y a la salida de la milonga se ve una nena pidiendo un pan". El mismo Discépolo, Homero Expósito; en cada época el tango tuvo presencia social. EL tango no tiene la difusión que debiera tener, como toda nuestra música argentina. Necesita de espacios donde ser mostrada y que se cuenten estas historias sociales, acercar a la gente a su realidad dicho en poesía.

¿Por qué cree que hay tanta resistencia a la difusión de los géneros nacionales?

Porque somos dominados culturalmente. La dominación cultural existe, después de la Segunda Guerra Mundial empezó a caer como catarata sobre todo en países de América Latina, ahí conformamos ese famoso patio trasero como dice el bendito norte. Eso necesita de dinámicas muy particulares que se han dado en momentos específicos y no tiene continuidad, siempre hay rupturas. Nos manejan en todo, pero especialmente en lo cultural. La censura que ejerce Spotify o las herramientas digitales son fatales. Para subir tu obra le tenés que pagar 50 dólares. Estás ahí entre los primeros 100, 200, en un principio. En 15 días desapareciste de la visión, solo te van a encontrar aquellos que sepan que vos estás ahí. Es el gran negocio de las grandes compañías discográficas que se han fusionado con las aplicaciones. Hacen el negocio para ellos mismos, siempre están en esos chart, top 5, top 10, siempre las figuras de ellos. Indudablemente es la forma de vender música que tienen.

¿Cómo ve el acceso de los artistas independientes a estas nuevas plataformas?

En los 90' nos vendieron que el CD tenía 100 años de vida. Hoy el CD no sirve más, qué casualidad. Pero sí reavivaron el long play después de decirnos que era una porquería, porque el mejor sonido era el digital. Hoy no tenés más compacteras, y esas dinámicas joden a los artistas independientes. Antes fabricaban sus propios discos, podían venderlos en las actuaciones y retroalimentar la economía interna de ese intérprete para seguir haciendo cosas. Hoy eso no existe. El negocio está solamente si estás en Spotify. A mí no me interesa estar en Spotify. "Es la mejor manera", te dicen, pero para ellos. No para mí. Prefiero poner el disco libre en Youtube. Aunque Youtube haga su negocio teniendo mi música ahí le doy acceso a la gente. Es muy difícil tener acceso a nuestra cultura nacional y popular con esos mecanismos. Nunca los podés sortear, siempre generan nuevas barreras para que el músico independiente, popular, no acceda.

¿Qué horizonte ve para su carrera?

Tengo tres discos en cabeza, uno con las pistas ya terminadas, están las diez obras terminadas. Fue un disco que cuando ganó el macrismo se me vino el alma a los pies, no pude seguir, me retrotrae a un momento espantoso de mi vida. Tengo otro disco en cabeza para hacer con música de Saul Cosentino y letras del poeta José Arenas. Y tengo una idea de un disco del estilo del que acabo de presentar con distintas obras, algo parecido. Proyectos hay muchos, ideas hay más. Son solo ideas que ya no dependen de mí, las que dependen de mí las voy a hacer, definitivamente.